Yo travesti sumisa
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola mi nombre de nena es layla me describo pues soy no my altiva 170 nalgoncita cintura normal he tenido fantasías incumplidas con hombres y últimamente más, pues mi ama me obliga a que le trabaje y le sirva vestido de chica y yo la he complacido aprendiendo a disfrutar de esa situación. Todas las tardes al llegar a su apartamento y después los fines de semana y feriados soy su mucama, me visto así y le trabajo así limpiando, cocinando, y sirviéndola por lo que desarrollé la siguiente fantasía.
No se si ustedes han visto cuando alguna mujer se sienta o se agacha y tiene puesto un hilo dental, se le ven las tiras, a veces hasta el centro del hilo. Me encanta cuando logro ver a alguna, no se si lo harán a propósito o no, seguro hay de todo, lo cierto es que se me ocurrió hacer lo mismo, es decir, colocarme un hilo dental de mujer y tratar de que algún mirón se diera cuenta. Esta idea me excitó y fascinó y empecé a pensar como ponerla en practica. La empresa donde trabajo me dio de vacaciones por haber cumplido el año y a mi ama no le tocaban todavía, por lo que iba tener el tiempo y tener toda su ropa a mi disposición.
Yo no tengo pantalones tan bajos ni tan apretados como usan las chicas hoy día, pero como soy delgado sería fácil ponerme alguno de mi ama y así lo hice. Encontré un pantalón jean apretado de piernas y caderas que me quedara flojo de cintura de modo que lo pudiera subir y bajar según el caso y una franela suya lo más corta posible de manera que al sentarme o agacharme se me bajara el pantalón y se me subiera un poco la franela, por supuesto no en cualquier parte, yo tendría el control de cuando y cuanto enseñar y cuando no, no vaya a ser que me vea quien no quiero.
Ese primer lunes de mis vacaciones por la mañana después de servirle el desayuno, ella se fue al trabajo en la ciudad y no regresaría hasta la noche por lo que aproveché para poner mi plan morboso en acción. Usé su loción depiladora, me depilé las nalgas, piernas, vientre, el comienzo de la espalda y mis axilas, aunque no soy muy velludo pues igual lo hice, luego me duché y lavé muy bien mi sexo y mi ano, el cual lubrique a fondo preparándome para cualquier eventualidad que pudiera provocar en algún macho que me gustara. Después me unté una crema humectante por todo mi cuerpo de manera que especialmente mis pechos y mis nalgas se sintieran muy suaves y perfumadas.
Me aplique un tatuaje de mentira en una nalga de una mariposita multicolor y listo, se me veia linda y me identificaba sin mucho rollo. Tomé mis pequeños testículos, me los subí y metí para que no se me notaran, después, doble hacía atrás mi clítoris pequeño, apenas unos 10 cms y con la piel del escroto, lo cubrí y me coloqué unas cuantas gotas de superpegamento así simulando los labios de una vulva, todo como lo vi hacer a un chico en una pagina de internet. Finalmente, me quedó el sexo como una vagina con un poco de vello rubio en la parte superior y con un pequeño orificio entre las piernas para poder ir al baño sentada como debe ser, allí disimuladamente estaba la cabecita de mi clítoris asomándose traviesamente entre los pliegues de mi vulva. Cuando terminé con esto no podía expresar ni contener la emoción que sentí al tocarme y verme así, todo como una chica.
Empecé a vestirme disfrutando la suavidad de mi cuerpo recién depilado y el contacto con lo que me iba poniendo. Me puse unas medias de ella de nylon negras con encaje y me las sujete con unas ligas rojas llamativas. Inmediatamente me sentí diferente y me gustó. Luego comencé a probarme los hilos dentales, pantalones y franelas para ver cual me daba mejor el efecto visual que tanto deseaba.
