Secretaria (una nueva perversa en la ciudad)
intercambio de orgasmos entre el jefe y sus secre.
Cuando era más pequeña, me encantaba utilizar la ropa de mi tía. Todo comenzó cuando iba en la secundaria y todas las tardes llegaba a casa de mi abuela hasta que mi madre pasaba por mí. Llegaba alrededor de la una a su casa. Mi abuela, salía a recoger a mis primos a la escuela primaria a las dos. Siempre se tardaba cerca de una hora en ello, así que yo aprovechaba para entrar al cuarto de mi tía que aun vivía con ella, y husmeaba entre su ropa. Me encantaba que ella era tan sensual en su forma de vestir, siempre usaba pantimedias, vestidos, faldas, tacones, ella siempre se arreglaba muy bien. Cada tarde me pasaba sacando su ropa y poniéndomela, imaginándome que era ella. Me ponía sus vestidos, sus medias, incluso su lencería. Me encantaba imaginar que era como ella, y lo que ella sentía al vestirse.
Ella tenía mucha ropa interior muy sexy, y varias veces le encontré tanguitas de encaje que se sentían deliciosas puestas.
Así pasé casi toda la etapa de secundaria, vistiéndome cada tarde con su ropa. Incluso podría decir que fueron las primeras veces que estuve como tv.
No pasó mucho tiempo, cuando comencé a comprar ciertas revistas con relatos eróticos, y mucha gente seguía utilizando esas revistas para contactos personales. Al final de cada revista, venían anuncios buscando parejas, todos usaban apartados postales para recibir dichas cartas. Yo era una adolecente, pero me encantaba imaginarme escribiéndoles a hombres de esos contactos. Me excitaba pensar en conocer a un hombre así, y que me desvirgara como mujer.
Pasaron los años, ya tenía yo 22 años, cuando surfeando por internet, me topé con una página de anuncios personales que me recordó mucho a las revistas que leía de joven. Estuve leyendo varios anuncios, no solo los que buscaban travestis o trans. Y un día, me encontré con un anuncio que decía «solicito secretaria para trabajos sencillos de oficina y para complacer al patrón» me intrigo el anuncio y lo abrí. Era de un hombre de 42 años, buscaba a una chica o una mujer para que le asistiera en trabajos sencillos, y para tenerla como amante. Decía que le excitaba pensar en tener sexo con una empleada, aunque solo fuera una fantasía.
El anuncio me pareció muy curioso, y me imagine yendo a trabajar como lo hacía mi tía, con mi falda, medias, tacones, bien arreglada tomando dictados o ayudando a mi jefe en una oficina. La idea me fascinaba, pero el anuncio, claramente pedía una mujer. Pase varios días leyendo el anuncio y buscándolo en dicha página, hasta que un día me decidí a escribirle.
Envié un correo diciéndole que no era mujer, pero que era travesti de closet, y que su anuncio me había intrigado mucho. Le dije también que al ser de closet, no salía como chica a la calle, pero que su anuncio provocaba muchas fantasías en mí.
Pasaron unos días y recibí una respuesta. El hombre que me contesto era muy amable, y me dijo que también estaba interesado en una tv, ya que siempre le había intrigado estar con una y quizás sería una buena oportunidad. También me dijo que no importaba que fuera de closet, ya que su oficina estaba en su casa y él era separado. Me dijo que podíamos hacer una cita, y que podría ir como chico a verlo. Pero que si me quedaba, tendría que estar como chica en su casa.
Tras recibir su respuesta, me emocione y a la vez me preocupe, ya que no era lo mismo imaginarme las cosas, a ya hacerlas. Me lo pensé varios días, y de pronto recibí otro correo de él, me dijo que me agregaría al Skype para ver si podíamos platicar un día por ahí. Me llego la invitación ese mismo día, y lo acepte. En cuanto acepte la invitación, lo vi en línea y no tardo nada en saludarme.
Platicamos por varias horas sobre la posibilidad de vernos, me explico que lo que el tenia era más una fantasía sexual y que no era en si un trabajo. Sería más bien como un juego de rol. Me insistió mucho en que fuese a verlo para platicar, y me dijo que podía ir como yo quisiera.
