Por andar imitando el porno español, fui violada.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por ViriTVMx.
Hola queridos lectores, hace poco me encontraba en esta página donde ya había publicado algunas experiencias como travestí que soy, pero algunos inconvenientes me hicieron cerrar mi anterior cuenta, pero he vuelto y estaré publicando mis más recientes acontecimientos. Si no me habían leído antes, estos son algunas de mis publicaciones anteriores.
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Bueno, todo comenzó hace un par de meses, yo ya llevaba un buen rato de no hacer mis travesuras como nena y ya se me estaba haciendo “agua la cola”, y solo había calmado de cierta manera mi calentura viendo porno en Internet.
Estando en la tarea de buscar nuevas páginas de porno, encontré una de porno español en donde, entre muchos otros vídeos, subían filmaciones de “cámara oculta” grabando a chicas seduciendo que al plomero o al del servicio de Internet, etc. La verdad los vídeos me parecieron algo sobre actuados pero el concepto estaba bastante excitante a mi parecer, la idea de atraer a tu casa a un macho para que te arregle algún desperfecto solo para seducirlo con ropitas ligeras me pareció muy atractivo y claro, despertó en mi la curiosidad de saber si yo podría aplicarlo en mi vida de nenita TV.
Pero también en mí se despertaron los impedimentos para poder hacerlo, primero que nada, aún vivo con mis padres, segundo, los desperfectos en casa los arregla mi padre y tercero ¿cómo saber que en todo caso de poder hacerlo la personita en cuestión se prestaría para hacer suciedades conmigo? Ante tales cuestionamientos me sentí un poco frustrada y decidí solo seguir mirando los vídeos.
Al siguiente día, ya sin pensar en ello, mi madre me aviso que saldrían a una reunión importante ella y mi papa, una comida con su jefe y algunos otros empleados de la oficina donde él trabaja, y que no regresarían hasta en la noche o quizá en la madrugada. Ella no necesito terminar aquello antes de que a mi mente la asaltara la idea de poder seguir aquella fantasía generada un día antes. Yo subí inmediatamente a mi cuarto a prepararme para aquel día el cual seguramente estaría lleno de sexo y perversión para esta nenita travestí. Mientras mi madre estaba abajo haciendo sus cosas, yo estaba arriba alistándome, dándome un baño y preparándome para lo que yo esperaba, fuera un día inolvidable.
Después de la sesión en el baño, prepare mi ropita de mujer; una tanguita blanca, una faldita de mezclilla y una blusa de color azul todo esto rematado con unas botas de tacón ligero. Lo deje todo medio escondidito, y nuevamente baje a la sala vestido como niño pero con mi cuerpecito como toda una nena lista para la acción. Paso quizá una hora hasta que llego mi padre, listo para recoger a mi madre y así juntos irse a la comida de su jefe. Se despidieron no sin antes recordarme que llegarían tarde, que no hiciera nada malo…parecía por un momento que ellos sabían que hacia alguna especie de “travesura” mientras ellos no estaban, claro está que por sus mentes no pasaba la idea de que me transformaba en una mujercita al estar en completa soledad, pero en fin. Obviamente mi reacción fue negar toda posibilidad de mala conducta con lo cual ellos parecieron irse de cierta manera tranquilos.
Espere casi 10 minutos después de que salieron (para evitar su retorno de manera abrupta y así la posibilidad de ser descubierta), y al ya estar cerciorada de que no sería así, me dispuse a vestirme como la ocasión lo ameritaba. Al terminar de vestirme, me coloque un poco de maquillaje para así dar la impresión de más feminidad. Ahora faltaba lo mas importante ¿Quién sería el poseedor del miembro viril que en esta ocasión entraría por mi colita? Ante esta duda, no sabía muy bien si de verdad llamar a algún “especialista” para arreglarme algo en la casa, o bien consolarme yo misma ahí en soledad. Pero una cosa si sabía, y es que ya había tenido la oportunidad de que algunos hombres me vieran y no se negaran a follarme, por lo cual esta vez podría ser igual. Bien, ya decidido aquello, la siguiente cuestión era ¿y a quien llamo? ¿Qué puedo descomponer para que vengan a arreglarlo? De aquellos vídeos españoles lo que más se repetía era la idea del plomero, por lo cual dije, bueno entonces llamemos a un plomero.
