Mi tío me hizo mujercita 4
Despues de ser usada como una prostituta profesional por su tío, Suri va de «shopping» con sus amigas..
♠♥Capítulo 4♥♠
Después de aquel martes donde mi tío me usó como una prostituta barata tenia a en mis manos poco más de cinco mil pesos. Tío rafa me había pagado muy bien por aquella tarde de pasión.
Yo por supuesto estaba encantada con todo ese dinero, pensando en toda la ropita nueva de nene marica que me compraría el domingo.
La semana se me hizo muy larga, pero gracias a que pude coger con mi papi la tarde del jueves y el todo el sábado, pude llegar al domingo sin volverme loca de ansiedad.
Por supuesto esa semana fui a la escuela vistiendo con mi antigua ropita de niño emo, jeans super ajustados, playeritas negras super pegadas, y sudaderas bien femeninas y gracias a eso mi nueva figura de nena llamé muchísimo la atención.
Muchos de los muchachos de prepa se volteaban a mirarme el culo, y más de un maestro tuvo que fingir que no me estaba viendo las nalgas cuando pasaba contoneándome por los pasillos.
Tío rafa me había conseguido una docena de sostenes deportivos super ajustados, con los cuales pude disimular mis tetitas de nena en pubertad, pero aun así se notaban debajo de mis playeritas se nailon super ajustadas.
Yo me sentía súper orgullosa al obtener tanta atención, pero sabía que cuando el siguiente lunes llegara a la escuela usando mi ropita nueva las miradas y los murmullos se multiplicarían.
Por fin el domingo en la mañana me vestí con mi ropita gótica más bonita, jeans negros super pegaditos, una playerita blanca de manga larga entallada, con florituras y estampados góticos negros, y mi sudadera favorita, una negra con orejas de gato en la capucha y una cola de gato en la parte trasera.
Pero pensando que mis amigas querrían que me probara la ropita nueva antes de comprarla me obligué a usar unos pequeños y ajustados calzoncillos masculinos, completamente horribles, ahí me di cuenta de que jamás podría volver a ser un niño normal ni mucho menos un hombre, odiaba usar aquellos feos calzones de niño, odiaba tanto aquella prenda que casi me pongo a llorar del puro coraje.
Y después de meses de usar mis preciosas tangas de seda, mis ajustados cacheteros de encaje, mis diminutos V-STRINGS con el delgado hilo entre mis nalgas, y mis pantys de talle alto en forma de V.
¡Odiaba esos calzones de niño! y me vi tentado a quemarlos antes de salir, pero sabía que por mucho que mis amigas supiesen que yo era un nene afeminado y marica, verme en tanga sería demasiado para ellas. Y en ese momento yo tenía miedo de que el mundo conociera lo marica que era, lo mujer que en realidad era.
Incluso le había pedido a mi tío que me quitara mi jaulita por si ellas pudieran darse cuenta, él estuvo de acuerdo, y me pidió que no usase mi PLUG anal tampoco.
Yo me sentía vacía sin mi juguetito en la cola, pero sabía que debía obedecer a mi macho como una niña buena.
Así pues, a las siete de la mañana yo ya estaba lista, con unos jeans ajustado de nena negros, y una camisa de manga larga con las mangas a rayas blancas y negras.
No quise maquillarme por las mismas razones, una cosa era que en los recreos ellas me maquillaran un poco en broma e incluso me pintaran las uñas de diferentes colores con la excusa de probar los nuevos colores y nuevas marcas en mí, pero otra muy diferente era que me vieran con mi maquillaje de nena.
Mi mami quería ir con nosotras, pero la noche anterior le había rogado que me dejara ir sola con mis amigas, ella que siempre se había preocupado por mi falta de amistades, decidió que estaba bien que pasara tiempo con mis nuevas amigas. Aunque por supuesto no se le notaba demasiado contenta al saber que yo me juntaba con puras mujeres.
Pero bueno, estaba yo desayunando con mi mami ese domingo en la mañana mirando el reloj cada cinco minutos esperando que dieran las nueve de la mañana, hora en la que Kimberly había dicho que pasaría por mí en coche.
Mamá me miraba de arriaba a abajo, pues era la primera vez que me veía usando mi ropa ajustada con mis nuevas curvas de mujer.
Me miraba super extrañada y como queriendo decir algo sobre mis gordas y redondas nalgotas, sobre mi estrecha cinturita, o tal vez sobre mis pequeñas tetas, que aun atrapadas por el sostén deportivo ya se notaban.
Tal vez también quería decir algo sobre mi rostro de muñequita y mi cabello castaño claro lacio y largo que ya casi me llegaba a los hombros, ese día lo llevaba amarrado en una coleta baja con dos mechones que enmarcaban mi rostro.
