El señor de la renta II
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Sandrita24.
Después de ver la nota en la puerta de mi casa, supe que pasaría el lunes a visitarme Don Octavio, a que "le pagara la renta" como habíamos quedado.
Yo ya me encontraba lista para entregarme a él.
Fui a hacer de nuevo compras, una botella de vino, más lencería, cigarros, porque sabía que aél le encataba fumar y su aroma a tabaco me enloquecía.
El domingo se me hizo eterno.
Pero el lunes en la mañana, comencé mi ritual, me bañé súper bien, me depilé, me maquillé, me probé toda la lencería que pude.
Sabía que para ambos sería inolvidable.
Por fin me decidí.
Usaría una tanga negra, encima un calzón negro transparente que dejara ver la tanga, unos ligeros ajustados, medias negras de red, un brassier, negro de encaje, y encima un vestido negro muy ajustado, que dejara ver los ligueros, y unas zapatillas de plataforma.
Si bien no me veía como puta, tampoco me veía muy descente, pero esa era la intención, que el pudiera admirarme como mujer y como su puta privada.
Llegó en su camioneta puntual.
Eran las 8.
Yo estaba sudando.
Ya había habierto la botella y me había bebido un par de copas para calmar los nervios, pero no podía tranquilizarme.
Tocó la puerta y le abrí.
De nuevo me miró de abajo a arriba con la boca abierta.
Entró y me dijo.
-Mi amor, estás lindisima, esta noche vas a ser mía.
Y me dio un beso en la boca que yo no supe responder por el shock que me probocaba todo eso.
Me hizo la seña de que entraramos y caminé delante de el contonéandome sabiendo que me miraría el trasero a cada paso.
No sentamos en el comedor, yo saqué dos copas y la botella, le pedi que me disculpara por haberla abierto sin el pero dijo que entendía.
Era de lo más comprensivo, nada que ver con el hombre que habia conocido antes.
Comenzamos a tomar y a platicar.
Al principio yo estaba muy callada, pero después, con el vino y su platica, se me fue soltando la lengua y bromeamos mas de una vez.
Entre risas e historias cada vez me sentia mas agusto.
El se sentó muy serca de mi.
Reiamos y cualquier pretexto era bueno para acariciarme la pierna o darme un pequeño beso.
Ambos ya nos veíamos rojos de la cara.
Así que le dije que si no quería acompañarme a mi habiacion.
Le brillaron los ojos y me dijo que le encantaría.
Nos sentamos a la orilla de la cama y cerre el cuarto con llave.
Estabamos a oscuras.
-Sabes, parezco adolecente, me has puesto muy nervioso Sandrita.
-yo también estoy algo nerviosa Don Octavio
-Estás segura que quieres que yo sea el primero
-Completamente.
Entonces me senté en sus piernas y lo abracé del cuello como si fuera si niña chiquita.
me promete que no va a ser la última vez, le dije.
– No mi amor, va a ser la primera de muchas.
Nos besamos por largo rato.
Yo sentía su erección enorme por debajo de esos jeans de vaquero.
Le acariciaba su pecho, sus brazos.
El no perdia el tiempo con romanticismos y me tocaba las piernas como loco, y me apretujaba las nalgas.
-Disculpame mi amor, pero nunca he estado con una mujer como tú y me muero de ganas.
Me paré en ese momento, y comencé desabrocharle el pantalón.
Ya que lo tenía en calzoncillos le quité la camisa y comencé a besarle todo el cuerpo.
El se acostó en la cama y dejaba que yo le besara todo el cuerpo mientras se acariciaba el bulto.
Después lo desnudé completamente y segui besandolo desde los pies.
Al llegar a su miembro le di primero besos pequeños en la cabecita que lo enloquecieron.
Luego me la metia a la boca, pero solo la puntita, y después comenzaba a mamar.
Yo ya estaba muy caliente, ya no me importaba nada, yo ya estaba cumpliendo mi mayor fantasia.
Entonces sin avisar me llenó de semen la boca.
Un semen muy caliente y muy rico que deboré, no dejé ni una gota en su miembro.
Después de ese orgasmo tan placentero sabía que tenía que ponerlo de nuevo caliente.
Él se veía un poco desanimado, como si supiera que ya no se le iba a parar.
Entonces encendía la luz, pero tenue.
Y le dije que me observara.
Comencé a bailarle como al tipo de los baños de vapor.
El me miraba atento, asombrado.