El verlo tan insistente, me hizo pensar en mis fantasías de juventud de conocer un extraño por un anuncio, y tener sexo con él. Así que acepte su invitación, intrigada por la idea de cumplir yo también mi fantasía.
Quedamos de vernos un viernes a las doce del día en su casa. Ya teníamos la cita, y sin embargo, yo no tenía la ropa suficiente para usar ese día, así que me las arregle para ir a visitar a mi abuela unos días antes de la cita.
Llegue a casa de mi abuela, y estaba ella sola, le dije que si necesitaba ayuda con algo, y me pidió que le llevara unas cosas de la tienda mientras ella se daba un baño. Salí a la tienda y compre todo rápidamente para volver lo más rápido posible. A regresar a su casa, mi abuela se encontraba dándose un baño. Así que tome la oportunidad para meterme al cuarto de mi tía. Habían pasado años desde que yo entraba diario ahí a ponerme su ropa a escondidas, sin embargo la emoción seguía latente como cuando era joven.
No tarde mucho en husmear entre los cajones de mi tía, y comencé a sacar ropa de ahí. Le tome unas pantimedias negras y unas de color natural, que a pesar de que yo ya tenía mis pantimedias propias, decidí llevarme unas de ella para la ocasión. Además de que sus medias siempre olían a ella y por ende, me harían oler a mujer.
Después, le tome una tanga de encaje en color negro, una falda negra, que venía en conjunto con un saco, y una blusa de color rosa. La blusa era como de satén, muy brillosita pero elegante. Tenía varios detalles en las mangas y en el cuello. Además de que tenía un bello escote.
Después encontré unas pulseras que tenía en un alhajero, eran de fantasía. Y le tome también unos aretes de presión. Ya que mi tía usaba muchos aretes así debido a que no tenía los oídos perforados.
Puse todo lo que le tome en la cama, y lo estuve contemplando, viendo si todo combinaba bien. Ya que decidí que eso sería lo que me pondría, decidí buscar un sostén para rellenarlo y hacerme unas tetas. Busque en otro cajón por sostenes, y me encontré con un teddy. Que son como leotardos, pero con encajes y en la entrepierna tienen ganchitos como los sostenes para poderse abrir de esa zona. Decidí que mejor que usar un sostén, usaría el teddy, al fin que así me quedaría como lencería por si pasaba algo más. Ya al final, solo me quedo buscar tacones. De entre sus zapatos tome unos tacones sencillos de color negro. Tenían un tacón alto y delgado, y eran como de charol. Mi tía calza de 6 y yo del 8, sin embargo, sabía que si no caminaba mucho, los podría soportar.
Ya que tenía todo, comencé a meterlo a la mochila que llevaba conmigo. Salí del cuarto de mi tía, y espere a que mi abuela saliera del baño. Me quede un rato más en su casa para no levantar sospechas, y a la noche me fui con el botín. Me sentía súper emocionada por la situación. Tanto así, que llegando a mi casa me encerré en mi habitación y me puse el atuendo. Me quedaba perfecto, incluso me estuve viendo al espejo y me imaginaba que era mi tía la que estaba ahí.
La noche anterior a la cita, no pude dormir, solo pensaba en que al día siguiente por fin podría cumplir dos fantasías, una que era la de ser como mi tía, y la otra, de encontrarme con un extraño como los de los anuncios que leía de joven.
Llego la mañana, me levante y me depile las piernas durante el baño, así como otras áreas donde tenía vellitos. Después guarde todo en mi mochila, incluyendo el maquillaje. Antes de vestirme, decidí ponerme debajo la tanga y las pantimedias, para ya irme usándolas bajo mi ropa.
Así me salí a la calle, viajando en el metro y sintiéndome mujer debajo de mi ropa de chico.
