(Fantasía) Perra de tres
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por traviezisha.
Hace unos días, por cierto comentario que puse en mi muro del facebook, recibí algunos comentarios, de 3 hombres en particular, lo que me calentó pensando en no ser la perra de un solo hombre, si no de tres… Les cuento mi fantasía…
Comienza con un chico del cual me enamoré, Rodrigo, con el cual sólo chateaba y de vez en cuando nos enviabamos mensajes, emails y muchas fotos y videos, nunca podíamos vernos por lo ocupados que estábamos y por la falta de lugar, y dinero, el me propuso una forma de conseguirlo…
Puse un anuncio en una página de contactos, "travesti de closet busca ser la perra de tres machos, ser entrenada como toda una perra y tratada como una mascota…", a la semana tenía varios interesados, esperé una semana más, de los que me habían enviado mensajes fui platicando con varios, hasta que escogí a mis tres favoritos: Rogelio, Israel y Daniel, les envié un e-mail a todos con la información básica de cada uno de ellos, y el correo de Rodrigo, y les dije "por favor pónganse de acuerdo con Rodrigo sobre la forma del pago, y entre ustedes ya que serán mis amos, me avisan cuando todo esté listo por favor…", después de eso yo recibí correos cada tercer día mas o menos, durante un par de semanas, donde me decían que seguían poniéndose de acuerdo, que fuera paciente, no sé si tanto tiempo me desesperaba, o me daba miedo, pero estaba decidida a conseguir el dinero… y a gozar como toda una perra.
Un miércoles me contactaron, todo estaba listo, me dieron la dirección, forma de llegar y algunas indicaciones, tenía que ir en ayuno, y sin haber tomado agua desde un día antes por la noche, ese viernes no cené, ni bebí nada, al día siguiente me bañé muy bien, dejé mi culito libre de bellitos y me vestí, una tanga negra de hilo dental, y un brasier pequeño, negro con rojo y una blusa rosita desmangada que dejaba ver mi ombligo, pero el pantalón y la chamarra que me puse era todo ropa de niño, la chamarra que llevaba casi no dejaba ver que traía sujetador, de cualquier manera me fuí en taxi, tenía hambre pero esperaba una comida de bienvenida, llegué al rededor de las 10a.m., ni siquiera recordaba que era por dinero cuando estaba frente a la puerta, y, con nervios, toqué la puerta, debió ser un minuto lo que tardaron en abrir, pero sentí que fué mucho mas, sonreí de inmediato al ver a los 3 hombres que había elegido, parados frente a mi, ninguno sonrió, antes de dar un paso al frente, Rogelio me agarró por el pelo, y con fuerza me jaló hacia abajo, hasta quedar hincada, mientras decía, "las perras andan en 4 patas", sorprendida, me agradó lo que pensé era actuación, pero continuó: "pagamos por una perra, sabemos que no estás adiestrada pero de eso nos encargaremos", volvió a tomarme por el pelo, y me puso a cuatro, los otros dos solo observaban, me jaló el pelo mientras caminaba, así que gateando lo seguí, escuché cuando cerraron la puerta, pero yo iba entrando a la cocina, Rogelio me soltó y, de un cajón sacó unas tijeras enormes, me asusté como nunca, pero al ver a Israel, me dijo: "no te asustes", su voz me dió tal tranquilidad, que aún al ver a Rogelio acercarse aún enojado y con las tijeras, permanecí quieta, Rogelio tomó mi chamarra y mi blusa a la vez, y comenzó a cortar, me movía como si fuera una simple muñeca, el era fuerte y brusco, mas las tijeras nunca tocaron mi piel, siguió cortando mi pantalón como si fuera de papel, no le era difícil, me dejó entonces en tanga y sujetador, sin decir palabra sacó un collar de perro de otro cajón y lo amarró a mi cuello, apretaba mucho, pero no dije nada, tomó la correa y me arrastró literalmente al patio, pues aunque intentaba caminar (gatear) lo más rápido posible, la falta de experiencia no me dejaba llevarle el paso, el patio era amplio, con 3 paredes altas, y tapizado de pasto, en una esquina tenía una columna de cemento, con una varilla descubierta, a la cual amarró la correa, y a mi por lo tanto, no habría podido ponerme de pie aunque quisiera, estaba amarrada como una perra, Rogelio sacó unos guantes como de box pero mas pequeños, y me los puso en las manos, bien amarrados, imposible quitármelos, y, por lo tanto desamarrarme
