Rosita… La noche de los cuchillos largos
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por ElMarques.
La noche llego y, Rosita terminaba de pulir su rostro aperlado. Al finalizar, se puso un vestido corto de color negro y muy ceñido a la piel. Con el cabello secado; se lo recogió con un moño trenzado y en círculos. Como siempre, de pues de estar lista, una mirada en el espejo… salía de la casa y con brillo y purpurina… Rosita divina, a la calle debutaba.
María vestida de negro, con un pantalón ceñido, tacones rojos y blusa escotada en la espalda. Ya tenía todo listo para la noche. Llega julio con las cervezas y ella sale a su encuentro, se acomoda el busto y mirando coquetamente le giña un ojo a su marido. María, siente que julio la ha ignorado, sospecha y se acerca a él, mientras estaba metiendo las cervezas al refrigerador, le estampa un beso en la mejilla y deja marcado el color rojo de sus labios pintados. Le pregunta;
Julio… ¿Qué ta pasa? –
¡Mujer! ¿Qué me, ha de pasar? – responde y alza la mirada para verla a los ojos.
María desconcertada, sonríe a medias y, dando la vuelta, su marido julio la ve irse moviendo con sigilo su rubia cabellera encrespada.
¡Pero que maricura! La rosita, ¡bella! – dice un chico delgado que aparece de las sombras en una esquina. Rosita medio lo ve, se detiene y muy jocosa le responde; –siempre querida… ¡siempre! –.
El chico la sigue, camina al lado de ella, y comienzan a hablar. El amigo de rosita, muy afeminado iba hablando escandalizado, cuando llegan a la esquina de la casa donde vive María; Juancho aparece. Rosita se detiene, y lo ve a los ojos. El hombre, con sus ojos achinados le lanza una mirada afilada, venía de frente y pasa por un lado de ellos dos. La Maripili (el chico afeminado) con gesto muy pueril, abre la boca y le mira a los ojos a Rosita.
¡Ay mana! ¿No me diga que usted se estas echando al Juancho? – exclama el chico.
Mira muchacho ¡marico! Nos vio de esa manera, porque tú, con la maricura, nos delatas– rosita siguiendo el chalequeo, le responde a la Maripili.
Al llegar a la casa de María. Rosita y Maripili se detienen en el medio de la calle.
¿Tú vienes? – pregunta rosita.
Mana tú sabes que la María no me quiere aquí–
¿Y por qué será? ¿Por chismosa? –
¡Chismosa no! ¡Sincera sí! – responde Maripili. Ambos, riendo se despiden con beso en la mejilla.
Rosita entra por la reja del frente de la casa de María. Estaba abierta y ella entro; al llegar al patio, encuentra a María rodeada por los brazos de julio, bailando muy pegados una romántica canción, rosita expresa sorpresa y como la que no quiere interrumpir, pero al dar el giro la pareja; María la ve parada en la puerta, le pela los ojos y sonríe, y la mujer rodeando con sus manos la cabeza de julio, lo guía y le da un beso apasionado.
Rosita viendo todo, como María se tragaba a julio, pensó; << que hipócrita eres… se lo que intentas hacer; me restriegas en la cara, lo que tú puedes hacer y lo que yo no >>. Rosita terminado de ver a la pareja, ladea la cabeza y niega pensado; << pero estas muy equivocada María, muy equivocada >>. María y julio se separan, María escandalosa abre los brazos y le grita a rosita.
Mujer… pero que bella estas – le dice María a rosita, la rodea con los brazos y la abraza. Rosita sintiendo el beso de judas, ve a Julio que esta de frente mirándolas a ambas, pero se concentra en los ojos claros de rosita.
Alguien llama desde el frente de la casa, julio pasa por un lado y sale al encuentro. Rosita noto lo incomodo que iba, y ella también sintió lo mismo, después de hablar con María ambas en el patio charlaron al tiempo que llegaban los demás invitados.
Sentada en una silla de mimbre, rosita miraba a las parejas bailar la ranchera. Pero lo que no notaba; era que un caballero, alto de espalda ancha y bigotes largos, la miraba detenidamente. Ella giro la mirada y percibió al hombre que la miraba. Se dijo; << umm… ya este viene, a divertirse a cuesta de mí >>. El hombre sonrió y hablo con un compañero, que estaba sentado, luego rosita sintió las dos miradas de los caballeros encima de ella.
