La noche con «la hermana» de mi amigo.
Desde esa vez, los encuentros se volvieron regulares, pero mi historia con Alana comienza desde la mentira. .
Mi mejor amigo (Santiago, 26 años) y yo (Raúl, 24 años), nos conociamos desde no hace tanto, dos años aproximadamente. Nuestra amistad comenzó subitamente y de manera intensa por motivos que no voy a detallar para no alargar la historia, pero por eso nos hicimos muy cercanos rápidamente.
La verdad que no eramos el mejor ejemplo de persona, haciamos muchos chistes cuando veiamos gente en la calle o en algún video, sobre todo chistes que podrían considerarse homofóbicos. En general esos chistes venían de parte de él, pero yo los aplaudía.
Un día me invitó a ver un partido de fútbol a su casa, ya que somos del mismo equipo. Me contó que vivía en una casa solo con la hermana, así que no había problema con gritar ni nada de eso.
Transcurría el partido con normalidad, tomamos mucha cerveza y alguna otra cosa, sobre todo Santi, quien al rato de terminar el partido y borracho a más no poder, fue a su cusrto como pudo y calló dormido.
A partir de ese momento quede solo con su hermana, una chica super sexy, con un culito muy lindo y tetas que cualquiera desearia, no eran enormes, pero destacaban en su cuerpo esbelto y delicado. Sus labios carnosos hacian volar mi imaginación. Habiamos intercambiado miradas durante todo el partido sin que Santi supiera, y mi bulto ya no podía esconderse. Debo admitir que tengo un pene respetable, muy respetable.
Ella (Alana, 20 años) tampoco podía esconder las ganas que me tenía y comenzó a acercarse. No faltó mucho para comenzar a besarnos apasionadamente, aprovechando que Santo estaba inconciente en su cuarto.
Alana se sacó la remera que tenía y quedo en tetas, para luego haver que se las chupe, agarrando mi cabeza y tirando hacia ella.
Ya excitada me soltó, me pidió que me desnude y cuando lo hice comenzó a chuparme la verga. La manera ek que lo hizo superó todo lo que había sentido nunca. Lamió mis bolas, escupió mi pene y se lo tragó entero luego de chuparlo y besarlo un minuto. Tuve que pedirle que pare porque iba a acabar antes de lo que quería. Me besó de nuevo y me habló al oido.
—¿Estás pronto? Te toca a vos chuparmela.
Se paró sin esperar mi respuesta, se dio vuelta para que la viera de espaldas mientras se sacaba la tanguita que tenia y le mirara el culo. Se acercó a mi suavemente aun de espaldas y puso su cola en mi cara.
—Chupame la colita bebé… No seas tímido.
Mi lengua ni lo pensó y recorrió todo el ano de Alana, por afuera y por adentro hasta que pidió que pare, que guardará energía para lo otro.
—Cerrá los ojos y abrí la boquita bebé, sino no me la chupás.
Hice caso sin preguntar, estaba tan excitado y con lo que había tomado, tampoco me preguntaba mucho la verdad.
Casi inmediatamente, sentí que Alana se daba vuelta y se acercaba. Instantes después sentí como algo grande entraba en mi boca y salía, luego golpeaba mi cara y escuché.
—¿Te gusta mi pija papi?
Abrí los ojos y me sorprendí muchísimo, pero no sentí asco ni nada parecido, estaba tan excitado que ni siquiera me pregunté por qué Santiago me había ocultado esto.
Sin escuchar respuesta, Alana volvió a acercarse y su verga volvió a entrar en mi boca, pero sin sacarla esta vez. Bombeaba suave al principio, sabiendo que nunca había probado eso, pero al ver que yo seguía empalmado y tocandome, Alana comenzó a cojerme la boca mas fuerte.
—Quiero sentarme, chupamela vos bebé.
Me arrodillé rápido y empece a escupirle el pene, chupandolo con ganas, metiendo lengua, bajando a las bolas. Mi dedo entraba y salia de su culito y Alana no daba más.
—¡Cojeme papi! Necesito esa pija en mi cola, ya.
Se inclinó un poci en el sillon, mirándome mientras me ponía encima y apoyaba mi verga en su ano. Ya estaba lubricado, así que comencé a bombear.
Mientras la cojía, comencé a masturbarla, aunque me pidió que pare, no quería acabar tan pronto.
Luego de un rato paramos y se puso en cuatro patas. Volví a cojerla un rato mas, violentamente, agarrando su pelo y apoyándola contra el sillón mientras gritaba y pedía más, que no pare.
Finalmente le dije aue no aguantaría mucho más, pero me hizo parar.
—Quiero que me des tu lechita en mi boca, pero me parece que vos también tenés ganas de eso. Acostate bebé.
Tenía razón, no lo podía creer, pero quería chuparsela hasta que acabe en mi boca.
Se acostó sobre mi, con su pija en mi cara y comenzó a mamarmela, mientras yo hacía lo propio con la suya. Minutos después sus espasmos me advirtieron que se venía así que me preparé, muy excitado, mientras ella seguía comiendome la verga.
Su leche me llenó la boca y fue tanto el placer, que al instante le llene la suya también.
Inmediatamente se levantó y se acostó sobre mi, pero esta vez me besó con su boca llena, intercambiando todo el semen. Me calentó tanto que la levanté violentamente y me puse yo encima, volviendo a besarla. Me frenó, con la leche de ambos en su boca y la tragó.
—Es toda mía papi. La próxima puede ser que te convide.
Para evitar que Santi nos descubra, me vestí y me fui cuanto antes, pero, como ya les dije, vuelvo a cojer a Alana al menos una vez al mes.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!