Un hijastro con sopresa 2
Marquitos, que ya le tenía cogido el gusto a las pollas se puso en posición de perrito en la cama y movio su trasero deseando que se la metiesen..
Marquitos había invitado a dos amigos suyos, eran chicos normales y educados.
Mi mujer les daba el visto bueno para que se juntasen con su hijo.
Saludaron, subieron las escaleras para ir al cuarto de mi hijastro y una vez allí escuché desde abajo como cerraban la puerta.
A mi me daba todo muy mala espina, como no confiaba en Marcos me coloqué en el pasillo para ver que podía oír desde el interior.
Ellos pensaban que estaban solos, así que se empezaron a desnudar para divertirse.
Marquitos, que ya le tenía cogido el gusto a las pollas se puso en posición de perrito en la cama y movio su trasero deseando que se la metiesen.
Uno de ellos, Pedro, se la metió primero en su coño.
Se lo debió de follar muy duro por que escuché el ruido del pene al entrar y salir rápidamente de su vagina.
Finalmente eyaculó y le dejó la vagina goteando semen.
Juan, su otro amigo le lubricó el ano con saliva y también se la metió.
El chico gimio muy fuerte, debía ser por que el ano virgen de Marquitos estaba muy cerrado y le apretaba su miembro.
Al finalizar le eyaculó en los pechos desnudos a el putito de mi hijastro y con Pedro, se fue un momento al baño a limpiarse, yo me escondi en el otro baño para que no me viesen y me asomé al cuarto.
Mi hijastro estaba tumbado boca abajo en la cama con toda la vagina y el ano chorreados y sus tetitas rosas húmedas.
Su madre estaba abajo cocinando sin saber lo que le estaban haciendo al niño.
Yo tenía en ese momento el paquete en la mano a punto de sacarlo, pero mi esposa llamó a merendar y Marquitos se asustó, se limpió como pudo con papel que tenía en la mesita de noche y se vistió con un pijama.
Bajé inmediatamente para que no supiesen que había estado allí y me senté a la mesa.
Pedro y Juan llegaron minutos después y por último vino mi hijastro.
Comenzamos a hablar de cosas triviales, yo veía que Marcos se mordía un poquito el labio y tenía las mejillas muy rojas.
– hhmm hmm- gimió con una expresión de placer en una voz muy baja, casi un susurro.
Me dio por mirar bajo la mesa y vi que tenía el pantalón corto que usaba conmigo y debajo no llevaba nada.
Se estaba metiendo los dedos en su cavidad y acariciandose pero cuando me vio paró y puso la mano sobre la mesa.
El pantalón corto estaba húmedo y se le metió en la rajita, se le pegó completamente marcando su vagina que era gordita y cerrada.
Volví a mirar hacia arriba a mi esposa que era tan inocente que no se daba cuenta nunca de las travesuras sexuales de su pequeño angel.
Marquitos estaba ahora con su cara de no haber roto un plato mitandome y bebiendo chocolate en su taza.
Se relamió observandome fijamente para seguramente provocarme.
Llevaba un mes sin sexo y tener un hijastro tan calientapollas me iba a volver loco, si lo que quería era ponerme celoso ya lo había hecho.
Pedro era ahora el que tenía una cara rara, volví a mirar bajo el mantel y vi los pies descalzos de Marcos jugar con su pene.
Lo envolvían y lo acariciaban masturbandolo hasta que se vino en sus plantas y entre los dedos.
– Marcos, tu y yo tenemos que hablar luego- le dije sin dejar de mirar bajo la mesa porque ya estaba harto de que todos disfrutaran menos yo.
– ¿De qué?- preguntó mi esposa.
– Eso ¿De qué?- preguntó Marcos sonriendo con maldad.
Yo me quedé bloqueado, Marcos regreso los pies la su lugar y busco sus chanclas a tientas.
Se las colocó con los pies manchados, dejandolas impregnadas también de aquel fluido pegajoso.
En ese momento me vi tan furioso y necesitado de atención sexual por parte de mi provocativo hijastro que dejé caer la cuchara.
– Recogela, Marquitos, que tu pobre padrastro ya está mayor- le dije mientras me desabrochaba la bragueta y me sacaba el pene.
Marquitos se agachó a cojer la cuchara bajo la mesa y directamente lo agarré del pelo y lo hice mamarme la verga.
No le deje ir hasta que me vine en su boca.
Sus amigos se fueron bien satisfechos y a la hora de dormir justo después de cenar lo fui a buscar a su cuarto.
Estaba leyendo boca abajo tranquilamente con el pantalón que también se le metía entre las nalgas y ahora que estaba tumbado con las piernas ligeramente abiertas podía ver su coño.
Me acerqué de sorpresa y lo desnude rápidamente, el ni se resistió porque conmigo ya había tenido mucho contacto sexual.
Le sujete las caderas y me lo empecé a follar con mucha fuerza por su vagina, después por su ano y lo rellene.
Mi semen le dejó otra vez su vagina y ano chorreados. Después le volví a hacer mamar mi verga y me corrí en sus senos.
Maquitos se froto aquello por sus pechos y se los estrujo juntandolos entre sí.
– Mañana echa ese pantalón a lavar- le dije con voz autoritaria.
– Vale papá- contestó jadeando.
Esa noche durmió sin ropa interior y con el pantalón corto.
A la mañana siguiente lo echó a lavar junto con su ropa sucia, mientras estaba en la escuela revisé la cesta.
Tenía algunos boxers y braguitas usadas también.
Tome unas de encaje negro y oli la toallita higiénica, ahí tenían una mancha humeda y la arruga de haber estado pegadas a su rajita.
No me pude resistir y me las puse, me estaban muy apretadas por lo que me costó muchismo meterme en ellas pero una vez lo logré los huevos y el pene se me salían y la parte de atrás se me metía por el culo.
Me masturbe pensando en Marquitos y las ganas que le tenía, finalmente me vine en ellas y las dejé donde estaban.
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