Un fin de semana
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
El día no había empezado bien.
Habíamos estado discutiendo con mi esposa, algo que se venía repitiendo ahora más seguido desde que ella había empezado nuevamente a trabajar, tenemos dos lindos hijos, una parejita, la nena de 8 y el chico de 10, y por lo tanto ya no requerían de la compañía constante de su madre.
Ella retomo volvió a ejercer como enfermera.
Estaba en mi oficina con la mirada perdida en la pantalla del computador, cuando entro un compañero de trabajo diciéndome que nos requería el director.
Fuimos a la reunión y nos informó que deberíamos trasladarnos a una ciudad intermedia a unas 4 horas de distancia, yo me quedaría allí y mi compañero seguiría a otra población cercana.
Fui a mi casa a hacer mi maleta, tardaría unos cinco días el viaje, incluido el fin de semana, ya sabía que esto ocasionaría un nuevo encuentro con mi mujer, mientras ella llegaba y organizaba mis cosas recordaba lo que había sido mi vida.
Desde adolescente sabía que era poco afortunado con el tamaño de mis genitales, no crecieron como los de todos mis amigos, mi verga solo alcanzó los 5 cm erecta, aunque algo gordita, entonces intente compensar eso con el deporte, primero la natación y a los 16 me empezó a gustar el gimnasio, con lo que logre un buen cuerpo, buenos pectorales y mis nalgas se pusieron más grandes y duras, me daba cuenta que me ganaba una que otra mirada.
Era un chico normal, me salió poco vello en el cuerpo, y en el gym era frecuente ver cuerpos depilados, así que tome esa opción, solo deje los vellos del pubis.
No era ni feo ni demasiado guapo, como dije normal.
En la cara si me salió vello, y me dejaba la barba candado que ayudaba a mejorar mi apariencia dándome un aspecto más varonil.
Llego mi mujer y le dije lo del viaje, contrario a lo que esperaba, se lo tomo muy bien.
Espere a mi compañero en la terminal de transporte, me entretenía viendo a los conductores y ayudantes haciendo su trabajo, bromeando entre ellos, hombres grandes, fuertes, que siempre me habían llamado la atención, llego mi compañero y subimos al bus que nos llevaría, yo me senté al lado de la ventanilla para seguir viendo lo que pasaba fuera.
Subió el conductor, dio una mirada a ver cuántos pasajeros tenia, un hombre moreno de unos 45 años de pelo ondulado, con un hermoso bigote, y así empezó el viaje, yo estaba pendiente del conductor, de sus movimientos precisos en el manejo, de vez en cuando miraba por el retrovisor asegurándose de que todo fuera bien, nuestras miradas empezaron a encontrarse en el espejo.
Llegamos a nuestro destino, se iban quedando algunas personas en el camino, le daban las gracias, el quedaba en silencio, atento a que descendieran del vehículo y continuaba la marcha.
Llegamos a la terminal de la población, mi compañero salió adelante y yo le seguía, el dio las gracias y bajo, yo igual agradecí y me disponía a bajar cuando me respondió “siempre a la orden” me sorprendí porque no le contestaba a nadie, lo volteé a mirar y me guiño el ojo con una hermosa sonrisa, sus dientes blancos resaltaban bajo ese bigote negro.
Baje y me quede mirándolo, el siguió sonriendo divertido y siguió su camino.
La empresa nos había reservado un hotel cómodo peso sin grandes lujos, quedamos de encontrarnos con mi compañero para almorzar y empezar nuestro trabajo.
Almorzamos salimos del hotel hicimos nuestro trabajo del día y regresamos.
Queríamos relajarnos un poco y le preguntamos al recepcionista donde podríamos divertimos, él nos indicó varias opciones y nos dijo que a unas dos cuadras había un burdel, a mi compañero le pareció estupenda la opción y fuimos al lugar.
Era algo sórdido, con baja iluminación, un bar, mesas en las que había algunos grupos de hombres y mujeres, otras mujeres solas, pedimos unas cervezas y charlamos algo de trabajo, sabia como era la rutina, sabía que en algún momento él se iría a un cuarto con alguna de las putas, y afortunadamente yo disfrutaba bailando así que me entretenía en eso mientras él hacia lo suyo y pasándola bien y charlando con las putas.
Me había llamado la atención donde había tres hombres de entre 40 y 60 años, el mayor siempre se quedaba en la mesa y los otros bailaban de vez en cuando, se veía que les gustaba tomar cerveza y tenían la apariencia de camioneros, sentí el mayor me miraba de vez en cuando, yo pasaba el tiempo bailando y bromeando con las putas, sus amigos también se fueron yendo a los cuartos con sus respectivas putas.
