Mi feminizacion II
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Me desperté con el ruido de la cerradura, la televisión aun encendida había estado así toda la noche con videos de feminización.
Me apresure a apagarla.
La puerta se abrió lentamente, Diego entró y me saludo con un cordial “buen día” a lo que respondí con otro “buen día”.
Mi sorpresa fue cuando detrás de él ingresó al cuarto una mujer.
“Hola hermosa ”,se apresuró a decir, me quedé mudo, en parte por la situación de una fémina viéndome vestido solo con una bombachita blanca que era cómplice de revelar la erección matutina que tenemos todos al despertar .
La otra razón de mi enmudecimiento era su belleza.
Tenía cabellos rubios un poco ondulados que caían hasta sus no muy grandes pero redondos y turgentes pechos.
Estaba vestida con un top blanco que no dejaba mucho a la imaginación y marcaba su cintura contrastando con sus caderas abrazadas fuertemente por una falda negra.
Una delicia de mujer, con una carita angelical que pocas veces había visto, no dudaría en casarme con ella ni 5 segundos, claro si mi situación fuera otra.
– Saluda perrita.
No tardó en decir Diego.
Me había quedado congelado, tras el saludo inesperado de este ángel.
– Hola, que tal? Soy Daiana.
Ella sonrió, yo me sonroje.
Hablaron entre ellos, salían de la habitación mientras ella le agradeció a Diego por su “trabajo” y que lo iba a llamar si necesitaba sus “servicios”, le pidió que le mandará saludos a Fabián y ya no pude escuchar más nada mientras se alejaban.
No habrán pasado más de un par de minutos cuando volvió a entrar a la habitación.
Nos quedamos mirando como investigándonos unos segundos.
No sé cuál fue su impresión de mí, pero a mi ella me parecía un ángel, cada detalle de su cuerpo, cada movimiento provocaba algo en mi que no podía describir.
– Soy Gabriela, un gusto en conocerte al fin, los chicos me dijeron que te portaste muy bien, y tu progreso fue muy rápido para el poco tiempo que estuviste acá.
Ellos son amigos míos, y les encargue este trabajo especial, aparte de cuidar mi casa mientras estaba afuera de la ciudad.
Ellos me mandaron tus fotos y videos de anoche, sonrió angelicalmente.
Me derretí en su sonrisa, ella lo notó.
– Bueno Daiana, vestite y vamos a desayunar, te espero en la cocina.
Después de asearme en el baño intente buscar ropa masculina, mi empresa fue inútil, lo más masculino que encontré fue un short rosa que apenas cubría mi culo y puse encima de mi bombacha y una remera holgada de color gris que llegaba hasta debajo de cintura.
Al llegar a la cocina estaba sentada esperándome, me pidió que hiciese lo mismo.
Me sentía algo incómodo con la situación pero a la vez sentía excitación de descubrir la trama de lo que me había llevado a ello.
Entre té y tostadas con crema, las cuales ingerí de forma delicada como queriendo imitarla nos fuimos conociendo.
Me comentó que ella tenía una empresa de inversiones que funcionaba muy bien y cuyo crecimiento no se detenía, que Fabián era uno de sus empleados, de los de mayor confianza, aprovechó a preguntarme si trabaja o estudiaba, le dije que trabajaba en una empresa de software, pero me sentía explotado por una mísera paga y un puesto al fondo de la cadena empresarial.
Se veía interesada, me preguntaba cosas de mi vida privada si tenía novia, con quien vivía, hasta cuales eran mis sueños y escuchaba atentamente cada una de mis respuestas.
La charla se centró en mí tan sutilmente que apenas pude darme cuenta.
La atmosfera era relajada, éramos como 2 viejas amigas conversando sueltamente.
Habremos pasado fácilmente una hora conociéndonos.
Ella era hija única, vivía sola, soltera, exitosa, aventurera, de la clase de chica que cualquier hombre mortal solo podia soñar.
No pude evitar preguntar cuál era mi parte en toda esta historia, ella hizo una pausa, yo respiré profundamente.
Mi intención es solo divertirme, supongo que en el fondo, me gusta tener el poder, el control, sobre las personas y vos sos como mi primer “experimento”.
No lo tomes a mal, no me gusta controlarte, y te prometo que no vamos a hacer nada que vos no quieras.
Desde este momento estas en total libertad de irte si así lo querés, tus ropas están en el asiento trasero de tu auto, si los chicos hicieron lo que les pedí.
