Ella me tenía una sorpresita
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Pedro.
Esto me pasó hace un año, yo estaba de portero en la fiesta privada de un chalet de madrid, en una garita a la entrada de la finca, y abría la puerta si me enseñaban la invitación que habían dado los dueños, y si veía su nombre en una lista que habían hecho.
Sobre las dos de la mañana, vi venir un volkswagwn beetle de los nuevos, conducido por una pelirroja de ojos negros, mirada intensa y un bronceado cobrizo que llamaba la atención, una mujer de bandera, se bajó del coche y la vi por completo, tenía un cuerpo de diosa, alta, esbelta, con unos pechos grandes y turgentes y un culito precioso, caminó hacia la entrada de la garita, y desde la reja de la puerta, me dijo que quería entrar, la pedí su nombre y la invitación pero me dijo que no tenía, y que venía a la fiesta porque su novio estaba dentro y a ella no la habían invitado, era una explicación absurda, pero como luego añadió que me compensaría el favor y yo pensé, hay mucha gente en la fiesta, y los dueños no se darán cuenta, así, que la dejé pasar, entré en la garita y pulsé el botón de apertura de la puerta, ella entró con el coche y paró a la puerta, salió y vino hacia mi, me dijo, ¿cómo un chico tan guapo está en la puerta y no entra a la fiesta?, y acto seguido me bajó la bragueta mientras me daba un beso de tornillo que hizo que mi polla se tensara y saliera por ella rápidamente, ella dijo, uhmmmm buena tranca, y empezó a pajearme suavemente a la vez que me seguía besando.
Cuando se cansó, se arrodilló ante mi y me bajó el prepucio entonces dio un beso a la punta de mi polla y luego empezó a lamer el glande como si fuera un chupa chups, mientras me miraba con ojos de viciosa, yo no me lo podía creer, un monumento de tía estaba arrodillada ante mi comiéndome el miembro en una garita de seguridad, de pronto, ella me sacó de mis reflexiones tragándose mi polla hasta el frenillo, y no contenta con eso, sacó su libidinosa lengua y empezó a lamerme la parte baja de los cojones con ella, yo ya no podía más, estaba cachondísimo y me iba a correr, entonces ella se sacó la polla de la boca e inició un mete saca con su boca que me volvió loco, cada vez que la metía, lo hacía hasta el fondo, mientras tanto, yo la agarraba de su larga y sedosa melena imprimiéndole el ritmo que yo quería, al final, me corrí en su boca, fue la mejor mamada que me habían hecho nunca, ella, tragó mi leche, se levantó y me dió un beso, se dió la velta subió al coche y siguió el camino hacia el chalet, desde ese momento, estuve toda la noche pensando en ella, me enamoré.
A las 10 de la mañana, los invitados empezaron a bajar en un desfile de mercedes, audis, jaguar y bmw, cuando de repente, vi el bettle amarillo cuya dueña me había dado tanto placer, ella también me vio en la garita, paró un momento el coche y tiró por la ventanilla una tarjeta, en ella ponía que se llamaba Verónica y su teléfono, además de una mancha en forma de carmín rojo pasión con forma de beso, desde ese momento, sólo esperé a que acabara mi turno a las 11 de la mañana para ir a casa y llamarla, necesitaba verla.
Después de llegar a casa y dormir como un tronco, me desperté a las 9 de la noche con mis calzoncillos empapados, había soñado con ella. Saqué la tarjeta del bolsillo de mi chaqueta y llamé al número que estaba escrito, al otro lado me contestó la sensual voz que había escuchado la noche anterior, me dio su dirección y quedamos para cenar esa noche en su casa, vivía en un barrio bastante elegante de Madrid, cuando llegué allí, entré al portal y el portero me indicó que cogiera el ascensor, llamé a su puerta y oí un taconeo, era ella, Vero, la que me sonreía desde el marco de la puerta, llevaba la larga melena (le llegaba hasta el culo) lisa y debajo un vestido de noche negro ajustado que dejaba entrever sus hermosas curvas y unos zapatos de tacón alto también negros, de esos que se ciñen al tobillo como con una pulsera.