Al estar bailando rosita con una chica del barrio, los hombres de la fiesta de María, comenzaron a vitorear y a silbar con ánimos de relajo. Rosita sabía perfectamente que era así; por ello, utilizaba la burla a su favor. Con ánimo y alegre se movió espectacular, bailando un merengue de << chichi peralta >>. Un caballero atrevido y seguro de su hombría, aunque con el relajo por delante, entro al medio del patio, para bailar junto con ella, rosita haciendo muecas en su rostro fino, aperlado y eso ojos verdes claros, se vio encantadora y encanto con su belleza hermafrodita a todos los hombres presente de esa noche.
María atravesó el patio bailando y saco a rosita. Recostando con fuerza a la entrepierna del hombre que bailaba con rosita, la mujer se metió escandalizando a todos los presentes. Lo que no vio María venir; fue que julio, su marido termino más que escandalizado por su acto. Ella sintió el triunfo de opacar a rosita, pero inmediato al ver la cara de su marido; noto lo caro que le había salido.
Al terminar los bailes, el relajo de la madrugada ya entrada; Dina otra amiga de rosita, se paró y llamo la atención de todos. La chica con un micrófono sin función en manos, invito a rosita a doblar una canción. Avergonzada rosita tomo el micrófono en las manos, inmediato se oyeron los gritos de todos y hasta los chistes de doble sentidos, animada por todos, rosita cantó…
[…Yo daría lo que nunca di
Por hacerte el amor, amor
Y adueñarme de tu corazón
Para toda la vida…
Rosita con doblando perfectamente, señalaba al público presente.
…Yo daría lo que nunca di
Por una noche junto a ti
Ser amantes en tu soledad
Si algún día llegara…] << Rudy la Scala >>
Señalando al hombre que bailo con ella, rosita le miro con ganas, y le giño el ojo. El caballero recostado de espalda a la pared; se puso rojo, sonreía y sus ojos se veía chiquitos. Rosita lo detallo y se sintió enamorada –el hombre era blanco de cabello castaño oscuro y peinado a medio pompón de lado, los brazos fuertes y marcados por venas, cubiertas por vellos oscuros–. Al finalizar de cantar, después de tanto ovacionarla. Rosita vio salir de dentro la casa a María. su rostro estaba pálido y serio, –por lo visto ella no se dio cuenta del canto de rosita–, y más atrás de ella, rosita vio salir también a julio, iba malhumorado a sacar una botella de cerveza dentro de la tina con hielos. Ella se percató de todo y conociendo a María, se limitó y volvió a la silla de mimbre para no llamar tanto la atención.
Igual María se acerca a ella, y le mira seriamente, le dice;
Levántate y vete – con ojos profundo la mira.
María… – no sorprendida, rosita le mira a los ojos.
Lo siento… julio está molesto y ¡es por ti! – le dice María.
María… – repite rosita.
Vete por favor-termina por decir María y da la vuelta y entra a la casa.
Rosita que conocía a María, igualmente esa bajeza de ella, le dolió como humana que es. Disimuló lo más posible, se puso de pie estiro hacia abajo el vestido corto y camino hacia al garaje de la casa para salir por ahí y no por dentro de la casa. El hombre que bailo con ella, la vio seriamente y giño el ojo rápido y miro a los lados viendo que nadie más lo veía, sino solo rosita. Al llegar ella al garaje por el frente de la casa, julio apareció detrás, le siseo y ella volteo, la miro, giño el ojo y le lanzó un beso. Ella mirando fijo salió de la casa y se perdió en la oscuridad de la carretera.
2
Eran las 3:00 de la mañana, y Jaco con Mario salió de la casa de María, se dio cuenta que esa mujer con la que el bailo; era la que ponía el alma a la fiesta, después de irse ella mucho se fueron y el con Mario salió también a otro lugar, iba por primera vez invitado por su amigo.
