MI VIDA…
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por concepcion.
CAPITULO I
Nací en el seno de una familia humilde, siendo la última de siete hermanos, como quien dice, cuatro hombres, dos mujeres y YO¡¡, (jajaja), no se crean, pero sí.
Desde niña, fui muy retraída y siempre me sentí diferente de los demás, aunque si jugaba con cosas de niños, me gustaba más jugar con las muñecas, los trastecitos y las cosas de mis hermanas, lo que me valieron muchos regaños y golpes, tanto de mi madre como de mi papa y hermanos, lo que me llevo a encerrarme en un mundo de fantasía, alimentado por la lectura, principalmente de los clásicos de aventuras, en los cuales me identificaba con la o las heroínas de las novelas de Julio Verne, de Salgari, y de mi favorito, Sherlock Holmes, sin pensar que era algo, por así llamarlo, “anormal”, hasta que un día se me ocurrió comentarlo con un amiguito, lo que provoco la lógica reacción de burla y desprecio, lo que hizo que me escondiera aun más y no comentara y no confiara a nadie mis más íntimos secretos y deseos, y ganándome una fama de “nerd”, la cual no he podido quitarme hasta ahora.
Ya más adelante, en mi adolescencia, me entro la normal curiosidad por el sexo, y todo lo relacionado, y como el ambiente en el que vivía no era muy adecuado para preguntar, pues crecí con las lógicas dudas y mitos acerca de la sexualidad que siempre nos han invadido, además de que se incrementó en mi la sensación de diferencia con los demás chicos de mi edad, incluidos mis primos, los cuales, no sé si por envidia o porque, me decían ñoño, nerd, etc.
, causándome más dolor y retraimiento
Hasta que una vez, a mis 13 años, que me quede en casa sola, castigada por traviesa, y andando aburrida y con ganas de hacer algo diferente, me metí a la habitación de mis hermanas y empecé a revolver sus cajones, sacando su ropa íntima, pantys, bras y ese tipo de ropa y tocándola y sintiéndola tan suave, que me dieron ganas de medírmela, cosa que hice, por supuesto por encima de mi ropa de niño, y empezando a sentir esa sensación que, si algunas de mis hermanas de gustos leen esto, identifican como el principio de una larga, triste, y, a la vez, placentera carrera en el mundo del travestismo, continuando usando esas maravillosas prendas cada que tenía oportunidad, y, lógico, mi cuerpo y mente pidiendo más y más sensaciones placenteras, hasta que tuve por fin la osadía de desnudarme, despojándome de la ropa que me identificaba como miembro del sexo masculino, y, temblando de emoción, me puse mi primera panty de mi vida y sintiendo el tacto suave de la seda, me excite al máximo, eyaculando sin control y sintiéndome más relajada, lo que llevo a que comenzara a robar prendas de donde pudiera, tías, primas, hermanas, etc.
Y a usarlas en la intimidad y cuando se podía, y desperdiciándolas, al tirarlas para ocultar mis travesuras eróticas.
En esa época, ya en los 15 años, hubo una fiesta familiar, el cumpleaños de una tía y también celebrando su reciente matrimonio y fuimos invitados a su casa a una comida, y, al tener necesidad de orinar, tuve que ir al baño situado en la recamara principal, ya que el baño secundario estaba ocupado en ese momento, creo que uno de mis tíos estaba devolviendo el estómago, producto de la borrachera, y OH DELICIA¡¡, el baño al que fui a satisfacer mis necesidades, estaba lleno de lencería de mi tía: medias, tangas, ropa íntima por todas partes.
Para mí fue como descubrir el cielo en la tierra.
Fui tocando cada prenda, acariciándola, y sobre todo imaginándola puesta en mi cuerpo.
Con mano temblorosa, tome una tanga de encaje y sin más, me desnude de cintura para abajo e inmediatamente me la puse, sintiendo en mis oídos un zumbido de excitación, y, con mi cuerpo temblando, la deslice por mis caderas, sintiendo la delicadeza de la tela en mis caderas, y mi excitación aumentaba, de tal manera, que no escuche la puerta de la habitación abrirse, entrando mi tío, el esposo de la festejada.
Solo me di cuenta de que ya no estaba sola, y que estaba dando todo un espectáculo, cuando él se acerca y me dice:
Esperaba cualquier otra cosa, menos ver este espectáculo tan hermoso¡¡
Yo, obviamente, me asuste y, apresuradamente me quite la tanga, y el, abrazándome, me dice:
Tranquilo, o tranquila?, empezando reír, y me dice, abrazándome, te ves muy linda con esa ropa, pero será mejor que nos vayamos, porque te andan buscando tus primos para jugar.
