Me estrenaron
Me llamo Milton. Cuando tenía 16 años comencé a usar ropa femenina, al principio solo usaba pantimedias pero con el tiempo fui agregando más ropa y después zapatos. Como muchos travestis cuando podía usaba la ropa que me gustaba y me quedaba de mi Mamá o de mis hermanas menores..
Me llamo Milton. Cuando tenía 16 años comencé a usar ropa femenina, al principio solo usaba pantimedias pero con el tiempo fui agregando más ropa y después zapatos. Como muchos travestis cuando podía usaba la ropa que me gustaba y me quedaba de mi Mamá o de mis hermanas menores. No me consideraba gay o algo por el estilo y pensaba que solo era un pasatiempo extraño.
Al cumplir 18 años deje la prepa y comencé a trabajar para una familia adinerada de la ciudad, la familia en cuestión tenía varios talleres automotrices, cada uno de uno lo dirigía uno de los integrantes varones de la familia sin embargo yo no trabajaría en ninguno de los talleres, lo haría en la casa de la Sra. Angela, la Matriarca de la familia, una mujer de 70 años. Con el paso del tiempo fui conociendo a parte de la familia y a los empleados de sus talleres, todos los empleados me saludaban pero seguramente en secreto se burlaban de mí, ya que era muy diferente de ellos, ellos eran hombres muy rudos y musculosos acostumbrados a trabajo físico y sucio y yo bastante delgado, y mi trabajo básicamente consistía en ser el servicio doméstico de la señora Angela.
Con ella vivía solo uno de sus hijos: Alex, en ese tiempo, él tenía más de 40 años y aún no se había casado. Todos en los talleres decían que no tenían servidumbre femenina, porque se decía que él era tremendo semental con las mujeres y La Sra. Angela temía que las embarazara y tuviera hijos no deseados y le generara problemas de herencia entre otras cosas. La casa era muy grande, esquina, 2 pisos, jardines, terrazas, varias salas, varias recámaras, en cada una había bastante ropa de cuando los otros hijos e hijas vivían ahí, en una de las recamaras encontré que en el closet había como 20 pares de tacones, esta recamara le había pertenecido a Lau, su hija menor qué hacía unos meses se había casado y se había ido a vivir a otra ciudad. También había ropa pero era muy conservadora, los tacones en cambio además de muy finos, eran muy altos. Me los probé todos, la mayoría me quedaban muy apretados pero como me ponía medias, siempre lograba que entraran.
Prácticamente probé toda la ropa que me gustó: Trajes de baño, algún vestido, abrigos, etc. Un día hurgando en los cajones descubrí un tesoro oculto, un cajón lleno de lencería muy fina y muy sensual, no lo hice de inmediato pero sabía que tarde o temprano me la probaría. Tiempo después ya cuando confiaban en mí, me ofrecían cuidarles la casa cuando salían de viaje por varios días. Uno de tantos viajes que hicieron al extranjero, por la noche se me ocurrió ponerme algo de lancería, primero me di un buen baño y después me puse un body de encaje transparente color negro, que se abrochaba en la entrepierna, como tenía varillas, me apretaba de la cintura y me hacia unas formas muy femeninas, la parte de atrás, se me metía entre las nalgas y me las levantaba, así me quedé dormido, cuando desperté el body estaba mojado de semen en la entrepierna, me lo quite y con mucho cuidado lo lave para evitar que Lau se diera cuenta.
Las vacaciones duraron 2 semanas, cuando faltaban 2 días para que regresaran, fui al taller de Alex por dinero para comprar algunas cosas que hacían falta para su regreso, después que recogí el dinero fui a comprar las cosas, regrese a la casa, comí y me di un baño. No era muy tarde aun y se me ocurrió volver a vestir algo de lancería, esta vez me puse unas medias de seda muy finas que se ataban con un liguero, una tanga de hilo dental y tacones altos, todo de color negro, en la parte de arriba una bata transparente, no había ningún brassiere para simular senos pero aun así me sentía muy sensual y femenina, entonces salí de la recamara cual seria mi sorpresa, Jaime un chofer de ese taller estaba afuera de la recamara esperándome, había ido a la casa por algunas cosas que le había pedido Alex recoger, como podía ingresar con el control automático de la cochera no necesito tocar y no me percate que había ingresado, me estuvo llamando para que le entregara las cosas pero como yo estaba encerrado en la recamara de Lau poniéndome la lancería, no lo escuche y como el escuchaba ruidos en la recamara me espero que saliera.