Le di el ramo de flores que la llevaba, me invitó a pasar, y mientras me quitaba la chaqueta me besó en la boca, yo la atraje hacia mi, pero ella remoloneó y dijo, dejemos algo para después de la cena, pasamos al comedor, que ella había preparado de una forma muy esmerada, con velas, luz tenue, música bajita… durante la cena, sentí su mirada viciosa desnudarme y uno de sus pies, con medias de seda negra, acariciar mi bragueta mientras hablábamos de cosas triviales y nos conocíamos, quién se iba a imaginar que un guarda de seguridad como yo iba a atraer a una abogada de éxito como ella.
A la llegada del postre, unas fresas, sacó un cuenco de nata, y me preguntó si quería tomarlo en el salón o en la cama, a lo que yo respondí que donde estuviéramos más cómodos, con lo cual, nos metimos en el dormitorio, tenía una cama enorme, con el cabecero de hierro, y saliendo del mismo, una barra a cada lado que terminaba
en una bola del mismo metal, al lado, había un pequeño tocador con espejo y una banqueta, y junto al cabecero una mesilla de noche con una lamparita.
Vero empezó a mojar una fresa en el cuenco de nata y me la ofreció, yo la comí gustoso y dije, esperaba otro postre… Entonces, se me acercó y me empezó a besar mientras me empujaba hacia la cama y me iba desnudando, cuando ya estuve completamente desnudo, me dijo que quería jugar, así que la dejé hacer, abrió el cajoncito de la mesilla y sacó un par de grilletes que tenían muñequeras de cuero forradas de borreguillo y se acercó a mi sonriendo, yo me dejé hacer, me ató con ellos a los dos hierros que salían del cabecero de la cama, después se tumbó encima de mi y me susurró a la oreja, tengo un regalito para ti, se despojó del vestido, y apareció ante mi en todo su esplendor, llevaba un precioso sujetador de encaje negro con unos lacitos de color rosa en los lados de las copas, sus pechos rebosaban deliciosamente.
Debajo un tanga de hilo color negro, con un lacito rosa a cada lado de la cadera, y seguía con las medias negras y los zapatos de tacón, me hizo chuparle el pie derecho y el tacón, eso me volvió loco de deseo, se quitó el
sujetador y metió alternativamente sus dos pechos en el cuenco de nata, bañando sus pezones en la misma, y ofreciéndomelos después, mientras yo se los lamía ella me agarraba del pelo y me apretaba contra sí, después de un rato me dijo, tengo algo para ti que te va a encantar, y acto seguido se bajó de la cama, salió de la habitación, y volvió con un par de cojines del salón, me los colocó debajo de la espalda hacia el culo y yo pensé, me pone más cómodo para que la penetre, pero no, era para mi propia penetración, como luego descubrí, entonces, se empezó a bajar el tanga, vuelta de espaldas y con movimientos muy sensuales.
Después de que se lo sacara, se dio la vuelta y vi que en su entrepierna colgaba un pene de diez centímetros, y le dije, pero qué es esto, me has engañado, ella no dijo nada, pero fue hacia el cuenco de nata y metió su pene, lo sacó y me dijo, así será más gustoso y te costará menos, se subió a horcajadas en mi pecho y me lo ofreció para que lo lamiera, como yo nunca lo había hecho y más bien me repugnaba, mantuve la boca cerrada, después de unos segundos así, me dijo, si no lo chupas y ensalivas, cuando te penetre te dolerá, y ¿no queremos que pase eso verdad?, además, como ves estás atado, y lo haremos por las buenas o por las malas, después de decirle que me soltara, que no quería hacerlo, me agarró del pelo, haciendo que abriera la boca para gritar, y me metió aquel palo untado de nata hasta la garganta, yo empecé a saborearlo y me dije, pues no está tan mal, y acabé lamiéndoselo como ella lo había hecho la noche anterior en la garita.
