Mi mamá me feminiza
Historia corta de un chico que se convierte en la zorrita de su madre.
Mi madre me feminiza
Hola lector, me llamo Javier, esta historia pasó hace unos meses y la verdad no creí llegar a esto.
Mis padres se separaron cuando yo tenía 7 años y tras el divorcio decidí vivir con mi padre, todo iba normal pero sacaba muy malas notas, mi padre notó esto y me dijo que si reprobaba me iría a vivir con mi madre por un tiempo, y como dice el título del relato reprobé las materias y me mandaron a vivir con mi madre para ver si con ella mejoraba mi estudios y mi conducta en casa, ya que ella es conocida por tener un carácter fuerte.
El día del viaje llego y sinceramente estaba nervioso por ver a mi madre, hace 8 años que no la veía y la recordaba como una mujer algo fría y distante por problemas con mi padre, en fin, llego a su casa y me abre la puerta una mujer alta como de 1.82 más o menos, yo media 1.70, era blanca, rubia, con una figura curvilínea, llevaba un vestido negro que hacía ver el tamaño de esas enormes y firmes tetas, y que decir de su enorme culo que daban ganas de devorarlo, la imagen de aquella enorme y voluptuosa mujer casi me hace desmayar.
-Hola hijo, ¿Cómo estás?
-Hola mamá, l-la verdad estoy muy bien. Estaba embobado mirando sus sandías, eran demasiado enormes.
-Que bien hijo, pasa que en el segundo piso está tu habitación.
Me instale rápido en la habitación, no paraba de pensar en esas enormes tetotas que tenía, cualquier hombre le gustaría poner su carácter en ellas, incluyéndome. Mi madre me llamo para bajar y que teníamos que hablar.
-Hijo, tu padre me contó que sacaste muy malas notas últimamente.
-Lo se, lo siento.
-Un lo siento no bastará, suerte que esos profesores te dieron todo este verano para que estudies y puedas avanzar en el siguiente año escolar con las justas, ¿Queda claro?
-Queda claro mamá, prometo estudiar mucho.
-Que bien mi niño. Me dio un abrazo y pude sentir sus tetas por mi pecho, el tan solo sentirlas me ponía caliente y me dieron ganas de apretarlas pero mi cerebro me devolvió a la realidad y no podia hacerlo.
Pasaron los días y mientras yo hacía mis deberes mi madre salía a correr y hacer ejercicio, cada vez que volvía a la casa llegaba toda sudada, la imagen de aquella mujer en ropa deportiva me enloquecía, pero en una ocasión que ella se fue a hacer ejercicio me pidió que lavara la ropa, yo hice caso y al pasar por el cesto de ropa sucia me pude percatar de su ropa interior, varias tangas de encaje que al verlas me las imaginaba con su culo ahí puesto y me provocaba una erección imaginar todo. No sé qué me pasó en ese momento pero me acerqué un poco y comencé a olerlas, se que estaba mal pero el olor de esas tangas me enloquecía, no pasó mucho tiempo hasta que me empecé a masturbarme con las tangas de mi madre, sentía muchas cosas, placer, excitación, culpa y arrepentimiento, pero no podía parar.
Estuve así un buen rato hasta que me cuestioné:
_¿Como se me verían puestas?
Desde muy pequeño siempre me había llamado la atención la ropa femenina, de hecho una vez me puse un vestido de una prima en su casa y debo decir que me quedaba muy bien, de cintura para abajo parecía una niña muy bonita, sin embargo tras el divorcio de mis padres deje de hacer esas cosas por miedo a que mi padre descubra lo que hacía con la ropa femenina.
Yo seguía ahí, preguntándome como se me vería puesta, nunca me había puesto ropa interior de mujer y menos una tanga, parecía que ya no tenía el control de mi propio cuerpo cuando comencé a ponerme la tanga de mi madre, sentir el rose de esa suave tela me provocaba una erección enorme, me fui al cuarto de mi madre para mirarme al espejo y no lo podía creer, de la cintura para abajo parecía una chica adolescente con un culo muy parado y firme, me gustaba como me veía.
