Mi pervertidor – primera parte
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Tranyarlethe.
Hola, siempre había querido platicar con alguien acerca de lo que me sucedió en mi adolescencia y aun no me animo a hablarlo con nadie, tal vez por pena o porque aún no tengo un confidente de ese grado.
Por eso es que escogí este medio para relatarlo.
Esto se remonta a mis escasos 14 años, en los que estudiaba la secundaria y fue cuando comencé mi vida sexual como chica tv.
Vivíamos mi madre y yo en un multifamiliar bastante viejo ya.
Ella trabajaba por las mañanas y llegaba ya al atardecer, casi noche.
Yo llegaba de la secundaria y tenía casi toda la tarde libre a solas, en la intimidad que da la soledad y siempre con todas las ideas que rondan tu cabeza a esa edad.
Comencé a vestirme poco a poco con la ropa de mama desde 1 año atrás.
Usaba sus tangas, sus tacones, su ropa y su maquillaje.
Tenía cosas bastantes sexys a pesar de parecer una señora muy recatada, fue toda una sorpresa encontrar todo eso dentro de su closet, digno de otro relato que si gustan puedo escribirles más adelante.
En fin, era un verano bastante caluroso y en cuanto llegaba me metía a la regadera bajo el agua fría para calmar ese calor abrazador que me hacia sudar hasta el último rincón de mi menudito cuerpo.
Después de eso siempre llegaba a mi mente pasear por la casa como una niña, así que corría al cuarto de mama para enfundarme en la más sexy lencería que encontraba, zapatillas, maquillaje y ropa muy elegante y atrevida a la vez, simulaba mis senos con globos y me paseaba por la casa escuchando el ruido de mis tacones, mirando películas para adultos e imaginando que era yo la chica de la escena obscena siendo poseída por aquellas descomunales herramientas masculinas.
Estaba tan adentrada en mis fantasías que en una ocasión no escuche cuando tocaron a la puerta.
Nadie nos visitaba así que pensé que si simplemente no hacía caso, quien quiera que fuera se marcharía en seguida, pero no fue así.
Los golpes a la puerta eran más fuertes e insistentes cada minuto por lo que decidí acercarme y mirar por el ojillo.
Era don Genaro.
El vecino de la planta de abajo, un señor de unos 50 años o más, tipo trabajador rudo, gordo, calvo y grosero que vivía solo desde que tenía memoria.
La mayoría del tiempo se le podía ver ebrio en la calle y gritando obscenidades a las chicas que pasaban, el típico macho maloliente y morboso que ninguna mujer quiere tener como marido.
Me llamaba por mi nombre de niño pidiendo abrir la puerta alegando que traía el encargo de mi mama y que debía pasar a dejarlo.
Ante eso me quede pensando que si le recibía las cosas tal vez se marcharía y me dejaría seguir con mis “actividades” de chica.
Rápidamente me quite el vestido, las zapatillas y me quite la mayor parte del maquillaje que tenía.
Abrí la puerta con una bata de baño puesta y debajo traía un cachetero de encaje.
Le pedí las cosas pero aquel vegete insistía en pasar a la cocina, ya que traía una serie de refacciones para la tarja y tenía que tomar medidas para la reparación.
Obviamente me negué, pero como era de esperarse su carácter dominante combinado con el miedo que le tenía me obligaron a dejarlo pasar, con las piernas temblando de nervios lo seguí hasta la cocina con la esperanza de que se fuera rápido pero en mi desesperar olvide apagar el televisor con la escena pornográfica a todo lo que daba y cuando paso por la sala solo soltó la carcajada y sin mirarme comentó: Por eso no querías abrir verdad escuincle? No te preocupes es normal, yo también veo de esas películas y me la jalo casi diario.
Yo solo asentía con la cabeza sin decir una palabra ya que sentía que se había dado cuenta de mi secreto, se quedó en el sillón observando la pantalla mientras yo le pedía que fuera a la cocina a lo que contesto que me relajara, ya que mi mama no estaba y podría disfrutar un poco del espectáculo, me invito a mirar junto con el pero obviamente no lo hice.
