En el bus
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Por fin me decidí, no me importó que no fuera periodo vacacional, así que hice mi maleta, guardé mis mejores prendas íntimas de nena y la ropa exterior normal.
Me dirigí a la terminal de autobuses, un excelente lugar para ligar, compré mi boleto y en tanto esperaba la salida del autobús me dispuse a merodear por los pasillos; era temprano y muy poca gente al rededor, así que un tanto desilusionado por no encontrar a nadie, me quedé de pie en los andenes observando el pasar de los autobuses.
Mientras esperaba mi salida, a la distancia vi que había una pareja besándose y jugueteando, la chica entre beso y beso se arrimaba mucho al muchacho quien la tomaba delicadamente por la cintura; comenzaron a jugar muy cachondamente y yo no pude aguantar la erección, ella en un momento le dio la espalda y le restregaba las nalgas en la verga y cada tanto que se separaban para sonreírse o jugar un poco yo me deleitaba con el hermoso mástil que se dibujaba en el pantalón de aquél lujurioso muchacho; de momento se dieron un largo beso, se abrazaron y ella se despidió, mientras se retiraba lentamente del fuerte abrazo de su macho en brama, la muy perra le sobó la verga como queriéndola mostrar, sus manos tocaron el duro mástil, lo apretaron fuertemente luego acarició los testículos apretándolos y delicadamente metiendo su mano entre sus piernas, haciendo brincar al hombre, supongo que estimuló su perineo y él la tomó nuevamente en su brazos besándola otra vez.
Yo disfrutaba la escena embelesado por la forma en que esa pareja se tocaba y besaba sin pudor alguno, mi pene se notaba bajo la tela suave de mi pantalón deportivo de franela color blanco y era algo imposible de ocultar, traté de disimular un poco, pero yo no había sido consiente de que los tortolitos lo hicieron a propósito porque se habían dado cuenta de que no dejaba de mirarlos, en un instante la chica fue hacia los baños, en tanto el muchacho seguía con la mirada el candente vaivén de las caderas de su amada sobándose descaradamente su vergota dura, cuando ella pasó junto a mi , me guiñó un ojo, vio mi pene duro y sonrió mordiéndose los labios, me asusté un poco desviando mi mirada, la cual se encontró con la del núbil amante quien observaba detenidamente lo que sucedía, traté de disimular , pero fue muy tarde, el chico comenzó a caminar hacia mi sin pudor alguno sobaba su duro pene sobre su pantalón azul de mezclilla ajustado.
En el momento en que estuvo frente a mi, extendió su mano y me dijo:
C.-Hola soy Carlos, ¿está bien rica verdad?
Yo. Hola… titubé un poco asustado.
C. No te preocupes, no te voy a hacer nada, es que desde hace un buen rato nos dimos cuenta mi novia y yo que no nos quitas la mirada de encima y decidimos provocarte, así que ella fue un momento a secarse, porque dice que está muy mojada y enseguida regresa ¿te gustaría hacer algo?
Yo. No sé, es que mi autobús está por salir y pues tengo que emprender el viaje.
No quise en ese momento, la verdad la idea de estar con una chica no me agrada, hubiera preferido hacerlo con él pues además de que tenía la verga bastante apetecible el chico era muy guapo.
Yo. No puedo de verdad mi autobús está por salir y discúlpame si los importuné, es que la verdad se besaban muy ardientemente y no pude dejar de mirarlos.
C. No te preocupes, a nosotros nos encantó que nos vieras.
Mientras Carlos decía eso su mano sobaba descaradamente su pene erecto y me lo ofrecía libidinosamente con una sonrisa malévola y ardiente en su rostro, a lo cual no pude resistirme y acerqué mi mano a su vergota dura, comencé a acariciarla sin importarme que alguien más nos viera; me perdí en la sensación de acariciar su delicioso pene que no me percaté que su linda novia llegaba junto a nosotros, hasta que Carlos estiró su mano para recibirla.
C. Ven amor, mira te presento a un nuevo amigo, se llama… perdón no me dijiste tu nombre.
Yo. Hola… lo siento, me llamo Ismael.
