En los baños de vapor (Intermedio del señor de la renta)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Sandra24.
Después de mi encuentro con Don Octavio anduve muy ansiosa toda la semana.
No tenía su número ni manera de contactarlo, quedamos en que el iría a verme, asi que me vestía todos los dias y me quedaba esperando hasta muy tarde.
Después de esperarlo la primer semana decidí que saldría el sábado, pues los fines de semana él no podría ir a verme.
Ya no me podía avergonzar nada después de la vergüenza que pasé cuando el me vio por primera vez.
Me sentía más segura y más mujer.
La manera en la que me vio, quería sentirme así de deseada y no podía esperar hasta que él fuera.
El sábado en la mañana fui a hacer unas compras y mientras caminaba por una de las aceras vi parada a dos travestis discutiendo afuera de un baño de vapor.
Se estaban peleando por un cliente, el cliente las miraba divertido y pensaba que de todos modos el iba a coger ese día.
Las dos estaban muy arregladas, pero eran feas y no tenían el cuerpo que yo tengo.
A pesar de sus operaciones tengo un cuerpo mas definido y mejor culo gracias al ejercicio.
Ademas mi piel morena clara es mucho más bonita que la piel de esas dos.
Total que me quedé un poco viendo dicimuladamente como se peleaban, el hombre las tranquilizó y le prometió a una de las dos que volvería por ella en la noche.
Comencé ha hacer una maleta con la ropa que me pondría en la noche.
estaba decidida.
Iría a esos baños de vapor y me pararía ahí como si fuera una puta, querpia saber que se sentía, quería saber cuánto pagarían por mi.
Así que me pasé toda la tarde ensayando mi caminar con tacones como siempre, probandome la ropa que me pondría y mirando a la mujer atrapada en el espejo.
Hasta que se hizo de noche.
Cuando llegué al baño llegué vestido normal, y con una maleta para vestirme adentro, no sabía como funcionaba, pero era más mi morbo por intentarlo y sentirme como una puta.
Le pedi a la señora de la recepción un baño para mi solo y le dije que probablemente saldría despues, pero vestida de mujer, no pude evitar sonrojarme.
Pensé que la señora se indignaria o me diría algo, pero al contrario, me dijo que me recomendaba que el baño se lo pidiera hasta que ya tuviera cliente, pues el tiempo corria a partir de que pagaban.
Pensó que yo era una puta, como las demás, y eso me calentó y me ilusionó.
Me condujo a un probador y me dijo:
– Eres nueva en esto verdad?
a lo que respondí:
– Sí señora, lo soy, se nota mucho?
-Sí, generalmente no dejamos que se cambien aquí, pero veo que tienes buen cuerpo y seguro me vas a traer muchos clientes, puedes cambiarte aqui cuando quieras, me llamo Martha, cual es tu nombre?
-Sandra señora, me llamo Sandra
-Pues muhco gusto Sandrita, sólo cuidate mucho y protégete, si un cliente se quiere pasar de la raya me dices y yo te mando a mi hijo para que lo saque.
Y no te preocupes, yo entiendo perfectamente que quieras ser toda una mujercita
Me meti al vestidor y suspiré.
La señora Martha había sido tan amable conmigo.
Estaba nerviosa, pero a la vez tranquila sabiendo que podía cumplir una fantasía de años y con el apoyo y la amistad de la señora me iría bien.
Me puse una peluca larga de cabello negro y quebrado, me maquillé totalmente, me puse una tanga color negra acompañada de unas medias negras con liguero.
Mi brassier negro que tapaba mis pequeños pechos y encima una blusa color blanca y una minifalda negra que apenas si tapaba mi culo.
Usé unos tacones altos negros.
Cuando salí del vestidor la señora se quedó boquiabierta.
-Vaya, pero si eres toda una mujercita linda.
Mira, esto no se lo digo a todas, porque son bien revoltosas, pero se ve que tu eres una chica tranquila.
Cambiate aqui las veces que quieras, y si me traes muchos clientes podemos arreglarnos en los precios.
-La verdad es que no sé si vaya a volver, sólo es una fantasía que quiero cumplir.
-No te preocupes amor, si te gusta aquí estamos.
Me has caído bien y eso pasa pocas veces, mucha suerte hoy.
Le di las gracias y caminé por el pasillo hasta ver las luces de la noche afuera.
Estaba muy nerviosa, me sudaban las manos.
Pero caminaba contoneandome con porte y elegancia.
No era cualquier puta, no como las que vi ese día, yo quería ser la mejor de las putas.
Encedí un cigarro que compré en una tienda, me lo vendieron de lo más normal, pues por esos rumbos están muy acostumbrados a los travestis, aunque la manera en que me miraban los transeuntes me hacia darme cuenta que algunos no sabian si era mujer o travesti, pero lo que si sabían era que estaba buenísima.
