El señor de la renta III (FINAL)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Después de la nota que me dejó ese día en que me estrenó :"Sandrita, gracias por esta gran noche que me has dado, nunca lo olvidaré, pero tienes que saber que a mi edad ya no soy lo suficciente para complacer por siempre a una mujer joven como tú.
Te parece si la próxima vez invito a un amigo? Te quiere Don Octavio".
Me sentí un poco ofendida, pero a la vez muy caliente.
Si ya había cumplido la fantasía de estar con un maduro y había sido riquísimo, no podía imaginar lo que podía llegar a ser la putita de dos.
Pasaron como dos semanas en las que ese asunto estuvo dando vueltas por mi cabeza.
Yo continuaba con mi vida normal.
Ya no estaba sola en casa así que las cosas serían más difíciles.
Una tarde, Don Octavio me mandó un mensaje de texto en el que decía: Te extraño mucho mi amor, ya quiero verte de nuevo.
Mi amigo me pregunta que si entonces nos vas a querer ver a los dos, se muere de ganas por una mujer como tú, después de todo lo que te platiqué, y a mi no me molestaría compartirte.
No le respondí, cada vez me sentía más ofendida, utilizada y caliente.
Pasó un mes desde ese mensaje, y Don Octavio me marcaba pero no le contestaba hasta que un día se cansó y no volvío a marcar.
Cuando iba a cobrar la renta yo me escondía para no salir.
Alguna vez preguntó por mi porque según tenía un trabajo para mi, pero yo me negué a salir.
Comencé a sentirme sola y triste.
Pensaba que quizá no sería tan malo, puede que hasta terminaría disfrutándolo.
No les voy a negar que la idea de que me lo hicieran dos maduros hacía que me masturbara casi todas las noches, pero esta vez iba a poner mis condiciones.
Le mandé un mensaje: Está bien, tu ganas, pero quiero que sea en un motel, y quiero que me paguen los dos.
Tardó un poco en contestarme: Sabía que no me decepcionarías.
Nos pusimos de acuerdo para que me depositara el dinero.
Me deposito lo del hotel, mi paga por mis servicio, esto había dejado de ser una relación, ahora yo era su puta.
Y me depositó un poco más de la cuenta para que me comprara algo de lencería.
Como ya les dije que me sentía ofendida, tenía un plan para que Don Octavio me las pagara.
Iba a dedicarme a complacer más a su amigo para que se pusiera celoso.
Tal vez con eso ya no me volvería a pedir algo así nunca más.
Llegué al hotel muy temprano, como a las 12 del día, le dije a la señorita de recepción que más tarde llegaría mi abuelito y un tio a preguntar por la habitación, que les diera una llave y los dejara pasar.
Pedi una habitación de las más caras, con jacuzzi.
Me instalé, dormí un rato, y como a las 6 de la tarde me comencé a arreglar.
Me depilé, me bañe, me masturbé, me metí al jacuzzi para relajarme un poco y después me vestiría como la putita por la que habían pagado.
Me compré un traje de enfermera, era totalmente blanco con una cruz roja, debajo un traje completo de encaje blanco, con un agujero justo en el ano.
Compré unas medias blancas, ligueros, y tacones rojos altos.
Me puse una peluca roja.
Y me pinté los labios de rojo carmín.
Me miraba al espejo y sentía que ya no era una mujer, me sentía ya una puta echa y derecha.
Senrtía que esto había sido desde siempre, que había nacido para complacer a los hombres.
La idea de vestirme asi por primera vez me excitaba.
Llegaron puntuales y algo tomados.
Yo seguía en el baño terminando de perfumarme cuando entraron.
Se sentaron en la cama y platicaban.
Me pegué a la puerta y les dije que saldría en un momento.
Escuchaba.
-Seguro que le dijiste que yo también venía, Octavio
-Claro que si, tranquilo Sergio, que ahorita que la veas no vas a creer todo lo que me comí.
-Ya me dijiste varias veces que está muy buena, pero sigo sin creerte
-Tranquilo, ahorita que salga te vas a dar cuenta.
Salí antes de que terminaran esa última frase.
-Buenas noches, guapos, quién va a ser el primero.
Don Octavio sonreía y se llevó la mano al bulto de inmediato.
Su amigo, Don Sergio, me miraba de arriba abajo.
Sus lentes de fondo de botella.
Era sin duda algo mayor que Don Octavio, tenía bigote, y cabello totalmente negro como recién pintado.
Era alto y delgado.
No era tan feo como esperaba.
-Dios mío, es ella?
-Jajaja, no te dije que te iba a gustar.
Caminé contoneándome hasta donde estaba Don Octavio, lo mir´pe, lo barri con la mirada, y me fui a sentar a las piernas de Don Sergio.
-Hola amor, así que esta noche voy a ser tuya?