“Suri, hijo. ¿No crees que has estado comiendo mucho últimamente?” Preguntó por fin mi madre, mientras veía como me servía una segunda ración de granola con leche y la cubría con miel natural.
“¿Eso crees?” pregunté yo un poco herida, pues a ninguna chica le gusta que le digan que come mucho. “¿No siempre estás diciendo que me falta crecer, que como muy poco y que soy demasiado pequeño y delgado para ser un niño?” Pregunte molesta.
Mamá bajó la mirada arrepentida, pues era verdad lo que le decía, siempre estaba molestándome por mi tamaño y mi peso.
“No hijo, no quiero que te molestes… y tienes razón por fin estás comiendo como un niño normal, siempre me pareció que comías demasiado poco…. pero… me refería a que…. bueno…” mamá miraba mis muslos gordos y torneados y mis caderas anchas y femeninas desde su lugar.
Yo decidí hacerme la tonta.
“¿A qué te refieres, entonces?” Pregunté yo sintiéndome cada vez más nervioso y molesto, pues como ya era costumbre mis emociones estaban a flor de piel por las hormonas.
“Me refiero a tu…. a tu… pues a tu culo hijo. ¿No has notado lo gordas que están tus nalgas últimamente? Si hasta me lo ha dicho tu tía Samantha”
Mami dijo aquello mientras trataba de quitarle hierro al asunto, como si se arrepintiera de comenzar aquella charla.
“¿Qué es lo que te dijo tía Samantha?” Pregunté preocupada de que mi tía hubiese averiguando la relación entre mi tío Rafael y yo.
“El otro día te vio de espaldas y me dijo que casi estás igual de culón que yo.”
Mamá me miró molesta y un poco celosa, como si le costara aceptar que en efecto estaba igual de culona que ella.
Y era cierto, de algún lado había yo sacado mi indo cuerpecito de nena, y es que tanto mi madre como mi tía eran pequeñitas como yo. Ninguna media más de 1.60 pero estaban muy bien formadas, las dos tenían unos bonitos y gordos culos en forma de durazno como el mío, y mi mami tenía un par de grandes tetas copa D, mientras que mi tía tenía unos pequeños pechos copa B. Pero ambas tenían un bonito cuerpo en forma de reloj de arena que yo había heredado, y que ahora salía a la superficie gracias a las hormonas que tío Rafa me daba.
“¿eso dijo…? …pues no me había dado cuenta mami.” mentí yo.
“Y no solo es tu culo, Suri. Te están saliendo bolas por todos lados, mírate el pecho, si hasta parece que tienes tetas. Si no fuese tu madre pensaría que eres una niña de verdad. Hasta el cabello lo llevas cómo una niña.”
Yo me puse super nerviosa, y me dio pánico que sucediera lo que mi tío me había advertido; que mi mami se diese cuenta de que algo no estaba bien en mí, y que terminara llevándome al médico o algo así.
“Bu… Bueno, tal vez tienes razón, he estado comiendo mucho últimamente… creo que he engordado un poco… perdón por comer tanto, trataré de comer menos.” Dije yo con la voz temblorosa.
“¡No, hijo! ¡No me refería eso, no es que me moleste que comas más! Es más, me alegra que lo hagas, siempre has sido más pequeño y delgado que los niños de tu edad, me alegra ver que por fin estés comiendo como un hombrecito… pero creo que la grasa se te está yendo a los lugares equivocados… creo que lo mejor seria que te metieras al gimnasio, o algo así. Digo… para convertir toda esa grasa en musculo…. ¿no crees que es buena idea?”
Yo me quedé en silencio un rato largo, sintiéndome culpable.
Mi madre aun esperaba que su único hijo varón se convirtiera en un hombre, alto, fuerte y masculino. Creí que mami ya se habría dado cuenta para esas alturas que en lugar de hijo tenía una hija, pero al parecer aun no lo había comprendido, o a lo mejor no lo quería comprender.
“Sí… Sí…. Sí mamá, tienes razón, debería comenzar a hacer más ejercicio.” Respondí yo sin levantar la mirada de mi plato, mi corazón latía desbocado, y sin poder contener mis sentimientos de nena comencé a sollozar.
Estaba temblando de miedo y de culpa, y mi mente como siempre era un caos.
“¡No llores hijo! ¡No es que esté molesta o algo! ¡Solo digo que es una buena idea!” Mamá se levantó de su silla y corrió a mi lado para abrazarme y consolarme. “Déjame investigar un poco y pasando año nuevo te inscribimos en un gimnasio, me parece haber visto uno cerca de la plaza.” Mami dijo todo esto de manera muy amable y tranquilizadora, pues como siempre que alguien me regañaba yo comencé a lloriquear como la nena frágil y débil que yo era.