No tarde mucho en dar con la dirección que me habían dado, aunque me quede afuera de la casa pensando en si tocaría o no el timbre. A final, decidí que no podía echar a perder la oportunidad, y era más mi excitación por saber que pasaría, que el miedo o la duda. Así que toque el timbre. Tardaron cerca de cinco minutos en abrir, y cuando abrieron, abrió la puerta una señora. Me espante, ya que pensé que a quien yo visitaba, vivía solo. Sin embargo, me reincorpore de inmediato, y pregunte por la persona por la que iba. La señora me dejo pasar, y fue por el señor. Salió un hombre de alrededor de 1.65 de piel morena, con bigote tupido, ligeramente calvo, algo llenito, y vestido de traje. Me saludó efusivamente y me pidió que pasara mientras me decía que ya estaba el presupuesto listo. Yo solo dije que estaba bien y le seguí. La casa tenía un patio mediano, donde tenían guardado un auto, y en la parte de arriba era la oficina. Él era contador, y me comento que la señora que me abrió era quien le hacia la limpieza tres veces por semana., pero que no desconfiara. Yo ya estaba nerviosa, pero asentí a lo que él me decía. Entramos a su oficina, tenía una pequeña recepción con un escritorio pequeño con teléfono y una computadora, y de ahí seguía una puerta donde estaba su oficina. Me pidió que me pusiera cómoda, y salió un momento del lugar. Yo veía e inspeccionaba todo. Era un lugar pequeño y sencillo, pero perfectamente me servía para mi fantasía.
A poco rato regreso, y me indico que la señora de la limpieza ya estaba por irse, y que mientras podríamos platicar.
Me paso a su oficina, y ahí nos sentamos. Me pregunto cuanto tiempo llevaba de travesti, si había tenido sexo con hombres, después me pregunto si me molestaba que me pusiera a trabajar con él, también me dijo que tenía la fantasía sexual de tener sexo con su secretaria, y que fuera a cambio de favores. Todo dentro de un juego de rol del patrón dominante y la empleada sumisa. Le dije que me parecía interesante la propuesta. Después pregunto si tenía ropa conmigo, y le dije que sí. Le comente que incluso estaba usando pantimedias bajo mi ropa, y me pidió que le mostrara bajándome el pantalón. Dudosa, me levante de la silla, me desabroche el pantalón, y le mostré las pantimedias y la tanga de encaje que llevaba debajo. Él se sonrió y me dijo que ya le estaba excitando la idea. Yo solo reí nerviosa ante sus comentarios.
No paso mucho para que el volviera a bajar, y me dijera que el camino estaba libre, que la señora de limpieza se había ido. Me indico que podía bajar y cambiarme en su habitación, o en el baño y después subir cuando estuviera lista. Me acompaño al baño de su casa en la parte de abajo, y me dijo que el estaría arriba ya que tenía que atender unas cosas. Pero que cuando estuviera lista, solo subiera y comenzábamos a jugar.
Entre al baño, comencé a sacar todo de mi mochila, y me empecé a desvestir. Me quite todo menos las pantimedias, claro. Y comencé a ponerme todo lo de mi tía.
Me coloque primero el teddy, que me jalaba todas mis cositas y las pegaba bien a mi cuerpo, dejándome planita de la entrepierna. Después, me puse la falda, la blusa, los tacones. Luego me comencé a maquillar. Ya tenía experiencia en esto debido a las salidas que había tenido con un novio que tuve a quien veía muy seguido, así que maquillarme en ese momento fue fácil. Decidí usar un maquillaje cargado, y formal para la oficina. Incluso me puse pestañas postizas para que mis ojos se vieran mejor, y maquille mi ceja para hacerla ver más delgada y fina.
Ya que estuve maquillada, me peine, y luego me puse el saco. Ya estaba lista para irme a trabajar. Me había tomado cerca de hora y media en todo el proceso. Ya que estuve lista, me coloque los aretes y las pulseras que le había tomado a mi tía, para tener adornos que me hicieran ver más femenina.
Salí del baño, ya vestida, y los tacones me apretaban un poco al caminar. Sin embargo hice mi mejor esfuerzo para moverme de forma femenina con ellos.
Después volví a salir al patio, y subí las escaleras hacia la oficina. Entre, y me dirigí a la oficina del contador, toque la puerta y me indico que pasara. Al entrar vi que estaba en una llamada, solo me hizo señas de que me veía bien, me sonrió y me pidió que me sentara.
