Mis inicios como travesti I
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Todo empezó como creo empezamos todas. Tengo 4 hermanas y soy el único varón de la familia. Siempre estuve rodeado de femineidad. Aunque a mí siempre me han gustado las mujeres no sé cómo se fue apoderando de mí el deseo incontrolable de expresar y sentirme toda una mujercita.
No recuerdo exactamente el año pero sí que tenía como 15 años cuando por primera vez al observar unas prendas de mi madre vi un negligé color carne que me puso la carne chinita solo de sentir la tela. No pude resistir la tentación y me la probé, fue una sensación increíble. Tan sensacional que no tarde mucho en venirme y sentir espasmos de la tremenda excitación que me provoco.
Posterior a ese suceso cada que estaba sola esperaba cualquier momento para buscar entre la ropa de mis hermanas mayores algo sexi que ponerme… sus brassieres de encajes, calzones y blusas escotadas. Como casi somos de la misma talla también me quedaban sus pantalones a la cadera. Me pasaba horas en el espejo viendo como lucia. Modestia aparte déjenme contarles que siempre he tenido un trasero envidiable hasta para una mujer. Me encantaba como me veía y como hombre tengo un rostro atractivo como mujer me veo creo que bien..
Hasta ese momento no me atrevía a comprar ropa, ni se me ocurría. Solo me ponía las prendas íntimas de mis hermanas y a veces iba a la casa de vecinas a robar ropa interior de sus tendederos. Después cuando cumplí 18 años tuve otra manía travesti. Robarme ropa de mis novias y lucirlas imaginándome que era alguna de ellas. Que me veía igual de femenina. No saben cómo me excitaba tomar sus brassieres y calzones y sobre todo sus pantalones entallados y blusas escotadas. Llegue a tener mucha ropa escondida arriba del techo de mi casa de todas las chicas con las que había salido. A veces cuando me vestía surgía alguna imagen de sentirme deseada por algún chico pero no siempre pasaba. Realmente en ese tiempo no surgía en mí el deseo de tener un macho dentro de mí o una gran verga dentro de mi boca como sucedería años después.
Paso el tiempo y hubo un momento que rechace esta sensación de ser travesti. Surgieron en mí todas las dudas que después he leído que nos pasa a muchas tvs. Si somos homosexuales, si es malo ser y sentirse niña en ocasiones. Por esas dudas y remordimientos paso varios años en los que reprimí esta emoción de expresar toda mi femineidad.
Pero no pude resistirme! Lo intente pero lo único que logre es que las ganas regresaran con más fuerza. Como un gran caudal de un río que se te arremolina y te succiona. Tenía ya 25 años y ahorre lo suficiente para irme unas semanas al D.F. y mostrarme en público como travesti. Me hice de un guardarropa que incluía casi todo. Brassieres de encaje de diferentes colores, calzones y tangas, ligueros, baby doll, medias de encaje, minivestidos de diferentes modelos, peluca, consolador, zapatillas de mi número, uñas, pestañas y senos postizos, pulseras, aretes, kit de maquillaje completo, cremas depiladoras. En fin!! Todo lo que había soñado para sentirme completamente una mujer, una zorra, una puta.
Me inscribí en una página de travestis y publique un anuncio buscando amigas en el d.f. con una foto de la mitad de mi cuerpo. Ya saben, escriben varias, algunas muy vulgares y pesadas y otras buena onda. Afortunadamente me toco una travesti super buena onda. Me invito a su departamento donde vivía sola. Para vestirnos, maquillarnos juntas, compartirnos tips de como ser más femenina y sobre todo algo que me emocionaba y me daba miedo también. Salir a la calle vestida de mujer!!
Al final me decidí y me maquille. Era fin de semana y mi amiga Tania se había quedado de ver con otras tvs en su depa para salir al centro cultural para la diversidad sexual (CCDS) y después a la disco histeria. La sensación fue increíble. Ir en un carro vestida de mujer, sentir la tela del minivestido en mis piernas, mi brassier de encaje y sobre todo las miradas de los chicos sobre nosotras. Era increíble esa sensación. En el CCDS fue muy agradable, tomamos un cafecito y fumamos entre amigas al aire libre. Yo estaba super nerviosa pero mis nuevas amigas eran tan lindas que me hicieron sentir muy comoda.
Posteriormente fuimos a la disco histeria y nos emborrachamos como locas. Varios chicos nos sacaron a bailar. Para este momento solo me interesaba gustarle a un chico pero no tener algo sexual con ellos. Hubo un chico muy guapo que me saco a bailar que entre sus piernas se notaba que tenía un pene muy grande. Me calentó ligeramente ese pensamiento y al tocarme ligeramente las nalgas al bailar rozaba mi vientre con su pene que se notaba estaba muy duro. De ahí nos fuimos a sentar y tomamos una copa. Me tocaba y me miraba muy sexi. Las piernas y las pompas. Me puse muy nerviosa y le dije a mis amigas que nos fuéramos. Que ya estaba cansada y salimos de ahí en unos minutos. Digamos que esa experiencia tan increíble reafirmo lo que deseaba ser. Una travesti de closet con ganas de seguir probando hasta que llego el día de conocer a mi macho. A mi pepe. Un chico de 18 años con un pito perfecto! Largo, de 20 cms y con un grosor termino medio. Que sientes rico al mamar y al cogerte pero no con el dolor de un pene colosal. Pero bueno, me adelante. Esta segunda historia se las contaré en mi siguiente relato. Espero que no las haya aburrido. Un beso a todas. Liliana. Travesti de closet de Oaxaca
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