Enseguida entre a Internet a buscar a algún servicio de ese tipo cercano a mi hogar, entre varios anuncios vi uno bastante discreto pero que por alguna razón llamo mi atención “plomero con 35 años de experiencia a su servicio”. Obviamente mi gusto por los hombres maduros fue lo que me orillo a solicitar los servicios de aquel anunciante, por lo cual no tarde en llamarlo. Al hacer la llamada, trate de generar una voz delicada para evocar a una mujer en busca del servicio de plomería, lo cual precio funcionar, pues el plomero, con una voz bastante gruesa y dominante, me dijo – no se preocupe señorita, en media hora puedo atender su problema- lo cual me emociono mucho, pues pensé que tendría toda la tarde para que aquel hombre abusara de mí, o bien si no resultaba, buscar otra alternativa para ese día.
Le había comunicado al plomero que el imperfecto era que el tubo de la tarja en la cocina estaba tapado, entonces me decidí a “taparlo” para así no hacer de principio tan evidente mi motivo de llamarlo. Nerviosamente ya, decidí meter una esponja por la tubería, esperando que de verdad no se generara un problema que me costara dinero de más, o que provocara algún accidente que después no podría explicar a mis padres. En fin, que la calentura pudo más y lo hice, ya estando “tapada” la tubería, espere ansiosamente al plomero sentada en la sala. Me senté cruzadita de piernas sin poder evitar excitarme al ver mi cuerpo enfundado en ropas femeninas, y así comencé a toquetearme, pase mis manos por toda la longitud de mis piernas, acariciándome el pene por encima de la tanga y obligándome a moverla a un lado para así manipular mi culito que ya se sentía calientito. Cuando la excitación seguía creciendo me detuve, pues no quería terminar antes de siquiera saber si el plomero me aceptaría o no.
Así pasaron casi 50 minutos después de hacer la llamada, pronto empecé a pensar que el plomero quizá ya no llegaría, cuando sonó el timbre. Uff!, mi corazón de pronto salto y la ansiedad me llego, decidí esperar un poco, me detuve al espejo para ver que todo estuviera en orden, corroborando aquello, salí muy discretamente (para no llamar la atención de algún vecino curioso) y entreabrí la puerta. Vi a un hombre de espaldas sacando una caja de herramientas del asiento del copiloto, era de mediana estatura, bastante corpulento eso sí, poco cabello entre castaño y canoso. Al darme cuenta que cerraba la puerta de su vehículo solo deje la puerta de calle abierta, para lo cual me metí y tratando de buscar una pose sexy pero no exagerada, lo recibí. Entro un poco cauteloso y al observarme solo sonrió diciéndome –buenas tardes señorita, vengo a ver su problema con la tubería-, yo solo atine a contestar, sí.
Se denotaba mi nerviosismo, era un poco obvio, el plomero con una sonrisa nuevamente me pregunto -¿y bien, en donde tenemos el problemita linda?-, eso me hizo esbozar una sonrisa coquetona a lo cual conteste –upss, ¿qué tonta verdad? No le he dicho en donde…es aquí, e-en la cocina-. Diciendo esto me dispuse a entrar por delante del plomero para que me viera (si bien es cierto que no tengo un cuerpazo de locura, pues a cualquiera puede llegar a recrearle la vista el ver algo de piel en ligeras ropas). Ya entrando a la casa le indique exactamente donde estaba el dilema, él se acercó y haciéndome las preguntas de rutina para estos casos, se dispuso a revisar la tubería. Obviamente se me habían grabado las escenas de los vídeos porno, la mujer en cuestión se acercaba al plomero cuando estaba agachado para mostrarle las piernas y más allá de eso, y claro yo estaba dispuesta a intentar la misma “estrategia”. Al llegar a abajo el plomero quería revisar la tubería, pero había varios recipientes que se lo impedían, por lo cual me pido que se los alejara de allí. Uno a uno de los iba pasando, por lo cual me tuve que acercar a donde estaba el. Hábilmente me pare abierta de piernas cerca de donde estaba el, recibiendo cada recipiente y colocándolos en la parte superior.