Pero no podes negarme que al menos algo lo disfrutaste, digo el sentirte una mujer.
– Si un poquito, respondí
– Es que es muy lindo sentirte un objeto de deseo, sentirte deseada, descubrir esas miradas lujuriosas que los machos pueden llegar a sentir por nosotras.
Te lo repito, si quieres puedes abandonar esto y volver a tu vida normal, yo voy a borrar los videos, así que no va a quedar ninguna prueba de tu estadía en esta casa ni nada de lo que pasó, solo en tu memoria.
Entiendo que es muy difícil para vos que puedas darme una respuesta ahora, te propongo que al menos hasta esta noche te quedes conmigo, yo puedo darte una mejor experiencia de cómo ser una toda una nena y si no te gusta mañana me lo decís, “no me gusto” y lo terminamos ahí.
Me quedé titubeante, no sabía qué hacer, sus palabras eran suaves y me daban mucha confianza, lo dude pero le dije que sí, que hasta mañana iba a probar lo que me proponía, me calentaba la incertidumbre.
Su cara se ilumino, estaba feliz.
Me dijo que no me iba a arrepentir.
Levante la mesa y me dispuse a lavar las tasas.
Me lo agradeció, me dijo “sos un amor” lo que me hizo sonrojar.
– Sabes Daiana, ser una mujer no es solo conocer como satisfacer a un hombre, hay muchas cosas que vas a tener a aprender a hacer, cada detalle cuenta, voy a intentar enseñarte todo lo que pueda, aunque sea “lo básico” por el momento.
Tenes que aprender a caminar, sentarte, tu postura cuando estas parado sacando la cola , a elegir tu ropa, tus temas de conversación, cada movimiento enfrente de un hombre es parte del juego de seducción.
Escuchaba cada palabra atentamente, volví a sentarme frente en la mesa, tratando de no mirar sus pechos y concentrándome en lo que me decía.
– Tu actitud es lo más importante, vas a ser vos quien obtenga el poder de la situación y vas a terminar diciendo todo, desde donde vas a ir hasta lo que vayan a hacer, si me das la oportunidad, te voy a enseñar a controlar a un hombre hasta que caiga rendido a tus pies, lanzo una risa muy femenina mientras decía esto.
Tu dieta, alimentación y ejercicios van a ser de vital importancia, sobre todo si decides proseguir con esto.
Más adelante, si así lo deseas podremos pasar al siguiente nivel, pero bueno ya debo haberte aburrido con esta charla, mejor pasemos a la acción.
– No no para nada, esta interesante.
Iba cayendo poco a poco frente asus encantos, ella sabía que era uno de esos hombres que hacia caer a sus pies y tras ese dulce rostro y palabras iba doblegando mi voluntad, casi esclavizándome y haciéndome creer que era yo quien así lo quería.
– Esta ropa me está matando, veni conmigo.
Me ofreció dulcemente su mano mientras se paraba y me llevo a la habitación donde había conocido a los 2tipos la noche anterior.
Debían haberla limpiado, pues la cama estaba tendida y derrochaba pulcritud.
Me senté sobre la cama.
Se dirigió al ropero y lanzo unas prendas sobre la cama.
Saco también unas zapatillas deportivas con detalles en rosa.
Sin previo aviso y frente a mia poyando una de sus manos en el ropero aun de espaldas a mi levanto una pierna y doblándola hacia atrás aflojo uno de sus zapatos, repitió la acción con el otro.
Luego empezó a bajarse la falda lentamente inclinándose levemente hacia adelante.
Ella sabia que era espectador de su espectáculo, estaba todo planeado.
Siguió con su tanga, era de color blanco y abrazaba fuertemente su cintura por su parte mas ancha, el hilito del medio debajo de ese triangulito minúsculo se enterraba profundamente en sus redondos glúteos.
La bajo despacio y sensualmente, volviendo a inclinarse hacia adelante.
Yo por mi parte no pude conmigo mismo apoyé mi mano izquierda atrás, casi como recostándome y no pude instintivamente llevar mi mano derecha a mi verga que ya estaba totalmente erecta y había luchaba por salirse de ese minúsculo pantaloncito el cual ya estaba mojado por la misma.
Ella llevo sus brazos a su espalda y desprendió su corpiño y lo desprendió.
