Mi transformación de niño a mujer!
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por primerizo22.
Todo empezó cuando yo tenía como 12 años, vivía con mi padre solamente ya que mi madre viajó al extranjero por una mejor oportunidad laboral, en fin!
Mi padre siempre trató de ser complaciente en todo sentido conmigo, desde comprarme la ropa que quería, hasta llevarme a lugares que quisiera. Considero que maduré bastante rápido, no veía las cosas de igual manera y a esa edad jamás me sentí cómoda con mi cuerpo, siempre supe que era una niña y debía luchar por serlo.
Siempre que me alistaba para ir al colegio o mientras me peinada los rasgos femeninos de mi rostro me encantaban, odiaba pelearme con niños y que me toquen el rostro, jajaja! Era lo que más cuidaba.
En fin siempre iba a casa de compañeras a verlas cambiarse o jugar muñecas o cosas así, Fabiana una de mis mejores amigas fue testigo de mi transformación hasta el día de hoy, ella vivía a dos cuadras de casa, siempre me avisaba cuando tenía ropa nueva o faldas o cosas así para ir a probármelas, para cuando tenía 13.
Creo que la frase que marco el día del cambio fue cuando Fabiana me vio con una de sus faldas, y dijo: envidio tus piernas y cintura; creo que lo decía por mi estatura.
Ese día llegué decidida a casa a contarle a papi que no me sentía cómoda vistiéndome como niño, que detestaba esos zapatos asquerosos y ásperos, y que quería cambiar los pantalones por faldas.
Llegué él se encontraba sentado en el sofá, y le dije todo lo que tenía atravesado en la garganta desde hace años atrás; lo único que respondió fue, sos y siempre serás la luz de mis ojos.
Deje el colegio fuimos al Dr, tome hormonas y muchas otras cosas, me dejé crecer el pelo; como en la cuidad donde vivíamos era complicadas estas cosas, tuvimos que mudarnos a otro país.
Una vez instalados al cumplir 16 ya era toda una señorita, adoraba usar tacones; lastimosamente al nuevo colegio al cual asistía, no los permitían, mantenía comunicación con Fabiana y siempre nos contábamos todo lo que acontecía en nuestro cotidiano vivir.
Llegué a la adolescencia y las hormonas jugaron lo suyo, ya me atraían los chicos, la típica sensación de sentir los pezones duritos cuando un chico se te queda viendo; la cual adoraba por cierto.
En fin ahí conocí a Ricardo, un chico delgado, futbolista de piernas gruesas y velludas, una cola envidiable y de pelo castaño, estaba en el paralelo; pero fue entonces cuando me pregunté, como sería mi vida a partir del día que tomé esa decisión en adelante?
Salíamos nos acompañábamos a casa y adoraba cuando me trataba como una princesa, debo admitir que en ese entonces no sabía cómo disimular mis erecciones así que tenía que mantenerlo alejado, creo que él pensaba que yo no lo quería o lo rechazaba por eso hacia eso.
En mi cumpleaños 17 decidí invitarlo a casa, papá había salido a comprar un pastel porque en la noche vendrían dos de sus amigos a cenar; subimos a mi pieza, nos besamos, siempre me dijo que yo era distinta a las demás chicas, y lo era obvio con 14 cm diferente!
En fin basta de verle el lado cómico, besó mi boca y pidió tocarme los pechos, lo dejé!, para entonces ya tenía una erección, lo bueno es que estaba recostada, pero con las piernas encogidas y mi pene se disimulaba entre mis piernas, llevaba una falda a cuadros y una blusa de tiros.
Quiso meter su mano debajo de mi falda, lo detuve, y el corazón me palpitaba a mil; le dije que tenía demasiada vergüenza (justo en ese momento quise salir corriendo y botarlo de casa), me dijo cierra las ventanas, entonces no me pareció mala idea; me armé de coraje y pensé “Si ve y toca mi pene, si se sorprende, que puedo perder? Que hable para mí? En fin es lo que soy! Fingir ser alguien que no soy? Ya padecí eso en mi infancia.
Me levanté de la cama, cerré las ventanas, cerré la puerta y había una leve iluminación que daba de la calle, me acosté nuevamente; pero esta vez lo monté; me quite la blusa (no llevaba brasier debajo), y coloqué sus manos en mis pechos, lastimosamente no podía ver con claridad su expresión, pero preferí llevar su atención a otro lado; le quité la remera lo besé y me solté el pelo.
