La diseñadora de modas
Un joven acorralado pasa una noche con una diseñadora que cambiara su vida.
Mi madre acababa de morir. No era algo inesperado, nunca tuvo autocontrol. Incluso conmigo en casa, mientras crecía, ella no dejaba de salir con muchos hombres, incluso a la vez. Creo que sentía la necesidad de estar con gente aparte de mi pero a la vez tenía miedo de que le pasara lo que con mi padre. Nunca conocí a mi padre, mi madre decía que era algo delgado y tenía un rostro casi angelical, que por eso se enamoró de él. Pero era una persona horrible, golpeaba a mi madre, le era infiel con cualquiera y al final terminó abandonándola. No quiero saber nada de él, para mí está muerto. Sin embargo, mi madre tampoco fue la mejor, nunca fue especialmente atenta ni nada por el estilo, y aunque me resultaba extraño, me trataba con cierto desprecio, cuando le preguntaba porque era así me dijo que es porque le recordaba a mi padre y casi que no podía evitarlo. Porque según ella me parezco a él. Mi rostro es delgado y alegre, casi no tengo vellos faciales y mi mentón no es para nada pronunciado, es un rostro de niño. Aunque más o menos ahí termina el parecido, ya que mi cuerpo es bastante diferente. Para empezar, mi estatura es mínima, mido 156cm. Siempre me molestaron con eso, al principio me molestaba pero con el tiempo simplemente dejó de afectarme. Mi cuerpo tenía lo mismo que mi rostro, apenas tenía vello y no tenía musculas desarrollados ni en el torso ni en los brazos, a eso sumar que era muy delgado y lo tienes todo. Mis piernas eran fuertes porque tenía que caminar para todo, y porque por mucho tiempo hice ciclismo y terminé con piernas muy pronunciadas, a un punto en el que las demás personas no podían simplemente ignorar esa enorme diferencia entre la parte superior y la inferior de mi cuerpo, siempre decían que parecía una chica, aunque no les prestaba atención y me lo tomaba como simples bromas.
Apenas cumplía la mayoría de edad cuando murió mi madre, ciertamente me apenó, pero ni bien pasó empezaron los problemas. Mi madre no tenía amigos, solo amantes casuales; y por esto último su familia rompió todo contacto con ella cuando yo era muy pequeño, no conozco a nadie de mi familia. Nunca fui especialmente sociable y no tenía amigos, todo mi contacto humano era participar durante las clases en el colegio y hablar con mi madre. El problema es que el trabajo de mi madre nos alcanzaba para vivir y poco mas, y cuando murió me quedé completamente solo, no tenía trabajo porque pretendía ir a la universidad y dedicarme a eso por completo. Entonces el hombre que cobraba la renta me dijo que no podía seguir alquilándome la casa en la que vivíamos, pero que tenía varios lugares más baratos. Tuve que mudarme a otra ciudad, a un departamento extremadamente pequeño en comparación a donde estaba antes. Y tenía que buscar un trabajo para poder mantener todo, adiós a la idea de la universidad, eso simplemente no sería posible.
Estuve varias semanas buscando un empleo pero no conseguía por ningún lado, nadie me quería para trabajos físicos porque me veían pequeño y débil, y no conseguía trabajos de oficina o similares porque no tenía ningún tipo de estudio avanzado. Esa fue la situación por cerca de dos meses, para mantenerme hasta entonces tuve que pedir préstamos y ya tenía muchas deudas, no iba a aguantar mucho mas.
Fue entonces que me ocurrió un milagro, mientras entraba a mi edificio por la tarde vi pasar a una mujer majestuosa: Era muy alta, quizá 180cm a simple vista, su ropa era ajustada y tenía mucha clase, llevaba zapatos de taco alto que la hacían ver aun mas alta, su cuerpo era bien nutrido, tenía piernas fuertes, caderas anchas, una cintura de avispa, y un par de senos impresionantes, se notaba que ella también lo sabía porque iba con un escote pronunciado. Viéndola me quedé perplejo, realmente impresionado por una visión así, y mientras seguía caminando y viéndola terminé golpeándome de lleno en la cabeza contra la pared de mi edificio. Un golpe así en una persona normal no habría sido un gran problema mas allá de un dolor pasajero, pero debido a mi condición física el daño que recibí fue tanto que me desmayé.