Al llegar a una esquina sola y al parecer deshabitada. Por el lado de una pared de la casa vieja y maltratada; había una puerta angosta de metal, pintada de azul oscuro. Jaco un tanto nervioso, le pregunta a Mario; – ¿qué sitio es este? – este le responde, que se calme, al mismo tiempo tocaba tres veces a la puerta azul. Un hombre de piel oscura y pelo afro, les abrió la puerta, jaco sintió un vahído en el estómago, al ver hacia adentro, mas allá de la entrada se veía otra casa unida con el patio de la casa por donde él estaba entrando. Mario saluda al hombre de la puerta, la música sonaba aguda desde la distancia, el hombre mira con seriedad a los ojos de jaco, y le dice;
Bienvenido a la casa de Suseth –.
Al llegar, una mujer ancha y gorda de pelo corto les saludas y le invitas unas cervezas, Mario también parece conocerla desde antes. El lugar era; la casa de las maricas. Jaco mirando a todos lados, a lo lejos ve a rosita sentada, hablando con otra chica. El sintió un pálpito en su corazón, se emocionó de verla y se sintió extraño por eso, y al ver todo los lados del patio, se dio cuenta, que también estaban otros hombres de la fiesta de María, y se dio cuenta que no solo era Mario sino mucho hombres sinvergonzones venia hasta aquí a entretenerse.
Rosita que hablaba y sacaba cada garra de uñas para enfatizar la conversación, por la espalda le llego el hombre que bailo con ella. Impresionada abrió la boca y sonrió, el joven le miro con su sonrisa de oreja a oreja mostrando los dientes perfectamente alineados. Rosita trago varias veces y logro preguntarle;
¿Qué haces aquí? –
Me trajo, mi amigo – señalando a Mario, él le responde.
Soy jaco – se presenta y le estrecha la mano.
Rosita mientras sentía la aspereza de la mano dura de jaco; no dejaba de mira al rostro del hombre; es joven, << apenas ha dejado la adolescencia >> pensó. La sonrisa del joven, era lo que más le gustaba, sus ojos color miel, brillaban con su tez rosada, su cabello bien acicalado y peinado le hacía parecer un hombre de antaño pero joven.
El olor de su perfume a madera con cítricos unido con su sudor, embriago el olfato de rosita, el joven hablaba y ella en su mente los desnudaba. Cuando jaco repite la pregunta de nuevo rosita avergonzada, dice;
¿Perdón? – pestañea y siente lo roja que esta su rostro.
Que si… ¿bailas conmigo? –el joven caballero responde, con la voz entrecortada.
En el medio del patio, bailando, en ese lugar permitido para ella y para el, ambos unieron sus cuerpos muy pegados a ellos. Al ritmo de la << loba de Mirian cruz >> rosita y jaco, bailaron en un solo son.
Ella sentía el calor de su cuerpo, el olor de fragancia y el aliento fresco y alcoholizado. Pegando más su cintura, jaco sintió la inevitable erección en su pantalón, tal vez iba sentir vergüenza pero al parecer esa era su intención, revolcar su sexo duro al cuerpo de rosita.
Sintió la elevación atrapada rozar sus muslos, rosita imagino lo que pasaba, y pegando más su cuerpo a jaco, el joven apretándola y bailando en un giro rápido, el, la hizo sentir deseada.
La canción, ya casi termina y rosita no quiere dejar de estar pegada al cuerpo duro del joven. De una vez acercado sus labios al oído del muchacho le hace la pregunta…
¿Quieres venir conmigo? – le dice en un susurro cálido.
Si… ¿pero a dónde? –
A un lugar privado –le responde rosita.
Jaco le mira a los ojos y le asienta con un movimiento de cabeza. Al finalizar la canción. Rosita agarrando por una mano a jaco, entra dentro de la casa. Al parecer nadie veía lo que hacían, –era un lugar normal para ellos–. Al entrar, rosita habla con una chica, que parece un hombre, esta los diriges a una habitación y ambos entrando, el, nervioso se deja llevar por la pasión y lo prohibido.
María al quedar sola en la casa, vio como de último la dejaba su propio marido, ella le grito al verlo salir de la casa;
¡Ya sé que vas a esa casa de maricos! ¡Marico! Tú también lo eres… ¡marico! – con rabia le repetía una y otra vez. María con rímel chorreando por las mejillas por culpa del llanto, camino a la cocina y tomo un cuchillo largo. Y pensó; << estas me las pagas… me las pagas ¡maldito marico! >>.
