Mi primera vez follado como nena.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Translover.
Carlos y yo nos conocimos desde el kínder y nos volvimos inseparables, yo dormía en su casa y el en la mía ya que al ser yo hijo único mis padres nos permitían más cosas y la amistad con Carlos les agradaba para que yo no estuviera tan solo, así que podíamos acostarnos tarde, jugar Nintendo y comer lo que quisiéramos, ya que mis padres por sus trabajos pasaban más tiempo afuera que en casa y Ana la empleada dejaba el almuerzo listo y se iba cuando yo llegaba del colegio, así que Carlos era mi mayor compañía.
Las veces que íbamos a su casa que quedaba a menos de dos kilómetros de la mía yo aprovechaba para ver a su hermana, una chica un año menor que nosotros, ella tenía 14 años y Carlos y yo 15 años, estábamos en la época de la calentura y cualquier cosa nos ponía a mil, varias veces nos masturbamos en la misma habitación mientras espiábamos a Saray, ya que Carlos había hecho un hueco por donde veíamos a su hermana mientras se bañaba, así que ya conocía más a fondo a mi mejor amigo, varias veces disfrutamos viendo porno o viendo a su hermana, pero lo que paso después fue algo que me cambio para siempre.
Esta tarde vamos directo a tu casa – Me dijo Carlos durante el recreo -. El transporte nos dejó frente a mi casa, Ana estaba lista, se despidió de nosotros y se fue, era viernes y mis padres de fijo iban a salir esa noche, seguro llegarían hasta la madrugada. Subimos a mi habitación y Carlos con todo el secreto de mundo me dijo- Mira lo que tengo – Sacando una bolsa negra del bolso del colegio -. Me la paso y comencé a revisar, era ropa interior, unos calzones, una blusa, una falda y una licra- La saque de la bolsa de ropa sucia, son todos de Saray, huélela, es deliciosa – Me dijo -. Yo me la acerque a la nariz y el aroma casi me vuelve loco, los calzones estaban bien sucios, uno tenía rastros de sangre, los revisábamos y los olíamos mientras empezábamos a masturbarnos. – Pon algo de porno – Me dijo Carlos, yo corrí a la computadora y comencé a buscar entre los videos que teníamos guardados, ya que habíamos creado una carpeta en común donde poníamos todo el porno que conseguíamos, busque una orgia que había bajado hace poco y comenzamos el juego, nos pasábamos las prendas mientras jugábamos con nuestras vergas, la de Carlos era gorda pero no tan larga, unos 15cm, yo la tengo larga y cabezona pero no tan gruesa como la de Carlos.
En el video había 4 chicas, junto con 7 negros con vergas impresionantes, no dejaban ninguna chica sin acción y todos los agujeros eran explorados por esas vergas negras y gordas. Los dos estábamos súper calientes, desnudos acostados en mi cama mientras veíamos la pantalla y nos pasábamos la ropa interior de Saray.
Carlos se puso de pie, acercándose a la pantalla, yo lo veía de espaldas, con sus nalgas firmes y su cuerpo delgado, desde atrás parecía una chica, lo único que lo delataba era la espalda y el pelo corto, pero de resto era una mujer, yo estaba caliente viendo a mi amigo de espaldas oyéndolo gemir a medida que jugaba con su verga, sin pensarlo en medio de la excitación se lo dije – Carlos, ¿porque no te pones los calzones de tu hermana?, él se volteo, con la verga dura en la mano y se me quedo viendo y viendo mi verga, está bien, me respondió, si tú te pones una tanga de tu mama, ok, -le respondo-, me levanto y voy al cuarto de mis padres, busco una tanga, una falda corta y una blusa por arriba del ombligo y me acuerdo del traje de Halloween de mi madre y la peluca azul, reviso en el armario y la encuentro, me visto frente al espejo, me acomodo la peluca y no creo lo que veo, era toda una adolecente jugando de putita, sentir la tanga entre mis nalgas, la frescura de sentir mis nalgas expuestas en esa falda tan corta y verme de pelo largo fue demasiado excitante, sentía la verga a punto de estallar, volví a mi habitación y me encuentro con Carlos vestido con la ropa de su hermana, abierto de piernas en la cama, con la tanga corrida a un lado mientras se tallaba con ganas la verga, la tenía gorda y roja, casi a punto de estallar.
