Francisco
Sumisión .
Era la hora en el muchacho, llegaba a bañarse y yo tendido en el pasto desnudo.
Tenia un conflicto interno, sabía lo que iba a pasar si iba.
Se va a duchar y se va a ir, pensé.
Me levanté de un salto, me vestí y corrí al granero.
Me estaba esperando desnudo, lo abracé y el me llenó de besos.
– Mi niña, creí que no vendrías – mientras me desnudaba.
– Eres mía – dijo en mi oído.
– Si soy tuya – le respondí –
– Toda mía? – toda tuya.
Asumía que era mi dueño y podía hacer conmigo lo que quisiera y lo hizo. Pero siempre con amor.
En sus brazos me sentía niña, una niña con pene, pero en mi ser era una niña y me comportaba como niña. Mis gestos mis movimientos y hasta mi risa era la de una niña.
Me amaba como era, me besaba entera, mis nalgas, chupaba mi año, mi pene, me penetraba como quería.
– Te gusta – me decía mientras me penetraba lentamente.
– Si, me gusta – respondía con un quejido.
Su ir y venir hacia que mi pene bailara de un lado a otro.
Después que terminaba, nos sentábamos abrazados diciéndonos cosas lindas.
Hablamos de mi, de mi familia de mi colegio y después volvía a cogerme y a llenarme.
Finalmente la ducha, nos secamos, nos vestimos y nos besamos.
– Hasta mañana mi niña hermosa –
– Hasta mañana mi amor –
El viernes salí más temprano, por lo tanto iba más temprano al granero.
Por la tarde noche llegaban mis padres .
Francisco no trabajaba los sábados y domingos.
En las tardes me iba a acostar pensando en él. Echándole de menos, me hacía falta su amor, tenía una erección de sólo pensar en él y mi año me picaba, se movía, palpitaba.
El lunes de nuevo era su niña y me amaba por más de una hora.
Y así todos los días de lunes a viernes.
Todo el resto de enero y todo febrero.
El día de la despedida no podía parar de llorar, me consolaba y me cogia. Volvía a consolarme y volvía a cogerme. No sé cuantas veces fueron.
El domingo, todas las cosas en el auto.
Nos despedimos de los abuelos y partimos de regreso.
Me quedé mirando el camino por si veía a Francisco, limpié un par de lágrimas y me sumergí en el asiento trasero del auto.
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