Yo me levantaba un poco el vestido y luego lo volvia a bajar.
Me acercaba a él y me alejaba.
Me ponía en cuatro patas y como una gata en celo me acercaba a besar su miebro que ya se estaba endureciendo y el me miraba con satisfacción.
Comencé a desvestirme, sólo me quité el vestido que era de una sola pieza, y me quedé con todo lo demás.
Su ereccion era inminente.
Estaba de nuevo excitado y yo me sentía una mujer.
Entonces me acerqué a él, nos besamos y me pidió por favor que me dejara besar.
Accedi.
Me acosté en la cama y el comenzó a besarme la esplada.
No por mucho tiempo, porque se dirijio imediatamenta a mis nalgas.
Estando ahí me quitó el calzon transparente y me dejó la tanga.
Me las besaba, me las mordía, me las chupaba.
Yo gemía como loca en celo y eso le excitaba más.
-Don Octavio, le puedo pedir un favor?
-Claro mi amor, el que gustes
-Me puedo comer mi colita
-No me iría sin antes probar este rico culo
Sus palabras casi me hacen explotar en orgasmo.
Abrío mis nalgas, hizo a un lado la tanga y comenzó a masajearme con su dedo gordo.
-Ayyy, ayyy que rico, ayyyy que rico, por favor, no deje de hacerlo.
Se mojaba el dedo con la lengua y me lo volvía a poner en la entrada de mi ano.
Luego de un rato así, y yo más relajada, se acercó y comenzó a besarme de nuevo las nalgas.
Yo ya no podía con el placer, mi miebro se había salido de mi tanga, y mi ano estaba dilatandose muy rico.
Entonces me beso, me beso el ano como si fuera un beso de lengua apasionado, yo gemí tanto y me di cuenta que había echo bien en esperarlo, que el era el indicado, que eso ya estaba dicho desde hace mucho.
El llego para hacerme lo que realmente soy, una mujer.
Después de un buen rato de comerse mi ano, y dejarme totalmente satisfecha, pensando que no habría placer mas grande en la vida.
Me pidió que por favor me recostara.
Alzó mis pies y se los puso en los hombros, aun con tacones.
Mi ano estaba super lubricado por su gran mamada.
me hizo a un lado la tanga y puso su enorme cabeza en la entrada de mi ano.
(O por Dios, o por dios, esto es real, me va a penetrar un maduro?)
Entonces me dijo: Sandrita, al ser tu primera vez me gustaría hacertelo así, natural, sin condón, me lo permitirias.
-Claro que si mi amor, no necesitas penetrrme para saberlo, yo ya soy tuya.
Sentí como respingó su verga de emooción en la entrada de mi ano.
Me penetró poco a poco, de lo mas suave.
Fue entrando su largo miembro y sentía todos los pliegues de mi ano abrirse a su paso.
No me dolió nada, como algunas dicen.
Sólo sentí cuando sus enormes y peludos huevos chocaban contra mis nalgas levantadas.
La escena de mis piernas arriba de sus hombros y su cara de placer morbosa mirando hacia mi ano, me probocaron la mayor excitacion de mi vida.
Poco a poco le pedí que se moviara más rápido.
-Eso papito, eso así.
uffff que rico, ufff que vergota tiene mi macho
Eso lo calentaba muchisimo y poco a poco acelraba
-Ay ay mi amor, me vas a romper, que rico, rompeme el ano.
Les mentiría si les dijera que duró mucho, pero fueron casi cinco minutos en los que me hizo ver estrellas.
Cuando senti que aceleró mas el ritmo y que miraba hacia el techo lanzando gemidos inmensos.
Ahhhhh Sandrita, ahhhh que rico culito mi amor, ahhhhhhhhhhh.
Yo gemí igual que +él y me retorcía como perra en celo al centir por primera y unica vez hasta el momento su chorro de semen dentro de mi.
Nos quedamos asi unos momentos, bajo las piernas de sus hombos con mucho cuidado y se quedo su miembro dentro de mi un rato, mientras su cuerpo pesado y cansado caia encima de mi.
Al poco rato ambos nos quedamos dormidos, satisfechos.
Al otro día, cuando desperté, el ya se había ido, y me dejó una nota que decía:
Sandrita, gracias por esta gran noche que me has dado, nunca lo olvidaré, pero tienes que saber que a mi edad ya no soy lo suficciente para complacer por siempre a una mujer joven como tú.
Te parece si la próxima vez invito a un amigo? Te quiere Don Octavio.
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