Mi bailarina con pija
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
MI PUTITA BELÉN, LA BAILARINITA MUSCULUDA
La conocí a Belén una tarde de verano cuando ella salía de la clase de danza, era una divina hembrita de unos 18 años que me excitó apenas la vi caminando por la calle meneándose con su blanca pollerita corta que dejaba ver sus hermosas piernitas blancas y musculudas de bailarina, moviéndose provocativamente luciendo su cuerpito delgado, lisito, sin tetitas.
Calzaba sandalias muy altas, de esas con solamente una tirita desde el talón, tipo pulsera, y un solo sujetadedo que dejaba ver sus divinas patitas blancas y largas con uñas largas pintadas de rojo sangre.
La seguí unas cuadras para verla mejor, y a cada minuto me excitaba más y la pija se me había parado, así que me le puse al lado y le dije: -“Hola! Sos hermosa, bailás clásico? Tenés el cuerpito de una diosa! Dónde bailás?”
Me miró y me contestó: “Hola, te gustan las bailarinas? Bailo acá, en esa academia, clásico.
Por eso me seguiste?”, me dijo, sonriendo.
Yo creía que no me iba a hablar, pero al ver que me daba bola pensé que era algo putita y seguí: “Querés que tomemos un café? Sos hermosa! Me gustaría conocerte más! Cómo te llamás?”
-“Soy Belén! Bueno, acepto, no tengo nada que hacer, ya bailé tres horas y me vendría bien un café!”
Fuimos al bar más cercano y empezamos a hablar y me miró como tratando de pensar qué buscaba yo de ella.
“Te gustan las bailarinas clásicas? Por qué?”, preguntó.
-“Son muy sexys con esos tutús recortitos, sus piernitas musculudas y generalmente sin tetas”, le contesté tirándome el intento de que ese piropo tan puto le gustara.
Belén se rió, con lo que me hizo saber que no tenía vergüenza y estaba dispuesta a hablar como una pendeja putita.
-“Sí, nosotras somos muy eróticas para casi todos los hombres! Para vos también?”, preguntó con un mohín de malicia, y con eso abrió el diálogo a cosas más sexys.
“Y de mí, qué te gustó?”, preguntó, dándome lugar a hablar de otras cosas.
-“Y, lo primero fue tu cuerpito… y también tus patitas en esas sandalias tan eróticas! Adoro las patitas bonitas como las tuyas!”, le contesté, jugándome a fondo.
Y Belén no lo tomó mal.
Al contrario, poniendo cara de atrevida, me dijo: “Sí, mis patitas, como vos las llamás, son mi fetiche! Acá tengo una foto mía a los 11 años, cuando ya hacía 6 años que bailaba.
Te gusto ahí?”
Miré la foto, era una pendejita de unos 10 u 11 añitos, musculudita pero delgadita y preciosa, con un tutú negro y el pelo en cola de caballo, y se lo dije.
Tenía las piernas con cintas rojas casi hasta la ingle.
-“Sos divina desde pendejita! Te quedan bien esos adornitos! Dónde bailás?
-“En una academia, pero también bailo en privados, me contratan para eso”.
-“Cómo es eso? Que te contratan? Yo creía que solamente ustedes bailan en teatros como el Colón!”
Belén se rio, y por un momento pareció que no iba a contestar, pero en seguida me miró a los ojos como estudiándome, y dijo: “No son los únicos lugares donde yo bailo… a veces voy a otros lugares no tan… serios!”
-“A ver, explícame”, repliqué.
Ahora Belén se puso seria, le cambió la cara, que la hizo parecer como más grande y no tan pendejita como se mostraba al principio, y dijo: “A vos yo te gusté porque soy sexy, no? Y me miraste las piernas y el cuerpo… te gustaría verme más?”
La respuesta me dejó sin palabras.
O Belén estaba bromeando, o se estaba ofreciendo? Me decidí a largarle lo que yo buscaba: “Y entonces… bailarías para mí, sola para mí? Dónde?”
Ahora la pendejita dudó un instante antes de responderme.
