Sal y Héctor… una fantasía
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por salette.
SAL y HÉCTOR, una fantasía.
Soy un travestí con muchos complejos, que no se atreve a salir a la calle con alguien a quien no conozco y sin embargo, estoy enamorada, solo por la forma en cómo escribe en el chat, en cómo me trata y lo que hace para calentarme, pero eso no importa, lo que interesa es que esa persona me quiere tal y como soy, esa persona es muy especial porque es la persona que me hace sentir toda una mujer y sé que lo amo más que nadie en el mundo, esa persona se llama Héctor, yo lo amo con toda mi alma aunque no podamos estar juntos. Él me hace soñar y tener fantasías.
Un día, pensando en él, empecé tranquilamente a elegir qué ropa ponerme, me gustaba probar cada día una cosa diferente, una prendas me excitan más que otras, así que siempre escojo las más sexys y femeninas como las tangas, medias con liguero, vestiditos ajustados o tops con faldita, pensando en que me visto para Héctor, para gustarle a él. Esta vez elegí Ropa interior negra transparente, un sujetador que me apretaba mis pechos, que son pequeños, me los dejo el consumir hormonas, una blusita de tela delgadita color lila, una faldita ajustada negra que me hacía un trasero realmente apetecible, una medias negras con liguero y los zapatos de tacón altísimos, es increíble como la ropa realza unas curvas que antes no existían, pecho, nalgas, cintura, es como si hubiesen aparecido por arte de magia. Ante esta visión empecé a acariciarme entre las piernas, rozándome la cara y los pechos, sintiendo una erección y al mismo tiempo se humedece mi ano.
Para completar la escena me maquillé lo mejor posible utilizando una barra de labios roja, sombra y rimmel. Me paseé por la casa mirándome en los espejos y desde todos los ángulos, caminando como una chica sexy, sintiéndome como tal, como lo que soy. Empecé a hacer posturas cada vez más sexuales y provocativas, levantándome la ropa, enseñando mi lencería satisfaciendo mi ego. Estás muy guapa-dijo en un tono que no supe si era ironía o sinceridad. Él me miraba y me decía: “levanta mas las nalgas, junta mas las piernas, levanta la cara…”, yo hacía caso a todo lo que me decía, me dijo: “ven conmigo, yo le conteste con voz dulce, si, entonces me dijo: “ven y siéntate en mis piernas, quiero que te sientas como mi mujer”, yo fui con él y me senté en sus piernas, sentí entre las mías su miembro duro y caliente, lo sentí palpitar y tuve la tentación de apretarlo con mis piernas y así lo hice, yo sentí aún más el calor de esa verga tan dura y tan caliente que me excita más, me sentí liberada, como si todo estuviera bien y así lo era, no podía creer que la persona que yo amo, ahora me trata como su mujer, me empezó a gustar esta sensación y me levante dándome media vuelta, me miro y noto que yo estaba decidida a hacer todo lo que quisiera, me le quede mirando a los ojos y me dijo: “híncate y chúpame la verga”, yo le di mi mirada más cachonda y me hinque, tome con ambas manos aquel miembro tan duro y lo metí en mi boca, que hermosa y maravillosa sensación, sentir una verga tan grande en mi boca, sentir su calor y el palpitar de sus venas, saber que le daba placer a esa verga hermosa me calentó más y le llene de saliva aquel hermoso miembro, mientras él con su mano movía mi cabeza de arriba a abajo, me la introduje hasta la garganta y sentí cada vez más dentro su verga, dura, venosa, sabrosa, y quemante, comencé a tocar mis pezones por encima de la blusa, me sentí toda una jovencita deseosa de aprender todo lo que a mi macho le diera placer, me encanta escuchar su voz de tenor llena de placer mientras yo le chupo la verga, luego me dice: “levántate y date media vuelta”, yo lo hice rápidamente pues estoy a su completa disposición, el se levantó y se puso detrás de mí, sentí su olor tan cerca que mi excitación subió de tono e hice que mi trasero tocara su miembro, que rico, sentí que rosaba por encima de la minifalda y eso me calentaba haciendo que me pegara mas y mas a él, mientras besó mi cuello, sus manos acarician mis piernas, yo me dejo llevar por las sensaciones, me vuelve loca y me excita mucho, soy el centro de su atención y eso me encanta, dejé que me toque todo lo que quiera, mis nalgas, mi clítoris, mis senos, me dijo: “eres una niña hermosa, me vuelves loco princesa”, yo me sentía en las nubes porque me llamó princesa.
