La sorpresa
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anónimo.
Yo, hasta que me ocurrió lo que les voy a contar ahora, me consideraba una persona hetero "cerrada"… mis planteamientos sobre las/los homosexuales eran, por supuesto, de respeto (cada uno es cada uno), pero jamás me atrajeron ni me interesaron las prácticas "homo". Soy grandote, 1,83 y 90 Kg, con 55 años, muy bien llevados, ya que debido a mi afición por la práctica de diferentes deportes (tenis, natación, etc.), me mantengo muy fuerte y sano…
Nunca he tenido problemas con el sexo, y la verdad es que, a lo largo de los años, he tenido bastantes experiencias muy gratificantes todas ellas. A pesar de que mi "dotación" no es muy grande (14 cm.), mis parejas de cama siempre han quedado muy satisfechas… tengo comprobado que lo más importante NO ES EL TAMAÑO, sino LA CALIDAD.
Mi relato empieza en Madrid, hace 5 años… Yo vivo en Granada pero suelo viajar más o menos cada 15 dias a la capital del reino ya que allí vive desde mi divorcio hace ya 12 años, mi hijo con su madre, y siempre he procurado pasar con él todo el tiempo libre que puedo…
Recuerdo que era primavera, viernes y el día era precioso… el viaje en coche desde Granada fue un agradable paseo y llegué a casa de mi ex sobre las 8 de la tarde. Me encontré con la ingrata sorpresa de que mi hijo se había ido esa mañana de escursión con el colegio y por lo tanto, parecía que había hecho el viaje en balde… Me encontraba bastante disgustado, más por no poder verle que por los kilómetros realizados y decidí, ya que aún era pronto para retirarme, entrar en un Pub cercano al centrico hotel en el que habitualmente reservo la habitación. El ambiente era muy agradable y acogedor, la música suave y un par de cubalibres “bien cargado” me fueron tranquilizando……, me puse a hojear unas revistas para matar el tiempo y al poco rato entraron tres personas que se acomodaron en la barra a mi lado; una de ellas, una preciosa morena, se sentaba justo a mi lado dandome la espalda… no pude menos que apreciar su perfume, delicioso, que me hizo prestar atención al grupo.
Parecían compañeros de trabajo ya que hablaban del jefe y de cierto problema con las ventas; eran más jóvenes que yo, entre veinticinco y treinta y cinco años pero su aspecto y elegancia demostraba un alto nivel de renta… de pronto alguien volcó un vaso salpicando a la chica y de rebote a mí… todos nos pusimos rápidamente de pié, sacudiendonos los restos del líquido y la morena me pidió disculpas por la torpeza de su compañero.. en ese momento pude apreciar la serena belleza que tenía delante de mí: taitantos, muy alta, unos ojos verdes, grandes y profundos con una chispa de fuego en su interior, una boca muy sensual con una sonrisa que dejaba ver sus dientes perfectos, una melena larga hasta media espalda, que enmarcaba unos pómulos rosados y una carita redonda, muy blanca y delicada… ¡¡preciosa!!… el cuello muy suave, con una gargantilla de perlas antesala de unos hombros desnudos y un pecho muy escotado y sublime… la delgada cintura daba paso a unas caderas hermosas y unas piernas larguísimas que la minifalda negra no hacía mas que destacar… ¡era un sueño hecho realidad!.
Solo pude balbucir unas palabras de comprensión y me puse rojo de emoción ante la belleza que tenía delante. Ella se dio cuenta perfectamente de mi deslumbramiento y con una servilleta de papel trató de limpiarme la americana mientras me miraba fijamente y sonriendo a los ojos… sentí que me faltaba el aire y un fuerte retorcijón en el estómago y a partir de ese momento, el resto del mundo dejó de tener importancia para mí, solo sé que me puse a hablar como un poseido con Sheila después de aceptar sus disculpas y de una apresurada presentación.
Pasamos alegremente de un tema a otro y sin darnos casi cuenta estábamos los dos solos y la noche nos rodeaba con su manto oscuro. Cenamos, reímos, bailamos, brindamos… y nos besamos en el rincon más obscuro de un local donde alguien tocaba al piano canciones de amor… nuestras manos se aventuraban ávidas bajo la ropa en busca del placer hasta que, con trémula y ronca voz, la invité a subir a mi habitación "a tomar la penultima". Ella accedió con una chispa de temor y pasión en la mirada y nos dirigimos a mi hotel.