Desde el fondo, en la casa de Suseth. Julio vio como rosita iba de mano con jaco hacia dentro de la casa.
Juancho después de ver a rosita más temprano. Llego a la casa de su madre; estaba acostado en la cama, no dejaba de pensar en rosita. Sintiendo celos, sentía rabia por ella, se dio cuenta que no quería verla con otro, solo tenía que ser de él. Jugando con un cuchillo de carnicero en sus manos, pensó en ella, se dijo… << la espero cuando llegue >>.
Julio llega hacia donde esta Mario. El joven al ver que iba hasta donde estaba él parado, incomodo se quitó las gafas de sus ojos, y dejo guindadas a su cuello por la cuerda que traía la montura de los lentes. Mario trago grueso y vio directo a los ojos de julio. Este le pregunta sintiendo intimidado al muchacho.
¿Dónde está tu amigo? –
¿Quién? ¡Jaco! – Mario responde nervioso.
Claro, el –
Julio, no se… ¡pero él está aquí! –
Si lo sé, se acaba de meter ahora mismo con rosita a una habitación–
¡¡Rosita!! – exclama Mario, muy sorprendido.
Ya se la debe estar cogiendo – termina por añadir julio, da la vuelta y lo deja ahí desconcertado a Mario.
Mario, sorprendido, no dejaba de pensar en jaco. Lo busco con su mirada por todo el patio y no lo encontró, se dio cuenta que era verdad lo que decía julio. Aunque el sabia, en que lugar estaban; jamás pensó que jaco se dejaría llevar tan rápido a la cama por alguien de aquí. Se decía así mismo; << esta no era mi intención… ¿me jodieron el plan que tenía? >>. Desconcertado, Mario tomaba un trago con la vista clavada al suelo.
Julio anduvo por todo el patio de la casa de Suseth, dio la vuelta y se encontró por el frente de la casa. Vio hacia las ventanas y llego a una que estaba de frente a la casa, era de una habitación, –sin esperar que esa fuese; donde estaba rosita y jaco–.
Al mirar a través del vidrio. De su bolsillo, una navaja con la punta (como el pico de un loro) la desfundo y manejo hábilmente en sus manos. Apretando los dientes se quedó mirando fijo por la ventana de la habitación.
Jaco estaba nervioso, pero duro. Su sexo palpitaba dentro de su ropa interior. Rosita lo miraba de pies a cabeza, no quería intimidar al joven, pero inevitable para ella; no comérselo con la mirada.
Jaco de espalda a la puerta, miraba a rosita, le veías las curvas y notaba la mirada nerviosa de la chica. Se mordió el labio inferior y abriendo los brazos, se movió hasta donde estaba parada ella, y la abrazo, al mismo tiempo le beso –era la primera vez de jaco, estar con una chica especial como rosita –. Sentía la agradable lengua y aliento de ella, el beso fue profundo y le hizo erizar la piel. Bajo la manos por las curvas de la chica y llego a las puntas de las nalgas; el contacto fue frio, el orillo del vestido se encogió hacia arriba y dejo más descubierto su trasero suave.
Ella gimió y dio un respingo, al sentir las manos duras de jaco sobre su trasero. Rodeo sus brazos por el cuello del joven, pensó que –hasta los momentos este es el más bello hombre que ha estado con ella–. El joven apretando sus nalgas, subió una mano por el esternón, le presiono el busto falso y dejado quietos los labios de rosita; con la lengua fue bajando y humedeciendo el cuello de ella, lamia y llego al pecho, aspiro con fuerza el olor de su piel –las rosas no tenían, fragancia como ella, pensó–.
El joven, tratándola como toda una dama. Con una mano, por la espalda de rosita, bajo el cierre del vestido; este se aflojo de los hombros y fue rodando más abajo. Él se detuvo, la vio a los ojos, y sin dejarla de mirar, con ambas manos, solo rozando con los dedos; termino de bajar el vestido y cayó hasta la cintura de rosita.
