Todo se trató de una equivocación…
Fue cuando al quedar esas dos chicas completamente desnudas, es que me di cuenta de que algo no iba bien, en medio de sus hermosos muslos colgaban unas tremendas vergas..
Mi nombre es Ignacio, y ocasionalmente debo viajar a la ciudad para poner al día las cuentas de mi negocio, así que después de esos arreglos, lo más sensato era que yo regresara a casa.
Pero no fue así, me antojé primero de irme a tomar unos cuantos tragos, y cuando estaba en eso, llegó al bar, una bestia de mujer, tremendamente hermosa, alta, rubia, en fin, mi sueño hecho realidad, con unas tetas salvajemente llamativas y casi totalmente descubiertas.
Y para mi mayor suerte tomó asiento justo a mi lado en la barra, en cosa de segundo ella entabló una amena conversación conmigo. Tanto fue que cuando la invité a que nos fuéramos al hotel donde me estaba quedando, sin tapujo alguno me dijo que ella cobraba bastante por esos ser vicios, en pocas palabras que era puta.
Al decirme cuanto cobraba, yo en lugar de no hacer comentario, y simplemente aceptar, le dije que, si tenía un par de amigas más, que yo gustosamente pagaba todo.
Lizzy que así dijo llamarse mi pareja, me condujo hasta una calle donde al igual que ella se encontraban tres hembronas, altas, bien formadas, con tetas que daban ganas de chupar hasta el cansancio, en fin, mi sueño hecho realidad.
Yo no perdí tiempo y le dije a las tres que se vinieran mientras que Lizzy, me comenzaba a dar una tremenda y rica mamada. Como ya éramos cinco, a Lizzy se le ocurrió que, en lugar de ir a mi hotel, fuéramos a la casa de una de sus amigas, y yo tontamente acepté.
En el camino a una de sus amigas se le ocurrió decir que sería bueno que nos detuviéramos a comprar algo para tomar en casa de la chica a dónde íbamos, y yo volví a salir de pendejo a decir que yo pagaba, así que se pueden imaginar.
Al llegar a la casa de la chica, mientras yo me comencé a besar con Lizzy, sus amigas comenzaron a beber, lo que mi pareja y yo también hacíamos.
Al poco rato, ya dos de ellas se estaban quitando toda la ropa, al tiempo que Lizzy me agarraba sabrosamente mi verga y la dirigía a su boca.
Fue cuando al quedar esas dos chicas completamente desnudas, es que me di cuenta de que algo no iba bien, en medio de sus hermosos muslos colgaba una tremenda verga. Al yo algo asustado se lo comenté a Lizzy, ella se comenzó a reír a carcajada, y levantando su falda me mostró otra verga igual de grande que las de sus amigas.
En esos instantes, lo cierto es que me asusté más todavía. Traté inútilmente de salir corriendo, pero de inmediato entre ellas o ellos cuatro me sujetaron y en cosa de segundos me han quitado toda la ropa, al tiempo que, bajo amenaza, me obligaron a seguir bebiendo.
Por un rato dos de ellas se estuvieron besando y magreando, de forma y manera tal que sin querer realmente terminé por excitarme, después de eso, una de ellas me comenzó a restregarme sus firmes nalgas contra mi erecta verga, hasta el punto de que terminé por enterrársela divinamente, ella movía su culo de una manera y forma que nunca había tenido el placer de sentir.
Cuando finalmente me vine, les dije que les agradecía todo y que me dijeran cuanto les debía, para así de esa manera marcharme a mi hotel, fue cuando Lizzy en persona me dijo. “No mi amor eso tan solo fue el comienzo, tú no te vas de aquí hasta que las cuatro, te hagamos hecho feliz.”
En esos momentos me pusieron un par de tetas frente a mi boca, y en medio de mi borrachera comencé a chuparlas, otras de ellas o de ellos, me comenzó a mamar mi verga, y cuando más entretenido me encontraba, sentí una lengua prácticamente dentro de mi culo.
No protesté, porque eso me agradaba, pero al poco rato la lengua fue sustituida por unos juguetones dedos, que me proporcionaron un placer desconocido para mí en esos momentos.
Yo estaba casi por venirme cuando, los dedos fueron sustituidos por una verga, que me arrancó varias lágrimas de dolor. Yo traté inútilmente de zafarme, y mientras más lo trataba, más duro me lo clavaban.
Escuché la voz de Lizzy decirme. “Si cariño mueve ese culo, para que me lo exprimas.” Y a medida que ella me penetraba otra de sus amigas, sin consideración alguna me obligó a que le mamase su verga.
Llegué a un punto en que ni resistencia ofrecía, dejé que me hicieran todo aquello que se les antojaba. Si me ordenaban que moviera el culo lo movía, si querían que les hiciera la paja, a pesar de lo agotado y adolorido que me encontraba se las hacía.
Durante todo el resto de la noche, me convertí en su esclavo. En cierto momento uno de ellos me tomó por los tobillos, y separando mis piernas me penetró, ante mis propios ojos. Yo estaba hecho un verdadero desastre, mi culo lo tenía todo adolorido, mi cara estaba completamente llena de semen, en fin, hicieron lo que les dio la gana conmigo.
Fue cuando sonó la puerta y entraron tres más, yo al verlos me resigné y cuando comencé a sentir un monstruo de verga rompiéndome el culo, casi ni me quejé, ya que sabía que de nada valía.
Al terminar ese conmigo, me dejaron tirado en el suelo, y comencé a sentir como varios chorros de orina caliente me caían sobre mi cuerpo.
Fue cuando escuché a uno de los recién llegados decir. “Pero ese no es el hijo de la gran puta que golpeó.” Después de eso, hubo un silencio sepulcral, de golpe todos ellos se retiraron dejándome tirado en el piso, todos menos la tal Lizzy, que diciéndome que todo se había tratado de un desgraciado error.
Me ayudó a levantar, me bañó, me acostó en la cama, y hasta me puso una crema en el culo que según ella me calmaría el dolor. Al siguiente día, me encontraba aun acostado, pero ya el dolor había desaparecido.
Lizzy entró hermosamente vestida, y nuevamente me comenzó a dar disculpas, mientras que se quitaba su ropa y me mostraba sus hermosas nalgas diciéndome que si gustaba estaban a su completa disposición. Y que entendía que si deseaba llamar a la policía así lo hiciera.
Yo mucho más repuesto, y sin el efecto del ron que me obligaron a tomar la noche anterior, le dije que se acostase a mi lado, y apenas lo hizo, dirigí mi boca a su verga, en medio de su sorpresa, le dije sonriendo. “Es que descubrí algo que jamás había conocido.” a medida que comencé a mamársela, Lizzy me comenzó a introducir sus dedos dentro de mi culo, haciéndome sentir de lo más feliz.
Para luego volverme a penetrar divinamente. Les juro que jamás me vestiré de mujer, ni me pondré senos como los de ellas, pero eso de dejarme dar por detrás, es algo que difícilmente dejaré de hacer.
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