Voltio a verme y fue cuando me pregunto que por que traía esa bata puesta.
Ni siquiera pude hilar palabra alguna, estaba aterrada y fue en ese momento cuando me jalo hacia el sillón y parte de la bata se abrió dejando ver lo que portaba debajo.
Aquel viejo solo soltó la carcajada y me dijo: ya se de quien son esos tacones que se escuchan todos los días, si tu mama no está, imagine que metías niñas a tu casa y resulta que la niña eres tú.
Jaja mira nada mas que sorpresa y sí que pareces una verdadera zorrita escuincla.
Al escuchar esa última palabra un escalofrío recorrió mi cuerpo ya que la fin alguien me estaba tratando como una niña, aunque no era alguien de buen ver pero al fin pasaba.
En ese momento se levantó y de un jalón me atrapo hacia su panza llena de mugre y con su aliento alcohólico me dijo directo en mi rostro: mira pinche chamaca, vas a hacer lo que yo te diga si no tu mamacita se va a enterar de esto y si eso no te importa ni a ella, me la voy a coger a ella a cambio de mi silencio en todo el vecindario.
Yo solo pude decir: no por favor don Genaro.
El me respondió: ya no soy don Genaro.
Soy tu papi y asi tienes que decirme entendido? Yo solo decía que si con la cabeza.
Rápida y hábil mente me volteo quedando de espaldas a él, tiro la bata y se agasajó con mis nalgas vírgenes y tersas, las golpeaba, las apretaba y las besaba, y se carcajeaba.
Yo sentía sus manos grandes y rasposas abarcar todo mi trasero, no sabía si llorar o disfrutar ya que en verdad comenzó a excitarme de sobremanera.
Ese señor solo se dedicaba a disfrutar de mi pequeño cuerpo sin importarle lo que yo quisiera, me decía groserías, me decía que era una verdadera putita en celo y me nalgueaba fuerte, pasaba sus dedos gordos por mis pezones y me mordía el cuello y mi oreja; fue cuando me sintió temblar y volvió a reir.
Jajaja sabía que te gustaba perrita mía.
Vas a ver que cojidota te vas a llevar hoy, vas a convertirte en mi mujercita de hoy en adelante y vas a hacer lo que yo te diga.
Vas a ver que te va a encantar la verga pinche chamaquita caliente.
Solo pude gemir con voz baja y en eso me volteo como si se tratara de una muñeca de trapo, me hincó y se comenzó a desabrochar su pantalón sucio.
Si calzoncillo sucio, estaba roto y olía mal, saco una verga llena de canas blancas, morena y de un aspecto muy diferente al de las películas porno.
Jalo su pellejito y salió un glande bastante grande y enrojecido, muy inchado y con un líquido transparente escurriendo de él.
Se la jalo un poco y la vi crecer aún más y también pude ver que la tenía chueca hacia la derecha.
Era una verga madura, venosa, olía como a pezcado y la verdad hasta ese momento era poco apetitosa.
Me agarro de la cabeza con ambas manos y me acerco pero yo no abrí la boca y eso lo hizo pegar un grito de enojo diciendo que ya sabía que me gustaba, que era una puta barata y que no me hiciera de la boca chiquita o me iba a ir mal.
Abrí la boca y el la metió.
Yo tenía arcadas por el asco que me provocaba además que la empujaba con fuerza y pegaba en mi garganta.
Después de eso se sentó en el sillón y me exigió que se la chupara yo.
La tome entre mis manos y la sensación me gustó, era muy suave y dura a la vez, la chaquetie un poquito y luego yo solita abri mi boca para chuparla.
El olor ya no era tan malo y comencé a tomarle gusto y sobre todo sabor.
