No lo sabía
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Sucedió en Pamplona. En plenas fiestas sanfermineras. Habíamos acudido allí desde Madrid donde trabajábamos todo el grupo de amigos de la infancia. Tras una gran cantidad de copas y de risas con nuestros absurdos bailes en los bares, llegó la hora del ligoteo.
Poco a poco, el grupo se fué dispersando, pero yo no tenía suerte. No había ninguna dama que sucumbiera a mis encantos y ya me veía solo, masturbándome para poder saciar mi apetito sexual.
Fue cuando la ví. Una hermosa chica morena, de pelo largo, de generoso pecho, que debía rondar la treintena se acercó a mi pidiéndome tabaco. Yo gustoso le dí un cigarro y poco a poco empezamos a hablar.
– ¿ Cómo te llamas ? – Le pregunté prendado por su belleza.
-Lucy, guapo.
– ¿ Estás sola ?
– Me han abandonado mis amigas pero creo que a ti te pasa lo mismo.
Me acerqué un poco más a ella y viendo que su disposición era total, me dispuse a besarla en los labios. Comencé a abrazarla y nos fundimos en un beso muy apasionado, mezclando nuestras lenguas e intercambiando saliva.
Lucy besaba como nadie. Era capaz de arrastrarte con su enorme empuje donde ella quería sintiéndome llevado a un mar de sensaciones. Su lengua no paraba y yo intentaba amarrarla, no fuera a ser que se esfumara, fruto de semejante velocidad.
Salimos de la zona de copas y nos fuimos al parque más cercano, buscando un sitio donde poder tumbarnos a gusto pero aquello estaba muy concurrido.
– Vamos a mi casa. Está muy cerca.- me dijo entonces.
Yo la seguí encantado, mientras le agarraba de la mano, no fuera a ser que la fuera a perder.Entramos al dormitorio. Nuevo cruce de lenguas. Le toqué el culo con pasión y empecé a acariciarle la vagina, o eso quería. Fue entonces cuando me dí cuenta de que allí había algo.
– Eres tío – le dije bruscamente – ¡ cabrón !
– ¿realmente te importa tanto ? – me pregunté mientras se iba desnudando.
Le miré de arriba abajo. Era muy bella y su pecho, que ahora ella descubría ante mi, era irresistible. Su pene que también tenía también un tamaño generoso, era sin duda, más grande que el mío lo que me causó cierto pudor.
– No te preocupes, cariño – me dijo Lucy, como adivinando mis pensamientos mientras me sacaba los calzoncillos.
Lucy comenzó a chuparmela. Su lengua recorría con pasión todo mi pene haciendo movimientos totalmente armónicos. Comenzó a lamerme los huevos y me empezó a parecer que perdía el sentido cuando se los iba metiendo en la boca de uno en uno.
Comencé a acariciarle la poya. Creo que era lo mínimo que podía hacer tras tanta generosidad por su parte. Poco a poco, iba consiguiendo que se le pusiera más y más dura, lo que no hacía más que resaltar la diferencia entre su pene y el mío.
Nos fundimos en otro beso apasionado y nuestras poyas se rozaron lo cual me dió bastante gusto por lo que la agarré del culo y empezamos a rozarnos más intensamente.
Al cabo de unos segundos, noté algo caliente en mi abdomen. Lucy se había corrido y yo cada vez le apretaba más hacia mí, fruto de la gran excitación que sentía y no tardé nada en correrme…
Sin embargo, a Lucy y a mí todavía nos quedarían muchos momentos sublimes…
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