A don Octavio le cambió el semblante.
Sentía ya el enorme fierro de don sergio por encima de su pantalón café.
-Claro que si amor,
Comenzó a olerme toda, mientras yo me reía por las cosquillas que me hacía y para hacer enojar a Octavio.
Don Octavio se paró, se sacó su miembro ya muy erecto, y sin avisar, me jaló del cabello y me llevó la boca a su gorda verga.
-Te pagué para complacernos a los dos.
Tratando de disimular sus celos.
Yo me reía y entonces comencé a chuparcela muy rápido, llegando su miembro hasta mi garganta, mientras aquel hombre me manoseaba toda y me restragaba su erección en mis nalgas.
De nuevo la excitación traicionó a Don Octavio y después de unos minutos se vino en mi boca.
Esta vez los escupi.
– Ahhh, ahhh que rico mi amor, ahhhh, si.
Qué rico la chupas, ya no me acordaba que se sentía venirse en tu boquita de puta.
Me había perdido ya todo el respeto, pero yo estaba a punto de desquitarme.
Lo ignoré por completo, y aún con algo de semen en la boca, comencé a besar a Sergio, quien se encontraba muy excitado, pero disfrutando cada instante.
Octavio se acostó a nuestro lado, y no supimos en qué momento se quedó dormido.
Nos paramos y lo conduje hasta el baño, cerré la puerta.
-Aquí nadie nos va a molestar amor.
Le dije.
Mientras el se desvestia, yo me agachaba a probar el agua del jacuzzi para ver si ya estaba caliente, y no perdia la oportunidad de mostrarle mi culo en cada agachada.
Cuando voltie, dios mio, era la verga más rica que jamás había visto, muy larga y muy gorda, pero sobre todo, muy peluda, y con unos huevos muy grandes.
No me pude resistir, y como hipnotizada, me inqué y quise metermela en la boca.
Sabía que debía ser cuidadosa, pues nunca había chupado una tan grande, estaba tan caliente, que en ese momento no pensé que también me la iba a querer meter después en mi colita.
Después de una larga mamada sin que se viniera nos metimos al jacuzzi.
Ahi nos besamos por largo rato, me manoseo, nos dijimos cosas de los mas sucias y excitantes.
Y después me puso en cuatro para darme la mejor mamada de ano que me han dado.
Ahi me di cuenta que don octavio era un niño a lado de Sergio.
Además Sergio era más caballero.
Después de que casi termino con su metida de lengua en mi culo, le dije que estaba lista para recibirlo.
Me puse frente a el, entonces colocó su miembro en la entrada de mi ano, y poco a poco me fui sentando.
Me dolio cuando entro, pero nos quedamos muy quietos un buen rato mientras nos abrazabamos.
Despues, cuando estaba lista, comencé a moverme poco a poco, hacia adelante y hacia atrás.
Esa tranquilidad, el sonido del agua, esos brazos que no me soltaban, me sentía querida y me sentía muy caliente.
En ningún momento me quité el traje que era transparente, sólo me lo metío por la avertura que tenía en las nalgas.
Cada vez me movía más rápido, y el con su experiencia, me decía cosas al oido, me los besaba, me los mordía, me daba de repente empujones duros a los que yo respondía con gemidos más fuertes.
Y luego de nuevo despacio.
Y otra vez besos y caricicas.
Asi estuvimos por más de dos horas.
Ya cuando el agua nos habia fastidiado, decidimos darnos un baño rapido y salir.
Entonces ambos desnudos, me dijo que era la mujer más rica con la que había estado, que tenia un gran cuerpo, y que quería que eso se repitiera muchas veces, pero sin don octavio.
Yo por supuesto acepte´, pero le dije que aún tenía algo que cumplir.
Me puse en cuatro a la orilla de la cama, y le mostré mi culo abierto.
El sabía lo que tenía qué hacer.
Primero me lo ensalivó completamente con su boca y luego empezó a penetrarme, ahora con mayor facilidad.
Entonces yo agarré la verga de don Octavio y me la meti a la boca, asi dormida y el dormido.
De pronto comenzó a reaccionar, yo estaba cumpliendo mi fantasia.
Tener una verga en la boca y una en mi ano.
Don octavio se desperto ya cuando estaba por acabar y se volvio a dormir.
Pero nosotros dos seguimos hasta que el me hecho unos grandes borbotones adentro de mi culo y yo me vine como dos veces más.
Después de eso no volví a ver a Don Octavio, ni tampoco a Sergio pues nunca nos pasamos el contacto.
Y desde entonces no he vuelto a estar con un hombre.
Tengo un gran recuerdo de esos dos maduritos.
No quiero que alguien me venga a decepcionar por no ser lo mismo.
Agradezco mucho que hayan leído mis relatos.
Si quieren contactarme para charlar y conocernos, aqui está mi contacto.
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