Tome asiento en la silla de frente de su escritorio, y espere a que terminara su llamada. Ya que termino, me vio, suspiro y me dijo
-señorita, ha visto que hora es? Se supone que su hora de entrada es a la una y son casi las dos de la tarde. Siempre me hace esto. Por favor vaya a su escritorio y prenda su computadora si aún no la ha encendido.
Yo solo respondí un sí señor, y me levante para salir. Me agrado la idea de que ya hubiese empezado el juego, así que salí y encendí la computadora de afuera. Me senté en la silla y cruce la pierna esperando más indicaciones.
No tardó mucho en salir de su oficina y me dijo que si ya tenía lista la computadora, necesitaba que le enviara un correo. Le dije que ya estaba lista, entonces salió con una libreta y me dio el correo que quería que enviara. Me dicto lo que debía poner, mientras se paraba junto a mí. Cuando se paraba junto a mí, acercaba mucho sus genitales a mi cara mientras me hablaba. Yo no decía nada y seguía escribiendo lo que me dictaba. Después se sentó junto a mí y me siguió dictando, pero esta vez, me acariciaba la pierna mientras lo hacía. Yo seguí en mi papel de secretaria sumisa. Entonces fue que me comenzó a decir que ese día había ido muy bonita a la oficina, que ya tenía tiempo que había contemplado subirme el sueldo, pero como siempre llegaba tarde, no sabía cómo podía hacerlo, a menos que yo le quisiera hacer un favor para que el pudiera ver si merecía el aumento. Yo comencé a preguntar qué tipo de favor quería el. Y el empezó a decirme que solo quería estar conmigo, que me veía también como mujer y no solo como empleada. Yo le dije que me gustaba que me viera así. Entonces él se levantó de la silla, acaricio mi rostro con su mano, y me dijo que cuando terminara de enviar el correo, preparara café en la cafetera de la cocina de abajo, y se lo llevara a su oficina.
Me puse a trabajar, me sentía tan sexy con la ropa ajustada de mi tía mientras escribía el correo. Empecé a sentirme cómoda en el lugar, e incluso pensé que tenía el trabajo ideal.
Mientras enviaba el correo que me habían dictado, sonó el teléfono. Me sobresalte por la situación, y no sabía cómo reaccionar. Sabía que como secretaria, debía responder, pero en qué forma debía hacerlo. El teléfono sonó cerca de un minuto, cuando lo levante, y conteste con mi voz de niño. Me pidieron que comunicara con mi jefe, así que enlace la llamada. Cuando mi jefe contesto en su línea, sin pensarlo dos veces, hice mi voz suave de niña y le pase la llamada.
Ya que hube terminado mis deberes, y aliviada por haber solucionado lo del teléfono, me dirigí a la cocina. Casi no podía caminar con los tacones, sentada no tenía problema, pero de pie, me lastimaban. Me aguante, y pensé en mi tía, en que ahora yo era como ella y debía de hacer mi mejor esfuerzo.
Prepare el café, y subí una taza con la crema y el azúcar sobre una charola. Entre a la oficina y mi jefe casi no reparo en mí, solo me vio entrar y me indico que pusiera la charola sobre un mueble de la ventana, seguido de una petición de ponerle solo una cucharada de crema y una de azúcar a su café. Se lo prepare como me lo pidió, y me acerque junto a el para ponerle la taza cerca. Mientras dejaba el café, me dio unos documentos, y me dijo que viera que estuvieran en orden por la fecha. Me quede parada junto a el mientras revisaba los documentos, de pronto sentí su mano suave, casi sin tocarme, acariciando mi muslo por la parte de atrás. Subía hasta meterse a mi falda, y bajaba de nuevo hasta acariciar la parte de atrás de mis rodillas. Me encantaba la sensación así que me tarde en acomodar las cosas. De pronto, me dejo de tocar y me pidió que le comunicara con un cliente, dándome su agenda, y que después archivara lo que había acomodado. Salí de su oficina, e hice lo que me pidió.
Durante el resto del día, me estuvo dando indicaciones así, cada que podía, salía y se paraba junto a mí, me acariciaba el cuello, las piernas. Incluso me tomaba de las manos mientras me hablaba.
Así paso el día hasta las seis de la tarde, cuando salió de su oficina, y me dijo que tendríamos que trabajar hasta tarde, que pasara a su oficina para que me indicara mi siguiente labor.