C. Si Ismael, ella es Andrea.
Yo. Hola Andrea, mucho gusto.
An. Hola igualmente gracias.
Andrea, desvió su mirada hacia el candente y duro bulto de su novio y sonrió.
An. Ya veo que se están conociendo mucho.
En ese momento me percaté de lo que estaba haciendo y rápidamente retiré mi mano de aquél manjar y me disculpé
A y C. No te disculpes, está bien
C. Si de hecho se siente muy rico, me da mucho morbo.
Yo. Bueno como sea no debí, ustedes son pareja y yo bueno un completo extraño.
A. No te preocupes, nos encanta la adrenalina con los desconocidos y bueno tu no te ves una mala persona, ¿gustas acompañarnos?
Yo. No gracias, le decía a Carlos que me tengo que ir, ya sale mi autobús y lo tengo que abordar.
C. Bueno, pues ni modo tu te lo pierdes, que tengas buen viaje.
Yo. Si Gracias, cuídense mucho.
Mientras conversábamos, no me di cuenta que Carlos había sacado de su pantalón su verga dura, supongo que con un rápido movimiento desabotonó su pantalón, bajó su cierre y liberó a la bestia; mi sorpresa fue cuando me agaché a recoger mi maleta y vi su miembro duro frente a mi cara, él me lo acercó, ella me tomo de la cabeza y me dirigió hacia el miembro viril de su novio. No me pude resistir y comencé a darle una mamada, olvidé por completo que había gente a nuestro alrededor que de a poco se iba acercando a ver que pasaba; perdí al noción del tiempo y para cuando hice una pausa y pude ver hacia arriba me di cuenta que habían tres chicos haciendo como si platicaran y ocultando mi acción.
Me puse de pie, Carlos me sonrió, Andrea, se me acercó, tomó en sus manos mi pene duro, acarició mis testículos, me besó y muy despacito me dijo:
A. Ni modo tu te lo pierdes, mira cuántos son, nos toca de por lo menos tres a cada una, pero ni modo.
Tomé mis cosas y salí corriendo del lugar, volteando a ver a la pareja y los chicos que ahí seguían acariciándose sus paquetes y Carlos agarrando a Andrea con una mano en la cintura y la otra metida en su triangulito vaginal, moviendo sus dedos masturbando a su hembra.
Aturdido y todo como iba, pensaba si había hecho mal al retirarme y no permitir que aquello acabara, mi pene no cedía, cada instante me recordaba lo que acababa de vivir y estuve a punto de bajarme del autobús para buscar a mis amantes fortuitos, solo que en ese instante el chico que revisaba los pasajes me interrumpió pidiéndome mi boleto, mismo que entregué al sonriente muchacho, lo revisó y me lo devolvió también sonriendo.
Chico. Que tenga buen viaje caballero y que disfrute mucho su estancia en el autobús, aunque parece que también disfrutó mucho los andenes.
Me puse de mil colores con ese comentario, vi su rostro sonriente y bajé mi mirada apenado.
Chico. No se preocupe, no pasa nada todos nos dimos cuenta y la verdad dicen los compañeros que si se quedó con las ganas, nosotros podemos sin costo extra ayudarlo a terminar con esa calentura.
La frase "esa calentura" estuvo seguida de una mirada a mi verga dura y un ademán con su mano izquierda que tocaba su falo duro dibujado bajo la tela de su pantalón de lona color caqui.
Me quería morir, mucha gente me había visto y yo quería desaparecer, ¿cómo pude ser tan indiscreto a plena luz del día? mi mente daba vueltas que no me percaté que habían abordado el mismo autobús mis amantes. Tenía la mirada perdida en la ventana hasta que escuché la voz familiar de Carlos.
C. Mira que coincidencia, viajamos al mismo lugar, Andrea, mira mi amor a quien me encontré,
Andrea sonrió tiernamente, se acercó a mi y me dio un beso en la mejilla rozando con su delicada mano mi pene erecto.
An. ¡qué gusto!, creo que nos vamos a divertir mucho.
El autobús comenzó a avanzar y los novios tomaron sus asientos, el chico de los boletos, les pidió sus pasajes, los revisó, mientras comentaban algo que no alcancé a escuchar, pero vi como Carlos tomaba el pene del chico y lo acariciaba sobre su pantalón.