Cuando entre se me quedo viendo con cara de asombro. Eres toda una perrita, ven y te acuestas a mi lado – me dijo -, yo no entendí en qué momento se cambiaron los papeles pero ahí estábamos los dos, calientes viendo como una partida de negros se follaban a 4 putitas en el video, yo me sentía como una perrita sumisa, veía a Carlos jugando con su verga y con la vestimenta de Saray, estamos los dos en la cama, yo sigo masturbándome cuando siento la mano de Carlos un mis huevos, fue algo muy rápido, pero la sensación de esa mano me calentó más, él lo noto y siguió masajeándome los huevos hasta que quito mi mano y se agarró de mi verga, era la primera vez que me hacían una paja, podía sentir sus dedos calientes y su mano húmeda subiendo y bajando por mi fierro, el gemía de placer, se acomodó para quedar sentado y viéndome, yo no aguantaba el placer, podía sentirme a punto de venirme, pero Carlos paro de golpe, se me quedo viendo y me dice – Nunca le digas esto a nadie – y sin más se inclinó y se metió toda mi verga a la boca, era mi primera mamada y era la sensación más deliciosa del mundo, podía sentir su lengua húmeda y caliente jugando con la cabeza, sus labios apretando mi verga y su saliva chorreando por mis huevos, me chupaba como una experta, sus manos no paraban de moverse, mientras con una acariciaba mi pecho, con la otra jugaba con mis huevos, yo estaba demasiado caliente, la ropa de mi mama y la peluca me hacían sentir como una zorra y sentía la entrada del culo lubricada con la saliva de Carlos, sus manos bajaron de mis huevos a mi culito, empezó a penetrarme suave mientras me chupaba, primero con un dedo, luego sentí dos y luego tres, después no me di cuenta cuantos, solo me sentía abierto, hasta que no aguante más y descargue toda mi leche en la boca de Carlos, eran chorros espesos, los sentía salir con fuerza de mi verga, el no paraba de chupar, lubricar y tragar, sentía la verga pringosa, y podía ver como dejaba chorrear mi leche por mis huevos. Suavemente saco la mano para embarrarla en mi propia leche y volver a meterla lubricándome con semen.
Ahora es mi turno – me dijo – Subió hasta mi cara acercándome su verga gorda, la tenía roja, dura y una gota de lubricante le salía de la cabeza, sin pensarlo me la metí en la boca, saboreándola como a un helado, la cara de mi mejor amigo era un placer, se veía en las nubes mientras yo succionaba su cabeza y le devolvía el favor de los dedos en el culo, yo acostado de costado y el de rodillas en la cama dándome su verga mientras yo le introducía los dedos, le chupaba los huevos, me deleitaba pasando mi lengua por todo lado y la orgia de los negros seguía en el monitor, era una escena deliciosa.
Cuando lo sentí que se iba a regar pare la mamada, ya casi me vengo –me dijo el-, Tranquilo –le dije- aun no quiero que te vengas. Lo acosté en la cama, me quite la tanga y me subí sobre él, Ya sabes, no le cuentes esto a nadie – Le dije mientras empezaba a descender sobre su miembro gordo y húmedo, cuando sentí la punta de la cabeza en la entrada de mi culo me sentí como la zorra más sucia, tenía una mano sosteniéndome la falda y otra en el pecho de Carlos, mientras el con una mano me agarraba de la cadera y con la otra apuntaba su verga fuerte contra mi culo, la sentí introducirse hasta el fondo, lo deje que me penetrara con fuerza, ya estaba más tranquilo y no se iba a regar tan rápido, yo gemía de placer a cada embestida, luego mi zorra interna salió, comencé a moverme arriba y abajo, Carlos se quedó quieto mientras yo lo cabalgaba, sentía sus manos en mis caderas pero mi mente estaba en otro mundo, el placer me subía desde adentro, la ropa de mi mama me hacía sentir más sucia y en los ojos de Carlos no me veía yo, veía a una putita caliente que complacía a su macho. Carlos no aguanto más y se descargó completo dentro de mi culo, podía sentir la leche llenándome a cada empujón que recibía de su verga.
Nos quedamos quietos mientras el agarraba aire, yo sentía su verga apretándome el culo, no te salgas – me dijo – comenzó a pajearme despacio, sin prisa, mientras movía su verga dentro mío, después de toda la leche que me había dado aún seguía dura apretándome el culo, yo me fui endureciendo mientras él me tocaba, entre más se movía dentro de mí más me calentaba, hasta que yo fui quien impuso de nuevo el ritmo, el solo me pajeaba mientras yo lo cabalgaba, lo sentía totalmente adentro, hasta que solté unos buenos chorros de leche que le pringaron las manos y el pecho, ahora si estaba exhausto, después de esas dos corridas ya no daba más, el me miraba mientras se chupaba la mano llena de leche, yo me levante dejando salir la verga de mi culo, aún estaba firme, toda embarrada de leche.
Quería que Carlos se regara de nuevo, entonces empecé a limpiársela con mi boca mientras él me agarraba la cabeza, mi limpieza dio paso a lamidas más profundas hasta que lo sentí endurecerse y soltar todo su jugo en mi boca, el sabor a mi culo y a mi leche, más la leche de Carlos era un elixir delicioso, los dos quedamos muertos después de eso, nos despertamos en la madrugada con frió, estábamos los dos desnudos abrazados, nos cobijamos y seguimos durmiendo mientras Carlos tallaba su verga contra mis nalgas.
A partir de ese día nos volvimos amantes, el robaba ropa de su hermana y yo de mi madre, nos vestíamos y follabamos a gusto, luego fuimos ampliando nuestras opciones, pero eso será historia para otra noche.
Espero os guste.
Qué delicia de culiada cual puta caliente trasvestida