Pero siempre mirándome a los ojos, me largó: “En tu casa, puede ser… o dónde querrías? A veces voy a un hotel…”
Yo había deseado y esperado poder cojerme a esa bailarinita, pero ella me lo facilitó.
Se me estaba ofreciendo! Y le pregunté: “Donde querás… sola para mí? Y para eso qué me pedís que haga… o que te dé?”
Belén se rió de nuevo, pero con cara de pícara, entornó los ojitos y contestó: “Y a vos qué te parece? Cuánto valgo? Te aviso que soy cara!”
-“Valés mucho, sos divina y me gustaría verte bailar… cómo lo harías? En tutú o….
?”
-“Cómo querés? Decime vos!”
Me jugué a fondo: “Te quiero ver entera… toda desnudita, bailando tensando tus piernitas, retorciendo tus patitas… adoro las patitas!”
-“Puede ser… me das algo y lo hago!”
-“Cuánto?””
-“Por 1000 me tenés un par de horas… te parece? La danza me encanta, pero no me da de comer!”
-“Y en ese tiempo, qué me hacés? O me dejás hacerte? Solamente bailás, te desnudás toda… o algo más?”
-“Vamos a hablar claro, te parece? Por 2000 me tenés completita para vos… Porque vos querés cojerme, no? Te lo vi en la cara apenas me hablaste!”
-“Ok, la verdad que sí, cuándo podés? Me muero por verte toda! Y cojerte!”
-“Ja, ya sabía que ibas a querer eso! Bueno, podemos ir ahora a un hotel o a mi departamento, te parece? Voy siempre al mismo hotel, acá cerca, pero podemos ir a mi casa, me pagás y me tenés!”
-“Diosita, sííí! Vamos ya!”, le dije, con la pija a punto de romper el pantalón.
Belén se sonrió, y le vi la expresión de perversita que desde entonces pone cuando está conmigo.
Me agarró de la mano, y dijo: “Soy tu noviecita ahora, poné cara de enamorado, me gusta así.
Vamos a mi depto, que tengo ganas de meterme con vos ahí en el jacuzzi! Estoy sudada por la danza!”
Belén vivía en un departamento muy bien decorado, con luces y con papeles japoneses.
Puso un disco y nos pusimos a bailar, todavía sin desnudarnos, sentí sus duros muslos apretándose contra los míos, y al tomarla por la cadera pensé ser un afortunado de tener a esa bailarinita divina.
Me la iba a coger hasta destruirla.
Yo no me aguantaba las ganas de tenerla desnudita y ver todo su cuerpito blanco y musculudo por la danza.
Sabía que tenía unas tetitotas diminutas, con pezoncitos puntudos, porque se le marcaban bajo la blusa sin corpiño, y eso me excitaba más aún, que tuviera ese cuerpito de pendeja, parecía como de apenas unos 12 o 13 añitos.
Apretándola, nos sentamos y tomamos unas cervezas, charlamos de ella y de la danza, y al acabar la bebida nos fuimos entre besos y caricias a su cuarto, con una cama enorme donde seguramente cojía siempre.
La música seguía sonando y ahora Belén puso la luz más tenue, me desvistió con toda la ternura que tienen estos encuentros únicos, sus besos con saliva dejaron mis labios para descender por todo mi cuerpo.
La tocaba, quería avanzarla y sus manos me decían que todavía no, quería hacer las cosas con calma.
Ella empezó a desvestirse lentamente pero se dejó la tanguita y luego fue a apagar las luces, diciéndome que quería que la cojiera a oscuras.
Acepté, Belén me excitaba cada vez más.
Yo me desnudé en segundos, pero Belén se demoró y, en vez de sacarse toda la ropa, me dijo: “Quiero que primero me tengas a oscuras, es más excitante, después me vas a ver toda!”, y con la pija parada como una estaca, le dije que sí.
Al ir a apagar las luces, Belén me vio la enorme pija dura, y le vi cara de espanto.
“Tenés una pija tremenda, no sé si me la voy a aguantar! Pero… no soy cagona, la Belenucha se la va a aguantar, la voy a sufrir con gusto!”, dijo, apagó las luces y la sentí despojándose de la poca ropa que tenía puesta.