Mi cuerpo no podía más y comencé a eyacular, en mi mente recreaba lo que acababa de pasar con la pareja de novios y al mismo tiempo veía como Carlos sobaba el paquete del chico de los Boletos, mientras su novia lo besaba. pensé ¡esto va a ser una bacanal! no daba crédito, pensé estar soñando, no podía ser todo esto, pero decidí dejar el pudor.
El chico de los boletos nos invitó a pasar a la última fila de asientos del autobús pues al no ser periodo vacacional y muy temprano, solamente viajábamos Andrea, Carlos cinco o seis pasajeros más, el chico de los boletos y yo, así que muy discretamente nos fuimos acomodando al final del autobús.
Ya estando ahí Carlos se quitó su pantalón, Andrea desabotonó su blusa y dejó al aire sus tetitas, el chico de los boletos solamente sacó su pene erecto de su pantalón y yo no quería quitarme nada pues no sabría como reaccionarían mis acompañantes al verme vestido con unas pantaletas de algodón color rosa y mi siempre infaltable toalla sanitaria.
La verga de Carlos, ya la pude contemplar en su máxima expresión, calculo medía como 17 cm, era algo gruesa no mucho, color moreno como él, en fin una deliciosa barra de caramelo macizo sin cirunsición, con una cabeza en forma de hongo muy roja y brillante y en la punta de tan rico pitote una gotita de líquido preseminal, el hombre rasurado por completo y los huevotes colgando en su saco escrotal completamente suspendido por el calor del momento.
La verga del chico de los boletos, una verga que se ensanchaba hacia la base, cubierta completamente por su prepucio, una hermosa mata de bellos enmarcando la base de ese rico manjar y sus huevos más pequeños que los de Carlos y pegados a su cuerpo, se veía más verga que huevos, pero ese mástil erecto apuntando a la boca de Andrea, se veía delicioso.
Después de admirar tanta belleza, Andrea se puso de pie frente al chico de los boletos, se dio la vuelta y de forma muy sexy comenzó a quitarse su leggin, se agachó completamente haciendo que el efebo de los boletos restregara la cabeza de su pito en las nalgas de la chica, ella regresó a su posición normal y comenzó a quitarse su tanga blanca, de la cual saltó un pene flácido que escurría también un poco de líquido seminal y luego brotaron desde dentro suyo dos testículos pequeños al tiempo que el pequeño pene comenzó a levantarse hasta ponerse muy duro y de un tamaño respetable pues medía al rededor de 15 cm aunque no muy grueso. Yo pensaba, ¡es transexual! ¡qué delicia!
Aquél trio caliente, me dijo, faltas tu, quítate tu ropa, al fin que los demás pasajeros están lejos y no alcanzan a ver nada. No dudé en hacerlo, pues eran dos hombres vergones, calientes y dos chicas golozas mojadas dispuestas a satisfacer a ese par de machos, así que me quité mi pantalón y notaron mi prenda femenina, sobre todo Carlos quien me dijo que me veía hermosa mientras acercaba su pene duro a mi cara masturbándose y eyaculando en mi cara. Por su puesto que no dudé ni un segundo y enseguida aprisioné aquella verga en mi boca y me comí todo ese veneno blanco y delicioso sin desperdiciar una sola gota; chupé aquél pene delicioso y me comí todos los mecos que salían de él.
Andrea y el chico de los boletos quien después supe se llama Roberto, se besaban acariciaban observando la forma desesperada en como succionaba la verga de Carlos, para cuando terminé de limpiar esa vergota, Roberto se puso de rodillas frente a Andrea y comenzó a chuparle su verga, lamió sus testiculos, metió su lengua entre sus piernas, le quitó la tanga, la hizo agacharse sobre los asientos para que levantara el culo, para chuparlo, le escupió el ano, pasó su lengua a su alrededor, la mojó por completo y cuando Andrea casi a gritos pedía que se le cogiera Roberto, él se levantó se puso detrás de ella y comenzó a penetrarla; justo en ese instante Carlos se separó de mi y fue a lamer la verga de Roberto que entraba y salía del ano de Andrea, yo también me acerqué y puse mi pene en la boca de la chica y por momentos Carlos se levantaba a besarme compartiendo conmigo el sabor de la verga de Roberto, un sabor a pito de macho y culo de hembra hambrienta.