Me ponía un hilo y me colocaba un pantalón y me sentaba en una silla con un espejo cerca, me miraba en el espejo a ver si al bajarme el pantalón y subirme la franela se me veían las tiritas del hilo. Con algunos más que con otros, me probé varios hilos, 3 pantalones y 3 franelas. Comprobé que usando koala, éste ayudaba a que se me subiera la franela y no se me notara tanto la cintura desnuda cuando no quería que se me viera, también comprobé que agachándome por ejemplo a amarrarme las trenzas de los zapatos se me notaban las tiritas claritas. A la final escogí un hilo negro, como soy de piel blanca pensé que llamaría más la atención, adelante me tapaba el sexo perfectamente amoldándose a mi cuerpo y atrás eran 3 tiras, y el punto que las unía era un triángulo como de 2 cm por lado justo en el extremo superior de la raja de mi culo. Wow me lo sentí espectacular, me apretaba el sexo y el culo tan rico! Con razón a las mujeres les gusta tanto usarlo.
El pantalón me quedo divino pegado a mis caderas y piernas, pudiéndomelo subir o bajar fácilmente proporcionando, si lo jalaba, dar un picón atrevidísimo de mis nalgas y comienzo de mi rajita. Me puse un diminuto sostén negro de encaje de mi ama que me juntó y levantó mis pechitos desarrollados de nadador, e hizo que se me viera un poco de busto e insinuo unos pezones paraditos, y por ultimo me puse una franela sin mangas de esas pegaditas al cuerpo de licra color salmón, bien corta que apenas me llega a la altura del ombligo cuando me la bajo.
Cuando me vi en el espejo me quedé completamente extasiado, había una linda chica mirándome en el reflejo, mis nalgas se veían paraditas, deliciosas, mis piernas bien torneadas, cubiertas de esa sedosidad tan sensual del nylon negro, la línea de mi escote mostrando el inicio de unos modestos senos deseosos de que alguien me los besara. Estaba divina, transformada. Me controlé para no venirme de la emoción y me dispuse a destacar mis ojos y labios muy discretamente, peinarme la melena y ponerme unos aretes unisex, pulsera de acero, collar de cuentas, y anillos, y me cubrí el pecho con un sweater tirado sobre los hombros. No daba crédito a mis ojos, allí estaba yo frente al espejo todo una chica o chico metrosexual, lo que yo quisiera proyectar. Sentí cómo mi vulva se humedeció de emoción, me la sobé por encima del pantalón y disfrute su excitación plenamente.
Me subí los pantalones al máximo, baje la franela, apreté bien la correa y me puse el koala de manera que no me vieran mi ropa íntima ni las personas cercanas a mi vivienda ni las del transporte que iba a tomar. Salí emocionadísimo del edificio, pero con cara seria, sin que los vecinos me vieran y espere tranquilo en la parada de colectivos para ir a levantarme un macho interesante y caliente en un centro comercial de la ciudad cercana a donde vivo. Tomé un transporte público, aquí decimos, agarré la camioneta, En el colectivo iban otros chicos y pasé desapercibido entre ellos y ellas como uno más vestido a la moda juvenil. Pero me sentía excitadísimo, pues tenía rozándome la piel cada pieza de ropa intima que tenía puesta por primera vez en la calle y lo disfruté al máximo.
Al llegar al centro comercial eran las 9am, hice unas diligencias y luego comencé a pasear viendo tiendas y buscando posibles candidatos para mi aventura. Me paré en el piso de arriba recostado de la baranda, es decir, en el pasillo, dándole la espalda a una tienda en la que el encargado era un hombre como de 40 años. Me aflojé la correa y tiré un poco el pantalón hacía abajo. Como el centro comercial estaba casi solo, el tipo de vez en cuando me veía desde dentro de la tienda como tratando de averiguar que haría yo parado allí. Me agaché en un par de ocasiones para amarrarme los zapatos como lo había planeado, pero no podía saber si se había dado cuenta o no de mis tiritas, también me agachaba cuando algún tipo solo pasaba por detrás de mi, pero nada, no sabía si alguno había notado el regalito visual que les estaba ofreciendo.