Al terminar de hacerlo llegó Daniel con unos plátanos preguntándome si tenía hambre, Israel y Rogelio se metieron a la casa, yo contesté bajito que si, Daniel me dijo, "mira, eres una perra y las perras no hablan, te alimentaré", yo no entendí por que jaló mas la correa, dejándo mi cara a unos 3cm. de la pared, dejándo mi culo frente a él, hasta que sentí un plátano pelado rosándome la pierna, lo estaba repegando a mi al tiempo que hacía de lado mi tanguita, escupió directo a mi ano y le pasó la lengua, sonreí, entonces puso el plátano en la entrada de mi culo y sin decir nada lo empujó, entró todo de una sola vez, incluso más, pude sentir dos de sus dedos empujando el plátano mas dentro de mi, me encantó que me dijera "vaya que tienes hambre", puso otro plátano pelado en la entrada y lo empujó lentamente, se partió a la mitad por lo que tuvo que meterme la otra mitad, esta vez le costó trabajo, yo con mis ojos cerrados me concentraba en lo rico que se sentía esto, al terminar aflojó la cuerda y me dijo: "mira perra, vas a mantener los plátanos ahí hasta que venga a sacarlos". Se fué.
Me dejaron amarrada en el patio, no se que hora sería, pero calculo la 1 o dos pues el sol quemaba en mi piel desnuda, yo no busqué sombra, estaba tratando de controlarme pues sentía salir los plátanos, sentía genial tenerlos ahí, pero no pude controlarme por más de una hora, los saqué, ya sin distracciones estaba mirando sobre las paredes del patio, había varias casas al rededor, me pregunté si alguien me podría ver, solo 3 casas tenían 2 pisos y ventana de la cual alguien podría verme, mientras observaba pude ver a una mujer que se asomaba con cautela, se dió cuenta de que la miraba y se escondió, entonces supe que quizá me había estado mirando ya por un rato, no tenía donde esconderme, recordé que mi plan era estar unas horas en esa casa, y regresar, ni siquiera me había pasado por la mente antes, y no me volvió a pasar, tenía hambre, y sentía la boca seca, sudaba y podía ver como la mujer cada vez con menos vergüenza se asomaba a la ventana y me miraba por minutos, debieron ser las 5 cuando vi que la mujer se asomó una vez mas, junto a otra, de unos 35-40 años eran, y sin avergonzarse, me tomaron algunas fotos, o me grabaron, yo de inmediato me di vuelta, mostrándoles el culo y no mi rostro, una hora estuve así, ya que el sol no me pegaba mas en la nuca, como a las 6 llegó al patio Rogelio sólo, al verlo, su mirada estaba en los pátanos, lo que lo enfureció, y me preguntó con todo burlón: "¿que? ¿no los aguantaste?" -no- contesté, grave error, se acercó hacia mi, jaló la cuerda con fuerza y al tenerme de lado me dió una nalgada gritando "las perras no hablan", me dolió, pero lo disfruté, "¿te dolió?" -preguntó -si -contesté bajito y con satisfacción, él se encolerizó, me dió otra nalgada, sentí un ardor horrible pues esta vez pude sentir su coraje descargarse en mí, me quejé gimiendo un poco, escuchó y me preguntó "¿quieres otra?", negué con la cabeza, y sentí su pesada mano golpearme en la nalga, me quejé de nuevo, me dolía mucho, él entró a la casa y salió con 3 plátanos, dos esposas, y dos pesas para ejercitar, se veían pesadísimas, y él las cargaba como si nada, me puso nuevamente mirando a la pared, y colocó las pesas a unos 30-40 cm. de mis pies, entonces, agarró mi pie derecho, y me lo esposó a una de las pesas, hizo lo mismo con el otro pie y la otra pesa, estaba yo entonces con mis piernas bastante separadas, dejando mi agujerito a total disposición de él, me encantaba
