Mi desvirgada anal por tres policias
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por adrianalucia80.
Vivía con mi familia adoptiva en Cartagena cuando tenía 18 años y normalmente nos acostábamos a las 9 de la noche. 2 o 3 veces esperaba hasta las 11 pm, esperando que todos estuvieran dormidos para levantarme y con sigilo tomaba siempre el mismo vestido rosado claro con flores rojas de mi hermanastra, un vestido muy sexi, con una minifalda corta que me llegaba unos 5 cm por encima de medio muslo y un gran descote, pues el vestido sólo llegaba a media espalda y por delante a esa misma altura el vestido continuaba con dos tiras que cubría mis “senos” y ataba por detrás de mi cuello con un nudo de corbatín. Igualmente tomaba las sandalias de tacón de unos 7 a 10 cm de alto y color blanco para que contrastara con el esmalte rojo de las uñas de mis pies.
Tomé un calzón rojo que en la parte trasera se me metía entre las nalgas. El maquillaje era el de mi madrastra; Primero usaba el polvo facial, cuyo sólo olor me excitaba, usaba un rubor rosado, algo intenso, me echaba sombra de color rojo en los ojos, me sacaba las cejas las cuales pintaba de negro para que se vieran femeninas, usaba pestañina y por supuesto labial rojo, del mismo color de mis uñas de pies y manos. Finalmente, como no había pelucas en mi casa, usaba una pañoleta de mi hermanastra.
La verdad es que me veía muy linda, sólo que no me atrevía a salir al principio. Abría la puerta del garaje y me asomaba, pero no me atrevía a salir más de 1 metro, luego 2 y 3 y 5, hasta que un buen día me atreví a darle la vuelta a la manzana, pero porque a esa hora las calles estaban solas. Cuando lo hacía, me excitaba muchísimo sentirme como una mujercita adolescente caminando muy sexi por las calles, sobre todo cuando algún taxista pasaba y me pitaba. Me sentía muy femenina y excitada, hasta una finalmente tenía que pasar lo inevitable, pasaba un furgón de la policía, se detuvo, miré de reojo como si no los hubiera visto, sentía mucho miedo, no sabía qué hacer.
El furgón se detiene unos metros delante mío y se baja un policía, se me acerca y pregunta ¿Qué haces caminando sola a estas horas? Y con mucho miedo le dije lo primero que se me ocurrió; voy para mi casa. El policía se dio cuenta que algo no andaba bien y pregunta ¿acaso eres un travesti? Mientras preguntaba, otro policía que se bajó después me observaba de arriba abajo caminando a mi alrededor. Respondí a la pregunta sí, soy travesti. El policía que caminaba a mi alrededor se detiene para levantarme la minifalda por detrás con su bolillo. El que me interrogaba abrió una de las puertas laterales del furgón y me ordenó que subiera, ya tenía pánico y dudé cuando sentí un fuerte golpe que el otro policía me daba en las nalgas y me dijo con voz fuerte imperativa ¡obedece! Tuve que subir, tenía pánico, no tanto por lo me pudiera pasar en una celda sino que todo el barrio y mi familia se enterarían que soy una zorrita de closet.
Resultaron 3 policías en el furgón, me preguntaron la dirección de mi casa y se las di, y mientras me levaban a casa alcanzaba a escuchar lo que decían de mí. Decían que me veía como una linda mujercita y que era difícil darse cuenta que era un travesti, que mis piernas eran muy bonitas, en fin, me hacían sentir muy femenina y me excitaba. Estando frente a mi casa, aunque tenía miedo de que mi familia se enteraría de mi doble vida, por lo menos no me llevarían a una celda.
Uno de los policías se bajó del furgón, abrió la puerta lateral, se subió al furgón en la parte trasera donde estaba yo, y me ordeno que me pusiera en 4, para examinarme; así que le obedecí, me levantó la falda, con sus manos tomó mis nalgas fuertemente y las abrió lo más que pudo para mirar mi ano y dijo, “ésta niñita tiene el culito bien estrecho debe tener el culo virgen”. Me ordenó que me bajara y les suplique llorando “Por favor déjenme ir sola, yo entro por el garaje, no quiero que mi mamá me vea así, por favor se los suplico” y uno de los policías dijo: “¿negociemos entonces, que nos das a cambio?” No lo sé, les dije, no tengo plata, a lo que otro policía responde, “bueno linda queremos una mamadita” y les dije “está bien”.
Así que me subieron nuevamente al furgón y me llevaron lejos del barrio y se detuvieron en una calle solitaria, apagaron las luces aunque había una tenue luz amarillenta por el alumbrado público. Entraron al furgón, me hicieron arrodillar, uno de ellos me metió la verga en la boca y casi me hizo vomitar, por lo que me da una fuerte bofetada. Me di cuenta que estaba indefensa ante 3 tipos más grandes que yo, policías y armados, que podían hacer conmigo lo que quisieran. Era la primera vez que chupaba verga, me estaban violando por la boca. Jamás me imaginé chupando 3 vergas, a cada rato me abofeteaban y me daban nalgazos cuando algo que hacia no les gustaba. Las vergas de los 3 tipos eran enormes y tenía miedo que me desvirgaran el ano ya que eran muy gruesas y temía que me desgarraran.