El portero de noche me dio la llave, con una ojeada de envidia, y nos dirigimos hacia el ascensor agarrados por la cintura. Allí nuestras lenguas firmaron un pacto de pasión y una vez traspasada la puerta nos despojamos con urgencia de toda la ropa que hacía rato nos estorbaba… quedamos en ropa interior, yo con un slip blanco que dificilmente contenía mi abultado miembro, y Sheila con un conjunto de seda negro que resaltaba todos sus atributos de mujer, exhibidos con orgullo. Nuestro abrazo era perfecto y nos dejamos caer en la cama ya a punto de explotar. Antes de que pudiera darme cuenta, yo estaba tumbado boca arriba y ella arrodillada entre mis piernas, me ofrecía la mamada más experta y erótica que jamás había recibido mientras que mis manos trataban inutilmente de alcanzar sus senos que trotaban libres a diez centimetros de mís rodillas… me pidió que me estuviera quieto y que le dejara a ella hacer, que ya llegaría mi turno y me dejé llevar por los sentidos; cerrando los ojos me ví volando en un orgasmo gigantesco… ella, relamiendose golosa, se tragó hasta la última gota de mi abundante corrida. Cuando un minuto después abrí los ojos, ya estaba tumbada boca abajo a mi lado, con el pecho apoyado en el mio, acariciando con una mano mi pelo con sus dedos suaves y largos y con la otra mi miembro que se resistía a claudicar… me miraba con ternura, nuestras bocas se unieron una vez mas y mi deseo renació con firmeza.
Ahora me toca comer a mí le dije mientras trataba de voltearla para devolverle el beso intimo y en ese momento me confesó su secreto…
Soy una mujer encerrada en el cuerpo de un hombre y tengo una pequeña sorpresa entre las piernas… en ese momento le quité las pantaletas y un hermoso miembro masculino, bastante mayor que el mío, saltó cimbreante… yo me quedé anonadado… era inimaginable lo que veía y pensé que estaba lo soñando.
Hasta ese momento había disfrutado de la compañía femenina más agradable que recordaba y de la sesión de sexo más gratificante de mi vida… y ante mis ojos se erguía un pene rotundo y tembloroso que latía a mi alcance… Sheila con los ojos llorosos murmuraba palabras de perdon suplicando mi comprensión… no había pensado que llegaríamos tan lejos, y se había dejado arrastrar por la magia de nuestro encuentro… en mi interior se estableció una durísima lucha entre mis prejuicios machistas y mis deseos de seguir disfrutando de la mejor velada de amor de mi vida, y afortunadamente vencieron los últimos… la tranquilicé con las palabras más bonitas que pude articular y empecé a besar sus ojos para enjugar sus lágrimas y sus labios para acallar sus disculpas… ¡¡y me gustó aún más que antes!!. Sin duda el morbo que la situación había provocado disipó mis últimos resquemores y empecé a rozar con mis dedos con mucha suavidad su miembro que se había venido abajo con el disgusto…
Mis besos y mis caricias acabaron con sus temores y Sheila reaccionó con un ardor que me volvió nuevamente loco… de pronto me vi haciendo un 69 explosivo y esa fue la primera vez que, venciendo un asco quizás cultural, disfruté de la increible sensación de chupar su preciosa polla… esa noche fue larguísima, perdímos la noción del tiempo y del número de veces que nos corrimos los dos… la pentré un par de veces con muchísimo placer y después me penetró ella a mí, al principio con bastante dolor… las sensaciones eran ¡tan placenteras…!, poco a pòco, fueron cayendo con estrépito todos los tabúes que hasta entonces mantenían mis convicciones.
Pasamos juntos el resto del fin de semana, y nuestra relación aún duró dos años más, en los que el amor y el placer fueron siempre de la mano.
La distancia y nuestros trabajos nos fueron alejando, pero tengo que agradecer a Sheila el descubrimiento de una faceta de mi sexualidad que estaba oculta… He vuelto a buscar y he encontrado el placer con otros travestís, y últimamente también he descubierto poco a poco el gozo con otros hombres, por lo que mi completa bisexualidad está bien consolidada y os aseguro… ¡¡¡es maravillosa!!!.
María, mi actual pareja no sabe nada de esto, mantenemos relaciones sexuales frecuentes y muy satisfactorias, pero no me atrevo a contarselo por miedo a su reacción… creo que jamás lo aceptaría y no deseo perderla….
Ultimamente estoy fantaseando con trios, ya sean mixtos o del mismo sexo, y me gustaría encontrar a alguien que quisiera compartir y hacer realidad conmigo mis fantasías… podeis escribirme a mi correo
¡¡Gracias!! Miguel
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