Hizo a un lado mi tanguita, y escupió varias veces, y metía un poco sus gruesos dedos, peló los 3 plátanos, y uno tras otro los fue introduciendo, muy léntamente,terminó con el último y me advirtió que no los dejara salir, lo intenté, el se quedó mirando, pero a los pocos minutos no pude más, los dejé salir, no sabía lo que venía, él, sin un zapato puso su pie sobre mi cabeza y me la bajó hasta el suelo, juntó mis piernas, y al momento que escuchaba "te advertí perra pendeja", pude escuchar también como se cortaba el aire y sentir un tremendo ardor en mis nalgas, su pie era pesado tanto que no pude, ni quise voltear a ver con que me había golpeado, se sentía como una vara, "ah" me quejé, de inmediato escuché de nuevo cortarse el aire, cerré los ojos y sentí ese ardor de nuevo, él preguntó, "¿te duele?" -siii, contesté con la voz quebrándoseme, me di cuenta de mi error cuando él me azotó de nuevo diciendome: "eres una perra estúpida, entiende que no debes hablar!", me dió un par de golpes mas, mientras me insultaba, sentí como se humedecían mis ojos, de verdad me dolía, entonces me preguntó "¿te gusta que te pegue verdad?" con el poco movimiento que me permitía su pie sobre mi, asentí, me dió otro mas fuerte aún, y preguntaba "te gusta", yo con lágrimas que no podía ver él asentía, "vas aprendiendo perra", me dijo, y me preguntó si quería otro, asentí una vez más, y me lo dió, sentía el ardor que me causaba el simple rose del viento, lloraba, pero hasta cierto punto, me encantaba la idea de estar aprendiendo, aprendí que una perra como yo, no tiene derecho a hablar, y que si a mi amo le gusta pegarme, aunque no me agrade, debo complacerlo, él me preguntó si quería otro, asentí, pero el preguntó, ¿o quieres 10?, yo asentía de nuevo, "¿quieres 100?" , asentí, "¿quieres 1000? y mira puta, si me los pides te los voy a dar, yo quiero dártelos, pero si me dices que no, no te daré ninguno, entonces, quieres que te siga dando toda la noche?" asentí de nuevo, si él quería darme, yo debía aceptarlo, y comenzó, cada azote me hacía quejarme, pero cuidaba en no pronunciar palabra, si no dar gemidos similares a los de una perra, lo que soy, me habría dado unos diez cuando salió Israel, Rogelio se detuvo y escuchamos lo q Israel decía, traía un plátano macho, enorme, como el que una vez me metí completo (pelado) y salí a comprar un DVD porno, Israel sabía que ese si lo podría mantener dentro de mi culo, le dijo a Rogelio que ese debía meterme, Rogelio quitó su pie de mi cabeza, y tomó el plátano pelado, me lo metió de una sola vez, me encantó, era un plátano enorme, me dijo, te debo 1000, y se metió a la casa, Israel me advirtió que si regresaban y no tenía el plátano dentro de mi culo me darían tantos golpes como quisiera, yo sonreí.
Salió entonces Rogelio con un vaso de leche, yo estaba acalorada, sedienta y con hambre, cuando me preguntó si tenía sed estuve a punto de decir sí, no podía pensar con claridad por lo que sentía, pero logré asentir, me dejó entonces el vaso de leche a unos 50 cm, yo sin pensar me acerqué a él, pero tal perra el lazo no alcanzó y me jaló por el cuello, Rogelio se burló de mi, aún sin pensar claro, quise estirar mis manos para alcanzar el vaso, pero tontamente estuve a punto de caer de cara al piso, no alcanzaba el vaso, ellos se fueron riendo de mi.