Medio frustrado caminé, moviendo mis caderas sensualmente pues no había nadie que me viera, hacía la fuente de soda/cafetin en planta baja y divisé una posible víctima, o sea, un macho solo sin nadie cerca, sentado tomándose un café. Tenía pinta por lo musculoso, guapo y alto de ser un vigilante, además era como de mi edad. Entré y me senté cerca de él, traté de no quedar totalmente de espaldas a él para tratar de ver sus reacciones, me senté como a 3 metros de él y por las agujas de reloj él quedó como a las 4, ni totalmente a mi costado ni completamente detrás de mi. Al sentarme tiré de mis pantalones hacía abajo para que se me notara el hilo en mi cintura, el triangulo al comienzo de la raja de mi culito y la mariposita en mi nalga, y me acomodé el koala de manera que me subiera lo más posible la franela. La silla era abierta por detrás así que si él volteaba de lado seguramente notaria mis tiritas, triangulito, mariposita y además un buen picón de mis nalgas. También me abrí el sueter para que se me notara el escote de la franela. Me sentí otra persona, como liberando una que tenía guardada tantos años en mi intimidad y mi interior. Me sentí morboso, feliz y en busca de una aventura que me aumentara la excitación que estaba gozando.
Ponerme en esta situación diferente me gustó mucho, lo viví con verdadero placer, otra vez sentí mi vulva humedecer de excitación y la disfrute. Yo miraba al frente pero de reojo vigilaba las reacciones del tipo esperando que se diera cuenta de mi regalito visual. Como me parecía que no me había notado nada especial, pasé mis dedos índice y pulgar acomodándome la tira del hilo de su lado y en ese momento sentí su mirada fuerte dirigida hacía mi cintura, wuaaaoooo temblé de emoción, no sentía las piernas, tenía la respiración full acelerada, era emocionante. Disfruté la cara de placer morboso con que me comenzó a mirar y como después de reacomodarse la verga, se la sobaba discretamente lamiéndose sus labios con evidente placer. Yo le aumenté varias veces mi regalito visual, bajándome los pantalones un poquito más cada vez como reacomodandomelos y pasandome los dedos por las tiritas del hilo dental. El tipo ya se sobaba el paquete descaradamente, lo tenía bien bueno y no había nadie más que lo viera haciéndose esa paja. Solo yo, que disfrutaba discretamente y secretamente mi primer levante.
En eso se me acercó el mesonero y me acomodé para que no me notara el regalito visual , le pedí un jugo y se fué a buscarmelo. Luego que volvió con la bebida, me coloqué nuevamente en posición para que el chico me siguiera viendo, y me quité el sueter. El chico me seguia mirando lascivamente, se paso varias veces la lengua por sus labios pues no dejaba de verme la cintura, nalgas y pechitos y yo sorbia poco a poco y me relamia con gusto el cremoso nectar de guanabana blanco que habia pedido. Así estuvimos un rato, yo emocionadisimo viendolo de reojo excitarse pues él se seguia sobando el buen paquete entre sus piernas que yo no dejaba de admirar y desear.
Luego él pidió la cuenta y se fue, yo hice lo mismo después, me paré subiéndome los pantalones y bajándome la franela, satisfecho, pues había logrado mi objetivo inicial de excitar a un hombre y a mi mismo tambien. Me dirigí nuevamente a los pasillos y me encantó ver al tipo esperándome recostado de la baranda justo al salir, me miró lascivamente, se tocó el bulto disimuladamente, e hizo un movimiento con su cabeza como indicándome que fuera hacía él. Yo me entusiasmé de verlo allí esperándome y asentí con mi mirada, pero cuando voy hacía él todo emocionado, él comienza a caminar alejándose, por lo que entendí que lo siguiera. Fue por otros pasillos, no de tiendas sino de oficinas y más solitarios. Yo iba como a 10 metros detrás de él, y me fijé en la oficina a la que entró. Cuando llegué allí, la puerta estaba entreabierta por lo que emocionadísimo me asomé y ahí estaba él esperándome, me dijo amablemente -entra nené, y luego cerró la puerta.
Ambos estábamos super nerviosos y excitados, él me dijo sonriéndome con lujuria:
– Te queda todo tu conjunto muy lindo y resalta tu belleza natural. Si no es por la mariposita en la nalga, pana, te juro que te tomo por un hembrón.