Me dijo que le chupara los webos asi que baje la cabeza y los sentí muy grandes, con la piel muy sobrada y podía sentir todas esas canas en mis mejillas, al mismo tiempo la película en la pantalla tenía una escena de sexo oral lo que me calentó y en ese momento regresó a mi esa sensación de ser la chica de la película y entre mis pensamientos por fin pude aceptar lo que estaba pasando, que una de mis más grandes fantasías estaba ocurriéndome y ni siquiera estaba vestida completamente de niña.
Comencé a tratar de imitar a la chica de la película y chupársela como una actriz porno.
Eso lo puso como loco, se levantó me levanto y me puso en 4 a la orilla del sillón.
Yo ya no oponía resistencia solo me dejaba manejar por aquel morboso borracho.
Agarro mucha saliva y me la puso en la entrada de mi recto me nalgueaba y de pronto sentí un dedo muy rasposo que intentaba entrar por lo que apreté mi trasero y él solo se reía.
Lo metió por fin y le dio vuelta una vez adentro.
Lo sacaba y lo metía hasta que me dijo: va pa´dentro.
Sentí su fierro recargarse en mi ano y las piernas me temblaron, luego me tomo por los hombros y volvió a morder mi cuello, justo cuando la piel se me erizó sentí como me partía en dos, fue un dolor bastante fuerte que quise gritar, el me tapo la boca con su manota y siguió introduciendo su duro paquete en mi cola virgen.
Parece que lo difícil es la cabeza ya que después de que entró, la empujo y el dolor desapareció, se quedó un rato quieto acariciando mi espalda.
Me sentía una perra, una puta ofrecida con la verga adentro.
Tomo mi cintura con sus manos y saco la mitad de su tronco de carne, la volvía a meter y la sacaba; solo lo escuchaba gemir como si estuviera ronco, como fiera cansada.
Yo sentía dolor y una presión muy placentera en mi interior.
No aguanto mucho y me tiro al piso.
Estando ahí tirada se la jalo y vi brotar un chorro de esperma al piso, no sé si sería por el tiempo que ese hombre llevaba viviendo solo, pero es la eyaculación más larga que he visto en mi vida, se retorcía hacia atrás y seguía escupiendo.
Terminó y seco su mano con mi bata, se subió su pantalón y carcajeando abrió la puerta del departamento diciendo que mañana hablaríamos.
Cerro la puerta de un azoton y me dejo ahí tirada a unos centímetros de ese espeso semen.
No podía creer lo sucedido.
Por unos segundos me quede viendo ese semen en el piso.
Me acerque a olerlo y su aroma me atrapo, lo toque con un dedo y luego toda la mano.
No pude resistir y acerqué mi boca al piso para estirar mi lengua y probar un poco de ese líquido tan codiciado en las películas XXX.
Después de eso supe que no habría marcha atrás.
Que sería una adicta a la verga y a esa leche por el resto de mi vida.
Pronto ya tenía todos mis dedos en la boca tratando de aprovechar cada gota.
Levante todas las cosas de mama y cuando regresó la recibí con un beso.
Me pregunto si había ido don Genaro y le dije que sí.
Ella me dijo que iba a hacer unas reparaciones a la cocina y que si era posible le ayudara para que aprendiera algo nuevo.
En mi mente sabía que había aprendido algo nuevo pero muy diferente a lo que elle quería, jeje pero le contesté que sí.
Que yo lo ayudaría en lo que se le ofreciera.
Al siguiente día llego a la misma hora.
Yo ya lo esperaba esta vez como toda una mujercita, pero eso es algo que contaré más adelante si es que este relato no los aburrió.
Aquel feo y vulgar señor con apariencia ruda y grosera cambiaría con el pasar del tiempo, para tratarme como toda una mujercita; su mujercita.
Fue él quien me enseño casi todo lo que sé con respecto al sexo, me hizo sentir infinidad de orgasmos y placeres que puedan imaginar, creo que con el tiempo llegué a amarlo, en ocasiones lo extraño mucho y pienso en todo lo que paso entre nosotros, me hubiera gustado ser su niña de planta, pero el tiempo no lo quiso así.
En fin, me despido de uds pero no para siempre, besos.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!