Por lo general como tres veces al día, serían las 7 u 8 cuando me quedé sola, sin haber comido ni bebido nada desde la noche anterior, me sentía agotada, horrible, como una perra abandonada, el sol se había metido, y yo casi desnuda sentía el frío en cada parte de mi cuerpo, el plátano macho se encontraba cómodo dentro de mi, no saldría si yo no quería, sin embargo no me exité ni me importó el frío, me sentía tan mal, la cabeza comensaba a doler, la sensasión de mi estómago lleno pero a causa de un plátano ensartado en mi culo y no por haber ingerido nada, simplemente caí dormida en el piso, como si hubiera sido sólo un parpadeo desperté quizá de la peor forma en que lo he hecho en toda mi vida, era un frío que cortaba como agujas, Rogelio, apuntándome con una manguera y tapando parte de la boca para que el agua saliera con buena presión, burlándose de mi, yo, sin recuperar la conciencia por completo quise salir del alcance del agua; un dolor en mi cuello, mi señor Rogelio había enrrollado mi correa de tal manera que no podía moverme lo suficiente para salir, sólo podía escucharlo burlarse de mi, y gritarme que era una perra sucia y necesitaba un baño, después de un rato me dejó de mojar, pude ver que venía él sólo, sacó de sus pantalones un jabón casi nuevo, lo mojó un poco y comenzó a hacer espuma con él, se acercó, yo no intenté moverme, él comenzó a pasar el jabón por mi espalda, la verdad se sentía bien, y comencé a pensar, por qué no traté de beber un poco de agua, sentía mis labios húmedos pero no iba a beber, me daba miedo, pasó el jabón por mis pechos, debajo de mi brasier, pero no duró mucho ahí, se fué a mis axilas, donde hizo mucha espuma con mis feos bellos que ocultan mi realidad femenina, me frotaba con tan cariño que me sentí amada a pesar de todo
Me quitó los guantes para que me lavara yo misma el pene, respetó la regla, que no me gusta que nadie lo toque, lo hice rápido pero bien, le devolví el jabón y el siguió con mis piernas, mis pantorrillas, saltó a mi cuello y bajó poco a poco por mi espalda hasta mis nalgas, donde con suavidad me dijo, sáca el plátano, te lo recibo, lo saqué en unos segundos que se me hicieron tan largos, el placer de tener mi ano estirado mientras el tallaba mis nalgas; cuando salió me dijo, "a pero que perra tan sucia te quedó el culo lleno de banana", yo sonreí cuando pasó el jabón por entre mis nalgas acariciando la entrada de mi culo, con suavidad empujaba una esquina (ya suave por el uso) del jabón, como si quisiera meter el jabón dentro de mí, yo disfrutaba demasiado, cuando depronto comenzó a empujar con mas fuerza el jabón, estaba casi nuevo pero pude sentirlo entrar dentro de mi poco a poco, hasta estar completamente dentro, era una sensasión diferente, mi culo empujaba involuntariamente, queriendo sacar el jabón, él, con sus dedos dentro de mi se dió cuenta, y me dijo "mas te vale que no lo saques, te voy a quitar esos feos pelos", sacó un rastrillo y lo hizo, no puse mucha atención al proceso ni pensé lo que diría cuando alguien se diera cuenta, solo apretaba para no dejar salir el jabón, terminó rápido y de nuevo con la manguera, ni siquiera sentí el frío del agua, mi cuerpo estaba tan caliente con ese intruso dentro de mi; después me gritó "sácalo", salió como disparado de mi ano, él, complacido siguió mojándome las nalgas y metiendome sus dedos como lavando mi agujerito. Me dió una nalgada que ardió como el demonio pues estaba mojada, gemí con gesto de placer, él sonrió y se fué.
