Mi vida de esclav@ femenina
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por traviman.
Cuando miro las fotografías de los primeros años de mi vida, entiendo perfectamente que me confundieran con una niña con mi pelo rizado castaño muy claro y una carita muy dulce.
Mis primeros recuerdos son de cuando tenia 4 o 5 años (hasta los 5 no fui a la escuela) y son recuerdos muy felices.
Recuerdo el frío del invierno y el calor del verano que cuando llegaba, mis padres me quitaban la ropa y me dejaban ir desnuda (a partir de ahora me referiré a mi en femenino) por casa.
Según me contaron, yo decía que quería, tener tetas como mi madre y que no quería un pene como el de mi padre.
Recuerdo con especial emoción el baño diario, en que madre me enjabonaba con sus manos, me acariciaba y jugaba conmigo.
Poco a poco se fue desarrollando en mi mi condición de esclava.
Tendría 7 o 8 años y mis padres estaban sentados en el sofá y yo me estiré encima de ellos como hacia habitualmente para que me acariciaran y hicieran cosquillas.
Jugando, jugando, mi padre dijo ahora verás , me quitó las braguitas (menos en la escuela , siempre me ponían bragas) y empezó a azotarme el culito.
Yo, en lugar de quejarme le pedía que me pegara mas fuerte .
Un día, viendo una película de romanos, quedé fascinada por aquellas túnicas cortísimas que lucían las esclavas y le pedí a mi madre que me comprara una.
No me la compró pero me las hizo.
Con una ropa casi transparente y atada en un hombro y a la cintura con unos lazos, tan corta que apenas me tapaba el culito, me sentía una auténtica esclava.
Por otro lado, en aquellos años las braguitas eran horribles.
A mi madre le encantaba coser y tenia una muñequita con quien jugar.
Cortaba unas bragas haciendo unos triangulitos y con dos de ellos , que apenas cubrían lo que tenían que cubrir, me hizo una especie de tangas atados a los lados con unos lazos.
Me sentía genial.
Poco a poco nuestros roles de esclava y amos se fue acentuando.
y cuando llegó el momento de irnos de vacaciones al pueblo de mi madre me dijo que me vistiera totalmente de niña y que no me llevaría nada de niño.
Me sentía tan bien.
Un día, a los 11 o 12 años, mientras mi madre me bañaba, me acariciaba los pezones y me dijo que se me estaban hinchando y que la areola también.
En cambio, la colita estaba igual.
Al día siguiente me llamaron y cuando acudí los encontré desnudos.
Me dijeron que me quitara la túnica y me quedé desnuda delante de ellos.
Me preguntaron que aunque era pequeña tenia que tomar una decisión.
¿Quería ser como papá o como mamá? Yo respondí sin dudar que como mamá!!
A partir de aquel día, tres veces al día, mi madre procedía a masajear, estirar y estimular mis pezones y nutrirlos con cremas.
Al poco tiempo empezaron a administrarme hormonas femeninas que conseguían en Andorra o Perpinyà y mas tarde antiandrógenos cosa que provocó que el proceso de feminización avanzara.
Mi madre me compró mis primeros sujetadores en Andorra.
Me sentia guapísima.
El día que cumplí 15 años, mi madre que estaba en el sofá me llamó y me dijo que me desnudara.
Me quité la túnica el sostén y el tanguita me senté y procedió a pintarme las uñas de panos y pies.
Luego hizo que me estirara encima de sus piernas boca arriba y empezó a acariciarme todo el cuerpo, la colita, a estirarme los pezones que ya median como 1cm.
y me puso unas pinzas con un peso de medio kilo.
Luego me hizo poner boca abajo y empezó a acariciarme las piernas, la espalda hasta llegar al culito.
Acarició mi agujerito primero suavemente y luego mas fuerte.
Luego sentí algo frío y viscoso y un dedo que suavemente penetraba en mi interior y se movia entrando y saliendo hacia un lado y otro durante unos 10 minutos.
Me hizo levantar y me puso unos zapatos de tacón de aguja de unos 8 cm.
Eran mis primeros zapatos .
Luego me ató las manos con unas cuerdas que colgaban de cada una de las puertas de una habitación.
al cabo de un rato, me quejé que me dolían los pezones y las piernas.
Se acercó mi padre que había visto todo el proceso se sacó el cinturón y empezó a azotarme primero el culo, luego las piernas y la espalda.
No querías ser una esclava, pues a partir de hoy lo serás, me dijo.
A las dos horas mi madre me quitó las pinzas con un dolor horrible y me ató los pezones con una goma de medio cm.
de ancho.
Este juego se repitió durante una semana.
Un día, en el sofá, mi madre me dijo que iba a desvirgarme.
Me metió un dedo en mi coñito, lo removió bien en mi interior, lo sacó y introdujo poco a poco un segundo dedo y los empezó a girar ensanchando la puerta del placer.
Cuando sacó los dedos estaban manchados de sangre Me sacó las pinzas , me puso las gomas y me ató a la puerta.
A las dos horas y media no podía aguantar mas y grité.
Vino mi padre con el cinturón y me azotó las tetas y los pezones luego empezó a bajar azotando mi estomago y finalmente mi colita .
A los 10 o 12 golpes de cinturón eyaculé por primera vez.
Continuará
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