Desperté al cabo de unas horas, pero había un problema: No estaba en mi departamento, o en un hospital ni nada parecido, estaba en un lugar desconocido para mi, era una habitación grande, muy bien decorada y extremadamente cuidada, el opuesto absoluto del departamento donde vivía. Me levanté y me acerqué a una ventana, vi que estaba en la misma ciudad, podía ver mi edificio desde donde estaba por lo que no pensé que fuera un secuestro ni nada similar.
Salí de la habitación y estaba en una sala de estar muy grande, quizá dos o tres veces el tamaño de mi departamento entero. Nuevamente estaba todo muy decorado con un estilo moderno pero muy detallado, habían varios adornos de decoración, y habían percheros para ropa, algunos estaban vacios pero otros tenían vestidos que se veían muy caros, incluso pensé en robarlos y salir corriendo para venderlos, pero la curiosidad de por qué estaba ahí me quitó esa idea.
En esa sala había un espejo grande, donde me podía ver de la cintura para arriba y ahí noté otra cosa, no tenía mi ropa. Tenía puesta una ropa del mismo color y aspecto general, por lo que no lo noté hasta entonces. Tenía una camisa y un pantalón algo pequeños y ajustados, y no lo veía pero podía notar que tenía puestas medias largas lo que me parecía extraño pero a la vez me alegraba un poco, porque era invierno y normalmente pasaba mucho frio, además estaba descalzo, no tenía mis zapatos viejos y gastados, no los veía por ningún lado.
Salí de ahí ya pensando en que debía irme lo antes posible cuando noté algo aterrador, la ventana de la sala de estar que daba a un balcón estaba abierta de par en par, era obvio que no estaba solo y me quedé petrificado del miedo. Pensando en que hacer supuse que lo mas inteligente sería simplemente irme en el mayor silencio posible, pero la curiosidad nuevamente me pudo. Recordé que no estaba muy lejos de mi departamento por lo que no me sería difícil huir, conocía el lugar.
Me acerqué con mucha cautela, y entonces la vi, la mujer que había visto en la calle, sentada en un sillón, relajándose bebiendo vino. Mientras la observaba y caminaba lentamente mi falta de vista me jugó otra mala pasada y tropecé con una pequeña maceta perdiendo el equilibrio. El sonido la alteró y volteó con rapidez y una mirada alerta y muy concentrada se posó en mi. Entonces vio que era yo, y su rostro de impresión se transformó en una sonrisa de alegría, sin perder ni un segundo me dijo “Que bueno que despertaste, me tenías preocupada” Yo le pregunté si la conocía de algo y porque no estaba en mi departamento “Porque te desmayaste, y nadie te quería ayudar, ordené a un sirviente que me ayudara a traerte aquí hasta que despertaras, no creas que soy ciega, noté como me veías, y como distraído te golpeaste con ese muro, me sentí un poco responsable así que simplemente decidí ayudarte. Espero que no creas que voy a hacerte algo, no soy esa clase de gente”. Lo que me dijo me dejó muy confuso ¿Cómo que me estaba ayudando? ¿Por qué se sentiría responsable? Si yo estuviera en su lugar sin duda no habría hecho eso, mientras pensaba en todo eso guardaba silencio, ella se incomodó y pregunto “¿Está todo bien?” Era extraño, estaba contento porque ella me parecía genuinamente confiable, algo que nunca había sentido ni con mi madre siquiera. Mientras debatía en mi cabeza solo llegué a decir un tenue, casi susurrando “Gracias”. Ella sonrío y me invito a sentarme con ella.