Entre a la oficina, me acerque a su escritorio, con libreta en mano, ya lista para seguir con mi trabajo. Entonces me empezó a platicar
-sabe, señorita Jessica, tengo ya dos años divorciado. Lo peor, es que de esos dos años, llevo más de un año sin pareja. Usted tiene novio señorita?-me pregunto.
-sí, pero hace tiempo que no lo veo- respondí.
-es usted fiel?- me volvió a preguntar.
-sí, aunque me tienen algo descuidada-le dije.
-me parece mal que a una chica tan joven y atractiva la traten así.
Yo solo reí ante su piropo.
-sabe usted- continuo- creo que necesita quien la trate como la mujer que es. En este día le he estado haciendo insinuaciones, y veo que usted responde. Le molesta si le pregunto si le agrado?
-claro que me agrada licenciado- respondí rápidamente.
-mire Jessica, yo no sé qué hacer con usted. Últimamente me llega tarde, y creo que la mantengo aquí porque me gusta mucho. Veo que le interesa el trabajo, pero quizás pudiera pagarle algo más si me hiciera unos favores.
-qué clase de favor necesita licenciado?- pregunte haciéndome la inocente.
-vera usted, sabe lo que es verla aquí y saber que he pasado tanto tiempo sin mujer? Cada que entra a mi oficina, me dan ganas de poseerla. Pero, entiendo que usted tenga novio, y quizás sería mejor si le propongo algo en forma laboral. Así como me apoya en la oficina, quizás me pueda apoyar a recuperar el placer de estar con una hembra.
-Licenciado -respondí- no cree que eso sería como prostituirme?
-Jessica, se lo propongo en la forma que es. Si usted se siente ofendida, no se preocupe, olvide que lo mencione.
-no es eso-dije después- solo me preocupa que usted piense mal de mí.
-yo jamás pensare mal de usted Jessica.
Le agradecí sus palabras y le dije que el también me gustaba mucho, pero que no tenía que pagarme más, ya que yo quería ser la mujer que el necesitaba, si me lo permitía.
Él se sonrió, y me pidió que me pasara del otro lado del escritorio, junto a él. Me acerque a él, y note que tenía el cierre abajo, y su pene de fuera.
Para ser una persona de menos de 1.70 tenía un pene enorme. Lo tenía muy erecto, se veía duro como de piedra, marcado por las venas, la piel era obscura, y se veía que era de un hombre maduro por las canas de los vellos púbicos que se asomaban.
Ya que estaba junto a él, se abrió de piernas y me vio como invitándome a su pene. Me agache un poco, y comencé a acariciárselo, pasaba mi mano por todo el pene, e incluso le daba unos jaloncitos.
Él se puso de pie, me subió la falda, y con su mano, coloco su pene entre mis piernas enfundadas por las medias. Me pidió que cerrara bien las piernas, las cerré, me tomo de las nalgas con sus manos, y comenzó a moverse como si me cogiera, masturbando su pene con mis piernas. Yo solo atine a abrazarlo mientras el sobaba su pene en mí.
De pronto, me comenzó a besar, nos besamos por largo rato, y cada vez apretaba más mis nalgas y movía su pene más rápido. Empecé a sentir mojado entre mis piernas, su cabecita estaba sacando ese delicioso lubricante de los penes, y en el movimiento, se quedaba embarrado en mis piernas.
Pasados varios minutos, se detuvo, con un suave movimiento de su mano, acaricio mi muslo, haciéndome saber que tenía que liberar su pene. Abrí un poco mis piernas, y vi como su pene estaba algo rojito de la fricción. Se separó, y comenzó a quitarse la ropa. Mientras lo hacía, yo también me quite lo que traía puesto, y me deje solo el teddy con las pantimedias y los tacones. Mientras me desvestía, mire la parte de entre mis muslos donde había estado su pene, y note que estaba toda embarrada de su líquido seminal, y roja también de la fricción.
Ya que él estaba completamente desnudo, se sentó de nuevo en su silla. Esta vez, sin que me dijera nada, yo sola me hinque porque deseaba ya probar ese tronco que tenía por pene.