Esto quedara como secreto entre nosotros.
y me planto un beso en mi boca, dejándome entre confundida, excitada y con miles de ideas en mi cabeza revoloteando, de tal manera, que no me concentraba en los juegos de mis primos, optando por irme con mi familia temprano, en lugar de quedarme a jugar con ellos, que era lo que deseaban.
A partir de esa noche, mis sueños y fantasías giraron en torno a esa visión celestial de ropa femenina, soñando que era yo quien la usaba, y lo que más me quemaba, en la mente y en mis labios, eran las palabras de mi tío, y, sobre todo, el beso que me había plantado, y que me seguía grabado como con fuego, perdón por la repetición, en mi mente, pero sobre todo en mis labios, y que me llenaba de una excitación desconocida hasta ese momento, de probar algo prohibido para mí.
Este gran señor, porque para mí lo fue, lógicamente empezó a frecuentar a toda la familia, haciendo una gran amistad con todos, y sobre todo con los más jóvenes de la misma, entre los que me encontraba yo, haciendo salidas a diferentes lugares cercanos a nuestra ciudad, junto con toda la bola de mocosos de diferentes edades, incluyendo a esta servidora, y, según aprecie en ese momento, él tenía más atenciones, obviamente en forma discreta hacia mí, como por ejemplo, dejarme ir con él en su auto y dejarme en casa la última, aunque en esos momentos jamás hizo referencia a nuestro secreto, sentía sus amabilidades hacia mí como algo especial y mágico, y me empecé a enamorar de él, aunque comprendía que no sería posible nuestra relación, por ser familiares y del mismo género los dos.
Hasta que…
Un día, me dice mi mama que me preparara, porque el, mi tío, iba a pasar por mí, porque necesitaba que le ayudara a hacer unos arreglos en su casa, ya que en ese momento se encontraba solo, ya que su esposa había salido a un viaje e iba a tardar unos días fuera, y él iba a aprovechar para hacer esas reparaciones y pintar la sala de la casa.
Por un lado me sentí feliz, de retribuirle de algún modo sus atenciones, y, de algún modo, hacerle ver lo mucho que me gustaba estar con él, pero, por otro lado, tenía una cierta inquietud sobre lo que realmente pudiera suceder en esos momentos en que estaríamos solos los dos.
Llego por mí, e íbamos platicando de cosas sin importancia, y, de un modo muy sagaz, empezó a derivar la conversación a cosas más personales, tales como la escuela, en ese momento yo cursaba la secundaria, mis calificaciones, que siempre fueron medianas, y así, hasta llegar al tema más escabroso, las chicas, preguntándome si tenía novia en la escuela.
Al responderle que no, se volteo y me pregunta:
PORQUE NO? Tan guapo que eres.
, y se sonríe.
Al llegar a su casa, nos pusimos a trabajar casi inmediatamente, por lo que se me quito un poco la aprensión por estar ahí, en su casa, a su lado.
Al caer la noche, y al terminar de trabajar por ese día, me pregunta que si, por ser vacaciones, me quería quedar a dormir en su casa, y seguir trabajando al día siguiente, yo le dije que por mí, si, encantada, pero que tendría que pedir permiso en mi casa, solucionándolo el con una llamada telefónica a mis padres, mientras yo tomaba una ducha, ya que estaba lleno de pintura.
Estaba por acabar de bañarme, cuando llega al baño y entra, diciéndome que ya estaba solucionado, que me iba a quedar con él por esa noche, y que me tenía una sorpresa que tal vez me gustaría, que me apresurara, cosa que hice.
Al salir del baño, ya seca, me pidió que me metiera a su habitación, donde él estaba, y entrando, vi, en su cama, un conjunto de ropa íntima femenina hermosa, compuesta por un baby doll, tanga y medias, todo de color blanco, y, yo, entre confundida, excitada y sorprendida, le pregunte por que esa ropa, y el, sonriendo, me contesto: sé que te gusta este tipo de ropa y quise darte una sorpresa, ¿te gusta?.
Yo me sonroje, y, toda apenada, le dije que sí, con un simple movimiento de cabeza.
Él se acercó hacia mí y me rodeo con sus brazos fuertes, besando dulcemente mis labios, y yo solo pude rodear su cuello con mis brazos, devolviéndole el beso muy torpemente, pero con una intensidad que nos sorprendió a ambos, a mí, porque nunca pensé que podría besar a alguien con ese deseo, si, un gran deseo de sentir unos brazos así de fuertes y unas manos acariciando mi cuerpo con una intensidad que nunca había conocido antes, y sobre todo sus palabras tan dulces, tan cariñosas, que las sentí sinceras, y a él, porque, según me dijo después, no pensó que me entregaría con tanta intensidad como lo hice.
Después de estar unos minutos abrazados y besándonos, el me aparta y me dice: Mi niña, quiero verte con este conjunto puesto.