Estuvimos charlando varias horas. Pregunté donde estaba mi ropa a lo que me dijo que había ordenado que me cambiaran mientras estaba inconsciente porque la mía estaba arruinada de tanto uso, y que esa ropa que tenía era lo único a mano que me quedara “Igual pienso que te queda bien” dijo. Ella me dijo su nombre, que tenía 27 años, que era un diseñadora de modas de gran renombre (Yo no sabía nada de modas) y que estaba en su casa, ese piso entero de ese edificio era suyo, debía ganar bien. Me preguntó sobre mí, y con total sinceridad de hablé de mi vida, mis complejos y mi situación desesperada. Creo que entendió de que estaba hablando, y me dijo “No es mucho, pero creo que puedo ofrecerte trabajar para mi, te va a servir para salir de tus problemas”. Era un regalo del cielo, al fin tendría un trabajo y sería con ella. Le pregunté de que trabajaría y me dijo “Toda el área administrativa de mi agencia está cubierta, pero mientras te cambiaban vi tu cuerpo, y creo que serías perfecto como modelo” Eso me dejó extrañado porque yo definitivamente no cumplía los requisitos para ser modelo, cuando le pregunté me dijo “No no, yo no hago ropa de hombre, serías modelo de ropa de mujer, después de todo, ya te dije que te queda muy bien” Eso me dejó descolocado y me recordó a esos chistes que hacían de mi cuando estudiaba. “No intento ofenderte ni nada por el estilo, solo pienso que clase de trabajo podría darte y ese es el único que se me ocurre. Con tu cuerpo eres perfecto para modelar ropa de mujeres para comerciales, ni siquiera se tiene que ver tu cara si te avergüenza, solo con la ropa es suficiente”. Entonces entendí que hablaba en serio, no lo entendía, no me parecía raro vestir ropa de mujer, de hecho cuando era niño en casa tenía que usar ropa unisex o de mujer muy sencilla que me dejaba mi madre porque ni se molestaba en comprar ropa para mi, así que estaba un poco acostumbrado. Pero trabajar de eso se sentía diferente, pesaba que era algo gay. No era gay, nunca me sentí especialmente atraído a las mujeres, pero tampoco a los hombres. De hecho ella era la única mujer en la que podía pensar que me hubiera hecho fijarme en ella. Me quedé un momento en silencio, y sabiendo cual era mi situación, sabía que tenía que aceptar su propuesta, de lo contrario, me quedaría sin un lugar donde vivir muy pronto, por lo que dije casi resignado que si. Ella no tardó en demostrar su alegría, se me acercó y me abrazó, me dijo “No te vas a arrepentir, esto va a cambiar tu vida, empezaras mañana mismo”.
Ya estaba pensando en ir a mi departamento, pero ella me interrumpió y dijo “No, mira qué hora es, te quedaras aquí esta noche, aquí es donde trabajaras por lo que te podrás familiarizar con el lugar” Yo no me quejé porque me gustaba estar ahí, por lo que simplemente seguimos charlando y bebiendo vino mientras la noche avanzaba. A medida que nos íbamos conociendo nos acercábamos mas, al punto de que estábamos casi abrazados, podía oír su respiración y sentir su aliento cerca mío. Y antes de que me diera cuenta ya nos estábamos besando de forma apasionada, ella decía constantemente que era muy atractivo y que quería estar conmigo en la cama. Terminamos yendo a su habitación, la habitación donde había despertado, y una vez en la cama pensé que tendría sexo con la mujer más hermosa del mundo, pero fue muy diferente.