Ya habían pasado más de 3 horas, me di cuenta que mi compañero ya pasaría la noche allí y yo me sentía un poco bebido así que decidí irme a dormir pues tenía que seguir mi trabajo al otro día temprano.
Cuando iba saliendo pase por el frente del viejo que había quedado solo, se veía rudo, grueso, bigotón, algo barrigón.
el subió su vaso de cerveza a modo de saludo, la otra mano la tenía puesta en su bulto, le respondí llevándome la mano a la frente, un poco al estilo militar, y me fui.
El siguiente día transcurrió normal, hice mi trabajo, mi compañero siguió su ruta, llegue algo cansado al hotel, dormite un rato, cuando desperté algo aburrido, decidí irme otra vez al burdel a bailar con las putas y tomarme unos tragos.
Me instale en el bar, el dueño me saludo pues me recordó de la noche anterior y me sirvió mi trago, recorrí con la mirada el lugar, en realidad nada agradable, pensé que era mejor que estuviera a media luz así no se veía mucho de la decoración, un burdel barato en realidad, había parejas y grupos como la noche anterior.
Me di cuenta que también estaban los tres señores de la noche anterior.
Bailé un poco y seguí tomando en el bar.
Sentía más insistente la mirada del viejo en mí, y me había dado cuenta que me miraba las nalgas cuando estaba bailando.
Sus amigos nuevamente se fueron yendo a pasar el rato con sus putas y el quedo solo.
Yo estaba en el bar y se me acerco ofreciéndome una cerveza, le agradecí, ahí me di cuenta que era un poco más alto que yo.
Confirmo mi percepción, contándome que eran camioneros, que traían carga y les tocaba esperar turno para que se las recibieran y le dieran nueva.
Así fuimos charlando, Me dijo que se llamaba Pedro, le dije un gusto, soy Juan.
en un momento se quedó mirándome haciéndome un comentario que se sorprendió y me éxito mucho; me dijo mirándome la argolla de matrimonio, a mi lo que me gusta son las hembras casadas, paso su mirada a mi boca, con un buen coño peludo, y un culo grande y respingón dirigiendo su mirada a mi trasero y siguió charlando como si nada.
Me dijo donde se hospedaba y le dije que yo me quedaba al hotel de al lado y sin el habérmelo preguntado le di el número de mi habitación.
Tomamos unos tragos más y me despedí.
Camino al hotel no podía quitarme de la cabeza como me había dicho que le gustaban las hembras, llegue a mi habitación, me desvestí y me acosté sin poder conciliar el sueño, al rato siendo que golpean en la puerta, me levanto, tenía puesta un tanga de lucra y me puse una camiseta y fui a abrir, era el viejo con una botella de ron, me dijo hola juanita, quede mudo el viejo fue entrando, dijo noche apenas empieza, dejo la botella en la mesa y me tomo de la cintura y me beso, intente separarme y rechazarlo pero me tenía bien agarrado, intente un poco más pero no sé por qué deje de poner resistencia y empecé a responder a sus besos.
Así está mejor juanita putita me decía mientras me agarraba mis pectorales y me decía ricas tetas juanita, me estaba tratando como a una de las putas del burdel, me metía la mano en las nalgas y me las agarraba con ganas, me seguía besando, me metía la lengua en la boca y me decía que rico coño caliente y peludo, se quitó la camisa, dejando ver su cuerpo peludo fuerte por el trabajo, la barriga algo prominente peluda y el pecho también.
Se abrió el pantalón y me dijo vamos a probar este coño caliente, me hizo poner de rodillas y saco su verga gorda peluda, de unos 17 cm.
Ya la tenía dura, mojada y olía fuerte, me tomo de la nuca y acomodo su verga en mis labios, me decía abre el coñito juanita, abrí la boca y me fue metiendo su verga mientras me decía así rico juanita, se te ve muy lindo tu coñito lleno de verga.
Me la metió toda y no me soltaba la nuca, me cogía metiéndola toda, el viejo estaba bien caliente, me tuvo así un rato hasta que sentí que se le puso más dura y empezó a botar leche en el fondo de mi garganta, yo tragaba toda para no atorarme, me decía así juanita putita trágate toda la leche de tu macho.
Me dio unos tres disparos en la garganta y fue sacando la verga el ultimo disparo me cayó en mi barba candado, el viejo respiraba fuerte satisfecho, me decía que rico coño tienes juanita.
Sentí la leche que me había dejado alrededor de la boca e intenté limpiármela con la mano, y viejo lo impidió, me dijo déjate así juanita así te ves más rica con el coño bien usado.
Me indico la botella de ron que había traído y me dijo sírveme un trago putita y sirve otro para ti, y así me sentía como una puta, hice lo que me pidió.