Al acabar de hacer esto, no me moví de esa posición, quería que me viera, me excitaba la idea de que me estuviera viendo las piernas. Tristemente la estrategia se vio frustrada al sonar del teléfono, por lo cual tuve que ir a contestar. Al llegar al teléfono, ¡era mi madre!, hablaba para solicitarme que estuviera pendiente del teléfono por que recibiría llamadas importantes de sus amigas y de mis tías que por favor no saliera de casa. Por desgracia tuve que contestarle como se debía, como niño, revelando al plomero que en verdad no era niña la que le había solicitado ayuda. Con cierta pena retorne a la cocina, observando que el plomero había desconectado el codo de la tubería revelando la esponja remetida.
Sonriendo me la mostro y me dijo –aquí está tu problemita, seguramente no te habías dado cuenta que se te fue la esponja, ¿o sí?- y yo con una cara ya sonrojada por la pena conteste –uy no, la verdad ni me fije-, -de haber sabido que solo era eso, ni le hubiera llamado- dije, sabiendo que mi teatrito estaba por caerse, pero el rápidamente contesto –no bebe, que bueno que me llamaste, si no quien te va a destapar tu culo-, ¡woow!, dicho esto me sorprendí, y vi como aquel hombre dejaba sus herramientas y la sucia esponja para acercarse a mí, tomándome de la cintura se acercó a mi rostro, diciéndome –sé muy bien porque me llamaste, cuando vi la casa y vi quien me atendió, sabía que no había sido llamado para reparar la tubería- bastante desconcertada le pregunte -¿y cómo sabias eso?-, me contesto riendo –jajá mira, yo conozco a tus papás, sé que aquí no vive ninguna jovencita de tu edad- para entonces ya me había asustado un poquito la idea de saber que mi secretito podría ser revelado a mis padres, pero luego el agrego –pero no, no te preocupes, tu secretito está bien guardadito conmigo, claro, solo si me obedeces en todo lo que te pida-. No quedándome de otra, asenté con la cabeza, para lo cual él se acercó a mi rostro arrancándome un beso bastante acelerado.
Haciendo esto bajo sus manos, agarrándome las nalgas por encima de la falda, bajando suavemente sus manos hacia mis piernas que se encontraban un poco temblorosas, me acariciaba muy rico mientras yo cedía más en aquel beso lujurioso. Pronto me soltó y con un tono bastante autoritario me dijo –ven pinche puta, me la vas a exprimir con tu culo-, para esto me jalo fuertemente hacia la sala y me aventó al sillón, me tomo de las piernas y me jalo la tanga con fuerza revelando mi miembro ya excitadito por la situación. Yo no sabía bien cómo reaccionar ante los rápidos sucesos, pero el solo atendió a bajarme la falda de manera abrupta, y después de conseguirlo me volteo sin poder ofrecer algo de resistencia de mi parte, -mmm, que rico culito tienes putita, seguro que te entran las vergas sin mucho problema eh- sin poder contestarle sentí como se me vino encima, abrazando con sus piernas a las mías, dejándome inmóvil y con mi culo a su merced, solo pude voltear a ver como liberaba de su prisión a un pitote como de 17 cm, muy grueso, venudo y prieto.
En ese momento quizá pase por el arrepentimiento, sabía que me iba a doler, pero la calentura puede más, así que me puse lo más flojita que pude, y preparada para lo que se venía, pude sentir que su rostro se acercó a mi culito, lo lamio y lo escupió, embarrándome su saliva con el tremendo fierro que se preparaba para violarme. – ¿Querías pito verdad perra?, te voy a dar pito entonces-, me excito sobremanera como me lo dijo, solo atendí a decirle ya sin aspavientos –sí dame pito, viólame cabrón- termine de decir esto cuando puede sentir como mi culo se iba abriendo a la fuerza por el miembro duro y grueso del plomero que sin piedad iba metiéndolo, mis piernas se contraían por la excitación, solo puede dar grititos que se iban incrementando en intensidad al ir percibiendo que mi hoyo se iba abriendo cada vez más. No conforme con metérmela casi de un jalón, el tipo me tomo de los cabellos llevándolos hacia atrás y dándome tremendas embestidas sobre del sillón me dijo vociferante –grita pinche puta, grita como la puta que eres- , me seguía jalando y embistiendo y solo pude obedecer, era como si no me importara que algún vecino nos escuchara, como si no tuviera poder de razonamiento, yo solo atendí a gritar y a sentir como aquel dolor intenso en mi culo se transformaba poco a poco en placer. De pronto mis cabellos dejaron de importarle, ahora era mi cabeza completa la que ocupaba, me azoto contra el sillón y dejo su mano sobre mi nuca impidiéndome el movimiento, mientras su verga deliciosamente abusaba de mi orificio anal de una manera brutal y sin compasión.