Esperaba que se derramaran en mi boca, pero no fue así ya que uno de ellos, que estaba a punto de derramarse en mi boca me la sacó, rápidamente me tomo de los tobillos y me arrastro sacando mis piernas del furgón, otro se sentó sobre mi espalda sujetándome las manos a mi espalda, el tercer policía estándose junto a mi cara me toma del pelo y mete su verga en mi boca diciendo que si lo mordía me empalarían, así que empecé a mamar otra vez, mientras que el que me sujetaba de los tobillos me suelta, toma mis nalgas, me escupe el culo y me penetra salvajemente hasta el fondo, el dolor fue tan intenso que casi me desmayo, me sentí mareada, pero no pude gritar porque tenía una verga en mi boca que casi me asfixiaba.
Jamás había sentido un dolor tan intenso, sentía como si mi ano se desgarrara, sentía que me partían en dos y sólo podía gemir del dolor, mientras me golpeaban las nalgas fuertemente; ya debía tener las nalgas rojas. El policía que me violaba brutalmente me la sacaba por completo y me volvía a penetrar violentamente hasta el fondo una y otra y otra vez, mientras decía uffff que culo tan apretadito y rico tienes nena, aaah que culito sabroso, mamita. Gemía y gemía y mientras más lo hacía más me golpeaban las nalgas, estaba muy adolorida. Después de un largo rato sintiendo las embestidas salvajes, sintiendo como me penetraban hasta el fondo, sintiendo como si me desgarraran el vientre con esa enorme verga, que entraba y salía por completo, por fin comencé a sentir que el dolor bajaba, y a medida que disminuía aumentaba el placer.
Hasta que después de un buen rato, sentí la gran inundación de semen en mi interior, y el violador de mi ano se tumba sobre mi espalda un par de minutos. Como el dolor había pasado, comenzó a excitarme la escena; yo con mi cuerpo boca abajo sobre el piso dentro del furgón, mis piernas abiertas fuera del furgón con las rodillas en el pavimento, uno de los policías sentado sobre mi espalda, otro con su enorme verga fallándome por la bocas y el tercero con su descomunal verga violándome el culo. La escena me excitaba muchísimo, tanto que ya nada me importaba lo que me pasara, sólo quería sentirme mujer, puta, perra y que deseaba más que nada que esos 3 tipos siguieran abuzando de mí y, así lo siguieron haciendo.
Los 3 policías sólo intercambiaban posiciones para violarme, mientras yo dejaba de gemir por el dolor y empecé a gemir pero de placer; el placer de sentirme mujer, deseada y poseída por 3 hombres, una y otra vez, el placer de sentir las enormes vergas entrando y saliendo de mi culo virgen hasta ahora. Mi único temor ahora era que sentía que un líquido escurría por mis piernas, temía que fuera sangre, que hubieran desgarrado el ano porque al comienzo sentí tanto dolor que creí que mi culito estaba roto y sangrando, pero a la vez sentía un placer morboso y excitante que los tipos estuvieran disfrutando de mi ano desgarrado, sangrando y la sangre escurriendo por mis piernas. Se intercambiaban y me decía groserías, como toma puta, te romperé el culo, que culo tan rico, te lo sacaré por la boca y un montón de cosas que ni me acuerdo.
Y yo solo gemía de placer, hasta que pude hablar cuando me dejaron de follarme por la boca. Se turnaban para disfrutar de mi culo, descansaban y seguían y así fue toda la noche, hasta que yo misma les ofrecía mi ano, me arrodillaba con las piernas entreabiertas sobre el pavimento, mi pecho también sobre el pavimento y con mis manos abriendo mis nalgas lo más que podía les suplicaba más verga, que me follaran más, que me saturaran el vientre de leche hasta que me escurriera por las piernas, incluso les decía “aquí tienen mi ano expuesto, se los ofrezco para que los rompan si quieren, quero que hagan con migo lo que quieran” y uno de ellos dijo “baya puta, al principio se resistía y ahora como una vulgar puta pide verga, parece un perra caliente, una perra en selo. Pues bien puta perra ya verás” y arrodillándose con sus piernas entre las mías me volvió a follar y cuando termino dentro de mí, me sacó la verga pero bruscamente me empaló con su bolillo, levantó el otro extremo del bolillo y me obligó a levantarme y tomándome del cuello me violó con el bolillo, metiéndolo y sacándolo brusca y rápidamente, dejando mi ano adolorido. Me dolió pero lo disfruté. Se subieron al carro y me llevaron a casa, muy feliz y satisfecha de haber sido mujer, puta y perra por primera vez. Llegué a casa y les dije a los policías gracias por todo, me dolió mucho, tuve miedo pero también disfrute haber sido de ustedes y repetí gracias por todo.
Entre por el garaje de la casa y di con la mano una última despedida. Duré un par de días con un algunas molestias en el ano, pero lo que mas me preocupaba fue que duré casi 15 días que no me podía sentar bien, cuando lo hacia sentía una especie de presión algo dolorosa por dentro en mi vientre, estuve muy preocupada que los policías me hubieran hecho daño por dentro, pero afortunadamente las molestias pasaron y no hubo consecuencias para mi salud.
Espero que les haya gustado mi desvirgada anal.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!