Rosita poso ambas manos en su torso, los músculos eran como piedras. Las uñas rojas de ella, resaltaba en el blanco de la camisa de jaco. Sus dedos fueron desabrochando cada botón e iba descubriendo la tez pálida del joven, –los músculos marcados de jaco se notaban a simple vista– y ella viendo con deseo; hábilmente saco la camisa dentro del pantalón y le descubrió todo el torso musculosos. Rosita manoseo los brazos cubiertos de vellos de jaco, con las uñas acaricio el camino de vellos pálidos; que corrían desde el ombligo hasta perderse dentro del pantalón, con los dedos desabrocho el cinturón y luego el botón del pantalón. Rosita mirando a los ojos de jaco, bajo y quedo su cabeza a la altura de la cintura del joven jaco.
Jaco viéndola agachada. En su rostro libre de vellos, dibujo una sonrisa de lado, sentía ya su miembro viril explotar dentro del slip; se podía ver su abultada entrepierna, el sexo palpitaba y era como una montaña en movimiento. Al poner la mano rosita en el bulto, el jadeo y echo la cabeza hacia atrás.
Rosita mirando desde abajo, apretó el sexo empalmado de jaco, vio como el chico se electrizo al ser tocado. Con las uñas y lentamente fue bajando el cierre. El pantalón de vestir, color caqui; de un empujón hacia abajo, llego hasta las rodillas. Los ojos de rosita, se abrieron con dramatismo y artísticos por sus pestañas postizas; la chica vio al semental joven casi denudo, la musculatura del cuerpo, era como el de: un dios griego, esculpido sin pretensión de llamar tanto la atención cuando está cubierto. Pero ahora que rosita está ahí de rodillas, viéndole; fue inevitable para ella. Acerco su rostro y olio por encima del slip blanco; el olor a hombre joven.
Él estaba ahí de pie temblando, sintiendo la presencia de rosita tocar y rozar con la nariz su dura erección. Deseaba que ella, de una vez se metiera en la boca, su virilidad gruesa, quería verla atragantada por su falo. Pero igual disfrutaba la lentitud de cómo se estaban dando las cosas.
El slip rodo hasta los muslos de las piernas. El falo, duro, erguido, blanco y de lado salió tieso apuntado a los labios de rosita. El cuero del prepucio, desenrollo, solo hasta verse un poco el glande rojo y brilloso. Rosita oliendo y saboreando el sabor del néctar cristalino; acerco los labios y beso la punta del glande. Puso dos dedos en el tronco del falo y echo hacia atrás el prepucio, y su boca abierta lamiendo, cubrió por completo hasta al fondo de su garganta al sexo del joven caballero.
Jaco viendo todo, como su falo rígido era succionado, chasco los dientes, y el placer le estremeció la espalda. El impulso de su cintura, sola se movió hacia adelante, y le pareció llegar hasta lo más hondo de la garganta de rosita. Por instinto de hombre, con una mano le agarro de la cabeza y le dejo atragantada con su virilidad de macho.
La nariz de ella, toco los vellos claro de la ingle de jaco. El aroma desprendido de esa zona; la atrapo tanto que, se quedó trabada hasta ahogarse con el miembro duro y palpitante de jaco. Su lengua apreciaba la textura carnosa y suave del pene; el sabor agradable, suave; una mezcla de varios jugos corporales. La lengua de rosita explotaba extasiada en un mar de sabores.
El joven jaco, experimentado las habilidades de la boca de rosita, disfruto y contuvo las ganas de correrse dentro de la boca de ella.
Rosita apoyaba su peso con la cama. Estaba de espalda, las manos de jaco terminaba de quitar el vestido ceñido a su cuerpo. La chica quedo solamente; en prendas pequeñas y detalladas. El glamour bien llevado en ella; se veía toda una chica desnuda ante la mirada abrasiva de jaco.
El muy caballero viendo como ella está parada con tacones altos, sostenida con las manos en la cama y levantando el trasero; detallo detenidamente el encaje de la ropa interior. La cinta delgada roja; acentuaba la palidez de la piel, contrastada en un aperlado por la oscuridad de la noche. Rosita tenía la piel erizada, el contacto de jaco, la electrizo mucho más. El cuerpo del joven, se acercó a ella y recostó su empalmada erección en las nalgas de rosita; esta sintiendo la vara caliente en sus nalgas dio un respingo hacia atrás y deseo ser penetrada.