Poco a poco mi cuerpo se fué enfriando pues ahora nada había dentro de mi para mantener mi temperatura, me hice bolita y traté de dormir, despertaba seguido pues el frío de mi tanga y sujetador mojados me hacía sufrir, serían las 5 o 6 de la mañana cuando regresaron Israel y Rogelio, a preguntarme si tenía sed, asentí con la mirada al piso, cuando vi un chorro de leche caer delante de mi, no sabía si querrían que la lamiera del piso, cuando miré hacia ellos, tenían algo como una jeringa cada uno, bastante gruesas, llenas de leche, Rogelio jalándome del cabello con fuerza, moviéndome como un trapo me dejó mirando hacia la pared, con el culo hacia ellos, no supe quien fue el encargado, que introdujo la parte delgada del instumento en mi colita, y fué rellenándome poco a poco mientras me preguntaba si la sed se me había quitado, era leche fría, una sensasión diferente que me exitaba, cuando me sentí llena me permitieron hacer pipí la leche jiji, luego la otra jeringa, pero esta vez era leche tibia, era increible lo que estaba sintiendo, estaban consintiendo mi culito, casi olvidé que tenía sed, hasta que al sacar esa leche me lo preguntaron, yo asentí de nuevo, Israel me dijo, bueno ahora si te vamos a dar de beber pero te toca trabajar por tu agüita, sacarla, se sacó la verga y me dijo, "empiézale pues pendeja o no tienes sed?", me abalancé lo más rápido que pude sobre su verga y con desesperación comencé a chupar, a succionar, a acariciarselo con la lengua, lo succionaba y me exitaba escucharlo gozar de ello, yo apachurré su verga con mis labios, y como me permitió mi cuello comencé a simular masturbarlo, ansiaba su semen como no lo había hecho antes, lo escuché disfrutarlo unos momentos, pero luego decirle a Rogelio, "Mira esta pendeja siente que se merece mi leche", rieron y me la sacó de la boca, arrimó un plato con el que se alimenta a las perras, (como yo), y tiró la leche que estaba ahí, luego, comenzó a orinar ahí, yo miraba cuando tenía la gran verga de Rogelio tan cerca de mis labios que por puro reflejo abrí la boca, la metió hasta donde cupo, una gran parte de ella quedó fuera, me tomó por la nuca y comenzó a meter y sacar su verga de mi boca, estaba teniendo sexo conmigo, pero en lugar de usar mi culo usaba mi boca para su placer, me gustó antes de que lo comenzara a hacer con mas fuerza, yo sentía que me ahogaba con ese gran trozo de carne, me exitaba cada vez más, cuando me tapó la nariz con su mano y siguió, cogiéndome por la boca, él estaba perdiéndose cada vez más, me empujaba poco a poco hasta que mi cabeza quedó contra la pared, cada que su verga entraba en mí, me daba un golpecito contra la pared, él dejó mi nariz pero recargado en la pared seguía con el movimiento, yo sin pensar me fuí como acostando pues sentía que me ahogaba, él me decía "eso, eso, ahí te quiero", yo terminé acostada y él en la posición tradicional para el sexo, sólo que no era un agujero común el que era penetrado por su gruesa verga, era mi boca mientras mi cabeza en el suelo, yo sólo podía hacer un sonido extraño y con mis manos tratar de empujar sus pesadas piernas hacia arriba, sin lograr nada, en lo que sentí como una eternidad, Israel al final preguntó reclamando, si me iba a dar leche, Rogelio se paró de inmediato dejándome con el antojo de semen, orinó en el platito, pero demasiado, me acercaron el plato en el que de inmediato sumergí mi lengua, intentando beber como una perra, pero cada lengüetazo me llevaba poco de ese delicioso líquido, combinado con una poca de leche, orines y líquido preeyaculatorio, lo gozaba pero me desesperaba, cuando Israel me quitó los guantes y me permitió beberlo como una persona, tomé el plato y de un trago bebí ese elíxir tan delicioso que sentí que volaba, al terminar de beberlo simplemente se fueron.
Yo me quedé dormida, con demasiada hambre pero aún con el deseo de ser penetrada por el ano, desperté en la camioneta de Rodrigo, desnuda y él llevándome a mi casa, no hablamos, quizá el sabía cuanto lo disfrute, sería el medio día, pero abrió la puerta de la camioneta a unos 50 metros de mi casa, me dió las llaves y me bajó, si había gente en la calle, no miré, solo corrí a mi casa y entré lo más rápido que pude, entrando y sin más, me tiré en la cama desnuda, con tierra de aquel patio, y una nota en la cama que decía "Nos vemos la semana que viene Perra".
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