Mami de nuevo terminó por consolarme entre sus brazos mientras me acariciaba mi sedoso cabello y trataba de tranquilizarme.
Cuando dejé de lloriquear, mami trato de quitarle importancia a la plática que acabábamos de tener. Y comenzó a preguntarme qué clase de ropita pensaba comprarme, e incluso me dio otros tres mil pesos para que comprara más cosas.
Por supuesto yo ya sabía que mami me daría un poco de dinero ese domingo, pero creo que me dio tanto por que se sentía culpable por hacerme llorar esa mañana, yo solo pude sonreír pensando en toda la ropita nueva que conseguiría aquel día.
Por fin el claxon de un auto sonó afueras de mi casa y cuando salí a ver, efectivamente era Kimberly, quien me esperaba fuera de un hermoso auto último modelo.
“¡Oh Suri, te ves super lindo con esa ropita!” exclamó ella al verme con aquel atuendo tan femenino.
“¡Gracias, Kim! ¡Tú te ves hermosa!” respondí yo mientras nos saludábamos con un besito en cada mejilla.
Kimberly se acercó a mi madre y le dijo que ella me regresaría a casa en la tarde, en el mismo auto.
“Mi novio va llevarnos al centro comercial y cuando terminemos de comprar y comer, le llamaré al celular y él vendrá por nosotros.”
Mamá estuvo feliz de escuchar aquello y por fin se despidió de mí.
Cuando entré a la parte trasera del auto pude ver a Richard, el guapo y alto novio de mi amiga, quien como siempre me sonrió de aquella manera extraña.
Era como si no supiera como actuar respecto a mí, por supuesto como toda la escuela sabía, yo era un niño, pero al mismo tiempo todo el mundo sabía o creía saber que era una mariquita, gracias a mi tímido y sumiso comportamiento, y a mi bonita ropa de niño emo.
Richard era completamente diferente a mí, él si era un hombre de verdad; y aunque era amable conmigo, actuaba como si de alguna manera me tuviese miedo, o tuviese miedo de mi apariencia y naturaleza.
Kimberly se subió en el asiento del copiloto y pronto estuvimos en camino al centro de la ciudad, hablando riendo y bromeando mientras escuchábamos música en el estéreo de Richard.
Cuando llegamos a la lujosa y bonita plaza comercial, Richard nos dejo en la entrada donde Ana Sofi y Hana nos estaban esperando. Paola al parecer no pudo o no quiso ir.
Por fin comenzamos nuestro día de compras, y tengo que decirlo, ¡fue genial!
Uno de mis recuerdos más preciados fue aquella tarde que compartí con aquellas bonitas adolescentes.
Por supuesto fue Kim la líder del grupo la que decidió cada aspecto de aquella salida, adonde iríamos primero, las tiendas de ropa en las que compraríamos, a qué hora y en que restaurante comeríamos, y todo lo demás.
Y la primera parada fue una tienda OGGI JEANS, donde vendían solamente jeans, overoles, shorts y micro shorts de mezclilla, todos para para mujeres, en todos los colores.
Estuvimos unos minutos mirando todos los maniquíes que llenaban la tienda, todos ellos modelando aquellas ajustadas y sexys prendas.
Cuando Kimberly escogió unos cuantos pares de entalladísimos jeans negros y rosas algunos con la cintura baja, y otros el talle alto, un bonito overol negro, y media docena de micro shorts, le pidió a la dependienta de la tienda que se los mostrara en la talla más pequeña que tuviese, pero en tela tipo STRECH, una mezclilla que se estira mucho.
La señorita nos dio la talla XXS y nos señaló los vestidores al fondo del local.
Kim me tomó de la mano y me metió en uno de esos cubículos casi empujándome, se veía más emocionada que yo.
Quítate esos pantalones, son bonitos, pero son de niño, estos si son jeans de nena, te van a quedar perfectos.
Yo me sonrojé ante aquella idea y por timidez me quedé congelada.
“¡Quítate esos pantalones ya, niña! ¡No tenemos todo el día!”
“Sí… sí… lo siento Kim” Obedecí yo. Mi naturaleza sumisa y obediente salía a relucir de nuevo.
Cuando me quite mis pantalones Kim vio mi fea trusa blanca.
“¡Que horribles calzones, Suri! porque no te pusiste una tanga como siempre?” Kim preguntó aquello mientras me miraba con desaprobación.
“¡¿Qué?! ¡¿De qué hablas?! ¡yo no…! ¡Yo no uso… tangas siempre…! yo…. yo… no sé de qué hablas!” respondí yo patéticamente, mientras tartamudeaba completamente avergonzado.
Al parecer Kim sabía que yo usaba ropa interior de mujer.