Sentía su respiración caliente en mi cuello, y su boca en mis pezones, era excitante, y ya sentía algo duro en mi entrepierna; me abrió el cierre de la falda y la quitó por arriba, él se levantó acostándome y el encima; para entonces ya nos sabía si estaba nerviosa o excitada.
Besó mi abdomen, y metió la mano dentro de mi calzoncito y sintió mi pene erecto y ya húmedo de líquido preseminal, sacó la mano rápidamente y pensé que se asustó o que iba a golpearme; pero solo dijo: lo que toqué es lo que imagino?, le pregunte, que era lo que imaginaba? Es una verga?, respondió!
– Te molesta?
– Sos hombre dijo, alejándose!
– Le dije, No!! Pero si te molesta puedes irte.
Me levante buscando mi blusa, y repentinamente sentí sus brazos atrás mío, y me dijo: “Sabía que eras diferente, pero no esperaba esto”.
Empezó a besarme el cuello y metió esta vez con más timidez su mano a mi calzoncito, una vez agarro mi pene empezó a masturbarme, y yo lo sentía a él por detrás, erecto.
Algo dentro de mi tenía miedo, jamás lo había hecho, y mucho menos no tenía condones ni lubricante; obviamente mucho antes ya me había informado acerca de penetraciones anales y enfermedades venéreas.
Me acostó en la cama, beso mis pechos mi ombligo, y pensé que hasta ahí llegaría; pero bajo más! Y más! Me chupaba el pene, era una sensación de cosquilleo y excitación extraña, sentía sus labios y manos temblar, no duró mucho creo que lo hizo solo por experimentar y no le gustó.
Luego se acostó y supuse que era mi turno, entonces agarre su pene, hice mi pelo a un costado y empecé a chupársela mientras dejaba que él juegue con mis senos, saboree cada centímetro de su glande, y cada parte de sus testículos, quedé extasiada del sabor a pene, y para quitarle el asco lo besé en la boca.
Lo monté viéndonos los rostros mientras nos besábamos, empecé a jugar con su pene entre mis nalguitas, le pregunté si traía condones, dijo que no pero no importaba, la verdad a mí tampoco me importó, empecé a introducir su cabecita en mi culito, y sentí caliente, jugoso y ligoso pero caliente, una sensación de que se rompía algo dentro mío, una mezcla de dolor y placer.
Me senté totalmente y quedé inmóvil por un par de minutos, luego nos movimos ambos al mismo tiempo, sentí ese dolor nuevamente, pero no me hallaba capaz de pedirle que pare; le gemía y decía Ricardo me duele, pero él seguía, y creo que eso fue lo más excitante.
Saqué el pene de mi culito y lo masturbe, mientras me la metía nuevamente, entonces escuche que dijo, quiero verte, y abrió una de las cortinas con lo poco que alcanzaba su mano, entonces estaba ahí, montada con su pene dentro de mi culito, con las piernas abiertas, y el pene erecto apuntando a mi ombligo, y mis bolitas colgando, mis senos redonditos y mis pezones duritos, moviéndome y disfrutando apoyada hacia atrás en sus piernas de él, mientras él estaba con los brazos atrás de su cabeza, mirando.
En ese momento que empecé a gemirle y decir su nombre sentí su mano en mi pene, masturbándome apretando mi cabecita mientras una de mis manos apretaba uno de mis pechos.
Sentí que algo explotaría dentro mío sentí que iba a orinar o algo similar, fue entonces cuando sentía su pene totalmente lubricado en mi culito de su liquido preseminal, cuando eyaculé, y salió mi lechita en su abdomen y sus deditos, no sé qué cara de putita golosa pondría pero me dijo que era lo más delicioso que había experimentado, me puso en 4, me penetró y sentí sus manos en mi cinturita, mientras disfrutaba de mi culito, y yo de tenerlo dentro mío.
Escuché sus gemidos orgásmicos y unas embestidas medias toscas, cuando sentí que la saco y sentí algo escurrí de mi culito a mis bolitas y caer en las sabanas, me beso el cuello y se levantó.
Se duchó coloco su ropa sin decir muchas palabras y se fue.
Al otro día en el colegio, bueno se los contaré en otro relato!.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!