Mientras se desvestía noté que se ocultaba un poco, lo hacía de espaldas, yo aun estaba vestido. Terminó de desvestirse y lentamente se dio vuelta, mostrando algo increíble y aterrador, un pene. Un pene erecto, era el pene erecto de otra persona, de una mujer, era un transexual. Nunca fui prejuicioso, más que nada por indiferencia, no me molestaba que la gente viviera sus gustos, pero tenerlo tan de cerca y en un espacio tan intimo se sentía obviamente diferente. Me quedé viéndolo un momento, era muy grande, tanto que me parecía raro que lo ocultara tan bien en su ropa. Era sin duda mas grande que el mio, que no era muy pronunciado de hecho, quizá era el doble en tamaño, a simple vista parecía que medía veinte tantos centímetros, casi tan largo como mi ante brazo. Ella se veía algo extrañada, creo que no se esperaba que no lo supiera, quizá por mi aspecto pensaba que yo también era como ella y me daría cuenta. “Creo que esto fue un error” dijo, se la notaba avergonzada “¿Me rechazaras? No te preocupes, es culpa mia. Entonces dije casi automáticamente un decidido NO. No iba a rechazarla, ella de verdad me gustaba, además me estaban moviendo otras dos cosas: La curiosidad por estar con una transexual, ya había tenido relaciones con mujeres antes y siempre tuve la sensación de que no las dejaba satisfechas, por lo que probar el otro lado no sería mala idea; también pensaba en que si la rechazaba, estaría poniendo en riesgo mi trabajo. Ella, con los ojos vidriosos dijo “Me haces muy feliz con tu actitud, gracias” Nos besamos nuevamente y ella se dirigió a la cama, e imitando a las chicas con las que estuve antes empecé a agacharme lentamente, empezaba mi entrevista de trabajo. Una vez estaba en frente de su pene pude tener una nueva observación de su tamaño, realmente era impresionante, tenía un olor seminal muy fuerte, me irritó la nariz un momento por su fuerza. También vi que estaba goteando liquido seminal, lo que me pareció muy atractivo, mi corazón estaba a mil por hora por lo que estaba por hacer. Lentamente y con mucho nerviosismo pasé mi lengua cerca de su glande, a su alrededor y en la uretra; ese liquido sabía muy bien y me hacía querer mas. Ya en confianza de mi mismo intenté introducirlo en mi boca de a poco, era tan grande que solo la cabeza de su pene entraba en toda mi boca. Esforzándome mucho, intenté llegar mas lejos, llegué a casi un tercio de su tamaño cuando empecé a tener arcadas, pero no lo demostraba, me avergonzaba sacarlo de mi boca, quería llegar mas lejos. Con mi mayor esfuerzo llegué a cubrir cerca de la mitad, mientras que ella temblaba yo lo sentía en mi garganta. Entonces ya entendía como se hacía, comencé a sacarlo para respirar con la nariz mientras tenía el glande aun en mi boca y lo intentaba acariciar con mi lengua, entonces lo volví a introducir hasta cerca de la mitad, y repetí el proceso, cada vez mas rápido y con mas confianza. Ella no se movía mucho aunque cada tanto soltaba un gemido, lo que me alegraba, era mi señal de que lo estaba haciendo bien. Estuvimos así cerca de diez minutos, mientras sentía como palpitaba en mi boca, de repente me agarro de la cabeza y empezó a guiarme, a forzarme a llegar mas profundo, abrí los ojos de la impresión, pero me fui acostumbrando. Cada vez me empujaba mas profundo hasta que me dijo “No voy a aguantar mucho mas, mejor preparate”. Una vez que me dijo eso yo me auguraba lo inminente, siguió empujándome gimiendo cada vez mas y cada vez con mas fuerza hasta que en un ultimo empuje de mi cabeza, con toda su fuerza en sus brazos, eyaculó pasando mi boca directamente de lo dentro que lo tenía. Sentí un pequeño reflejo, pero pude evitarlo. Lentamente, y mientras aun eyaculaba, comenzó a sacar su pene de mi boca; en ese momento pude saborear su semen, era delicioso, una recompensa fantástica de sabor y textura, entendí entonces porque a las mujeres les gusta dar felaciones. Tragué lo que tenía en mi boca y sonreí enormemente, era extraño pero sentía que realmente había logrado algo importante, había hecho feliz sexualmente a alguien por primera vez en mi vida.
Ella se quedó respirando agitadamente mientras me veía con una mueca de satisfacción, entonces dijo “No lo hiciste nada mal para tu primera vez, pero podrías hacerlo aun mejor con practica”.
Su erección disminuía, pero aun agitada dijo “No te acomodes, aun no terminamos” Estaba algo extrañado, pero todo indicaba que tenía otra cosa aparte de sexo.