Solo se había quedado con su tanguita azul llena de encajes y en la oscuridad me acarició todo el cuerpo, yo ya me había entregado a ella, que me dio vuelta y me puso boca abajo en la cama, se me subió encima y me besó la nuca y la espalda y llegó a mis nalgas, y su sabia lengua empapada en saliva buscó mi ano, yo estaba en las nubes, cuando sentí su saliva me arqueé y experimenté una sensación totalmente nueva, y ella me dijo: “¿Te gusta?”, yo sentía sus palabras vibrando sobre mi cuerpo y su aliento caliente me estremecía por la humedad en que me había dejado, apenas suspiré y ella riéndose me besó con pasión, me lamió y sentí que me entraba la lengua.
Yo deseaba más, empezaba instintivamente a mover mis caderas en círculo y a levantarlas para sentir sus besos más profundos, sus manos acariciaban toda la región, mi pija, la entrepierna y mis nalgas.
La sentí en la oscuridad acostándose arriba mío, con su cuerpito caliente y levemente peludito, que me encantó.
Agarrándome la pija entre mis muslos abiertos, dijo: -“Tenés una pija tremenda, ahora que la tengo en la mano es más gruesota y pesada, me da miedo! Pero te prometí aguantártela, y Belén no se echa atrás!”, y me la apretó más fuerte, yo creí que me iba a reventar de dura que se me había puesto.
Belén se levantó un poco y dándose vuelta se sentó en mi espalda casi en mi cuello para así estar más cómoda y abrirme bien las nalgas y meterme toda su lengua, yo estaba a punto de acabarme con esa sensación, me movía y sentí que sus dedos ayudaban a su lengua y que estaba muy excitada, jadeante, me metió un dedo y empezó a mover sus caderas en mi cuello, yo quería darme vuelta para besarle su entrepierna, buscar su conchasita, pero sus dedos me mataban de placer.
Era como que Belén quería cojerme ella a mí.
Eso me encantó, que fuera perversa y supe que en ella tendría a una diminuta putita salvaje que haría y se dejaría hacer de todo.
Se apretó contra mí, frotándose, se dio vuelta encima mío y buscándome la boca, me dio su lengua áspera como de gata, y me escupió saliva, luego me mordió y me agarró los pezones con ambas manos, tirándomelos con furia.
Belén pareció adivinar que eso me excitaba al máximo y se me prendió mientras se frotaba con todo su cuerpito.
Mi pija ya casi reventaba.
Quería clavársela inmediatamente.
Pero cuando moví un poco mi rostro para poder respirar, sentí muy cerca de mi boca una cosa caliente como fuego, dura, que se frotaba en mi cara.
En ese instante sus dedos alcanzaron otro significado, suspiré y me dije a mí mismo: “Sin proponértelo ahora estas regalando tu culo a la más hermosa de las nenas pijudas que hayan poblado la tierra, porque esta “nena” tiene una PIJA!”
Me quede un segundo quieto y tenso, ella se dio la vuelta para hablarme en el oído, -“¿No lo sabias?, ¿No te diste cuenta? ¿No te enoja? Sí, tengo pija!, ¿Te gusta?” Yo solo contestaba que sí con mi cabeza y me di cuenta que deseaba que se subiera entera encima de mí para comerle esa pija inesperada.
Belén me leyó el pensamiento y sentí sus diminutas tetotitas puntudas y duras en mi espalda y sus muslos abrieron mis piernas y entre mis nalgas sentí la dureza caliente, húmeda, de una PIJA.
Tenía encima de mí a Belén, una Pijudita! Entendí por qué debajo de la tanguita, Belén tenía un bulto que yo no había creído que fuera una pija, sólo una conchitota bultuda.
Y que resultó ser una TREMENDA PIJA DURA! Había levantado no a una bailarinita, sino a una preciosa pijudita!
Pero eso me encantó.
Belén empezó a moverse en círculos y yo me arqueaba para poder sentir la punta de su gruesa pija en mi culo.
Me di cuenta de que, a pesar de su delgado cuerpito, Belén tenía una pija enorme y gruesa.
Yo quería que me la clavara y avanzara adentro mío.