Se acostó en la cama, y me atrajo con su brazo y recostó mi cabeza en su pecho, me dijo rica putita y se quedó dormido, al rato empezó a roncar, también me quede dormido.
El viejo despertó como a las dos horas, empezó a acariciarme las nalgas y pasarme el dedo por entre ellas y me acariciaba el ano, así me despertó, ¿hola juanita descansaste? Vamos a echar el otro, sirve otros tragos putita, me quito la camiseta, me agarraba el pecho como si fueran tetas, y me las comía, tengo buenos pezones marrones y me los chupaba con ganas, iba bajando diciéndome que rica putita sin pelos, me metía la lengua en el ombligo, me metió los brazos detrás de las rodillas y me las levanto, quede con las piernas bien abiertas me hacía sentir muy hembra, llego a mi pene y soltó un silbido, dijo pero que clítoris más rico tiene mi juanita, por eso es tan putita, se lo metió en la boca y me chupo, me seguía diciendo que rico clítoris así son más ricas las hembras, y llego a mi culo, volvió a silbar, que linda juanita con un coño peludo y otro sin pelos, que rica puta me encontré.
Me chupo bien rico, intentaba meterme la lengua me lleno bien de saliva y volvió a subir, otra vez me chupo un poco la verga diciendo rico clítoris, me comió otra vez las tetas, con sus brazos me abrió más las piernas y me hizo levantar más el culo y me empezó a montar, metiéndome la verga gorda y dura, yo le decía que parara que me dolía.
Dijo no te quejes, aguanta como buena puta y siguió empujando se me salían las lágrimas y eso como que le gusto no podía dejar de gemir, sentí sus pelos pegados a mi culo y se quedó quieto.
Me besaba los ojos lamiendo mis lágrimas y me decía que culo más caliente y apretadito tienes juanita.
Y empezó a cogerme despacio, besándome, el dolor fue pasando, pero no pude dejar de gemir.
Me siguió dando cada vez más duro, acelero el ritmo y sentí otra ves cómo se le puso más dura y empezó a llenarme el culo de leche, gemía como toro y me dijo te voy a dejar bien preñada juanita.
Cuando acabo de botar su leche en el fondo de mi culo, se quedó encima resoplando, diciéndome que culiada tan rica te estoy dando juanita.
Se acostó a mi lado, me tomo de la nuca y me dijo a acabar el trabajo puta, me llevo a su verga y me la hizo comer, aun salían gotas de leche y estaba algo untado de mi culo, se la comí bien dejándola limpita, otra vez sentí sus ronquidos.
Cuando desperté él ya se había ido, encontré sobre la mesita unos billetes y una nota donde me decía que me esperaba en la noche en el burdel.
Viejo cabrón pensé.
Fui al baño, al levantarme sentí escosor en el culo, me miré al espejo, tenía la leche del viejo seca en mi barba candado, ese candado que era mi orgullo.
Me metí en la ducha y me tomé un buen tiempo, sintiendo el agua caliente limpiarme de todo.
Ya era sábado y debía acabar el trabajo que me habían encargado, fui y cumplí, hice los informes y volví al hotel pasado el mediodía, almorcé, fui a mi habitación, me tome el ron que había quedado y quede dormido profundamente, desperté como a las 11 de la noche, la nota del viejo aún estaba sobre la mesa.
Ya era tarde, sin embargo, fui al burdel, había pocas personas, me acerque al bar el dueño me alcanzo una cerveza y empecé a recorrer con la mirada el lugar, en una mesa estaba el viejo y uno de sus amigos y dos putas, el amigo tomo de la mano a la suya y se fueron a los cuartos, el viejo siguió hablando con la puta, ya veterana, charlaban divertidos, me ignoraba.
Una de las putas que le gustaba bailar conmigo se me acerco y empezamos a bailar, Pedro seguía charlando con la puta veterana, otra vez volví al bar por otra cerveza, cuando la veterana se me acerca y me pide que baile con ella, bailamos un rato, me contó que ya había atendido un par de clientes y no había tenido tiempo de asearse, la puta me acariciaba las nalgas, haciendo que Pedro viera, él se agarraba el bulto y miraba.
Bailamos un poco y la veterana me tomo de la mano y me llevo hacia los cuartos, le dije que no estaba interesado, dijo que no era lo que yo pensaba.
En el cuarto me dijo vamos a jugar, me fue quitando la ropa acomodándola en un cajón, me di cuenta que la puta tenía casi el mismo tamaño mío, solo que yo algo más grueso y alto, se fue quitando sus prendas, empezó con las bragas que se veían usadas me las dio a oler, estaban impregnadas de olor a semen y me las fue poniendo, después el liguero y las medias de malla en no muy buen estado, yo la dejaba divertido y además ya había tomado, me puso su falda ajustada que apenas me cubría las nalgas, una camiseta cortica que me cubría el pecho y me lo hacía ver más grande y encima una blusa transparente, logro conseguir unos tacones no muy altos de mi talla.