Comencé a meterlo en mi boca, comúnmente beso primero los testículos, pero esa vez, ansiaba ya comerme aquello. Chupe la cabecita de su pene, y poco a poco fui bajando en introduciéndolo en mi boca. No pase más de la mitad, cuando ya sentía que me llegaba a la garganta. En ese momento me sorprendí, lo había visto grande, pero hasta tenerlo dentro, no había reparado en su tamaño real.
Estuve mamándoselo por varios minutos, era delicioso y lubricaba mucho, así que me encantaba ese sabor ligeramente salado de su líquido seminal que segregaba por la cabeza de su pene.
Por momentos pensaba que el controlaría la situación, y metería su pene hasta el fondo, pero me debajo a mi hacer lo que quisiera. El solo gemía con los ojos cerrados.
Empecé a lamer sus testículos, y dejaba que su pene me cayera en el rostro mientras lo hacía. Era casi del tamaño de mi cara. El acaricio mi rostro mientras besaba sus testículos, y de pronto, se levantó de la silla. Yo me quede ahí hincada, para ver si podía seguírselo mamando. Pero el me levanto del piso, me volteo hacia el escritorio, y me pidió que pusiera mis manos sobre este. Me incline y me quede con el pecho pegado al escritorio, las manos a los lados y los brazos también reposando sobre este. El comenzó a darme unas nalgadas, seguidas de apretones de nalga. Con la otra mano, presionaba sobre mi espalda para que no me enderezara. Me dijo que me daría cinco nalgadas por cada hora que llegue tarde ese día, que mi entrada era a las 10 y yo llegue a las dos, así que me dio veinte nalgadas, diez en cada nalga.
Después de eso, abrió el teddy por la entrepierna, liberando los ganchitos que lo cerraban. Bajo mis pantimedias liberando solo mi culito, y me lo comenzó a chupar. Sentía su lengua deslizarse por mi ano de arriba a abajo, incluso sentía como intentaba meter su lengua en mi ano. También uso sus dedos para acariciarme la zona, y no tardo en empezar a escupirme el ano y meterme los dedos. Me picaba el ano sin pensarlo mucho y algo brusco. Empecé a sentir como se me abría el culo con sus dedos, y sentía un ligero dolor, pero también mucho placer.
No mucho después, me escupió en el culo una vez más, y lo escuche escupir otras veces, sentía mi culo mojado y como me rozaba el aire frio por ahí. No sabía dónde más había escupido en ese momento, hasta que sentí la cabeza de su pene en la entrada de mi culo.
-no tienes lubricante? -pregunte.
-no corazón, pero vas a ver que es más rico así, me gusta el sexo duro, y veras que rico vas a sentir. Solo debes aguantar un poquito.-me respondió.
Empecé a sentir miedo de que me pudiera doler demasiado, sin embargo, recordé de nuevo las revistas que leía de joven, y mis fantasías de ser desvirgada por un extraño. Pensé que si lo hubiese hecho de adolecente por primera vez, me hubiese dolido, así que quizás sería igual. Ese pensamiento me empezó a excitar mucho, y me quede con él en la mente mientras yacía empinada, con el culo al aire, recostada boca abajo sobre el escritorio, y de pie usando aun los tacones, que me quedaban chicos. Toda la experiencia era entre placer y dolor, pero el placer era mayor, mi mente volaba, no sé cuánto tiempo paso entre que empecé a imaginarme siendo una jovencita de nuevo, y cuando me penetro, pero de pronto, lo empecé a sentir en mí y regrese al momento.
Empezó a metérmelo, despacio y escupiendo saliva hacia la zona mientras lo metía. Me empezó a doler el sentir como me abría el culo por dentro, incluso, por reflejo, intente moverme y quitarme de ahí. Él se acostó en mí, apoyando su peso sobre mí, y sus manos en mis codos contra el escritorio, evitando así que me moviera más.
Volví a mi idea de que era mi fantasía, y decidí disfrutarlo, cerré los ojos y me dedique a sentir. Sentía su pene entrando en mí, cada vez más y más profundo. De vez en cuando, lo sacaba un poco para volver a empujar. No supe cuánto tiempo paso así, pero yo sentía como ese tronco entraba cada vez más en mí, hasta que lo tuve todo dentro. Me sentía llena del culo, hasta ese momento, no me habían metido un pene de esas dimensiones.