“Noté esta mañana que se te marcaban esas feas trusas, pero ahora que las veo bien, sí que son horribles. Es extraño, porque en la escuela nunca se te ha notado que lleves este tipo de calzones.” Kim dijo aquello mientras me miraba de arriba a abajo ahí dentro del probador, con mis piernas al desnudo. “¡Hana, Ana Sofi! Vayan rápido a VICTORIA’S SECRET y traigan una tanga, talla extra chica. ¿De qué color la quieres, Suri?” me preguntó Kim como si fuese lo más normal.
“Emmm… rosa…. es decir… yo no uso tangas…. es decir, yo no quiero usar una tanga… yo… yo…” estaba tartamudeando tratando de evitar usar ropita interior de nena frente a mis amigas.
“Ya escucharon niñas, tráiganle a Suri una bonita tanga rosa, un V-STRING servirá, quiero que el hilo se le meta entre las nalgas, no quiero que se le marque ninguna costura debajo de estos jeans.”
Las dos niñas salieron corriendo a cumplir la orden mientras se reían de mí situación.
Cuando nos quedamos solas, Kim y yo, el silencio se hizo presente y yo no sabía que hacer ni a donde mirar, así que me quedé ahí de pie cubriendo mi entrepierna con mis manitas en un patético intento de esconder mi horrible calzón de niño.
“¿Desde cuándo lo sabes?” Por fin me anime a preguntar.
“Todo el mundo que te conozca, sabe que eres un pequeño marica. Por eso dejé que te juntaras con nosotras, pero pensé que eras simplemente un niño gay. Cuando comenzaste a usar esas horribles ropas holgadas pensé que te avergonzabas de ser gay, o que querías ocultarlo. Pero cuando te vi el lunes con esa ropa de niño emo, pude ver cuanto había cambiado tu cuerpo y supe que no solo eras un niño gay, sino que eres una trans.” Kimberly dijo aquello sin siquiera pestañear, mientras seguía buscan
“¿Una trans?” pregunté yo estúpidamente.
Recuerden que en ese momento yo solo tenía doce añitos y era muy inocente, no sabía nada de la comunidad LGBT, o términos como SISSY, FEMBOY, transexual, transgénero, o travesti.
Solo sabía que yo era una putita, un jotito, un mariposón, un puto, y un maricón, y eso lo sabía gracias a que mi tío Rafel me lo enseñó a punta de vergazos, gritándome todas esas linduras cada vez que me cogía salvajemente.
Kimberly me miró muy extrañada.
“Eres una transexual, ¿verdad? Te estás hormonando, ¿no es así? si no ¿cómo has conseguido esas nalgotas?” Me preguntó extrañada.
“Sí… he estado tomando hormonas desde hace unos meses… pero no sé que es una transexual” respondí yo completamente en serio.
“Ya sabes, una trans es eso. Un hombre que quiere ser mujer y toma hormonas o se opera para convertirse en una.”
Kimberly se veía realmente extrañada y confundida, como si no se creyera que yo no supiera todas esas cosas.
“Sí lo pones de esa manera… entonces sí. Supongo que soy una Transexual. Pero, ¿cómo sabes todo eso?”
“Uno de mis primos es igual que tú. ¡Quítate la playera y los calzones quiero verte completa!” Me ordenó Kimberly con voz llena de autoridad.
“¿Mi playera? yo… Mmmm este… bueno… oh… Okey… está bien.” Respondí yo obedientemente e hice lo que me mandaban.
Cuando estuve completamente desnuda, pues Kimberly me hizo quitarme hasta los calcetines ella comenzó a revisarme desde todos los ángulos, haciendo que me moviera, posara y girara sobre la punta de mis pies.
“Ya sabes él… ella, lo que sea… siempre fue un poco gay. En realidad, siempre ha sido muy gay, la familia apenas y lo aceptaba. Pero hace tres o cuatro años comenzó a vestirse de mujer. Mi tío lo echó de su casa. Y por supuesto se armó un desmadre en la familia, pero él siguió con su trasformación, y mi tío no cambió de idea, así que Víctor, así se llama, o se llamaba, ahora creo que se hace llamar Yuleimy o algo así. Ya sabes, un nombre de puta. Como sea, Yuleimy se mudó con la abuela. Desde ese día comenzó a hormonarse y aunque ha cambiado mucho desde entonces, a él… a ella, sí que se le nota que es una trans, tiene 28 años. Comenzó su transición muy tarde, eso lo pone muy triste. Dice que si hubiese sabido como seria todo, hubiese comenzado a hormonarse antes de la pubertad. Algo así como tú.” Kim me tocaba el rostro, las piernas, los brazos y las nalgas, no con erotismo o lujuria como mi tío, si más bien como quien revisa un caballo, o mejor dicho una yegua antes de comprarla, para ver la calidad del animal. “Tú por otro lado si que pareces una niña real, ¡mira esta cosita!” Dijo aquello mientras tocaba mi micropene,
“Gracias…. creo.”
