Mi tío favorito II
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Cuando terminamos nos quedamos acostados en la alfombra y después de unos minutos me paré con la intención de ir al baño, me preguntó a dónde iba. -Al baño, a lavarme- contesté. Me dijo que no me lavara, que él me diría cuando podía hacerlo. -Mejor ponte a cocinar, tengo hambre-. Y tráme una cerveza, agregó mientras se acomodaba en el sofá y encendía la tele.
Yo le llevé la cerveza y tomé otra para mí, después me encaminé a la cocina y comencé a hacer la comida: camarones empanizados con guacamole. Sabía que le gustaban porque había escuchado a mi tía decirlo, aunque me extrañaba que ahora quisiera darle ese gusto. Mientras cocinaba pensaba: "Yo aquí guisándole y él ni me deja lavarme". Y es que su semen se había secado en la piel de mi rostro y en la poca ropa que llevaba y me sentía muy incomoda. Necesitaba lavarme y cambiarme. Una gota resbaló por mi muslo desde mi entrepierna.
Terminé de preparar los platillos y los llevá a la sala junto con más cervezas. Mi tío puso cara feliz y me invitó a sentarme con él. Comimos viendo un partido de futbol que solo a él le interesaba. Cuando terminamos se recostó y volteó a ver mi cara aburrida. -¿No te gusta el futbol?- preguntó. Moví la cabeza a los lados. Entonces tomo mi mano y me jaló bruscamente. -Pues ven para que no te aburras- dijo mientras me situaba entre sus piernas. Me ordenó que me hincara y metió su pene en mi boca. -Ponte a mamar, ándale- dijo acomodándose. Su pene estaba fláccido y viscoso y me dio algo de asco, quise sacarlo de mi boca pero su mano tomo mi nuca y empezó a presionarla contra su pelvis.
De pronto empecé a sentir que cobraba vida, empezaba a moverse y ponerse duro poco a poco, mi tio soltó mi nuca y comenzó a suspirar, yo lo saqué de mi boca para respirar pero seguí frotando su glande con mis labios, primero despacito y luego más rápido. Su cosota ya se había puesto de gran tamaño y yo me había exitado mucho.
Mi tío me tomó del pelo y me dijo:-Lámemelos. Me metí sus enormes testículos a la boca. Mi tío bufaba y empezó a meterlos y sacarlos como si me penetrara con ellos. Yo saqué mi lengua y los acariciaba con ella sintiéndo cada uno mientras con una mano frotaba su enorme pito. Repentinamente, me la volví a meter en la boca totalmente, me lastimaba pero una caliente urgencia me hacía querer guardarla en mi garganta. Mi tío me presiono de la nuca mientras gruñía: ¡Ay, chiquita! Yo la saqué de mi boca y me detuve en el glande, succionándolo deliciosamente.El me tomó de las axilas y me sentó frente a frente, con su mano corrió mi tanguita y acomodó su troncote en la entrada de mi pozito. Después me bajó el top con las dos manos y empezó a darle chupones a mis pezones. Se metía uno en la boca y lo estiraba chupándolo de una manera tan deliciosa que ahora yo no dejaba de gemir de placer, alternaba un pezón y luego otro volviéndome loca de placer, mientras con sus dos manotas me separaba las nalgas.
Mi culito estaba un poco húmedo por su venida anterior pero aún así no podía entrar. Yo estaba muy exitada y quería que entrara pero me dolía y no entraba. Mi tío no dejaba de mamar mis pequeñas chichitas; sabía que con eso me ponía supercachonda y me estaba dejando el trabajo a mí sola. Su única ayuda era separar mi trasero
Yo seguí gimiendo y presionando hasta que sentí que entro: un agudo dolor y su pene caliente y duro. Me relajé y esperé un poco, despué seguí empujando, sentía como me rasgaba y me dolía pero también me gustaba mucho y quería tenerla toda adentro.
Repentinamente, cuando iba como la mitad, mi tio soltó mi pezones y me comenzó a besar apasionadamente, su lengua entraba y salía lujuriosamente de mi boca y entonces, de un solo golpe y sin avisar, me metió todo el resto de su pene. Yo sentí un dolor enorme y comencé a llorar, pero él no me la sacaba y seguía besándome. Me dio unos minutos de furiosas embestidas y luego me dijo: -Llora y gime puta, vas a ser mi putita, vale más que te acostumbres. Yo seguía gimiendo y en verdad eso parecia encenderlo aun más, ya que me cojía más furioso. Yo contesté. -Sí papito, cójeme duro! Yo ya no sentía dolor, solo placer. De pronto sentí que su pene empezaba a hincharse y mi tío empezaba a rugir, anunciando la explosión.
Me levantó y me puso en medio de sus rodillas donde todo había empezado, metió su pene en mi boca y comenzó a vnirse: con largos gemidos y largos chorros clientes que me llegaban hasta la garganta. depositó todo su semen en mi boquita y solo cuando sacósu pene se me escapo algo. Se quedó dormido con una cerveza en la mano y yo llena de semen y de placer, y a sus pies.
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