El morbo en mí ya no podía más, el no haber acabado la noche anterior, el roce de la suave tela de mi bombacha contra mi pene y la escena de una diosa desnudándose frente a mí era demasiado, tuve que esforzarme por no acabar.
Sin darme cuenta Gabriela me miraba, mientras mordía sutilmente sus labios, en ese momento no lo entendí pero todo iba de acuerdo a su plan.
Ella continuó sacándose su top, sus cabellos habían quedado desparramados por su cara, dejo caer el top al piso y con sus 2 manos mientras giraba su cabeza acomodó su pelo.
Ya solo quedaba su corpiño el cual sacó llevando sus brazos hacia adelante descubriendo unos hermosos pechos que serían la envidia de cualquier mujer, redondas, bien paraditas, y unos pezones hermosos que invitaban a chuparlos.
Tenía a Gabriela desnuda y calentándome como una profesional en frente de mí, era imposible que no hubiese notado mi erección y mi cara de asombro y fascinación que ella había logrado.
– “Houston, tenemos un problema” dijo con voz picara, mientras esbozaba una sonrisa.
Se dirigió hacia mí, puso una de sus rodillas en mi entrepierna y con su brazo derecho me empujó hasta que caí quedando acostado en la cama.
La cabeza me daba vuelta a mil, sentí como de un tirón con ambas manos intentaba sacarme el short, lo cual le facilite arqueando mi cintura hacia arriba.
Me había sacado la bombacha y todo a la vez, la tela al recorrer mis piernas depiladas me hizo sentir una sensación que solo quien haya tenido la posibilidad de probarlo conocerá.
Mi pija estaba a punto de explotar, cerré los ojos esperando a recibir la chupada de pija de mi vida por una mujer que ni si quiera me atrevería a soñar.
PAFF! Se escuchó un estruendo en la habitación, un dolor agudo subió desde mis testículos por mi espalda, era unasensación indescriptible pero sin duda no la que yo estaba esperando.
– Ahhh, que haces? Me duele!
– Es para que te relajes Daiana, no queremos que acabes tan pronto.
O sí?
La hija de puta me había pegado una cachetada en los huevos.
se me bajo bastante la pija, mientras ella la envolvía con su mano y tiro de la piel hacia atrás liberando mi cabeza, era una experta en lo que estaba haciendo y me lo estaba demostrando.
Sentí sus labios bajar por todo el largo de mi pija, ya a media asta.
Me la chupo suavemente un rato, pasaba su lengua por todo mi sexo, los huevos también recibieron su masaje con su lengua.
Me pidió que abriera y levantara las piernas acompañándome con su brazo, cosa a la que accedi.
Mientras me masturbaba la pija toda ensalivada, bajaba a mis huevos retorciéndolos con su lengua.
Cada vez iba mas abajo, sentía que pasaba por mi perineo y bajaba hasta mi ano.
Mis jadeos afirmaban la calentura que me estaba haciendo dar, yo acompañaba moviendo levemente mi cintura mientras sostenía mis piernas en el aire.
La verga se me había puesto a mil otra vez, ella no se detenia.
Cuando se dio cuenta de esto volvió a propiciarme otra cachetada en los huevos, me dolió mas que la vez anterior pero no pude quejarme, quería que la situación se prolongara, la lengua jugando en mi culo me volvía loco.
Sentí una baba que me produjo frio en los testículos y que por la posición en que estaba no tardo en llegar hacia mi ano.
Ella se había separado un poco, me sostenía fuerte de la pija pero ya no me masturbaba, se había empeñado en pasar su dedo por mi ano.
Ya me había rendido, el placer me gustaba y no podía quejarme.
Luego de revolotear por los límites de mi ano pude sentir que se iba abriendo paso, podía sentir cada milímetro entrando mientras que la mano que agarraba mi verga apretaba un poco más fuerte.
Jugaba con su dedo dentro de mi culo, el buttplug de la noche anterior había un poquito capacidades de mi ano y solo sentía placer con cada movimiento.
Empezó un mete y saca despacito que se fue acelerando, yo gozaba y gemía como una loca.
– Te gusta Daiana?
– Hhhmmmm si me encanta, seguí, no pares.
– Como vos desees mi reina.
Me retorcia del placer, ella llevó 2 dedos a su boca y probando el sabor de mi culito.
Los lleno de baba, escupió en mi culo, y empezó a introducirlos 2 dedos, la sensación se tornó de una leve molestia a un gozo incomparable .