Yo, hipnotizada, me acerque al tocador dela recamara y tome una crema para la piel que estaba ahí y me la puse por todo el cuerpo, con mil ideas en la cabeza de cómo agradarle y, sobre todo, de lo que seguramente pasaría más tarde.
Empezó por pasar la tanga entre mis piernas, sintiendo el suave tacto de la tela en mi cuerpo enfebrecido y lleno de una pasión desconocida hasta ese momento, sintiendo el morbo de saberme observada por EL, EL HOMBRE que sabía, ahí en la oscuridad de mi mente llena de, porque no decirlo, morbo y deseo, me haría una mujer, al fin.
Termine de subirla, escondiendo mi pequeña virilidad, que en ese momento estaba erecta, para asumir mi papel pasivo de niña.
Tome una de las medias, y metiendo en ella mi pierna, intentando, a lo mejor sin tanto éxito, darle un espectáculo lo más sensual posible.
El, mi amante, se acerca a mí, excitado, y me ayuda a desenrollarla a lo largo de mi muslo, acariciándome dulcemente mi piel, transmitiéndome su excitación.
Dulcemente, lo aparto para ponerme la otra media y, al terminar, le pregunto: Amor, (me sonrojo al momento de decirlo y de recordarlo, por mi audacia de llamarle así), no se usar tacones, no importa? Me mira y me dice, no importa tesoro, ya aprenderás.
Tomo el baby doll, dulce y ardiente complemento, y lo paso por encima de mi cabeza, lo ajusto a mi cuerpo y, ardiente y sexual, le digo como ves? Te gusta?
No responde, acercándose a mi suavemente, admirándome, me toma nuevamente en sus brazos y me besa, haciendo que abra mi boca a su caricia y le corresponda con mi lengua entrelazando la suya, ardiendo ambos en una fiebre de pasión que arrasa a cualquier pensamiento lógico que se pueda tener en un momento así, y, aprovechando un respiro, me acerco al lecho y me recuesto en él, en una pose lo más sensual posible, que recordaba de las revistas porno que a veces, y a escondidas, leía.
Él se desnuda completamente, y veo por primera vez un pene en total erección y, recostándose a mi lado, continuamos besándonos con mucha pasión, acumulada por esos momentos, en que yo, traviesa, me acerco y lo acaricio con mi mano derecha, asombrándome en mi interior esta audacia de mi parte, y continuo besándolo, sin importarme ya nada, más que el entregarme y ser para él lo que él quiera.
El aparta de su pene mi mano y me voltea, dejándome boca abajo, sintiendo yo su aliento recorrer mis glúteos, centrándose en el agujero de mi ano y siento su lengua taladrarme con una pasión que, rendida ya, dejo que me avasalle y de pronto, me dice:
Reina, te deseo¡¡ yo volteo y le repito.
te deseo¡¡ y deseo hagas de mi lo que quieras…
Siento uno de sus dedos taladrarme, sintiendo la frescura de una loción lubricante en mi ano, y lo escucho detrás de mí diciéndome suavemente que a partir de hoy seré toda una mujer, y yo, con temor le digo que soy virgen aun, que no sé si poder soportar la enorme erección que me ha mostrado, cuando siento la penetración total, despacio y lentamente, y con mucho dolor de mi parte, siento como su masculinidad completamente erecta borra de mi toda ingenuidad y me lleva a un estado de dolor y placer al mismo tiempo, que, me enervaba, haciéndome perder la conciencia de ser un varón, y convertirme en una niña, y en sus brazos, en toda una mujer.
Después, ya totalmente penetrada, lo sentí tomar mis caderas e iniciar el mete saca de la penetración, y con él, después del lógico dolor de la desvirgacion, vino un placer inenarrable, que no había sentido ni cuando me masturbaba vestida con la ropa de mujer, y en mi semi inconciencia, supe que ya nada sería lo mismo, que estaría, por el tiempo que EL quisiera, atada a su mandato, ya como una niña- mujer.
Después de aquella noche maravillosa que bien podría llamarse mi luna de miel, en la cual pasé de novia a esposa, de niña a mujer de un hombre extraordinario, hasta entonces inalcanzable, vino el día.
y con él, la realidad de sentirme, si no usada, al menos confundida, porque mi condición de hombre, varón, me decía que había hecho mal, tanto en entregarme con esa pasión desbordada con que lo hice, como que la persona a la que me entregue, era de mí mismo género, y pues, el sentido común, no lo aprobaba, pero mi parte femenina me decía que debía continuar por ese camino, y seguir disfrutando de ese goce tan especial que proporciona el sexo, y más si es, como en este caso, enamorada completa y perdidamente de la persona a la cual te has entregado, acompañando estos pensamientos con un llanto silencioso, con el cual me despedía, al menos en la intimidad de nuestra relación y para siempre jamás, del niño que esa noche debuto como mujer y que se enamoró de un hombre, para él/ella maravilloso.
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