Nico: crónica de una feminización anunciada. CAP 1.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Sissy18.
Hola, soy nico, vivo en España y tengo 21 años.
Nací en una familia de clase acomodada que siempre me ha proporcionado todo y más de lo que necesitaba, por lo que me crié como un niño consentido y con pocos amigos.
Además, el ambiente familiar era muy estricto y conservador, iba a un colegio religioso, a la iglesia, etc.
Poco a poco, me fui volviendo la vergüenza de mis padres: peor estudiante, más rebelde, etc, pero el dinero de mis padres me sacaba de los apuros en los que me metía.
Sin embargo, no era el típico rebelde que ligaba.
A pesar del dinero, nunca llegué a demasiado con una chica, puesto que nunca he tenido un físico demasiado apetecible y soy bastante poco dotado.
Perdí la virginidad a los 17 con una mujer de 30 años borracha, y la verdad que fue patético, tras metérsela se me bajó y no llegué a correrme; ella se quedó dormida y me fui (así que supongo que en sentido estricto sigo virgen).
Siempre me dio envidia como mis compañeros de clase tenían una vida exitosa en lo sexual y yo me tenía que matar a pajas rabioso en mi casa, donde tenía que tener mucho cuidado para que no me pillaran mis agobiantes padres.
Para cuando iba a cumplir la mayoría de edad, estaba harto de todo esto y quería alejarme.
El poder ir a otra ciudad a la Universidad me daba la opción de hacerlo y escapar del ambiente en el que vivía.
Por ello, me esforcé mucho en el ñultimo curso para que me admitieran, y logré que lo hicieran en una ciudad a cuatro horas de mi casa.
Mis padres me buscaron una residencia, pero yo me empeñé en que quería mi propio piso para estar a mi aire, y finalmente lo logré.
La mañana que me desperté sólo en mi nueva casa fue uno de los momentos más felices de mi vida.
Ahora podría hacer todo lo que me apeteciera sin que nadie me molestara.
LAs primeras pajas fueron brutales, en una absoluta libertad.
Desde la mañana cuando me levantaba, echaba todo el día desnudo delante del ordenador, viendo porno y masturbándome sin correrme.
O si me corría, lo hacía un montón de veces al día.
No paraba para comer, comía lo primero que pillaba, no salía, sólo em dedicaba a lo que antes tan poco podía hacer.
Entonces me planteé intentar ligar de nuevo.
Me hice un montón de fotos y puse anuncios y perfiles en webs para ligar.
no obtuve resultados.
Entré en chats y conecté con algunas chicas, pero cuando me pedían fotos, todas se echaban para atrás, puesto que buscaban una diversión mayor de la que yo les podía proporcionar.
Poco a poco empecé a sentir que yo no valía para eso, y a veces me deprimía, pero pronto volvía al porno para darme placer y consolarme.
Poco a poco el porno normal se volvió demasiado aburrido para mi.
Fui explorando más cosas: orgías, violaciones, sexo interracial, tías humilladas, sexo guarro, etc.
Poco a poco me fui fijando en los tíos que hacían estas cosas, auténticos machos que conseguían que aquellas mujeres hicieran lo que les diera la gana.
Y en cambio yo no conseguía ni hablar con ellas.
Me sentía humillado, pero también me daba cierto morbo.
Admiraba a aquellos hombres, ellos eran lo que yo nunca sería.
Yo era el fracaso y ellos la victoria.
Disfrutaba viendo sus caras de placer, de poder y dominación.
Mi atención se empezó a centrar en ellos.
me comparaba: sus músculos frente a mi cuerpo delgado, su aspecto de macho frente a mi aspecto de niño, sus enormes pollas frente a mi pequeño amigo.
su éxito frente a mi fracaso.
Poco a poco mis pajas fueron mejorando y mis orgasmos siendo más placenteros.
Un día, en mi rutina diaria, vi un vídeo en el que un hombre enorme montaba a una chica joven.
Lo primero que salía era el macho desnudándose, enseñando el pecho velludo y fuerte, luego se bajaba los pantalones y dejaba al aire una polla del tamaño de mi antebrazo.
Estaba asombrado, me había empalmado sólo viendo a aquel tío e imaginando cómo iba a usar aquello.
A continuación apareció la jovencita vestida con un vestido largo, sorprendida por la enormidad del monstruo.
El hombre rápidamente la agarró y a puso de rodillas, le colocó los huevos en la cara para que chupara y mientras tanto le golpeaba la cara con la polla.
La chica estaba disfrutando, y yo ya me estaba tocando.
Después, el hombre le metió al polla en la boca y la chica se la empezó a mamar poniendo cara de disfrute.
Sabía lo que hacía y lo disfrutaba.
El hombre empezó a darle una follada de boca apoteósica mientras ella sonreía: yo no podía parar de mirar la pantalla, aquella polla, los ojos de placer de la chica y el constante sonido de baba de la follada.
Estaba a reventar.
De repente, el hombre para, pone a la chica de pie y le quita el vestido.
Ahí me llevé la mayor sorpresa:
Bajo el tanga de la chica había un bulto, no demasiado grande pero un bulto.
El hombre le quitó el tanga y el sujetador y el cuerpo de la chica, o más bien chico, quedó expuesto.
Estaba alucinando al ver su pecho plano y su pequeño pene flácido.
Era evidente que era un cuerpo de hombre pero.
era tan femenino.
Sonreía a la cámara como si me estuviera sonriendo a mi, como si supiera que le estaba mirando y me quisiera provocar.
Ahora estaba a cuatro patas y el macho sobre ella, le había metido la polla en el culo y le estaba pegando una follada apoteósica.
La cámara le apuntaba a la cara, lo estaba disfrutando, sonreía y guiñaba el ojo.
Perdí la noción del tiempo, estaba tan centrado en lo que estaba viendo que la había dejado de tocar pero sin embargo la notaba al máximo, a punto de explotar.
De repente, la cámara apunta a la polla de la chica, flácida y bamboleándose.
Los gemidos de ella aumentaban, y de repente de esa polla flácida empiezan a salir gotas y gotas de semen y luego chorros que caían sobre las sábanas.
Fue justo en ese instante, viendo cómo aquel chico se corría sin siquiera tocarse, cuando mi polla, dura como una piedra, estalló y tres chorros de semen cayeron al suelo, dándome un orgasmo tan intenso que caí de rodillas.
Ese fue el momento 0 de mi historia.
El momento en el que descubrí que tal vez mi fracaso se debiera a que lo estaba intentando desde el lado equivocado.
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