Sus bombeos eran cada vez más rápidos y profundos, la cadencia de estos iban acompañados al unísono por mis gemidos, que sin darme cuenta eran cada vez mas fuertes y mas femeninos.
Ya mi pija se había bajado por completo, ella la acariciaba y sobaba con delicadeza como si fuera un pequeño animal herido.
La excitación subía cada vez más, llegó un punto en el que mis entrañas ardían y mi diosa no detenía el ritmo de los embistes de sus dedos, mi pene escupía pequeños sorbos de líquido, que no definiría como esperma, eran mucho menos viscosos.
La habitación me daba vuelta, el éxtasis era muy grande, había tenido mi primer orgasmo anal.
Desaceleró los embistes sin detenerse.
Ya no me bombeaba, solo movía sus dedos dentro mío ,hasta que finalmente los sacó, dejándome un vacío por dentro que deseaba que volviese a llenar y no me anime a pedir.
– Te gusto mi vida?
– Si me encanto.
Mucho.
– Qué bueno, a mí también me éxito mucho hacerte esto.
No respondí nada.
Mi vientre todo mojado por mis líquidos, ella se levantó, me miro desde arriba mientras aun desfallecía de placer, por un momento pensé que me iba a limpiar con su lengua, como en las pornos que solía ver, pero no sucedió .
Si se inclinó y me planto un beso de lengua, me sentía en la gloria.
Aunque duro solo unos segundos fue suficiente para sentir el sabor de mi verga aun en su boca, me gustaba.
Se volvió a incorporar, busco algo en la cajonera y sentí un click.
Intente incorporarme apoyándome en los codos tratando de tener una visión mas clara de la situación.
Tenía en sus manos un aparato plástico de castidad al cual venia abriendo y sacando su minúsculo candado.
– Mira Daiana, te animas?.
Esto te va a a hacer sentir cosas como nunca antes.
Creo que mi mirada fue de pánico, escalofríos recorrieron todo mi cuerpo, pero aún estaba excitado y rápidamente se puso en campaña a ponérmelo, acción que finalizo con un click antes que pudiera reaccionar.
El sonido del candado cerrándose, sentenció a mi pija a no tener una erección mientras estuviera cerrado y yo no había opuesto resistencia alguna, como desentendiéndome de la situación, sin voluntad propia, o quizás mi inconsciente me traicionó
– Toma, te dije que no iba a obligarte a nada, acá tenés la llave, es tuya.
Si te sentís incomodo te lo podes sacar.
Me pare para recibir la llave, la cual tenía una pequeña tira de cinta roja, cuando me la dio ella me sorprendió con un abrazo.
Yo también la abrace cerrando mis brazos en su cintura, ella en cambio paso los suyos por detrás de mi espalda y me apretó fuerte contra su cuerpo.
Pude sentir sus pechos en mi cuerpo.
Esas hermosas tetas y sus duros pezones se aplastaban contra mi humanidad, recordé que estaba manchado con mis “jugos” y q la estaba ensuciando, pero tampoco le importo.
Me volvió a clavar un beso.
Fue suave y sensual, con sus manos en mi cara su lengua invadió mi boca y se contorneaba junto a la mía, me mordía los labios, me volvía loca.
Mis piernas flaqueaban.
Mi pene trato de levantarse un poco, pero no pudo por la prisión que había recibido momentos antes, me provocó un poco de dolor provocándome un gemido.
Se dio cuenta, lo sabía.
Supe que estaba jugando conmigo , sospechaba que había algo de maldad, una oscuridad detrás de esa carita angelical, y que había logrado cogerme como una puta en celo con sus dedos tras la farsa de un supuesto pete.
Me estaba haciendo mujercita, me envenenaba de feminidad a través del sexo y lo disfrutaba tanto o más que yo.
– Nos vamos a divertir mucho juntas.
Me susurro al oído.
Ya casi era de noche, habíamos pasado toda la tarde entrenando.
Gabriela había estado corrigiendo cosas en mí.
En la siesta estuvimos acostadas charlando mientras mirábamos porno y comentábamos las escenas, aprovechó para enseñarme a modular mi voz, me pedía que le hablara en un tono más alto y suave mientras.
Mientras ella cerraba sus ojos yo tenían que describirle la escena de la película, ambas estábamos muy caliente y de a ratos me olvidaba la consigna y volvía a mi voz habitual.
Ella me lo hacía saber de inmediato, y debía volver a concentrarme en mi voz femenina.