Roberto no aguantó mucho y comenzó a eyacular dentro de Andrea, quien sin tocarse también se vino, manchando el asiento del autobús, me retiré de la boca de Andrea cuando ella se sentaba en el asiento contiguo y no me resistí a lamer el semen de la hembra en brama, limpié cada gota del espeso néctar de la chica y me tragué esos mecos, me acerqué a besar a Roberto, pasándole el semen de la perra en celo que acababa de preñar, conservando un poco el cual escupí en mi mano y unté en mi culo lubricándolo para que Carlos me penetrara.
Los asientos del autobús por su puesto que son incómodos y más para ponerme en la posición que tanto me gusta para recibir a mi macho, así que me acosté en el suelo y levanté mis piernas al aire invitando a cualquiera de las tres vergas que tenía enfrente a poseerme, por su puesto que fue Carlos quien de inmediato se hincó entre mis piernas, tomó mis tobillos en sus manos, colocó mis piernas en sus hombros, hizo a un lado mi pantaleta, mientras Roberto dirigía la verga de Carlos a mi ano, el cual estaba ocupado por los dedos de Andrea.
Así Carlos me la empezó a meter reemplazando los dedos de mi amiga, quien enseguida se sentó en mi cara, mostrándome su culo abierto y lleno de semen, Roberto se paró frente a Andrea, dándole la espalda a Carlos para que Andrea le mamara la verga y Carlos pudiera disponer de su hambriento culo. El movimiento del autobús ciertamente hacía incómodo coger, pero no nos importó Carlos al poco rato de estar metiendo y sacando su delicioso mástil de mi ano, comenzó a eyacular dentro de mi, Roberto eyaculó en la boca de Andrea quien pujaba expulsando en mi cara el semen de Roberto, al mismo tiempo que también eyaculaba bañando de semen mi abdomen y mi pubis.
La hermosa sensación en mi ano al sentir como se expandía la verga de Carlos, el semen de Roberto saliendo del culo de Andrea directo a mi cara, los gemidos de Roberto eyaculando por segunda vez pero ahora en la boca de Andrea y el semen de Andrea golpeando mi abdomen, mi pene y mi pubis, me hicieron explotar en un delicioso e interminable orgasmo eyaculando a mares sin siquiera haber rozado un poco mi falo duro, me vine como poseído y ninguno de los cuatro pudo callar los gemidos y gritos de placer que dábamos.
Por su puesto que tal fiesta no pasó desapercibida para los demás pasajeros, unos, sobre todo un matrimonio que gritaba indignado por lo que estaba sucediendo y exigía que nos bajaran inmediatamente del autobús, hasta un un chico como de 18 o 19 años quien viajaba solo y una mujer de unos 38 o 40 años nos observaron desde el principio, masturbándose como locos pero sin animarse a participar.
Luego de recuperarnos de nuestros orgasmos, nos vestimos y continuamos el viaje compartiendo caricias y besos, a los que se nos unió el bello jovén quien no perdió un solo detalle de la orgía y quien también había derramado su néctar delicioso en un condón, mismo que saboreamos entre todos.
Así llegamos a la perla tapatía, mientras nos poníamos de acuerdo para hospedarnos juntos, Roberto nos invitó a su departamento para continuar con nuestra orgía, solo que ahora seríamos tres nenas y dos machos pues nuestro nuevo amigo pidió que lo transformáramos en una nena, pues según él, las perritas como Andrea y Yo gozamos más y quería experimentar.
Por el matrimonio que se quejó de nosotros, solamente supimos que se fueron a buscar a unos policías para que nos detuvieran, pero nos escapamos a seguir disfrutándolos.
Como me ubiera participar ev esa orgía, soy gay 100% pasiva, bien caliente, cacho nda e insaciable a pesar de mis 88 años, vivo en Aguascalientes.