Me llevó a la sala de estar, y me dijo que me desvistiera, lo hice sin dudarlo movido por la excitación, y entonces noté algo. Ya dije con anterioridad que mi cuerpo no tiene mucho vello, pero cuando me desvestía noté algo extraño, el poco vello que tenía estaba completamente ausente, todo indica que mientras dormía me habían depilado y quitado todo, aunque no dije nada para evitar incomodidades. Luego de quitarme la camisa me comencé a bajar el pantalón cuando noté que además de tener las piernas también depiladas había otra cosa, no tenía mis bóxer, en lugar de eso habían unas braguitas de mujer de color blanco con encaje y con bordados en forma de corazón. Ella vio mi sorpresa, y cuando le pregunté si había dicho a sus sirvientes que me hicieran todo eso ella respondió “Inocente mentira, no tengo sirvientes”. Oído eso era evidente, ella me lo había hecho, se inventó lo de su sirviente seguramente para no incomodarme antes de nuestra intimidad, pero fue ella quien me trajo, ella me depiló y ella me cambió mi ropa; creo que pensó que me enojaría, pero para nada, era ropa muy cómoda, y mi cuerpo sin vello se veía muy bien de hecho.
Una vez en la sala de estar me dijo “Ahora probaremos que tal eres para el trabajo”, acercó uno de los percheros con ropa femenina. Me dio unos pantalones de jeans muy ajustados, me costó un poco ponérmelos, cuando lo hice vi que esos pantalones estaban hechos para realzar los glúteos, para hacerlos ver mas grandes de lo que eran, por eso me había costado ponérmelos, ella me vio, soltó una pequeña risa mientras decía “Creo que a ti no te hacen falta unos pantalones así” luego me alcanzó una blusa blanca, también ajustada. No tenía botones, cuando me la puse había un buen espacio sobrante en su escote, no llegaba a cubrirme por completo, dejando mi ombligo completamente visible, y las mangas eran largas, lo suficiente para cubrirme todos los brazos. Nuevamente rió y dijo “No te preocupes por el busto, podríamos rellenarlo, lo hacemos con todas”.
Luego trajo otro perchero, tenía vestidos y dijo “Estos vestidos son diseños míos, y son lo que mas modelarías” Primero me alcanzó un vestido largo de color celeste, no tenía mangas, su falda me llegaba hasta los tobillos, y la zona del busto no sobraba nada, me quedaba como un guante. Me hizo desfilar, lo que fue un poco vergonzoso, aunque por lo menos entonces estábamos solos. Y mientras desfilaba pude ver como ella, aun desnuda, recuperaba su erección. El segundo vestido que me alcanzó era el opuesto del primero, era un vestido rojo con mangas largas que terminaban en unos adornos gruesos y brillantes, se podía sentir su peso. La espalda estaba completamente descubierta, solo tenía el frente y las mangas. La zona de las piernas estaban casi al completo descubierto, incluso se podía ver mi trasero y mis braguitas, eso me hizo sentir extraño, casi como si el vestido cambiara mi personalidad por una no solo mas femenina, sino que también decidida y como decirlo, me sentía como si fuera una mujer atractiva. Cuando voltee a verla vi también que su erección era mas pronunciada y salía su liquido pre seminal, luego de dio una ropa interior rosada que era traslucida, con un encaje que me pareció encantador, luego me alcanzo un baby doll que combinaba con la ropa interior, rosado y translucido. Me lo puse y la sensación cambio por completo, mas que seguridad me sentía vulnerable, sentía como si un millón de ojos me vieran, hasta que me vi en un espejo, y he de admitir, que lo que vi me gustó. Era yo, me gustaba como me veía, con esa ropa, me sentía como una mujer. Le dije que me había quitado los problemas, que sin duda podría modelar ropa así, que me encantaría hacerlo.
