Mercado de esclavos. Castigo de Esclavos (III)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Ricardo.
Dedicado a montse, inspiradora de toda esta fantasía
La esclava asistía como espectadora pasiva, pacientemente y desde su desnudez. Adornada, lucia con cierta satisfacción los aros que decoraban sus pezones, así como las argollas que colgaban parsimoniosamente de los labios de su vagina. El cuello, sujeto por la cadena enganchada a su collar de cuero, le limitaba en gran medida el movimiento de su cabeza. Las argollas que fijaban sus pies al suelo, definitivamente, la convertían en un bello monumento a la quietud. Sus muñecas, unidas por una cuerda atada al techo, completaban la bella escena, de la que la perra se sentía, en cierta medida, protagonista.
Los compradores fueron subiendo al entarimado para ver y reconocer a través del tacto a los esclavos en venta. Las palpaciones de la carne en venta, los pellizcos, las penetraciones con dedos empezaron. Esa forma de permanecer ante el público podía durar hasta tres días. La tortura había empezado. Los esclavos, llegado este momento, sentían la mas profunda indefensión. Ni siquiera podían ver a quienes los usaban, dada la posición de sus cabezas. A veces, si los clientes hablaban, podían saber si quien estiraba un pezón, o la argolla que lo embellecía, era un potencial amo o ama. Pero poco más.
A veces el esclavo o la esclava eran sorprendidos con una caricia tremendamente continuada y excitante; otras con un tremendo azote en cualquier parte sensible de la res. Y así podía transcurrir esos tres infames días, en los que el esclavo perdía toda conciencia de su ego, si alguna quedaba, experimentando la urgente necesidad de ser definitivamente propiedad de alguien. Era el momento en que se ponía de manifiesto la valía del siervo. Algunos, y a pesar del horrible entrenamiento a que eran sometidos, llegados a esta fase fracasaban, perdían los nervios, lloraban, se excitaban con las caricias en demasía e incluso orgasmaban en publico, como si nunca hubieran sido enseñados a controlar esas sensaciones.
Montsum permanecía impávida. Una mujer examinaba su depilado coño. Introducía un dedo y comprobaba el grado de excitación al que podía ser llevada la pobre cerda. Montsum sufría. Sufría mucho porque su rostro no podía delatar la más minina expresión de satisfacción. Las razones eran dos: primero por que había sido educada en este noble arte de la obediencia al amo; segundo por su valor de mercado caería en picado ante semejante signo de debilidad. La señora seguía torturando la profundidad de su vagina, y disfrutando de la contención facial de la esclava. De vez en cuando le susurraba en el oído: "Resistes bien puta… -a modo de provocación, que excitaba grandemente a la esclava_ Me gustas para mí. ". La potencial ama comenzó a tirar de una de las argollas de los labios vaginales, precisamente la que indicaba su condición de esclava bisexual. El dolor se hizo por momentos insoportables, pero Montsum resistió como la perra entrenada que era. "Exquisita- dijo la señora -, esta esclava resiste muy bien el dolor. Seguro que en mi poder aprendería a resistirlo aun mejor". Montsum se estremeció desde sus ataduras, al pensar el futuro que le podía esperar en mano de aquella dura mujer, pero esperanzada a la vez, por que un ama se hubiera fijado en ella, nada mas que empezar la venta. Esperanzada, pensó que el suplicio de los tres de exhibición, podría reducirse con suerte.
La potencial compradora desistió de adquirirla, al tener conocimiento del altísimo precio que se pedía por tan deliciosa chiquilla. Continuo viendo esclavos y esclavas. Montsum nunca supo la cara de su posible compradora.
A su lado, un hermoso muchacho mulato, padecía los abusos de otra mujer. El animal era uno de los más cotizados en aquella feria. Había sido objeto de dos años de entrenamiento, en la escuela a la que pertenecía Montsum. En muchas ocasiones, y como parte del entrenamiento, Montsum había sido cruzada con aquel hermoso ejemplar. Nuestra protagonista sabia de las numerosas utilidades que aquel esclavo podía proporcionar a su comprador. Lamentaba tener que dejarlo de ver. De hecho ya no lo vería nunca más. Había sido educado, como ella y como todas las demás reses en la mas dramática de las contenciones. El esclavo era famoso por ello.
La potencial compradora, atraída por la fama que acompañaba al mulato, y sorprendida por el tamaño de la excitada polla que exhibía el macho, decidió comprobar la realidad de los comentarios. El animal lucia soberbio y, como era habitual, se encontraba atado por el cuello al techo. Las manos atadas y las piernas abiertas. El animal solo lucia una argolla en uno de sus pezones, lo que significaba que solo había sido educado en las artes amatorias con amas.
Montsum, en ese momento, descansaba de los manoseos y reconocimientos a que había sido sometida. Escuchaba sin embargo, los comentarios de la señora que se palpaba el endurecido órgano del muchacho.
