Era un 20 de diciembre frió y húmedo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Era un 20 de diciembre frio y húmedo pero sin lluvia. Había sido una noche de celebraciones, y todos habíamos bebido algo más de la cuenta, cuando por fin dimos aquella aburrida fiesta por terminada, salí casi sin ser visto, no quería despedidas y ni deseo era volver a casa caminando, quería tomar el fresco, y cuando me cansase, ya tomaría un taxi.
Había caminado más de una hora, y aún me quedaba bastante para llegar a casa, comenzaba a estar arrepentido por mi decisión, podía haber vuelto con cualquiera y ya estaría en la cama. Vi el llamativo letrero de aquel bar con letras de neón de diferentes colores, en seguida supe que sería uno de esos bares en que te atiende una joven ligera de ropas y te sirven un brebaje imbebible y caro.
Tome la decisión correcta de seguir de largo, poco más adelante vi una gasolinera que estaba poco iluminada, pero había una persona en el exterior. Me acerque y oí aquella joven de rasgos orientales que me decía – Lo siento, esta cerrado. Acabo de cerrar y ya no le puedo atender. Iba a protestar algo, pero solo se me ocurrió decirle.- No tiene importancia solo quería telefonear ¿sabes donde puedo encontrar un taxi?
-¿Has tenido un accidente o avería?
– No, solo estuve de fiesta y creí que la ciudad estaba más cerca.
– Un taxi a estas horas es bastante difícil. Y aunque se le llamase, no creo que fuera a venir con riesgo a no encontrar a nadie. Pero si vas a la ciudad te puedo acercar si esperas a que apague las luces.
-De acuerdo, si no te causa molestia, a mi me da igual pagar a uno que a otro.
-Por eso no te preocupes. Yo no soy taxista, y no cobro por ese servicio.
No hablamos mucho en el recorrido, me pregunto donde vivía, se lo dije y me respondió que le quedaba de paso, así que me dejaría en casa. Llegamos y yo quería pagarle, pero me respondió nuevamente que no era ningún taxi.
-Bueno, al menos permíteme que te invite.
-Tu lo que quieres es el completo. Primero el transporte, y después a mi.
-No me interpretes mal. Creo que no debía de haberte hecho esa oferta. Lo siento, y gracias por traerme. Comencé a caminar hacia la casa, y al llegar a la puerta sentí.
-¿Vives solo? Asentí con un movimiento de cabeza.
-Bueno una copa no me hará mal. Se bajo del coche y entro en la casa que ya había abierto. ¿Tienes wozka? me inquirió. Desde luego allí esta el mueble bar, sírvete tu misma, mientras saco hielo. -¿No tienes alguna bebida de naranja? Me apetecía un pato a la naranja.- Ahora mismo te la traigo con el hielo.
Entré en el salón y allí estaba ella. Su cuerpo menudo y unas curvas bien marcadas, unos pechos pequeños que no rompían su figura. Me miró y dijo ¿lo vas a traer o lo tengo que buscar yo?
-Lo siento. No estoy acostumbrado a tener a nadie en casa.
-Claro. Y al verme pensabas en lo que podías hacer con migo ¿no?
-No me juzgues mal, solo te miraba por primera vez.
-Y ¿como me ves? ¿Acaso estuviste alguna vez con una fiera oriental? No. Ya veo que no. Eres clásico y a los clásicos solo nos ven como una fantasía. Se había acercado tanto que su cuerpo parecía que se hubiera unido al mío. Sus manos comenzaron a acariciarme, y las mías recorrían aquel cuerpo que en ningún momento yo había pretendido. Repentinamente se separó de mí, y dijo con un tono de voz que se me antojaba diferente. –Tomemos esa copa y dejémoslo. Hay cosas que vale más dejarlas a tiempo.
-¿Ahora lo quieres dejar? No era mi intención seducirte y ¿ahora lo quieres dejar? Saque la cartera y se la entregué toma coge tu misma lo que quieras.
¿No lo entiendes que no se trata de dinero? Yo quisiera estar contigo, pero hay cosas que son inevitables. Yo no soy lo que ves y no lo puedo evitar. Porque yo no puedo evitar ser un hombre, y tú buscabas a una mujer que es lo que ves en mi. –Ahora déjame marchar. Pasó a mi lado para coger su chaqueta. La cogí del brazo con fuerza y tire de el. –No me pegues por favor. No pretendía ofenderte. Déjame ir.
– ¿Pegarte? ¿Porque iba yo a pegarte? ¿Acaso no eres tu a quien hace un momento estaba acariciando? ¿A quien besaba con pasión? ¿Por qué ahora te tendría que pegar? Todo eso se lo decía mientras que mis manos acariciaban su cuerpo, alcanzando incluso aquel lugar en que el cuerpo declaraba su sexo. Esperaba que me hubiese engañado con sus palabras pero no era así. Me tranquilizó el comprobar que su miembro era más pequeño de lo normal. Algo que me ayudaría a no sentir vergüenza al mostrar el mío que se encontraba en la misma situación. Y que el ya había comprobado pues su mano se había deslizado en su busca, y lo apretaba con fuerza.