Sostuvo mi clítoris que gracias a las hormonas y a la jaula plana que usaba 27/7, apenas media dos centímetros, Kim agarró mi clítoris entre su dedo índice y su pulgar, así de pequeño era.
“¡No mames, Suri! ¡¿Neta esto es un pene?! ¡parece más un clítoris! ¿Y donde diablos están tus huevos?” Kimberly tocaba mi entrepierna con mucha curiosidad, mientras buscaba en mi pequeño escroto mis inexistentes testículos. “He visto un par de penes pequeños, pero esto es ridículo, ¡Ja-ja-ja! Gracias al cielo Richard tiene una buena verga.”
“¿En serio? ¿Qué tan grande…? Es decir…. yo no…. perdón…. lo siento” tartamudee super avergonzada, por aquel desliz marica.
“¡Guau! ¡Tranquila nena! ¡Casi no se nota que eres una perra en celo! ¿verdad? ¡Richard es mío, puta!” Kimberly me regañó mientras me miraba aún más intrigada, pero esta vez un poco asustada y desconfiada.
“Lo…. lo siento.” Bajé la mirada super arrepentida, no quería enemistarme con la chica más bonita y popular de la escuela, pero al saber que Richard, además de ser guapísimo tenía una buena polla, me había puesto muy curiosa.
“No importa. Richard jamás le haría caso a un putito como tú, él es un macho de verdad. Y sí, Richard tiene una vergota bien rica, y sí, la sabe usar. Es el único que ha hecho que me corra. Algunos machos sí que lo tienen todo ¿no? Pienso casarme con él, su familia también es muy rica, tiene parientes en España ¿sabías?”
“No, no lo sabía. Eso es genial.” Respondí simplemente por decir algo.
Kimberly siempre era así, hablaba hasta por los codos y aunque le gustaba tener público, en realidad le importaba poco la opinión de los demás, simplemente quería a alguien que la escuchara y le diera la razón en todo.
Kim seguía revisando mi pequeño cuerpo, poniendo especial atención en mis pezones, que como siempre, estaban super sensibles y adoloridos por las hormonas.
“¡Mira estas tetitas!” Si hasta parecen de una niña real. ¿Qué copa eres? ¿A o B?” preguntó mientras me pellizcaba mis pezones y me hacía gritar de dolor.
“¡Ay! ¡Creo que A!” respondí aceptando mi castigo por ser tan puta.
“¿Y cómo es que has estado tomando hormonas sin saber que eres una Trans, Suri? Eso es muy raro. ¿Como las consigues? ¿Como es que las pagas? Según mi primo… bueno, según Melissa son bastante caras, y hay que comprar un montón cada mes.” Kimberly preguntó aquello mientras probaba la elasticidad de uno de los jeans que había llevado al vestidor. Al parecer ya se había aburrido de mi cuerpo de nene hormonado.
“Mmmm… bueno es que yo… eso es…” Quería decirle toda la verdad a Kimberly pues al parecer sabia más de este mundo de las transexuales que yo misma, además de que se había portado muy bien conmigo, desde que me adopto en su grupito. y ahora estaba charlando tan normalmente de este tema conmigo, y aceptando mi verdadera naturaleza sin juzgarme ni burlarse de mí.
Pero una parte de mí me decía que no era buena idea contarle sobre la relación de amantes que tenía con mi tío, un macho de 35 años y yo un nene marica de doce.
Además, papi había sido muy claro en eso. No debía contarle nada a nadie sin su consentimiento.
“Es… complicado.” respondí finalmente.
Kim me miró intrigada pero no hizo más preguntas.
“Entiendo. Todas tenemos nuestros secretos ¿no?” Dijo mientras revisaba un bonito micro short blanco super cortito, que yo dudaba mucho que pudiera cubrir mis gordas nalgas.
Por fin Hana y Ana Sofi regresaron, y sacaron de una bolsa de VICTORIA’S SECRET una hermosa y nueva tanga tipo V-STRING, con un triangulito pequeño en el frente y un triangulito diminuto atrás unidos por hilos de encaje. La tela estaba bordada con corazoncitos. Me encantaba aquella prenda.
“¡No manches! ¡Pinche suri, eres una niña!” Exclamó Ana Sofi mientras me miraba de arriba a abajo, deteniendo su vista en mi micro pene, al parecer aquella parte de mi anatomía llamaba mucho la atención de mis amigas.
“¡Guau! ¡Que caderas tienes Suri! ¡Creo que son más anchas que las mías!” Dijo Hana mirando mis gordos muslos.