Entre los videos ponía algunos de feminización hipnótica, la consigna en estos era repetir las palabras del narrador, sin darme cuenta terminaba diciendo lo puta y sumisa que era, lo mucho que necesitaba una verga o lo mucho que me gustaba, era todo como un juego que disfrutaba bastante.
Me explico cosas de mi postura, como debía mantener el torso recto, apenas inclinado hacia adelante, de esa forma me levantaba la cola dándole más volumen.
Debía evitar siempre que mi vestido se levante al sentarme y hacerlo siempre con las piernas cruzadas.
Estaba muy cómodo con ella, todo era muy natural.
Bromeábamos a cada rato, como si nos conociéramos de hace mucho, estábamos en confianza.
También practicamos la forma de caminar moviendo las caderas, poniendo un pie delante del otro y dando pasos cortos y sincronizados.
Ella lo hacía de forma natural y perfecta, cualquier hombre prestaría atención a su culo bamboleándose mientras caminaba.
Yo también le prestaba atención pero por distintas razones, quería ser yo quien fuera observada de esa manera.
Al principio practicamos sin zapatos, luego con tacones, intentaba ser lo mas natural posible.
– Mira la hora, tenemos que prepararnos, vamos a llegar tarde a la fiesta.
Nos bañamos juntas, nos enjabonamos una a otra.
Ella saco el dispositivo de castidad para bañarnos y para sorpresa al menos mía, mi verga no se paraba.
La mujer más bonita y dulce que había visto hasta ese momento estaba desnuda en la ducha pasándome jabón por todo el cuerpo y mi verga no reaccionaba!!
Tras salir de la ducha ella eligió mi ropa.
Un vestido rojo apretado al cuerpo que marcaba mi cintura y suelto abajo que disimulaba mi pene, medias hasta los muslos, y unos tacones que me entraron a la perfección.
Todo esto por supuesto complementado por el aparato de castidad, el cual le costó poner, fue como si fuera más pequeño mi pene quedo un poco más apretado en él.
En ese momento me hubiera encantado tener pechos para rellenar el escote de ese hermoso atuendo.
Una vez nos vestimos ella me peinaba mientras hablamos y nos reíamos como locas.
– Tengo sed Daiana, anda a traerme un vaso de agua
– Andá vos, que acaso soy tu esclava???
– Pensé que ese era el trato, sonrió
Mientras salía de la habitación para buscar agua para mi “señora”
– Gabriela…
– Que?
– Ojalá que mientras no esté venga un negro y te viole
– Jajaja, no esperá, Daiana
– Que pasa?
– Si viene el negro que le digo?
– Que fui al tocador, que me espere y lo enfiestamos entre las 2
– Jajaja sos muy putita
– Estoy aprendiendo de la mejor.
Tome 2 copas de la alacena y las llené de vino cuando volví a la habitación ella se dio cuenta
– Que paso con el agua.
– Ahh me cruce con una persona en el pasillo, se llamaba “JC” y no sé qué paso pero te juro que era agua
– Jajaja, sos única.
Entre tragos y más charla termino de maquillarme.
Me veía hermosa, el maquillaje y el peinado era más sutil que el que me había hecho diego la noche anterior.
– Viste soy una genial, nadie podría confundirte con un hombre, estas hecha toda una mujer.
Era verdad, era difícil darse cuenta, me sentía feliz por eso.
Complemento mi atuendo con una cadenita con un corazón pequeño color plata y un anillo con brillos que coloco en mi mano izquierda.
– Esto significa que estamos casadas?
– Digamos que algo así jajá
Termino su trabajo poniéndome un perfume bastante fuerte y dulzón.
Yo estaba lista, ahora tenía que prepararse ella, que aún estaba envuelta en un tallón.
Se vistió de colegiala, no cabía otra descripción.
Una falda a cuadritos que apenas llegaba a cubrir su culo y dejaba ver no solo la parte de debajo de su tanga si no que cuando caminaba daba el espectáculo de ver los pliegues entre sus piernas y ese hermoso y redondo culo.
Arriba una camisa blanca arremangada que dejaba libre a la vista su vientre y el espacio entre sus pechos.
Se puso unos anteojos de marcos anchos.
Pensándolo mejor más que una colegiala parecía una prostituta vestida de colegiala, una de esas que encandilan con su belleza y pocos pueden pagar.
Terminó de maquillarse y se apresuró a llamar un taxi
– Ya seguro que llegamos tarde.