Me gustaba todavía más siendo una pijudita que una nena.
Me besó y me mordió la oreja y me preguntó si lo disfrutaba, si deseaba que siga, y yo sólo tenía boca para los suspiros.
Sentí que sus manos bajaban y comprendí que ahora sí estaba sometiéndome “ella”.
Y deseaba con todo mi cuerpo que Belén me taladrara a fondo como una Machita, que fuera mi Machita.
Belén se separó por un instante y ahora si sentí la punta mojada de su dura pija dirigida a mi culo.
Me paralicé, la tenía durísima sostenida por su mano.
“¿Sigo?”, dijo y empujó apenas para que sintiera todo su grosor, no respondí, me invadió el miedo, Belén, mi hermosa Belén, era una tremenda pijuda a pesar de su precioso cuerpito de nena.
–“¿Quieres que siga?”, me preguntó nuevamente.
“Después me entregaré yo completa a tu pija, amor mío, ahora quiero ser yo tu Machita, es mi precio por ser tuya”.
Y con la mano libre me abrió las nalgas y terminó de acomodarse para invadirme.
–“¿Querés que te entre, mi amor?” Yo tenía todos mis pensamientos desordenados por el deseo y murmuré: “SÍ, BELÉN, DÁMELA TODA!”
No me había clavado todavía nada de su divina pija, yo la deseaba, pero presentía el espantoso dolor que me causaría con esa tremenda pija dura como piedra, y dudaba que pudiera resistirlo.
–“Decime lo que querés, mi amor”, repitió Belén.
Yo quise decirle que mejor nos damos vuelta, pero mis caderas no me obedecieron y empujaron y empezaron a entregarle mi cola, ella suspiró y me dijo: -“Me encantas!, vas a alojar a tu pijudita!”, y ahora sí empujó y sentí que me abría, que me partía, así que con mis manos hice el intento de sacármela, pero en un segundo maravilloso “ella” me entró la cabeza, me sentí poseído por un taladro de fuego, pero eso se la puso más dura y ese taladro me comenzó a invadir y llenar.
Yo sólo deseaba ahora acabarme entregado a esa divina bailarinita-nene, y comencé a moverme y ella en cada embestida me entraba un poco más, ahora yo había perdido la razón y deseaba que entrara más, que me cabalgara, que me destrozara, que instalara su tremenda pija adentro mío, ser de “ella”, de mi Belencita Pijuda, y ella por fin al verme así, empujó con furia gritándome –“Te ensarto, amor mío! Soy tu Belucha Pijuda!”, y en una embestida final me entró hasta el fondo, ahí sí grité, Belén se quedó quieta, con su enorme pijota adentro mío y empezó a decirme en mi oído palabras putísimas, y una vez más mis caderas me traicionaron y se movieron como locas, ella comprendió y me empezó a dar duro, fuerte, sentía sus muslos golpearme y sus caderas que chocaban con mis nalgas, al mismo tiempo que bramaba guturalmente, era un nuevo cielo que no duró mucho porque sentí que yo me acababa a chorros y ella me tomó la pija y me la apretaba y sacudía para lograr sacarme otra acabada al ritmo de sus ataques de Macha, y cuando sintió que yo no daba más, apresuró sus embestidas mientras yo mojaba toda su cama y su enorme pijota me sacudía salvajemente, pensé que me desmayaría, pero un chorro espeso e hirviente me inundó.
Después vi que Belén se había vaciado sus preciosos huevotitos adentro mío, en una acabada de animal que me bañaba con su espesa acabadota.
Belén, contenta, sonrió y por unos momentos no me dijo nada, sólo me acariciaba la espalda, pero cuando me repuse, todavía ensartado en su hermosa pijota, me dijo: -“Ahora yo soy tuya, para todo, lo que me pidas lo hago Y esa mañana, Belén me cojió.
Cinco veces.
Tenía una pija divina, enorme y durísima, y con sus huevotasos acababa a los chorros como una pequeña bestia y a los pocos minutos se le ponía durísima otra vez y me acababa de nuevo, sin desenterrármela.