Me excite tengo que comencé a masturbarme con la tenga puesta, era tan excitante verme a mí mismo pajearme con la tanga de mi madre, todo se sentía muy placentero. En eso de forma imprevista mi madre entra a la habitación y me ve con su tanga puesta, estuvo en shock por unos 3 largos segundos hasta que por fin pudo reaccionar.
-¿Pero que estás haciendo hijo?!
-A-a ma-mamá puedo explicar.
-No hay nada que explicar, ya lo ví todo, te estabas masturbando con mi tanga puesta, debería darte de vergüenza!
-Perdon mamá, no pude evitarlo, me gustaba el aroma de tu ropa interior.
-No pidas perdón, maldito pervertido, tendré que castigarte, cerdo.
-No mamá, por favor no me hagas nada por favor.
-Callate y ven aquí de una vez, que te toca una buena zurra.
Me quedé asustado por el carácter muy agresivo de mi madre, no tenía opción, me acerque lentamente hacia mi madre y me agache encima de sus piernas para recibir mi castigo, ella me bajo la tanga y me propinó propinó unos buenos golpes en las nalgas, me dolía un poco pero no era algo muy fuerte, después de pegarme me dijo.
-¿Te gustan mis bragas?
-Si
-¿Quisieras ser la zorrita de mamá?
Sentía que perdí el control total de mi cuerpo cuando un si se me escapó de la boca.
-Ay nos la pasaremos tan bien zorrita.
Me sentó en una silla y ella salió con un par de tangas, brasieres, pelucas y jueguetes.
Me puso una tanga de encaje color negro, un sostén rozado acompañado de los senos de silicona para rellenarlos, me puso una peluca castaña y por último me maquillo de una forma muy delicada.
-Abre los ojos.
Abrí los ojos y al mirarme al espejo no lo podía creer lo que estaba viendo, parecía una chica adolescente muy guapa, con el maquillaje me daba un aspecto inocente y con el sostén parecía una chica tetona a pesar de no tener mucho pecho, pero lo que más me enloqueció fue mi culo, realmente parecía una mujer nalgona con la tanga de encaje, sencillamente mi mamá había hecho un trabajo espectacular.
-Estas muy guapa. Me lo decía mientras me mordía la oreja y me apretaba los senos, yo aún seguía muy sorprendido o mejor dicho sorprendida con el resultado, mi madre me estaba besando el cuello y yo ya comenzaba a excitarme, me tiró a la cama poniéndose encima mío mostrándome sus enormes tetas, agarro mis manos y las puso en ellas mientras decía.
-Tocalas mi niña
Yo no aguante más y empecé a apretar esos 2 enormes globos como loca, mamá se quitó el sostén dejándolos completamente libres, yo sin pensarlo me abalance sobre ellos y comencé a mamar de ellos como si fuera un niño pequeño, chupaba y mordia sus deliciosos pezones.
Mi madre al ver que la estaba mordiendo me jalo de la peluca y me dijo.
-Maldita guarra, eso me dolió, tendrás que pagarlo.
Me ordeno ponerme a 4 patas, ella apareció con un arnés de 20cm y un bote de lubricante, me unto la crema en mi colita dandome muchas nalgadas y sin que me lo espere empezó a meter el aparato en mi ano, senti un dolor mi intenso por el tamaño del objeto.
-Vas a ver cómo luego lo cosas zorrita.
Poco a poco estaba bombeando con más fuerza y ese dolor poco a poco se fue convirtiendo en placer y ya estaba gimiendo muy alto.
-¿Quien es la zorrita de mama? ¿Quien es la sumisa de mama?
-Yooo, soy tu zorrita, soy la sumisa de mama, haré todo o que tú me digas!
-Duramos así unos minutos hasta que se cansó y se quitó el aparato, se pone encima mío montándome y se mete mi pene adentro suyo, ella empieza a gemir algo despacio pero luego empieza a gemir más fuerte cuando le agarro los senos mientras me cabalga, ella no tarda y también se pone a apretar también mis senos, parecíamos 2 lesbianas apretandonos nuestros senos con mucha fuerza.
-Ahh hija, apreta más fuerte.
-Mama, sigue saltando, haz gemir y correr a tu putita!
Llegó el clímax y ambas nos corrimos.
Fue una experiencia unica, nunca la olvidaré
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