Le alcé en el aire y le traslade a la alcoba, comenzamos a desnudarnos el uno al otro, yo le despojaba de su ropa despacio, contemplando su cuerpo, sus pequeños pechos con unos pezones erectos y enrojecidos, una cintura estrecha, y unas caderas maravillosas. Cuando iba a quitarle la braguita, se agachó, me bajó el calzoncillo y comenzó a hacerme una hermosa mamada. Nos arrojamos sobre la cama, y la quite la braga, su polla era pequeña y delgada, pero sus testículos eran enormes, vi aquel glande enrojecido y brillante por la presión, y casi sin saber como, mi boca se acerco, y comencé a chupar toda y cada centímetro de ella. Hacía rato que el me había dejado hacer, pasando a disfrutar de mis caricias lanzando suspiros de placer.
En un momento dado, lanzó un gemido, se apretó más contra mi boca, y me la llenó de un semen espeso que no rechacé y no me importó tragar, y continué chupando pese a que aquella pequeña polla se había vuelto flácida.
-Te estoy esperando. Deseo que me penetres. Sentirte dentro de mí, y por un momento me hagas sentir tu mujer. Oía su voz que suplicaba atendiera su entrega total, y mi polla se acerco a aquel culo que se me antojo no pudiera albergarla, ya que si bien el tamaño de la misma era mas bien pequeño no más de 12 centímetros, no así su grosor. Un grosor que por el grado de excitación parecía mayor.
Lubrique con saliva la polla, e hice lo mismo con su culo al que no deje de introducir un dedo primero y dos a continuación, para después con suavidad, ir introduciéndola. Suavemente entraba y salía una y otra vez, provocando en mí un placer como jamás había experimentado. El jadeaba en cada movimiento rítmico que por momentos se iba haciendo más y más rápido. Casi con un grito mi cuerpo se fundió con el suyo como deseando adentrarme mas en él. El sintió correr por su interior mi semen que yo intentaba mandar lo más adentro posible. Nuestros suspiros se fueron sosegando, y abrazados el uno al otro la fatiga nos sumió en un sueño reparador.
Era media noche cuando desperté, estaba boca arriba, y el tenia su boca ocupada mamándomela con gran destreza, sonrió al verme despierto, y su lengua comenzó a recorrer todo mi cuerpo. Me hizo adoptar una posición cómoda con la que el pudiera con su lengua acceder a cada rincón, y de una manera magistral lo fue recorriendo no dejando nada sin explorar.
Yo lanzaba profundos suspiros de placer. Y cuando el supo que aquello estaba próximo al clímax. Introdujo mi polla en su boca, haciendo que su lengua no dejase de moverse alrededor del glande, mientras que una mano me apretaba los testículos provocándome un dolor que se volvió placer cuando con un grito solté en su boca, todo el semen contenido hasta ese momento.
Al igual que yo, se tragó aquel néctar de la vida y continuó por unos momentos sin abandonar aquella polla que se resistía a perder su firmeza. Cuando la soltó comenzó a lamerme los huevos, para acto seguido acercar su lengua a mi culo, e introducir la misma en su interior provocándome un placer desconocido. No hizo falta de decirle que estaba preparado. Se acerco. Y con un rápido movimiento su polla se adentró en mí.
Me poseyó por más de media hora, durante la cual hicimos varias posturas, en las que alternábamos con mamadas y masturbaciones. Su ritmo suave comenzó a alcanzar mayor rapidez. Y con un suspiro se apretó contra mi cuerpo mientras que yo sentía correr por mis entrañas una gran cantidad de semen. Aquel semen espeso que aún estaba dentro de mi y que había probado su sabor hacía unas horas. Permanecimos así.
Eran más de las doce cuando desperté. En la habitación había un fuerte olor a semen, y yo estaba lleno del mismo al igual que las sabanas. Miré a mi lado y no había nadie, también me palpé el culo y no sentí ningún dolor, el calendario del reloj marcaba 20 de diciembre, me quedé mirándolo incrédulo. Todo había sido un sueño. Una fantasía que me había provocado un orgasmo en sueños y me había hecho correrme.-Tendré que cambiar las sabanas pensé. Sonreí y de dirigí a la ducha. No pude evitar masturbarme recordando las escenas de mi fantasía sexual, y cuando estuve a punto de correrme, un dedo de introdujo con fuerza dentro de mi culo, haciéndome sentir algo que nunca había sentido.
Me preparé, y fui a comer al restaurante habitual. Pensaba en aquella maldita y aburrida cena. No tengo más remedio que asistir me dije, y una sonrisa me vino a los labios al pensar, que quizás aquel sueño se hiciera realidad.
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