Cuando me puse la nueva tanga, las tres chicas se quedaron pasmadas, aquella tanga hacía que mis muslos, lucieran más gordos, mis nalgas más redondas y mi cintura más delgada, por eso adoro la lencería, creo yo, que ayuda a acentuar y resaltar cada rasgo femenino del cuerpo de nosotras las niñas.
Por eso mismo prefiero que me cojan vistiendo lencería que completamente desnuda.
Pero bueno, para no hacérselas más larga, bueno si eres un macho sí que quiero hacértela más larga papi, ji-ji-ji-ji.
Como sea, pasamos la siguiente hora probándome todos los jeans, shorts y micro shorts que Kimberly había elegido para mí, cuando me puse el overol y me vi en el espejo me enamoré de él.
La parte de abajo era un short que me llegaba hasta la mitad de mis muslos, y la parte de arriba cubría la parte baja de mi espalda y dejaba la parte de arriba a la vista, el top se sostenía de mi cuello al estilo HALTER, cubriendo mi vientre y mis tetitas, pero dejando mis hombros desnudos, la prenda se cerraba por detrás, con un cierre que comenzaba desde la mitad de mis nalgas hasta la parte baja de la espalda donde terminaba la tela, lo cual por supuesto hacía que mis cachetotes llamaran mucho la atención pues aquel cierre los dividía, no sé si lo he explicado bien.
“Se supone que se esto se lleva así, sin nada debajo, ni siquiera brasier, pero dudo que te dejen entrar así a la escuela, así que ponte abajo una de esas playeritas de manga larga que tienes, unas calcetas altas y estarás lista.” Me dijo Kim, que me miraba fijamente mientras yo giraba mi cuerpo, de un lado al otro frente al espejo.
“Podría usar un top, pero con mangas largas, del mismo color que las calcetas. ¿No crees?” dije yo ya imaginándome con uno de esos hermosos tops de manga larga tan maricas que me encantaban. “Así puedo llevar la espalda descubierta.”
“¡Guau! ¡la niña nueva sí que sabe lo que quiere! ¡sabes de estilo nena!” me dijo Ana Sofi, mientras también me miraba, imaginando el atuendo que yo estaba describiendo.
Pedimos la cuenta y después de pagar nos encaminamos a la siguiente tienda. Donde compramos, como no, un montón de playeras, tops, e incluso suéteres de mujer super ajustados, yo tuve especial atención en elegir un montón de tops con manga larga que dejaban a la vista mi vientre y mi espalda baja, pero cubrían mis hombros y brazos, e incluso un poco mis manitas, pues algunos tenían un agujero en el puño para meter mi pulgar, lo que me daba el aspecto de estar usando guantes largos.
Toda la ropita que compré aquel día era negra, blanca, con toques rosas aquí y allá y todas las prendas tenían ese tipo de estampados y bordados góticos que tanto me gustaban; ya saben, rosas con enredaderas llenas de espinas, mariposas, cruces y pentagramas, letras góticas, y cosas como esas.
Me volví loquita cuando fuimos a una boutique de lencería, y mis amigas comenzaron a elegir conjuntos de tangas, cacheteros, y pantys con sus respectivos corpiños.
Hana nos llevó a una tienda donde vendían ropa estilo anime y disfraces para hacer cosplay, donde me conseguí un montón de calcetas altas, medias a medio muslo con rayas blancas y negras, o blancas con rosa, y calentadores para piernas, también llamados polainas.
No pude resistirme a comprar dos sudaderas, una negra con orejas y cola de gato, y la otra rosa con orejas de conejo y una colita blanca y esponjosa en la parte de atrás.
Y pensando en darle una sorpresa a mi macho, compré también un disfraz de colegiala japonesa super sexy, era para hacer cosplay de BABY DOLL, la hermosa rubia de la película SUCKER PUNCH.
Al hacer cuentas me percaté de que ya me había gastado casi todo mi dinero, de verdad que me había excedido comprando ropita.
Pero cuando pensé que ya no compraríamos nada más e iríamos a comer, Kimberly nos guio a una zapatería donde para mi sorpresa me compró un par de zapatos y un par de tenis. Cuando traté de negarme, Kim me dijo que no me preocupara y que era un regalo para festejar el inicio de mi nueva etapa como Trans.
Los zapatos eran tipo Oxford de tacón alto para hombre.
Yo ni siquiera sabía que existía tal tipo de zapato, pero así era, eran unos hermosos y elegantes zapatos de cuero negro con florituras grabadas a fuego, y con unos tacones de siete centímetros. La verdad era que era bastante extraño, pues si bien sí que parecían un par de zapatos de varón, los tacones los hacían ver muy femeninos, sin mencionar que con esa altura te obligaba a caminar de manera muy femenina.