Me hizo sentar y me puso algo de maquillaje en los ojos y brillo en los labios, y finalmente me puso una peluca rubia.
Me hizo levantar y ponerme frente al espejo, quede sorprendido, parecía una vulgar travesti callejera, eso hizo que mi clítoris brincara, mi barba acentuaba el aspecto vulgar que tenía.
La puta me tomo fuertemente de la mano y me llevo otra vez al bar y bailadero, afortunadamente había mucha menos gente, unas tres parejas, viejos con sus putas, que se me quedaron viendo, la puta me llevo donde Pedro y me dejo con él y se fue, Pedro me dijo, que rica te ves juanita, ahora si estas hecha una verdadera puta, me beso y me metido toda su lengua en la mía, me dio de tomar un trago de ron, seguía besándome y manoseándome morbosamente.
Al rato se acercó uno de los viejos de la otra mesa y le pregunto a Pedro que, si podía bailar con su puta, me dijo que fuera a bailar un rato que tanto me gustaba.
Fui con el viejo, me apretaba contra el y me manoseaba como a cualquiera de las putas, incluso mas morbosamente, me apretaba el pecho diciéndome las ricas tetas que tenía, me metía la mano por debajo de la falda acariciándome las nalgas a gusto diciéndome los duras y ricas que estaban, me decía imagino la rica culiada que te va a pegar tu viejo como lo envidio, con esa boquita seguro la mamas muy bien sacando toda la leche.
Así me morbosio un rato Pedro miraba divertido.
Cuando volví a la mesa, el amigo de Pedro ya había vuelto, le dijo si esta buena la puta, ya te creo todo lo que hicieron anoche, me miraba y me hacía gestos morbosos, se despidió, me dijo que se la culien bien rico y le dijo mañana me cuentas todo y se fue.
Pedro me llevo a bailar, agarrándome descaradamente por todas partes, diciéndome que olía a puta usada, dejando que me vieran, después me tomo de la mano y me llevo otra vez al cuarto, habían puesto un bombillo rojo y llevo la botella de ron.
Asi te quería juanita, vestida de puta y en un putiadero, me besaba me agarraba morbosamente, me dijo vamos a probar otra vez tu coño peludo, me puso a mamar, yo chupaba bien juiciosa hasta que le saque la leche, me dejo su semen en mi barba y ya sabía que no debía limpiarme.
Seguimos tomando ron, yo debía servirlo y alcanzárselo como buena puta, Cuando le dieron ganas de cogerme, lo hizo sin quitarme ninguna de las prendas que me había puesto la puta, esta vez me dio en cuatro, me daba fuerte y hacia que sonaran mucho mis nalgas y hacia que gimiera con ganas, creo que los otros clientes del burdel nos escuchaban, me dejo la leche en el fondo y otra vez se limpió la verga con mi boca, Pedro estaba bien caliente, me pego dos culiadas.
Hasta que al fin nos dormimos.
Desperté, Pedro ya se había ido, encima de la mesita, la botella vacía de ron, los vasos usados y unos billetes, me levante y fui al espejo, la imagen que vi fue la de una puta bien usada, con restos de semen en los labios y el candado, el maquillaje corrido, la ropa desordenada, me quite todo eso y me metí en la ducha, dándome un baño rápido, quería irme pronto de allí, encontré mi ropa donde lo había puesto la veterana, me vestí y salí, me encontré con otros hombres, supongo que pensaron que yo estaba como ellos con alguna puta, un breve saludo y seguir, pase por el mostrador, ahí estaba el dueño del burdel.
Me acerqué a ver si había algún pago pendiente, me dijo ya el viejo había pagado el consumo y el cuarto, pero ahí todas las putas pagan comisión por el uso del lugar, así que me debes tanto, me sentí humillada y más puta aún.
Le pague lo que me pidió, me dio una tarjeta y me dijo si llegas a necesitar trabajo aquí te tengo clientela, me dio una nalgada y me fui.
Llegue a mi hotel, entre a mi habitación y fui directo a la ducha, quería darme un largo baño, como si eso me hiciera olvidar lo sucedido, ya relajado me vestí, ya era hora de emprender mi regreso, tome mis cosas, estaba la tarjeta del burdel, cuando la fui a meter en el bolsillo de la camisa encontré otra, estaba el nombre de Pedro con su número de celular, sentí que un cosquilleo me bajo por la espalda y me erice…emprendí el regreso a mi ciudad
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