La cliente se aproximó al mulato, y dirigiéndose a una esclava que la acompañaba, dijo: "Este cabrón parece interesante. Los comentarios obedecen a la verdad. Esa polla es magnifica, hasta a ti podría hacerte daño en el agujero de tu culo"- dijo a su esclava, que asintió con humildad." La potencial compradora, parecía entusiasmada con el ejemplar. Continuó jugando con el enorme rabo, y sin ningún tipo de contemplaciones comenzó a pajearlo enérgicamente. ."¿Cómo reaccionará a una boca como la tuya?" Inquirió de nuevo al animal que la acompañaba. La esclava, supo de inmediato que tenía que arrodillarse y comenzar a aplicar su glotona boca sobre el pollón del esclavo. No le hizo ningún asco a la orden – sugerencia de su ama, eso sí, tras que su dueña soltara el miembro del prisionero. La esclava había deseado que su ama le ordenara comer esa polla. Necesitaba saber de primera mano las excelencias que hasta sus oídos habían llegado sobre las excelencias de aquel joven y bello mulato, que había sido educado, por cierto, en la escuela de doma en la que ella misma había sido formada, y en la que había aprendido sus artes bucales.
Montsum, escuchaba excitada el tejemaneje del ama y los esclavos, orgullosa de haber sido participe en el entrenamiento del excepcional animal mulato, que resistía estoicamente las habilidades linguales y bucales de aquella esclava. Mientras, la dueña de esta última, se entretenía azotando las nalgas del cerdo. La reacción era la esperada. El esclavo se mantenía incólume. Aguantó azotes, mamada, lametones en los huevos e incluso introducción de dedos en su ano, durante unos diez minutos, sin proferir ni el más mínimo quejido o suspiro. Sus entrenadores señalaban con orgullo al esclavo desde el lugar en que se encontraban. El mulato seguía con su cabeza erguida, imposibilitado de cualquier movimiento, y sin vislumbrar el rostro de la mujer y de la esclava que lo excitaban de forma tan brutal. El esclavo se sentía un autentico objeto de placer.
De pronto, sin embargo, sus fuerzas comenzaron a flaquear comenzando a derrumbarse las barreras que la cruel formación recibida le habían creado. El esclavo tuvo un estremecimiento que no pudo de dejar de apreciar la esclava que succionaba su enorme polla. Al darse cuenta de que podía subir puntos ante su ama por las habilidades puestas en practica en aquella polla, decidió aplicarse aun más. El maniatado sufrió una tremenda conmoción al darse cuenta que jadeaba de forma incontrolable, y que comenzaba a flaquear. "No puedo verter mi semen; no puedo correrme si no me es ordenado " se repetía una y otra vez, recordando el sonido de la pala, el dolor producido por el látigo, y las humillaciones padecidas cuando fallaba en la escuela de doma.
Sin embargo el fracaso fue imposible de evitar, y en pocos minutos el cachorro negro que tanto valor había llegado a alcanzar, se convirtió en una escoria a la que difícilmente se le podría buscar salida en los tres días de venta, y la lefa partió de su polla a la boca de la esclava que, no sin malicia, había buscado beber la grana cantidad de leche que se derramo en su boca de furcia. Los entrenadores del esclavo, no salían de su asombro al ver como el animal culeaba intentado ahogar con su rabo la garganta de la esclava, que se veía incapacitada para tragar tanta leche acumulada en aquellos huevos, tras tanto tiempo de abstinencia.
La esclava autora de la hazaña, miraba con orgullo la cara de su ama, desde su humillante posición.: en cuclillas, con una mano agarrando la polla del macho, intentado extraer hasta la última gota de liquido del macho, y con la cara llena de semen. Su ama, orgullosa por la hazaña de su esclava, pero encolerizada por el poco valor demostrado finalmente por la víctima, abofeteó la sucia cara de la esclava como desahogo, a la vez que la insultaba. "Sucia puta. Me has dejado sin un capricho. Ahora no podré comprar a esa bestia que has inutilizado para toda su vida". La esclava, delante de todo el publico asistente, demostró su docilidad arrastrando su lengua por el suelo y los pies de su ama, en señal de suplica de perdón. La señora hubiera deseado llevárselo de todas maneras, pero hubiera sido el hazmerreír de toda la ciudad, al adquirir una mercancía de tan baja resistencia.
El mulato fue azotado durante quince minutos, como ejemplo para todas las bestias que permanecían en el estrado. Las lagrimas fluían a las mejillas del preso, en gran medida por el dolor de los azotes, como no, pero sobre todo por la dignidad que tan banalmente había perdido en la boca de aquella miserable esclava. Sabia que después del castigo pasaría a las celdas en donde eran exhibidos los mas infames esclavos: los que serían utilizados como bestias de carga. Su gloria había sido pasajera y su castigo de por vida.
La masa asistía entusiasmada al primer castigo publico de la jornada. El último espectáculo que el esclavo pudo brindar a tan selecto auditorio, fue la redoblada erección provocada por los crueles azotes que en aquel momento recibía.
Entretanto Montsum, que lo había oído y comprendido todo, empezaba a ser manoseada por un cliente que iba acompañado por alguien. Montsum decidió aprender la lección y no confiarse en su formada dignidad de esclava.
Se agradecen sugerencias e ideas, en general sobre este relato y sobre los del resto de la serie. En particular, puedes sugerir ideas sobre la evolución del personaje de la esclava protagonista, en el sentido que más te apetezca. Ricardo (xxman24@hotmail.com)
Mi intención es crear nuevos ciclos sobre esta esclava y sobre otros personajes secundarios.
Animo, os espero
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