Con su otra mano atinaba a darme sendas nalgadas, eran bastante sonoras por lo cual no pude evitar sentirme herida, pero parecía no importarme, yo seguía gritando y gimiendo cual puta desaforada. Tiempo después yo ya quería mover mi cabeza, ya que mi cuello ya me estaba molestando con la fuerza aplicada en él, al sentir esos movimientos de liberación, mi amante me dejo moverme pero me tomo de los hombros con ambas manos y sin imaginar que podría tener más fuerza, empujo su pene con mucho mas vigor, en serio sentí que me llegaba hasta el pecho su pitote al violar mi pobre ano. Era una fuerza impresionante, de verdad el tipo abusaba de mí, mi cara ya se encontraba con lágrimas en los ojos, gimiendo de dolor como nunca antes, al notar esto me grito –ahora te aguantas perra miserable, querías que te violaran, pues te estoy violando como querías-, -¡sigue gritando pendeja!- y diciendo esto me soltó una cachetada, vaya…el escenario era tal cual, una violación. Ahora que lo pienso detenidamente ninguna persona querría ser violada, el término es bastante fuerte y decirlo provoca bastante “horror” en el semblante de cualquier persona, pero en ese momento era una fuerza más allá de mi razonamiento, no podía evitar a pesar de mi notorio sufrimiento parar aquella notable humillación brutal que me estaba propinando aquel plomero amigo de mis papás.
No sé cuánto tiempo había pasado después de que él me había comenzado a coger, lo cierto es que ya comenzaba a sentirme cansadísima por la tremenda follada cuando sentí que me la saco de golpe, se levantó y me jalo el rostro que ya tenía yo encajado en el sillón para darme de vuelta otra bofetada para luego decirme –toma perra, comete esto-, y sin más acerco su pene a mi rostro dejando salir un montón de espesa leche caliente sobre de mí. Pude sentirla cayendo en toda mi cara, y luego de esto tuve que sentir como golpeaba su verga cada vez más flácida sobre de mis mejillas, terminando así con su acto de posesión sobre de mí.
Es como si el tipo se hubiese descargado horas y horas de insatisfacción sexual sobre de mí, solo puede notar como se acomodaba la ropa, se dirigió a la cocina, tomo sus cosas y regresando hacia mi pronuncio –eso no es todo eh puta, cuando no estén tus papás voy a venir a violarte de nuevo, me encanto tu culo- y de nueva cuenta me dio una tremenda nalgada como acto final antes de que saliera por la puerta principal, sabiendo que había logrado su objetivo.
En tanto, me quede perdidamente dormida despertando casi a las 10 de la noche, con los ojos llorosos y el cuerpo adolorido. Me levante como pude a tratar de arreglar lo que se había desordenado durante mi valiente y quizá estúpida acción, de verdad me dolía el caminar, acomode como pude las cosas en la cocina y tratando de no dejar rastro de aquel abuso sexual consentido que se había llevado a cabo en la sala me dispuse a subir a mi cuarto, adolorida y aun sin comprender bien a bien lo que se había suscitado horas antes, me volví a perder en el sueño sobre de mi cama, esperando amanecer sin nada que tuviera que ocultar a mis padres.
Espero que les haya parecido agradable esta experiencia vivida hace poco. Ya con bastante alegría les puedo decir que eso fue el principio de otras dos vivencias con el plomero violador, pero serán parte de otra entrega más adelante. Agradezco de antemano a quien haya leído hasta aquí, esperando sus comentarios sobre mi relato y nuevamente espero les haya gustado. Besitos.
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