Me desfloró mi mejor amigo.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
¡Hola!, soy un transexual que inicié mi transformación a edad muy avanzada.
Inicié mi transformación como mujer tomando hormonas femeninas después de mis cincuenta años. Pasado de algún tiempo mi cuerpo desarrolló chichis copa b, mis nalgas se redondearon y aumentaron su volumen, y mis piernas engordaron.
Al contemplarme desnuda al espejo me veo pasable, deseable y cochable, pero, ¿quién será el primero en desflorarme?.
Créanme chicas, pasé algún tiempo pensando en ello, deseaba un hombre, una verga, pero soy tímida y deseaba que fuera alguien de confianza.
Pensé en un amigo de la juventud sobre quien me llegaron rumores de su inclinación por cogerse jotos y decidí contactarlo, no tan evidente por supuesto pero, ¿por qué no alguien con experiencia, que conozco, para desflorarme e introducirme no solo la verga por la que suspiraba, sino alguien a quien estimo y darle un gran regalo?.
Mi amigo a estas alturas divorciado y con una vida oculta, bueno, pues por qué no me dije y he aquí que finjo estar necesitado de ayuda, lo contacto y con amabilidad y nobleza me brinda su casa como cobijo en lo que pueda recuperarme de mi aparente “desamparo“.
Pasamos largas noches platicando de los treinta años de no vernos, de nuestras aventuras de juventud y darnos ánimos para sobrellevar una vida de soledad.
Una noche decidí provocarlo, sabía que me espiaba al desnudarme ésa noche para irme a dormir (me prestó una habitación separada), sentí que secretamente le gustaba y lo confirmé cuando después de varios días, no separaba su mirada de mis nalgas, del bulto de mis chichis que a duras penas podía esconder, amén de sus insinuaciones de inyectarme hormonas femeninas para desarrollar chichis y nalgas de mujer (es médico) al bromear que necesitaba inyecciones de testosterona para tener los “huevos” para salir adelante.
Lentamente y con el corazón latiéndome a mil por hora (sabía que ya me espiaba días atrás porque le gustaba), comencé a despojarme de mi ropa de hombre, primero mis pantalones que dejaron al descubierto mis lindas piernas transformadas en contorno de mujer, después me despojé de la camisa, que me dejaron desnuda, sin sostén, mis chichis al aire y libres del bralette que las oprimía para disimularlas y no hacerlas tan evidentes. Solo quedé vestida con un diminuto bikini negro de nylon, femenino y lindo que contorneaban mis abultadas nalgas. Escuché un ¡ay bárbaro, eres mujer!, ¿qué ha sucedido -mi nombre- eres ó te pareces?, a lo que respondí “soy y deseo que me hagas tuya, si alguien ha de desflorarme, te he escogido a ti para que lo hagas, para que me hagas mujer, tu mujer.
No soportó más y lleno de deseo se abalanzó contra mí y comenzó a besarme y acariciarme en forma incontrolada. Me mamó las chichis, manoseó mi entrepierna, me besó hundiendo su lengua lujuriosa en mi boca, manoseó, estrujó mis nalgas, acarició mis torneados y lindos muslos. Empezó a llevarme a su cama, pero lo detuve y dije, espera papito, voy a maquillarme, deseo estar linda para ti, ve a tu cama y espérame, listo para mí. Galantemente se retiró y escuché como se acostaba, saqué de mi maleta mi maquillaje y como pude y rápido me puse una base clara, sombra, pinté mis labios, delineé mis ojos, el rimel en mis párpados y peiné como pude mis cabellos, untados ya que no había tiempo para mas.
Me quité las pantaletas y desnuda, con mis chichis al aire, contoneándome me puse frente a el. Chicas, mi hombre de ésa noche no es un adonis, es mas bien gordo y no estético, pero que importaba, descubrí pronto un garrote parado, cabezón, grueso y bamboleante, esperándome para cumplir todos mis deseos. Con deseo y desesperación me lo metí en la boca, lo chupé, pasé mi lengua por su enorme cabeza, lamí unos huevos enormes y olorosos a sudor y con sabor a sal; olí por primera vez un pene de hombre, su olor a orines y sudor me excitó mucho y su sabor ligeramente amargo y salado me supo a gloria.
Me tumbó en la cama y mamó largamente mis chichis, una primero, otra después, la sensación es indescriptible, sentirme usada, deseada como mujer, besos empalagosos en mi boca, cuello, caricias urgentes en mis muslos, pantorrillas, nalgas, pellizcos; manoseos y pellizcos en mi entrepierna (no se me para, por las hormonas soy impotente y está reducida a una mínima expresión), me trataban como una mujer y excitada en el paroxismo del deseo empecé a pedir la penetración.
Me dio la vuelta y me empiné en “cuatro patas” levantando mis nalgas lo mas que pude, aún recuerdo sus palabras: “que buenas nalgas tienes putona” y acto seguido su cabeza en la entrada de mi ano, dura, caliente e inmisericorde, comenzó una dolorosa penetración: chillé, grité, berreé, pataleé, hasta que su enorme pene terminó de hundirse, acomodarse en mi interior, hasta que sus bolas golpearon mis nalgas, hasta sentir su pubis con su vello rasposo, oprimir mis nalgas hasta mas no poder: un pene que ya había penetrado vaginas y otros anos, ahora lo hacía conmigo.
Ya era suya, ya le pertenecía a un hombre y no me quedaba más que dejarlo hacer conmigo lo que su instinto de macho cogiéndose a una hembra le dictara.
Limó su verga en mi recto, bufó, me dijo palabrotas y obscenidades, me gustó mucho, me sentí bien puta, usada, dando placer a mi hombre a mi macho.
Siguió un buen tiempo glorioso, cadencia de hombre penetrándome una y otra vez, mis gemidos y ayes de dolor, lo excitaban y me embestía cada vez con más fuerza, hasta que en una serie de gruñidos, señal inequívoca de que “iba a terminar”, se vino dentro de mí en una explosión de leche que inundó mi apretado recto y empezó a gotear por mi ano.
No lo dejé moverse, hasta que su pene flácido empezó a abandonarme, había cumplido su función ¡y lo hizo muy bien!, me inició como mujer y me marcó un camino de promiscuidad por el puro gusto, de tener vergas de diferentes hombres, por el puro gusto de poseer a muchos hombres, como mujer iniciada en mi nuevo camino, en mi nuevo estado. ¿Una Puta?, quién sabe y no me importa, solo aquellos que no se han atrevido a disfrutar a un hombre como yo, pueden criticarme, no me importa.
Siguieron noches muy lindas, dormíamos juntos y en la madrugada, cuando la testosterona se acumula en un macho, me tomaba de “ladito” y me cogía, hasta venirse rápidamente y yo gozaba tal espontaneidad. Como su esposa, le preparaba el desayuno. Envuelta en una batita transparente, con pantaletas transparentes, lo recibía en las noches, bien linda, maquillada y vestida bien bonita. Cogíamos después de cenar, antes de dormir y varias veces, “me tomaba dormida” y me cogía”, dándome lo que toda mujer sueña: un hombre que se sirve de ella cuando quiere, que me hace sentir femenina, deseada y eso sí, con mi culo oloroso a él.
Patricia.
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