Me paré a un lado de los baños esperando a que alguien se me acercara.
Grande fue mi sorpresa cuando vi al hombre de la mañana merodeando la zona.
Era un maduro como de 40 años, más joven que don Octavio.
Tenía barba y bigote oscuros, al igual que su cabello.
Apenas media mas que yo con tacones y tenia una gran panza.
Vestía de camisa y pantalon de vestir.
Como si acabara de salir de la oficina.
Cuando me vio inmediatamente me desnudo con la mirada.
Yo disimulé y me voltee a ver a otro lado y seguir fumando.
-Hola amorcito, cómo estás? Estaba esperando a una chica como tú, pero creo que no va a llegar.
Lo voltee a ver y lo barrí con la mirada
-Gracias, pero no me interesa.
El hombre cambió su semblante rapidamente y me dijo:
-Discúlpame si te ofendí por favor, no era esa mi intensión, pensé que taloneabas por aquí.
-No, discúlpame tú a mi, pero yo no taloneo, a mi me pagan por complacer hombres de verdad
Lo dije con tanta seguridad que me sorprendí a mi misma
El sonrió levemente y me dijo:
-No sé cuánto me vayas a cobrar, pero tú esta noche vas a ser mía, me encanta cómo eres, y además estás buenísima.
-Pues lo lamento, pero no creo que te alcance, es mi primera vez aquí y soy virgen.
Sus ojos se le iluminaron como dos enormes faros.
-Yo también estoy esperando a un hombre, le dije, pero no llegó, si me pagas bien te puedo hacer un baile adentro y si me convences hasta te lo puedo chupar, pero que te quede bien claro que no me vas a coger.
Se quedó pensando y aceptó, por dentro sabía que trataría de persuadirme.
Entramos de la mano y doña Martha lo saludó:
-Hola sr.
Ramírez, cómo ve a mi nueva amiga? Apoco no estpa muy chula la muchacha.
-Claro que sí, está muy guapa, doña martitha, por favor traiga mas como ella y menos como las demas jaja
-Pásenle al de arriba, al que me reservó en la mañana, el sr.
Ramírez ya sabe donde es, y ya sabes hijita, si este cabrónn se quiere sobre pasar me echas un grito y lo saco.
-Qué pasó doña martitha, cuando me he sobre pasado con alguien
-Nunca hijo, pero nunca se sabe, así que ya, pásenle que ya está corriendo su tiempo.
No metimos al baño, le pedí que no activara el vapor aún, pues no podría ver el baile y la ropa y el maquillaje se me podrían arruinar.
Acordamos que me daría una cantidad alta, casi como la renta de Don Octavio, sólo por el baile y una mamada.
El baño estaba alquilado por dos horas así que debía hacerlo lo mas despacio para que no se quisiera propasar conmigo.
Ya estando adentro el se comenzó a desvestir, apesar de su gran barriga verlo desnudo me provocó un enorme calor en todo el cuerpo.
Quería darle una gran impresión, quería que supiera que yo era la mejor de ahí.
Desde que se desnudó ya la tenía parada, no era tan grande como la de Don Octavio, pero en definitiva era más gruesa y más bonita.
Al verla me emocioné tanto, que casi inconscientemente me comence a acariciar las nalgas.
-Estás lista?
Esa pregunta me sacó de mi trance, Le sonreía y comence a bailarle desde muy lejos, el sentado en el azulejo con las piernas abiertas y con una ereccion que parecía le iba a explotar en cualquier momento.
Le baile y poco a poco me fui acercando sin quitarme nada, me sente en sus piernas, le restregue el culo por largo tiempo en su duro miembro, y cuando yo estaba ya muy excitada, le di un beso muy apasionado en la boca, y me senté de frente a el.
Estuvimos besandonos largo tiempo, mientras el me manoseaba las piernas y las nalgas y me decía lo buena que estaba y lo mucho que deseaba mi culito virgen.
Yo solo me reia y me moría de calor.
Me paré de nuevo y comencé a quitarme la ropa hasta que quedé solo con brasier, tanga y mis medias y tacones.
el estaba impresionado con mi culo, me pedía que se lo meneara, que me sentara en el, que por favor se lo restregara en la cara, pero eso no lo quise hacer.
Me encontraba tan caliente que sabía que en cualquier momennto la situación se podía salir de control.
Después me senté junto a él, subí las piernas al asiento largo de azulejo blanco y comencé a besarle los muslos como a Don Octavio.
Olía muy rico, olía a hombre.
Cuando le empecé a chupar, senti que una de sus manos jugueteaba con mis nalgas.
Me la apretó y un fuerte suspiro se me escapó.
-Te gusta eh? Yo sabía que eras diferente.
Me voy dando cuenta que no mentías con lo de ser virgen.
-Sí, te dije la verdad, y solo te la voy a chupar, nada más.