– Nos vamos en taxi?
– Si quiero tomar y no manejo cuando tomo.
No habrán pasado 10 minutos que se sintió una bocina afuera.
Era nuestro carruaje, el que llevaría a las 2 princesas a la tan ansiada fiesta.
Ella le dio la dirección y el taxista arranco de inmediato, intentaba iniciar una conversación a lo cual Gabriela respondía cortante, mayormente en monosílabos impidiendo que la charla fluyera.
Nos observaba por el espejo, a veces hasta perdiendo atención de la carretera.
Yo por mi parte miraba perdidamente la ciudad, cada auto que pasaba, cada persona, pensaba sí podrían reconocerme.
“ahí, en esa casa de rejas negras” escuche la voz de gabi, me hizo volver en si, ella le pago al taxista y bajamos.
Por un momento quise decirle que no estaba segura de esto, pero me había sacado unos pasos de ventaja y solo atine a seguirla.
Había música sonando adentro, se escuchaba desde afuera.
Nos atendió una chica.
Supuse que debía ser la dueña de la casa.
– Hola, gabi, que bueno que llegaste, ella debe ser Diana no?, mucho gusto, soy Agustina.
Nos dio un beso en el cachete y un abrazo a cada una y nos invitó a pasar.
Adentro había 4 hombres sentados en una mesa a los cuales saludamos 1 por 1, agustina me dijo sus nombres mientras me presentaba.
Bruno, un flaco alto, de pelo corto, vestido de jeans y camisa.
Gustavo, estaba de remera negra apretada lo que marcaba sus bíceps, estaba todo trabajado como de gimnasio, supuse que debía ser seguridad de algún boliche o algo por el estilo.
Ricardo, un gordito con cara de simpático, bastante conversador y Emanuel, primo de Ricardo, un morocho, también bastante marcado físicamente y una sonrisa hermosa.
Los halagos no tardaron en llegar, si bien me sentía observada por todos ellos, estaba comoda e intentaba disfrutarla al máximo.
Nos sentamos en la mesa, q estaba llena de platos con papas fritas, palitos salados, y las cosas que uno espera tener cuando tiene invitados.
Agustina no tardó en ofrecernos caipiriña, de la cual para ser sincero esa noche abuse más de lo normal.
Los chicos discutían de un partido de la selección, no le di mucha importancia.
Agus, iba por la 32ava pregunta del interrogatorio al cual me estaba sometiendo y de no ser por la ayuda de Gabriela con algunas respuestas no hubiera podido responder a la cadencia de su curosidad.
Bruno parecía tener más interés en mis respuestas, que en la animada charla futbolística que hacían sus compañeros, quienes cada vez levantaban más el tono como queriendo imponer sus razones.
Emanuel agarro sus cigarrillos y percatándose de mi mirada, gentilmente me ofreció uno, el cual no dudé en aceptar.
Me lo lleve a la boca y estire mi mano como esperando por el encendedor.
El acerco el encendedor a mi cigarrillo y como todo un caballero hace con una dama lo encendió para mí.
Después de un rato, Gabriela charlaba animosamente con Bruno, los chicos seguían discutiendo entre si y Agustina al notar que yo estaba un poco incomoda me hacia caras desde el otro lado de la mesa.
Cruzaba sus ojos, me sacaba la lengua, hizo del ademán de suicidarse llevando 2 dedos al costado de su cabeza mientras miraba a los hombres que llevaban una aburrida pero animosa conversación al fin.
– Que aburridos que son! Exclamo.
Veni Daiana vamos a bailar.
Le di un sorbo con el que termine creo que mi 3er trago de la noche y tomando la mano ofrecida cordialmente por agustina me levante y nos dirigimos al living.
En el trayecto ella subio un poco la música y bajó las luces del living, dejando el ambiente un poco más oscuro.
Fuimos hasta el centro de la pista de baile improvisada y mientras sonaba un tema de reggaetón ella me tomo de la cintura y comenzó a bailar sensualmente.
Intente seguir su ritmo, pero el alcohol y los tacos que aun no dominaba totalmente limitaban mis movimientos.
Sonaba “dura” de daddy yankee, ella había pasado un brazo por encima de mi hombro y su rodilla por mi entrepierna mientras movía su cintura de forma sensual.
Era la primera vez que alguien bailaba así conmigo.