Ya que estuvo completamente dentro, lo empezó a meter y sacar varias veces, casi no lo sacaba todo, pero sus movimientos eran rápidos. Yo lo sentía arriba de mí, y su aliento en mi espalda agitado y gimiendo mientras me penetraba. Yo gemía ya de placer, el dolor del principio se había ido. Ya solo se escuchaban nuestros gemidos, y el sonido de su saliva ya espesa en mi culo, tronando a cada embestida que me daba.
No tardó mucho en enderezarse y yo me quede en la misma posición, el me tomo de las caderas, y ahora me jalaba hacia a el cada que lo metía.
Pasamos en la misma posición varios minutos, se tardaba bastante en acabar, lo cual era bueno, porque me estaba poniendo la cogida de mi vida.
Le pedí que si podíamos cambiar de pose, así que me saco el pene, y me dejo acomodarme. Me recosté en el escritorio, esta vez boca arriba, y coloque mis piernas en sus hombros. Él se puso más saliva en el pene, y me penetro así.
Me excitaba estar en esa pose, porque podía ver mi cuerpo cubierto por la ropa de mi tía, y verlo a el cogiéndome. Me empecé a sentir más como mi tía, mis fantasías de juventud de ser como ella, se volvían realidad. Ya era como ella, una sexy secretaria, y me hacían el amor como a una mujer. Me emocionaba muchísimo ver mis pies con los tacones de mi tía, siendo sostenidos por los puños de mi jefe, también podía ver mi cuerpo con el teddy puesto, las medias, todo era de mi tía y ahora yo era ella.
Así me siguió cogiendo el licenciado, el acariciaba mis piernas, e incluso besaba mis pies mientras me penetraba. Al final, sin mayor aviso, saco su pene de mi culo rápidamente, y me empezó a escupir su semen encima. Le salía mucho, y me cayó en todo el cuerpo, incluso me llego hasta la cara.
Ya que terminamos, él se sentó en la silla exhausto, yo me levante del escritorio, y sin más, me subí de nuevo las pantimedias, y me abroche el teddy. Empecé a recoger mi ropa del escritorio, él se levantó, sobo su pene flácido en mis piernas, para limpiarse las gotitas que le quedaron de semen, y me pidió que me vistiera y saliera a apagar mi computadora, que ya habíamos acabado el día.
Me puse toda la ropa sin limpiarme del semen que me habían tirado encima, decidí dejar todo así.
Ya vestida, salí y apague el equipo, guarde las plumas y la libreta que había usado en los cajones, luego entre a la oficina del licenciado, quien seguía desnudo en la silla, y comencé a acomodarle su escritorio. Recogí la taza del café, baje a su cocina y la llave para dejar todo listo, después subí de nuevo, y le pregunte si se le ofrecía algo más. Me respondió que no, y que podía retirarme al baño como cuando llegue, y que el bajaba enseguida.
Me fui al baño, me cambie y desmaquille, para después salir. Él estaba en el patio fumando, recién se había vestido.
-oye, me gustó mucho esa secretaria. Yo creo que si necesito alguien que me ayude, porque no trabaja Jessica conmigo un par de días a la semana? Le pagaría y yo seria solo la fantasía.
Yo, que ya estaba como chico, solo atine a decirle que Jessica volvería encantada a trabajar con él.
El licenciado se sonrió ante mi respuesta, y me dijo que le encargara a Jessica llegar a las diez el lunes de la próxima semana.
Salí ese día de la casa del licenciado con el culo adolorido, y sintiendo las medias pegajosas en mis piernas bajo mi ropa normal. Ya que así como llegue con medias, me fui con ellas.
Ya en casa, me las quite, y guarde la ropa de mi tía bajo mi cama. Cuando pude, la lavé para quitarle el semen embarrado.
Estaba muy contenta había encontrado el trabajo ideal…
Por ahora me despido, les agradezco que me hayan leído. Y espero recibir sus lindos comentarios a mi correo [email protected]
Que padre yo también quiero ser secretaria me encantó