Saco e hizo a un lado el hilo metido entre sus nalgas. Presiono con el dedo pulgar (como si fuese un botón) el dedo grueso entro, y sintió el calor tibio del interior de rosita. La chica jadeo y las piernas le flaquearon. Jaco viendo la sumisión de ella, se mordió el labio inferior y su virilidad pulso con fuerza en las nalgas de ella.
Rosita dejo caer por completo el cuerpo a la cama, solo su trasero quedo levantado. Jadeando llevo sus manos a las nalgas, las uñas rojas se clavaron en su piel blanca, y abriendo las nalgas; el culo de rosita quedo expuesto. Jaco coloco el glande en la entrada, brilloso y babeante el glande reboto hacia arriba y luego rodo hacia abajo.
Apuntado al culo, el miembro viril, grueso y duro; entro aplicando el dolor en las entrañas de rosita. El esfínter cedió y la carne tibia atrapo en cada anillo el falo de jaco. El chico se estremeció al estar dentro de ella, una punzada de placer le hizo mover la cintura lentamente y hundiendo poco a poco su erección; sentía la textura aguada y caliente del interior de rosita.
Las manos de jacos iba y venían por toda las curvas de rosita, manoseaba y apretaba cada parte de su cuerpo y en cada embestida que daba, rosita en placer reventaba; jadeando y pujando recibía la penetración en su ano. El sudor caía en el rostro rosado de jaco, apretaba los dientes y su musculatura tensada brillaba de sudor en la luz tenue de la habitación. El golpeteo de sus cuerpos unidos en un solo movimiento se acentuó en cada penetración.
Jaco sintiendo el desborde del placer, la corriente del glande se estremeció y corrió a la ingle; como si fuera la primera vez que vaciaba sus bolas, en varios trallazos de semen se corrió por completo en el culo de rosita. Ella, sintiendo la presión en su culo ahogado de carne dura, el placer se le multiplico y sentía su cuerpo con chispa de corrientes, adormeciendo sus sentido y su piel crispada, el ano se le contrajo y su sexo masculino sin ser tocado, comprimido a la tela de satén; en varios espasmo mojo por completo su ropa interior.
3
Caminando por la carretera, el polvo en sus pies se iba acumulando. El frio de la madrugada la traía abrazando sus propios brazos. Rosita mirando la alborada, iba pensado en su apuesto galán, recordado como fue su encuentro en la cama; su sexo húmedo palpitaba al recordar cada detalle de su amante joven y caballero Jaco.
Bajaba por el camino a su casa, no le faltaba mucho por llegar. Un soplo de viento, en ese amanecer frio, le crispó los pelos del cuerpo. Aun estando oscuro, rosita sobando sus brazos, voltea y ve hacia atrás, mirando el camino que ha dejado, cuando fue a dar el frente, el golpe contundente la lanzo hacia atrás, cayó al pavimento de tierra.
Rosita sintiendo la sangre tibia correr por la frente, aun con la vista desorbitada se levantó y gritando desesperadamente al monte corrió. Lloraba y las lágrimas bañadas de sangres, su rostro aperlado empañaba.
El monte alto, le arañaba la piel de las piernas y los brazos. Tropezó con una piedra y rosita al suelo caía.
El salvajismo del asesino, culminando su motivo; con cuchillo en mano, en el torso de rosita, clavo; la primera puñalada. Con la mano le apretó el cuello y estrangulando con fuerza, dos puñaladas más y el cuerpo de rosita destrozo.
La chica, luchando por su vida, con las uña le araño, al cuello llego y en su dedos; una cuerda atrapo, y se trajo con la cuerda… cristales en sus manos quedo.
A las 5:00 de la mañana, el final de Rosita llego. El cuerpo inerte de Román Antonio Velázquez, a una cuadra de su casa, su espíritu libre, de este mundo partió…
¿Qué motivo tuvo Mario para matar a Rosita? descúbrelo en; << El secreto de Mario >>
Gracias chicos por sus comentarios, si no les gusto este final trágico… pido disculpas, pero de un principio, este era el final que había pensado para el personaje de Rosita.
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