Pude ver que Gustavo se le acercaba por detrás y empezaba a bailar con ella, que había acelerado al ritmo de sus movimientos al percatarse.
Al mismo tiempo sentí como 2 manos envolvían mi cintura, y alguien acompañaba los movimientos apoyándome desde atrás.
– Que linda que sos, me encantaría hacerte toda mía, susurraron en mi oído.
Esas palabras me estremecieron, mire para el lado de la cocina y en la mesa solo estaba Ricardo, terminando un cigarrillo, Gaby y Bruno habían desaparecido.
Me incomodó la situación y tras unos segundos, sacándome las manos que me habían tomado fuertemente de la cintura dije que iba al baño.
Me costó un poco desengancharme de ese puzzle humano en el que había terminado.
Entre al baño y vi que la luz estaba prendida, me había olvidado de golpear.
Pude ver como Bruno, con sus pantalones ya en las rodillas recibía una frenética mamada por parte de Gabriela.
Ambos gemían suavemente.
Parecía no importarles la situación, sabían que estaba ahí, pero ninguno dijo nada.
Cerré la puerta detrás de mí y disfrutaba el espectáculo, ella con una mano en el muslo de bruno y la otra en la pija, mientras se movía suavemente hacia atrás adelante sin parar.
Yo mordí mis labios y él ni lento ni perezoso me acerco a su boca y me clavo un beso.
Me tenía abrazada de la cintura, mientras nos besábamos yo acariciaba su pecho y de fondo los ruidos de la mamada que Gabriela le estaba propinando.
Un empujón hacia abajo en mi hombro, al cual no puse resistencia me hizo arrodillarme junto a ella, que sacaba la pija de su boca y tras escupirla suavemente me ofrecía compartirla generosamente, poniéndola en frente de mi rostro.
No me iba a negar a tal ofrecimiento, la lleve a mi boca, y abriéndola lo más grande que pude intente hacerla lo mas profundo que pudiese sin que me produjera una arcada.
Gaby acompañaba con su mano los movimientos de mi cabeza mientras me decía
– Asi putita, disfrútala, cómetela toda, saboréala
Me volvia loca, las palabras de ella, los sabores de el, estaba en el cielo con 2 ángeles asegurándose que mi estadía fuera grata.
– Míralo a los ojos mientras se la chupas, que sepa que estas agradecida y gozando lo que estás haciendo.
Así lo hice, su cara de placer mientras se lo chupaba me encantaba, le pasaba la lengua por todos lados, me la volvía a meter en la boca, lo miraba, le sonreía, estaba fuera de mí, poseída.
Si previo aviso acabó en mi boca, Gabriela no permitió que pudiera sacármela de la boca.
Su pija se inflaba y se movía cada bombazo de leche que iba llenando mi boca hasta romper el sello y escapar por las comisuras de mis labios.
Como buena puta y la calentura que tenía trague todo lo que pude, era espesa, agridulce, estaba empezando a tomarle el gusto.
Gabriela terminó de limpiar esa verga con la boca, sin dejar una gota de leche en la misma.
También me paso la lengua por el mentón, levantando lo que a mí se me había escapado.
Éramos 2 putas compartiendo la leche.
Todo se tranquilizó, bruno ya había puesto sus pantalones en su lugar y guardado lo que con tanto placer habíamos satisfecho, nosotras nos examinamos buscando que no haya manchas en nuestra ropa mientras sonreíamos estúpidamente como complices.
Salimos del baño y para nuesta sorpresa, solo quedaba la música sonando, no había indicios de agustina o los chicos.
En el fondo todos intuíamos que estaban en la habitación y sin decir palabra alguna con algo de morbo en nuestras caras nos encaminamos hacia allí.
Bruno abrió la puerta suavemente y se adentró en la habitación.
Lo seguimos sin titubear.
Solo había un velador encendido, la luz suficiente para mostrar el espectáculo digno de una peli porno.
Agustina estaba siendo penetrada brutalmente en todos sus hoyos, mi mente estaba a mil.
Estuvimos mirando unos segundos, iba a ser difícil borrar esa imagen de mi mente, a ser sincera sentí un poco de celos.
– Agus, ya nos vamos dijo Gabriela
Agustina saco levemente, la verga de su boca para decir solo un “ok” y continuar perdida en su extasis.
Cuando nos retirábamos bruno se ofreció a llevarnos y Gabriela me dijo
– Tengo una sorpresa para vos en casa.
Continuará
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