Cuando voltee a verla ella estaba temblando levemente, se tapada la boca con una mano, y su erección estaba completa nuevamente. Decidí que esta vez sería yo quien tomaría la iniciativa. Intenté caminar de forma femenina, alienando los pies mientras me dirigía a ella, y sin decir nada, toqué su pene con mis dos manos. Ellas soltó un pequeño gemido, luego tomo mis manos y me llevó hasta el sofá de la sala. Se sentó y me dijo que me sentara al lado de ella, yo sabía lo que pasaría. De debajo del sofá sacó una caja con unos cuantos frascos, de ella sacó una pequeña botella de lubricante, me ordenó que me acostara, puso el lubricante entre sus dedos, me quito mi ropa interior y comenzó a jugar con mi ano. Primero simplemente se me acercaba, yo temblaba de los nervios, pensaba que iba a sentir lo que las mujeres y eso me emocionaba mucho. Introdujo uno de sus dedos en mi ano, luego dos, y luego tres. No sentía mucho en ese momento, hasta que movió sus dedos. En ese momento sentí una sensación maravillosa, como si el placer que me generaba llevar esa ropa se concentrara en un punto. Gemí del placer que me generó ese solo movimiento, mientras lo hacía me dijo “Eso que acabas de sentir es tu próstata, es lo que te hará sentir como toda una mujer”. Estuvimos unos minutos así, yo no dejé de gemir ni por un segundo, sentía que iba a enloquecer del placer, nunca me había sentido así. Entonces me dijo que mi ano ya estaba lo suficientemente dilatado para el asunto real. Introdujo un poco de lubricante en mi ano, y acercó su pene, aun erecto y empapado en su pre semen. Primero entro la cabeza, no sentí mucho, quería volver a sentir mi próstata, me desesperaba estar un segundo sin ese placer. Entonces siguió introduciendo el tronco de su pene, la cabeza alcanzó mi próstata y solte el gemido mas femenino que hubiera oído. De a poco, iba metiendo y sacando su pene, y cada vez que lo hacía, entraba mas profundo. Para mi el tiempo se congeló, era una sensación maravillosa; de repente todo dejó de importar, ni el trabajo, ni mis deudas, ni mis complejos, solo quería ser una mujer, quería estar así por siempre. Le supliqué que siguiéramos. Me penetraba sin tregua, cada vez mas rápido, cada vez mas profundo. Me enloquecía todo el gusto que me causaba, nunca se me había ocurrido que las mujeres disfrutaran tanto como lo estaba haciendo en ese momento. Estuvimos media hora en el paraíso, ella gemía mientras decía que no podía creer lo apretado que era, que sentía que mi cuerpo succionaba su pene y que ella solo se dejaba llevar. Cuando estaba a punto de eyacular le pedí que me permitiera beber su semen de nuevo, su delicioso semen, ella me consintió; quitó su mene de mi ano, lo que me entristeció, quería sentirlo, se puso de pie, yo me arrodille en frente suyo, y mientras yo tenía la boca completamente abierta soltó toda su carga en mi rostro. Cayó semen en mi boca, en mis mejillas, en mi cuello y en mi cabello, sentía que su semen me completaba, que no era un ser humano completo sin estar bañada en su semen. Mientras tragaba su regalo mi pene, pequeño y flácido, también eyaculó. Tuve un orgasmo sin siquiera tocarlo de ninguna manera. Cuando vi mi semen en el suelo, sentí que no lo necesitaba. Ella todavía tenía una erección, no se cansaba, se acostó boca arriba en el sofá sin decir nada, yo me subi encima de ella, me senté en su pene, y mientras me penetraba sin moverse la abracé, y ella también me abrazó a mi mientras me susurraba “Te amo”. Mientras veía al alba en la ventana cerré los ojos un momento.
Cuando los abrí ya era completamente de dia, ella aun dormía, y su pene, aun erecto, seguía en mi ano, dormimos juntos mientras me penetraba. Yo me limité a seguir así, abrazándola, hasta que ella al cabo de un rato, despertó. Cuando me vio, sonrió y dijo “Buenos días” Yo la salude de vuelta, y sin moverse dijo “Creo que ya es correcto decir que eres una mujer, y por lo tanto, puedes modelar ropa de mujer sin problemas” Yo asentí, nos besamos y dijo “Además de una mujer, quisiera preguntarte algo ¿Te gustaría además ser mi mujer?” Mis ojos se iluminaron, me proponía estar con ella, vivir con ella y disfrutar mi feminidad con ella. En una explosión de alegría la besé apasionadamente y dije que me hacía la mujer mas feliz del mundo, que estaría con ella por siempre, y que no podría vivir sin su amor en todos los sentidos. En una noche conseguí un trabajo, me enamoré, y me convertí en una completa mujer, todo gracias a ella, el amor de mi vida.
Me encantó tu relato.