Supe que mi héroe estaba caliente, pero dentro de mí, esa sensación de morbo al saber que mi esposo me tocaba, hizo que estallara de placer y al sentirlo tan cerca de mí, provocó que mi culito se adhiriera a su verga que cada vez estaba más rica y más grande, seguía besando mi cuello y por fin me levanto la minifalda, manoseó como loco mis nalgas, mientras yo sentí el calor de su pene entre mis piernas, me moví de adelante hacia atrás mientras que con mis piernas abrazaba su verga, el me acompaño en el movimiento y comenzó a besarme en mi mejilla cerca de mi boca, yo no me aguante y lo bese, me correspondió metiendo su lengua en mi boca, me volví loca, yo amo a mi Héctor, es mi amante, mi calor subía cada vez mas y comencé a tocar su verga con mi mano para acomodarla entre mis nalgas, me encanta sentir su palpitar a través de mi mano y a través de mi ropa interior, entonces el me dijo: “ya no aguanto”, y de un tirón me bajo la tanguita, me sentí tan expuesta y tan libre, aprecié más rica su verga entre mis nalgas, sentir ese pedazo de carne tan duro me volvió loca, mientras él con la manos tocaba mi cuello, me dijo que me inclinara, yo le obedecí rápidamente y con su mano separó mis piernas, tenía la tanga a la altura de mis rodillas y esa sensación de sentirme usada me encanto, sentí entonces que llenaba mi ano de saliva, supe lo que iba a pasar pero aún así estaba nerviosa, era la primera vez que él me metería el pene me sentí una virgen, así que después de llenarme las nalgas de saliva, comenzó a frotar su miembro entre mis nalgas, me encantó sentir su cabeza en mi ano, aun no estaba adentro y ya me volvió loca, sentí entonces que su cabeza comenzó a hacer presión en mi ano, yo apreté por reflejo y entonces mi amado me dijo: “relájate, estas caliente y no te va a doler”
Yo le hice caso y entonces sentí que entraba de a poco a poco, y gemí despacito, Héctor lo noto y me pregunto que si me gustaba, yo le conteste con voz de putita que sí, que me encantaba sentir su verga dentro de mí, eso lo excito mas porque sentí que movió su pene dentro de mí culito, entonces se movió mas bruscamente, sacando y metiendo su miembro jugando conmigo sacándolo totalmente y metiéndolo has las profundidades de mis entrañas, haciendo que mis nalgas chocaran con sus piernas, estaba loca de tanto placer, así que comencé a masturbarme y llegué al orgasmo, fue hermoso sentirlo, esa hermosa verga entre mis nalgas aprisionada por ellas, estrujada y detenida, acariciada y besada por mi culo, Héctor el héroe de mil batallas duro como unos cinco minutos más, dándome por el trasero, hasta que sentí, el torrente de lava blanquecina que hirviente llenó mi depósito de lujuria y de amor al mismo tiempo, a esa parte de mi que es de él, donde entra y sale a su antojo, donde deposita su pasión más ardiente, donde nos unimos y somos uno solo, donde el calor se dispersa para todo nuestro cuerpo, es en mi ano, donde le entrego mi vida, mi cuerpo, mi amor, así, ante miles de sensaciones de placer supe que ya había acabado.
La saco de ups y sentí el semen escurriendo entre mis piernas, me encanto la sensación que provoco su semen en mis piernas, me subí la tanguita mientras el se subía el pantalón, lo mire y se me quedo viendo mientras el sonreía, me dio risa también y me dijo: bueno ni modo, te lo tengo que decir, yo solo me reí, cásate conmigo y vente a vivir a mi casa, le conteste que por supuesto, me abrazo y me dio un beso, si, fue el más hermoso de toda mi vida, nunca olvidare ese beso, luego él se fue y yo me metí a bañar, saliendo de bañarme me puse a pensar en lo que había pasado, esa fue mi primera vez con el hombre que hasta hoy día sigo amando y que nos seguimos escribiendo cuando podemos, yo se que solo soy un gusto y un juego morboso para mi Héctor, aunque él me dice que me quiere y me ama, yo sé que no es así, pero para el siempre estoy dispuesta ya que lo amo con todo mi corazón y toda mi alma, estoy entregada a él, aunque sea un…, aunque sea malo conmigo, aunque nunca estemos juntos…
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