Como sea, me los calcé y al notar lo fácil que era caminar con mi acostumbrado contoneo, con un pie delante del otro supe que me encantaban.
Los silbidos y exclamaciones de asombro de mis amigas me confirmaron que me veía super sexy.
“¡Te ves fantástica Suri!” Gritó Hana.
“¡Menea esas nalgotas, nena!” dijo Ana Sofi.
“¡No mames Suri! ¡Caminas como toda una hembra! Hasta lo haces parecer fácil” Kimberly me tomaba un video con su celular mientras yo caminaba de un extremo al otro de la tienda.
“¡Gracias Kim! Son muy bonitos, de verdad no tienes porque comprármelos.” Dije yo mientras veía lo largas y bonitas que se veían mis piernas con mis jeans ajustados y esos zapatos tal alegantes.
“No digas tonterías, niña. Tienes que presumir esas nalgotas, y esas piernotas. Y no puedes hacerlo de la manera correcta con unos feos zapatos planos de niño, y no van a dejarte entrar en zapatillas a la escuela. Ahora quítatelos, falta que te pruebes los tenis con tacón también”
“¿Tenis con tacón?” Pregunté yo.
Pero pronto descubrí a que se refería.
Kimberly me dio un par de tenis tipo sketches, negros, pero eran algo diferentes a los que yo usaba a diario.
La suela era delgada en la parte de los dedos, y en la parte del talón era muy gruesa, muy alta, al menos diez centímetros de suela. Por lo cual cuando metí mis piececitos dentro, la planta de mis pies tomó la posición inclinada a la que ya estaba yo acostumbrada, como caminando de puntitas.
De nuevo, yo ni siquiera sabía que existía aquel tipo de calzado. Pero en cuanto me los puse supe que no podría volver a usar tenis normales nunca más.
Muchas niñas, sissys y mujeres biológicas, se quejan al usar tacones altos, que si les cansan muy rápido, que si les duelen los tobillos, que si sienten molestia en sus tendones, etc..
Pero en mi caso amo esa sensación, amo caminar de puntitas, con pasos lentos y pequeños, contoneando mis caderas de arriba a abajo, un pie delante del otro.
Me encanta ese dolorcito que se siente al estar con los tobillos tensos y las piernas completamente extendidas, los tacones te obligan a caminar derecha, con la espalda recta, con elegancia, con erotismo y sensualidad.
Caminar sobre tacones es, creo yo, es el deber y la manera correcta, necesaria y natural de caminar de las mariquitas como yo.
Como sea terminamos de comprar y fuimos a comer a un restaurante italiano en la plaza, de nuevo pagó Kimberly, era obvio que los padres de Kim le daban mucho dinero, o tal vez Richard le prestaba su tarjeta de crédito.
Mientras comíamos todas hablábamos de lo linda que me vería el lunes con mi nueva ropita de nena.
Inclusive les conté que mi mami había amenazado al director con una demanda si no me dejaba vestir como yo quisiera, ellas se rieron a carcajadas, animándome a ir con los micro shorts que habíamos elegido, que más que shorts, parecían pantys de mezclilla.
Por supuesto sabíamos que aquello no era posible, ni siquiera a las niñas biológicas les dejarían vestir con aquellas prendas, mucho menos a un mariquita como yo.
Por fin terminamos nuestro día de compras y Hana y Ana Sofi se marcharon juntas, el padre de Ana Sofi fue por ellas en su flamante auto.
Yo no pude dejar de notar lo guapo que era aquel distinguido macho maduro.
Y me di cuenta de que Hana, aquella japonesita de trece años también lo notaba, sus oscuros ojos brillaban cuando miraba a aquel macho con barba entrecana.
Richard pasó por nosotras a la plaza y me llevó a mi casa, está vez habló un poco más conmigo, pues Kim como siempre alegre y extrovertida alentaba la conversación entre ambos, me di cuenta de que Richard era bastante amable y divertido, era obvio que provenía de una familia muy rica, tenía mucha clase, pues si se sentía incomodo charlando con un nene marica, lo disimulaba muy bien.
Como sea, esa noche regresé a casa más feliz de lo que había estado en mucho tiempo, y eso es decir mucho, pues desde que tío Rafa me follaba, sique era una niña feliz.
Solo que esta era una felicidad distinta, solo las mujeres y las sissys podrán entender la euforia que causa comprar mucha ropa nueva y sexy.
Mamá me pidió que le modelara mi nueva ropita, y pude ver el asombro y la preocupación en sus ojos, era obvio que no esperaba que hubiese comprado ropa tan femenina y sexy, y mucho menos que me quedara tan ajustada.
Pero después de verme tan feliz, se calmó y me abrazó diciéndome que todos los adolescentes pasaban por su fase rebelde, y que a mí me había tocado una fase gótica.
