Una trans limpia mi departamento y algo mas….
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por elpersonal.
Buen día lectores, este relato que escribo fue, lo crean o no, real.
Sucedió hace algunos años en mi departamento, el cual por falta de tiempo, no podía mantener en orden, por lo que me di a la tarea de buscar ayuda.
Un buen día encontré un anuncio en el que una chica ofrecía sus servicios para asear casas, por lo que le envié un mensaje solicitando información, a lo cual me respondió inmediatamente.
Llegamos a un acuerdo y quedamos en la hora a la cual acudiría a realizar su tarea.
Era mi dia libre, por lo que me dediqué a descansar mientras la persona llegaba.
Justo después de la comida sonó el timbre.
Gran sorpresa me llevé cuando descubro que la chica, que era muy guapa, hablaba con una voz femenina fingida, por lo cual, deduje que se trataba de una trans, cosa que no me incomodó en lo más mínimo, pues siempre he sido de mente abierta.
La chica se dedicó perfectamente a hacer su trabajo mientras manteníamos una cordial plática de lo más común, mientras tanto, yo bebía unas copas de vino tinto.
Rápidamente entramos en confianza, y al paso de un par de horas, una vez terminadas sus tareas, le pregunté si le apetecía beber una copa antes de retirarse, a lo cual accedió feliz.
Preparé un par de bocadillos y platicamos alegremente durante una media hora.
En algún momento le comenté que debido a mi trabajo suelo tener fuertes dolores de espalda, y en tono de broma, que el vino actúa como un masaje relajante.
En ese momento ella me dijo que había tomado un curso de masajista e hizo alarde de que era bastante buena al realizar esa tarea.
En ese momento me sentí extraño, me calenté un poco al pensar que una trans me diera un masaje, me perdí un par de segundos y seguro ella se dio cuenta, porque me dijo en tono pícaro: “prometo que sólo tocaré tu espalda”.
Tal vez fue el vino, no lo sé, pero acepté un poco sonrojado.
En ese momento ella se colocó detrás de la silla donde yo me ubicaba, comenzó a tocar suavemente mis hombros y bajó hasta la mitad de la espalda, pero la camisa que llevaba claramente dificultaba las cosas.
En ese momento me susurró al oído: “si quieres de verdad que yo pueda hacerlo bien, debes quitarte la camisa”.
No lo pensé dos veces, en silencio me la quité.
Entonces ella comenzó a realizar un delicioso masaje, en serio era talentosa, pero también poco a poco yo comenzaba a fantasear con que eso llegara a más.
Era algo que nunca había ni imaginado, estar calentándome por las caricias de un trans, pero estaba pasando, y me gustaba.
Yo estaba que ardía, seguro que el vino ayudaba a eso.
Después pasó ligeramente al pecho, motivo por el cual, su cuerpo se acercó mucho al mío, llevando a un suave contacto.
En un momento sentía que su pelvis tocaba mi espalda, cada vez con más intensidad, yo estaba que ardía por dentro.
El momento llegó, se notaba que ella pensaba lo mismo que yo.
Gran sorpresa para mí cuando mordió suavemente mi hombro.
Eso me puso a mil, voltee a mirarla y sólo sonrió.
Me levanté y busqué sus labios.
Nos besamos de pie durante un par de minutos, ella fue directamente con su mano a rozar mi entrepierna, buscando mi pene sobre el pantalón, lo rozaba suavemente mientras nos besábamos, buscó desabrocharlo, lo logró muy fácil y mi pene erecto saltó de ahí y fue tomado suavemente por su mano.
Yo, mientras tanto, tocaba su espalda, sus brazos, sus glúteos firmes, se notaba que era visitante constante del gimnasio, toqué su pecho y me di cuenta de que había unos senos increíbles, nunca pensé que los senos de una trans se sintieran tan bien.
No decíamos una palabra, besándonos aún, fuimos a la habitación, me lanzó sobre la cama, se puso sobre mí y se arrancó la blusa, yo miraba un cuerpo bellísimo, estaba muy excitado, no creía que aquel bello ser no nació siendo mujer.
Yo ayudé a bajar mi pantalón, me arrancó mi bóxer, tomó mi pene nuevamente y su boca fue directamente a él.
Sabía lo que hacía, me volvía loco con su boca, casi logra que me venga, pero se detuvo, se quitó su falda y debajo de su ropa interior apareció un gran pene que en un inicio estaba doblado hacia atrás, pero liberado y erecto apuntaba directo a mí.
Yo tímidamente lo toqué, nunca había pensado siquiera en tocar un pene ajeno, nunca lo había hecho y para mi sorpresa, me encantaba aquello.
Ella lo acercó a mí, yo dudé, pero al final lo toqué con mis labios, esa era una sensación extraña, algo que nunca había experimentado.
Se colocó en posición de 69 sobre mí y comenzamos a realizarnos un increíble sexo oral, nuevamente casi me vengo y en el momento justo ella se detuvo, yo estaba extasiado de aquello, demasiadas sensaciones nuevas.
Unas de las pocas palabras que escuché mientras lo hacíamos: “ahora me la vas a meter”.
En ese momento busqué un condón y lubricante (creí que era obvio que lo necesitaríamos, pues ya había hecho sexo anal con dos o tres chicas anteriormente) y dejé que ella me guiara, me llevó a su ano y yo comencé a empujar.
Entré lentamente, se sentía increíble, cuando estuve totalmente dentro, comencé un lento vaivén, a lo que ella respondía con suaves gemidos.
Todo fue automático, puse lubricante en mi mano, tomé su pene y comencé a masturbarlo mientras le daba embestidas cada vez más fuertes.
Estuvimos así unos minutos e intercambiamos posiciones, yo boca arriba y ella encima de mi, volvió a guiarme y se dejó caer sobre mi pene, fue increíble, yo seguía trabajando sobre su pene con mis manos llenas de lubricante.
Parece que lo hice bien, porque en unos minutos comenzó a gemir y sin avisarme lanzó una carga de semen sobre mi pecho y cara, no fue lo más agradable para mí, pero estaba muy caliente y no me importó.
Cabalgó durante unos minutos más y se levantó, me quitó el condón y comenzó a tragar mi pene de una forma increíble.
Yo me volvía loco, masajeaba mis testículos como una profesional, no pasó mucho tiempo cuando comencé a sentir que un gran orgasmo se acercaba, poco a poco yo sentía que me volvía loco de placer y cuando llegó, eyaculé en cantidades increíbles, tuve un orgasmo épico, por poco y me desmayo de placer.
Después de terminado el acto, nos quedamos unos minutos recostados sobre la cama, para después de eso, comenzar a vestirnos, ella fue al baño y se aseó, yo me quedé sobre la cama nuevamente.
Antes de irse, intenté pagarle, pero se negó, me dijo que ese sexo era suficiente y que esperaba que próximamente regresar a “limpiar” mi departamento, pero que esta vez ella me iba a joder a mí, comentario que me tomó por sorpresa y me hizo reír un poco.
Una vez que se retiró, comencé a planear cuándo sería la siguiente vez que necesitaría ayuda para limpiar mi departamento, cosa que no tardó mucho en pasar, pero eso será parte de la siguiente historia………
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