Cuando salí de la recámara él estaba frente a la puerta a unos pasos de mi, así que no había como ocultarme no tuve más remedio que caminar hacia él y pedirle que por favor no dijera nada, él me tomó de un brazo, me jalo hacia él, me dio una vuelta y una nalgada, solo se reía y me decía que me veía muy bien, que todos en el taller lo sospechaban pero que ahora él en persona lo estaba comprobando. Yo quería llorar pero me dijo no me preocupara que no diría nada pero que a cambio tenia que portarme bien con el, rápidamente me di cuenta de sus intenciones, me pregunto como me llamaba, le dije que sabia bien que me llamaba Milton, pero me dijo ese nombre no, tu nombre de putita, nunca se me había ocurrido tener un nombre femenino, recordé alguna artista que cantaba en un grupo musical y ese le dije: Katya le conteste, pues bien Katya vas a complacerme en todo lo que te pida y ya te imaginas a que me refiero, le dije que nunca había tenido sexo con nadie y me dijo: “Mejor aun, te voy a estrenar y te voy a convertir en la mujer que intentas ser con esa ropa que llevas puesta”.
Se sentó en una de las salas y me dijo ven ponte de rodillas y chupamela, le dije que no que mejor le pagaba un mes de mi sueldo o la cantidad que el quisiera pero no acepto, me dio mucha pena pero no tenia opción, así que me puse de rodillas frente a él y comencé a darle lamidas a su verga. La tenía completamente parada, olía a sudor y orina, Me daba asco además de que realmente no sabía cómo hacerlo y seguramente no lo hice muy bien, porque al poco rato me dijo “espera mejor párate”, el también se paró, me dio la vuelta y me quito la tanga, se sentó nuevamente y me jalo para que me sentara sobre sus piernas intentando meter su verga en mi culo. Yo estaba muy asustado pero no intentaba resistirme, porque no sabia como reaccionaria, Jaime media casi 2 metros y era de una complexión musculosa, fácilmente me doblaba en peso, su verga era muy gruesa y cabezona, aunque ya tenia la punta en la entrada de mi culo, no entraba, yo me quejaba porque me estaba lastimando, le decía que mejor no, que si quería se lo volvía a chupar, pero el me dijo que un trato era un trato.
Entonces se levantó y fue a una recamara a buscar algún lubricante encontrando un frasco de crema facial POND’S, se unto una gran cantidad en la verga y me puso bastante alrededor de mi culo, también con uno de sus enormes dedos colocó una gran cantidad dentro de mi culo, lo metió y saco varias veces y lo giraba, después usos dos dedos e hizo lo mismo, para entonces ya no me dolía tanto porque me había dilatado bastante, mi verga aunque no estaba tan larga y gruesa como la de el también se me puso muy dura, me pidió que me sentara nuevamente, con la crema ahora si que estaba entrando, aun me causaba algo de dolor y por instinto yo le decía “ya no, ya no, ya no”, pero él estaba decidido me jalo hacia abajo hasta quedar completamente sentado sobre sus piernas, en ese momento me dijo: Katya, ya vez ya la tienes toda adentro, prepárate que solo es el principio, me tomó de la cintura y me comenzó a subir y bajar, la verdad me empezó a gustar y aunque aun me daba pena en pocos minutos cambie el “ya no, ya no, ya no” por “mas, mas, mas”. Después Prácticamente era yo quien lo cabalgaba, dándome sentones, me gustaba sentir como salía y volvía a entrar.
Lo estuve cabalgando buen rato hasta que así como me tenía ensartado me levanto y me llevó en peso a una de las recámaras, me depositó sobre la cama, me puso en 4 y comenzó a bombear, yo pujaba y gemía de placer y se escuchaba como su pelvis pegaba con mis nalgas, era tal el frenesí que se escuchaba como si una multitud aplaudiera. Después de un rato vació sus mecos dentro de mi, yo también termine, manchando la cama por lo que sabia que tendría que lavarla al dia siguiente, pero no me importaba, después de la cogida que me habían dado.
Pero Jaime aún no estaba satisfecho, me volteo hacia arriba, coloco mis piernas sobre sus hombros y comenzó a metérmela de nuevo, mi culo estaba tan abierto, además estaba lleno de crema y de sus mecos que me escurría que su verga entraba y salía como cuchillo en mantequilla, me estaba cogiendo en la recamara principal de la casa, estábamos en una cama King Size, por el lado izquierdo de la cama tenía un tocador con un espejo bastante grande y aunque estaba lejos yo podía ver en el espejo como me estaban cojiendo y la verdad por la forma en que estaba vestido era una imagen muy erótica, mis piernas con medias y ligueros y tacones sobre los hombros de un hombre que bombeaba como si no hubiera mañana.. Jaime me cogió hasta que quiso y solo paró hasta que nuevamente me echo sus mecos adentro, cuando termino me dijo, Hay Katya, si Alex supiera la putita que tiene en su casa, estoy seguro que te a diario te daría tu ración de verga, ante esto yo me quede pensando “Si es tan bueno para coger como dicen, será necesario decirle”
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