Yo no supe que contestarle, y ella simplemente me hizo prometerle que al menos no me volviera satánica o algo así, ya que por supuesto me veía super darketa con esas ropitas.
♥♠♥
Cuando el lunes llegué a casa de mi macho, vistiendo unos jeans negros super pegaditos, una playerita negra de manga larga super ajustada con una cruz gótica blanca en el pecho, mi sudadera negra con orejas de gato, mis tenis de tacón alto, y con mis ojos maquillados con delineador negro, mis pestañas super rizadas con un montón de rímel, y mis uñas barnizadas de negro mi tío Rafa se volvió loco y me dio un cogidón delicioso.
Yo con las manos apoyadas en la pared de la sala con mis jeans y mi tanga negra, en los tobillos, las nalgas bien paradas y mi tío embistiéndome desde atrás, con una mano me sujetaba el cabello como si fuesen las riendas de una yegua, y con la otra mano me daba unas nalgadotas que me hacían gritar de dolor.
Cuando terminó de rellenarme de leche me obligó a limpiarle la vergota con mis bonitos labios de puta cubiertos con GLOSS de fresa.
“Pinche Suri, estás hermosa así de niña emo, nomás te falta un corte de cabello más cortito y serias perfecta.” Me dijo mi papi mientras yo le limpiaba sus huevotes a lamidas.
“¿No te gusta mi cabello largo papi?” Pregunté con voz mimosa mientras le daba besitos a todo lo largo de esa gigantesca vergota.
“Me gusta sí, pero creo que te verías bien lindo, con uno de esos cortes de cabello entre cortito y largo que se hacen los mariposones que se visten de negro como tú. Ya sabes esos cortes tipo honguito, pero con fleco… ya sabes esos cortes de niño marica.”
De nuevo mi tío hacía gala de esa obsesión que tenía porque yo me viera bien andrógino, bien marica, bien putito. Creo que le encantaba la idea de follarse a un nene marica, le fascinaba saber que él era tan macho que podía hacer sentir mujer a niño, a un nene.
En fin, que le prometí cambiar mi corte lo más pronto posible.
Todo ese día fue una aventura, en el BUS, de nuevo, fui el centro de las miradas, tanto de hombres como de mujeres, las mujeres viéndome con celos y envidia, los machos con deseo y confusión, como si no supieran si yo era niño o niña.
En la escuela, el prefecto casi no me deja entrar, pero le dije que llamará al director y aquel macho maduro le dijo que en efecto yo tenía permiso de asistir a la escuela con la ropa que yo quisiese, el prefecto me dejó entrar no sin antes mirarme el culo mientras pasaba delante de él meneando las nalgas.
Mis amigas me felicitaron por mi buen gusto al elegir mi primer atuendo con la ropa nueva.
Kimberly opinó lo mismo que mi tío, y sugirió que me cortara el cabello, ella recomendó un corte estilo pixie.
Hana a su vez dijo que si me iba a cortar el cabello podría yo aprovechar para teñírmelo.
Anna Sofi, me sacó de su mochila un labial nuevo y me lo regaló, cuando lo abrí vi que era de color negro, ella me dijo que me quedaría perfecto con mi nuevo look, pero la verdad es que no me atrevía a llevar los labios pintados en público. Aún así le agradecí el regalo.
Paola por su parte solo tuvo críticas hacia mí, diciendo que no se podía creer que me dejaran entrar a la escuela vestida de aquella manera, y que era un escándalo que yo anduviese exhibiendo mi gordo culo tan desvergonzadamente.
Pasé el día recibiendo la atención de ellas, pues parecían niñas con juguete nuevo, mirándome las uñas y limándoles un poco para darles forma, retocando mi maquillaje, con más rímel y más delineador, dándole a mis ojos el aspecto de ojos de gato que yo misma había practicado frente al tocador de mi tía innumerables veces.
Me sentía soñada, todos a mi alrededor me miraban, como siempre, las niñas, celosas y llenas de rencor; envidiosas ellas.
Los niños con deseo mal disimulado, llenos de confusión y culpa por sentirse atraídos por un varón, lo que no comprendían es que yo no era ni nunca había sido un hombre, y que era totalmente normal que se sintieran excitados al verme, porque yo era más hembra que la mayoría de mis compañeritas de curso, e incluso más mujer que muchas de las niñas mayores de la escuela.
En fin, ese día y los siguientes pasaron más o menos iguales, yo siendo la comidilla de toda la escuela. Por donde quiera que iba me seguían los chismes y los murmullos.
Así fue hasta que llegaron las vacaciones de navidad.
Que acá en México comienzan a mitad de diciembre y terminan después del 6 de enero, que es día de reyes.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!