Aquello empezó a crecer y el pene de 10 centímetros, se convirtió en un magnífico mástil de 27 centímetros y muy gordo, cuando estuvo bien ensalivado, y antes de correrse, lo sacó de mi boca, me dio un beso y me dijo, buen chico, te estás portando muy bien, entonces, me metió un dedo en la boca y me dijo que lo chupara, y que en breve me daría completamente su sorpresita, sacó el dedo de mi boca, y se acercó a mi culo, me dijo que separara las piernas y que las levantara, además de que no apretara, que si no, me dolería, y que no tenía escapatoria, entonces empezó a palpar mi esfínter con la yema del dedo que yo había chupado, sentí como daba vueltas en aquel islote de mi carne, y cómo después de notarlo rodeando, se acercó al centro, y empezó a presionarlo suavemente, al final, venció la resistencia y su dedo se enterró lentamente dentro de mi.
Era una sensación nueva, notaba su dedo haciendo círculos cada vez más grandes en mi recto, intentando dilatarme, me dijo, tienes un culito obediente, me gusta, después de un buen rato, se acercó a la mesita de noche y sacó un dildo anal rosa, estuvo jugando un rato con él en mi culo, cosa que me gustó bastante, y luego lo dejó sobre la mesita otra vez, se acercó y me dijo, ahora te voy ha hacer mi hombre, tu culito es mio, yo se lo ofrecí, y empezó a clavarme ese tronco enorme, como yo ya estaba bien dilatado y bastante excitado, entró suavemente, yo sentía aquella viga caliente como metal derretido palpitar en mis entrañas, y me gustaba, ella me dijo, se nota que tu culito era virgen, pero ahora ya es mio, ¿te gusta amor?, a lo que yo dije que sí, y ella empezó ha hacer un vaivén primero muy despacio, y luego más rápido, hasta que empezó a cabalgarme con furia, y yo sólo sentía un placer enorme, proporcionado por su miembro, que me barrenaba constantemente, al final, acabó corriéndose, mientras yo sentía su leche espesa y caliente en mi interior, una sensación que me ha marcado, entonces, me corrí, sin haberme tocado la polla en ningún momento.
Vero se echó sobre mí y me besó apasionadamente diciendo, ahora tu virginidad anal me pertenece, a lo que yo contesté, soy todo tuyo, entonces, me dijo sacando su polla, echa toda mi jefa, que todavía quiero hacer una cosa más, puso una copa debajo de mi culo y yo empecé a notar como escurría por mis nalgas su semen mientras apretaba, pero sentía un vacío enorme, no veía el momento de que volviera a empalarme con su trasto, cuando acabé de echarlo todo, cogió la copa y me la acercó a los labios diciendo, bebe esto por mi, cielo, yo abrí la boca y dejé que el contenido de la copa fuera llenando mi boca, era una leche grumosa y de olor fuerte, tragué y sentí que estaba en comunión con Vero.
Ella, limpió el interior del vaso con un dedo y me lo metió en la boca, lamí el dedo, y cuando estaba limpio, dijo, ahora quiero que seas bueno y hagas lo mismo con mi biberón, y se volvió a sentar sobre mi ofreciéndome su tranca, que ahora estaba bañada en su propia leche, yo empecé a lamerla por los bordes, y de arriba a bajo, sorbiendo las pequeñas gotitas de líquido que aún salían de ella, mientras yo me comía su polla, Vero me acariciaba dulcemente el pelo y decía, así, así, déjamela bien limpia, después, me desató, y dormimos en su cama hasta las seis de la mañana, hora a la que yo suelo levantarme cuando me toca turno de día, me dió un beso, y me dijo que volviera en cuanto terminara el turno, que tenía más para mi. Yo me marché, recogí el uniforme en casa y me fui al trabajo soñando con mi dueña, con la que desde
entonces he tenido muchas más noches, tardes y mañanas de placer. Por cierto, tiempo
después, me comentó que sí que la habían invitado a la fiesta, pero que cuando me vió, la gusté y decidió hacer eso para poder "conocerme".
Hermoso relato. Así me gustaría que me pasará a mi. Quiero probar una buena pija. Así de esa manera que te calienten te preparen y después te sorprendan con un buen pitote. A mi me lo hicieron de niño a la fuerza de primero no me gustó. Pero ya después me encantaba.. Y ya ahora de grande no lo he hecho y me gustan mucho las transsexuales con cuerpo femenino pero con una buena pija.