Se la sentí enorme ya en esa primera vez que me la clavó sin piedad, y después, cuando la hice mi Noviotita Putita Pijuda, se la medí una vez que se la mamé y la tenía bien parada.
Nada menos que 23 centímetros de larga, negra (raro porque todo su divino cuerpito era blanco) y aunque era de cabeza puntuda (por eso me la podía clavar), vi que llegaba a los 8 centímetros de gruesa cerca de los huevos.
Infernal! Cómo podía esa “nenita” de precioso cuerpito delgadito tener semejante pijotasa? Pero por eso la amé más, una Pijotasudita! Mi Pijotasudita hermosa!
Fue la primera vez que me cojió una pijuda, y descubrí que amaba que Belén fuera así, me enamoré de “ella”, por fin cumplí mi deseo de tener una Noviecita Con Pija.
Y qué pija! Belén tenía un divino cuerpito delgadito, pesaba menos de 40 kilos, sin tetitas, lisito y blanco, completamente lampiño, pero su pija era negra y descomunal para el tamaño del resto de su cuerpito de bailarina.
Era dura de carnecitas, piernitas musculudas, las adoré desde el principio, y con esas piernas me atenazaba cuando me enterraba su pija sin piedad.
Sus huevotitos eran redondos y perfectos, ya desde esa vez de nuestra Noche de Bodas (porque duró todo el día y la noche hasta la mañana siguiente y fue eso), Belén fabricaba lechotas infernales en sus redondos huevotitos.
No pude nunca entender cómo no se le veían esa pijota y esos huevotes cuando bailaba, me contó que a veces durante la clase, la pija se le paraba, y ella huía de la sala de danza para que no se le saliera del tutú.
Y sus patitas! Se las había visto cuando caminaba al salir de danza, pero cuando las tuve delante de mí, las vi más hermosas que nunca, largas, blancas, con dedotitos largos y perfectos, uñuditos y lascivos, pintadas las uñotas de rojo sangre.
Pronto supe que Belén era fetichista de sus Patitas y desde entonces siempre se las gocé, miré, toqué, chupé, mordí y bañé en espesos acabotes como jamás lo había hecho con mis otras putitas patuditas, y Belén se retorcía a los aullidos gozando ser mi Patudita Puta.
En el tiempo que tuve a Belén como mi amantita pijuda, la vi tirarse unas acabadas monstruosas que llegaban a más de un metro de su puntuda pija, a veces en mi boca que las tragaba, o adentro de mi cuerpo.
Se convertía en una pequeña bestia salvaje, vivía con esa tremenda pija siempre al repalo y se tiraba acabadas a chorros, a los alaridos, hasta seis o siete veces en un rato, yo no lo podía creer.
Sus huevitotes fabricaban leche como una fuente.
Le pregunté cómo era que en sus años de bailarinita nadie se había dado cuenta que era una “nena pijuda”, y riéndose mientras me comía y me mordía mi pija como una diosa, me explicó que le costaba apretarse la pija bajo la malla de danza, y que varios lo sospecharon pero no se animaron a averiguarlo.
Sólo un profesor de danza la arrinconó en el vestuario una tarde cuando Belén se duchaba y le vio la pija a los 11 añitos, pero no se la cojió porque era todavía muy pendejita, pero “ella” lo vio tirarse una pajota descomunal mirándola, cosa que a Belén le encantó y la hizo saber que cuando quisiera iba a tener machos que la adoraran por ser una Nena Con Pija.
Un año después, cuando ese profesor ya no estaba en la escuela de danza, la encontró por la calle y ahí sí que se la cogió una tarde entera y la partió por culo, y a cambio él quiso la pija de Belén, se la comió hasta atragantarse y Belén se la enterró haciéndolo aullar ensartado hasta el fondo.
Quiso tener a Belén como su novia con pija, pero ella no quiso.
Sólo se la pudo coger una vez, pero la desfondó como ella ansiaba.
Y desde entonces, Belén fue una putita pijuda disimulada, pero conmigo se reveló como lo que verdaderamente era: UNA BAILARINITA CON GRUESA PIJA.
Y ADORO A MI PUTITA BELÉN PIJUDA !!!
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