Seguí chupándosela por un buen rato, y cuando menos me di cuenta uno de sus dedos comenzaba a sobarme ligeramente el ano por encima de la tanga.
Se acerca y se alejaba como con miedo a que me fuera a enojar.
Yo estaba tan caliente, que en ese momento solo sentía un placer inmenso.
tenía una gran erección.
Y me impresionaba que a diferencia de Don Octavio, todavía no se hubiera venido este tipo con mi gran felación.
mi erección se me salió de la tanga, y pronto su dedo ya no estaba por encima de mi tanga, sino por debajo.
Un gran borbotón de leche me cayó en la boca sin avisar.
Otra vez como profesional me los comí todos.
Apenas había pasado una hora, yo me senté en sus piernas y nos besamos de nuevo por largo tiempo.
Qué bonita estás, me decía, por qué no te vienes a vivir conmigo.
Fueron como quince minutos de besos apasionados y de halagos, y yo un una erección al 100.
De pronto me sentí que su verga ya estaba de nuevo parada, me lo anunciaban mis nalgas que sentía la presión hacía arriba.
Me paré y le dije, bueno, creo que terminamos.
El titubeo y me miró algo triste.
-Pero si aún no terminan las dos horas.
-El acuerdo fue por un baile y una chupada
-Pero no te la estás pasando bien? Aunque sea dejame besarte los 40 minutos que faltan, dejame besar todo tu cuerpo.
La verdad es que no quería porque sabía que me estaba gustando demasiado y podía terminar entregándome a ese desconocido.
Aunque me calentaba la idea yo quería guardarme para mi macho.
-Está bien, pero sólo eso y ya.
Me recosté en el azulejo boca arriba y ahora si encendió el vapor.
Comenzó a besarme en los labios, luego el cuello, despues mis pechos, mi abdomen, no se detuvo en mi miembro porque era muy activo, pero siguió con mis muslos, mis rodillas, mis pies.
Después de unos 10 minutos de besos me preguntó:
-Oye, ya sé que no me vas a dejar cogerte hoy, y lo respeto, pero creo que me moriré si no pruebo tu ano.
La pregunta me movio el suelo, estaba al borde del orgasmo, al borde de pedirle que me cogiera, que me hiciera mujer, y ahora me pedía besarme el ano, no, imposible, no iba a resistir.
Me quise oponer pero antes de responderle me beso de nuevo en la boca y me manoseó las piernas y las nalgas.
-Anda, que dices, eso no te va a quitar lo virgen, sólo es un beso en el ano y ya.
Asentí con la cabeza sin decir nada, con cuidado me acostó boca abajo y comenzó a besarme los pies, los chamorros, los muslos, se saltó mis nalgas y me besó las espalda, toda la espalda, luego fue bajando de nuevo.
Comenzó a besarme apasionadamente las nalgas y despues a morderlas levenmten.
Yo apretaba las manos pues necesitaba algo en mi ano, era un punto de placer extremo, al que nunca había llegado, estaba por perder la virginidad con un desconocido si no me controlaba, y todo por una fantasía, qué tal si Don Octavio ya no me quería después por ya no ser virgen?
Entre estos pensamientos una sensación nuevo para mí me llenó el cuerpo.
El había abierto mis nalgas y me había dado un beso.
Ayyyyy! Exclamé.
Me dio otro.
Ayyy
ayyyy ayyyyyy
-Te gusta?
-Sí papito sigue
Ayyyy si sigue papi, besame
Me besó mi ano primero despacio y despues como si me estuviera besando la boca apacionadamente, y luego comencé a sentir su juguetona lengua abriéndose espacio en mi estrechez.
-Hay Sr.
qué hace? Le dije que sin penetrarme, me está penetrando con su lengua.
Ayyy ayyyyyy
Eso lo prendió más y comenzo a meter y sacar su lengua como si fuera su miembro.
-Ahhhhh ahhhhhhh papi, que rico ahhhhhhhh ahhhhhhhhh
De pronto sentí uno de sus dedos en la entrada de mi culo, me pare inmediatamente como por impulso.
-Te dije que eso no
Y lo abofetee.
El comenzó a reir y se avergonzó.
-De verdad discúlpame, me dejé llevar, es que tienes un gran culo y ve como me pusiste otra vez, estoy muy caliente.
Me empecé a vestir y me salí.
Le di las gracias a Doña Martha y me fui a mi casa, con el coraje no me di cuenta que ni siquiera me cambié, sino que iba como mujer aún.
Estaba caliente, confundida y enojada.
Pero seguía excitada.
Llegué a mi casa y justo cuando abrí la puerta había una nota de Don Octavio.
"Te vine a buscar hoy, no te encontré, supongo que te arrepentiste, pasaré el lunes para ver si aún me quieres ver, te veo a las 8"
Atte.
El señor de la renta.
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