-Gracias chamo, me encanta que te gusto así. Le conteste emocionado con mi voz dulcemente atiplada.
-Estas divina asi, mi amor, te ves de lo más femenina, me dijo goloso.
-Eso se lo dices a todas chico. Le dije flirteando coquetamente.
-Mira sabes desde que me fijé en ti en el cafetin pareces nervioso.
-¿Se me nota mucho?
– Si vale, coño déjame darte un masaje en los hombros y en la espalda para relajarte.
-Si sabes darlo, a mi me encantaría, y si no me lastimas haciéndomelo.
-Confía en mi que te lo voy a dar bien bueno y calientito para que lo goces todo y me pidas más otro día.
-Dale pues, pana, comiénzamelo ya!
Estábamos de pie todo este tiempo excitándonos más y más con esa conversación cargada de doble sentido, El se colocó detrás de mi y comenzó a masajearme los hombros con esas manos morenas grandes y fuertes. Lo sentí rico de inmediato, pues me trasmitió una sensación de paz inmediatamente. Me dijo muy cerca del oído que así me iba a relajar mucho y sentir muy cómodo. Yo que había entrado tan nervioso de verdad me tranquilicé mucho. Entonces él se acercó bastante a mi y sentí su erección tocándome mis nalgas. Wow!!! Que rico aquello, era la primera vez que un hombre se me acercaba tanto con alguna intención y lo disfrute sin inmutarme dejando que él me tocara y sobara las nalgas con su erección. Estaba sintiéndome muy deseado por este joven macho y no lo podía creer que me estaba gustando tanto.
– Así no te puedo masajear bien, mejor recuéstate boca abajo en el escritorio. Me dijo después de un rato divino de masajes de sus manos y roces de su bulto.
Me quité el koala y le hice caso, quedé con las pies en el piso y los codos en el escritorio, mis nalgas paradas expuestas a lo que él les quisiera hacer. Ya en esa posición comenzó a jugar con las tiras del hilo, acariciarme la cintura y me dijo:
– Coño pana no sabes lo que me excitó ver que llevas un hilo, es el mejor café que me he tomado estos días. Te queda divino el hilo en esa cinturita que te gastas.
– Me encanta que guste, a mi me gustó tu porte, allí sentado tan varonil, tan macho, le dije coquetamente.
Sabes que me provocas mucho, eres un lolito para palo, te voy a dar todo lo que buscas si te portas bien conmigo y me consientes.
Mientras decíamos esto, él jugaba con el hilo y me lo enterraba y sacaba una y otra vez entre las nalgas, luego abriéndomelas, acercó su boca y comenzó a lamer las tiras del hilo y mi raja, y me dijo: -mariquita que rico te huelen esas nalgas. Te las perfumaste divino.
Yo en vez de molestarme por ese comentario, más bien me calentó más, me sentí sumiso, entregado a él. Me desabrochó el pantalón y me toco por delante. -Que rica tu tanga, me dijo sobándomela. -Estas excitada mi nena, siguio diciendome al sentir mi humedad. – Si chamo me excitas mucho. le contesté con voz entrecortada de la emoción. Entonces se buscó una silla y se sentó con su cara a la altura de mi culo, me bajó el pantalón quedando ahora si mis nalgas al aire con ese hilito bien metido en la raja, acercó su cara y comenzó a chuparme las nalgas. – Chama que nalgas más ricas tienes, son una ricura, redonditas, suavecitas, y con una rajita fenomenal. Y tus piernas están divinas, con esa medias negras y el liguero rojo te ves putísima me dijo acariciándomelas y jugando con el liguero.
Wuaoooo que sensación más rica, me sentía indefenso, puto, deseado y consentido, no sé como explicarlo, es algo divino diría yo. Luego de lamerme las nalgas comenzó a mordisquearmelas y me las amasaba con sus manos, me separaba los cachetes, y me las volvía a lamer. Yo estaba gozando como nunca me había imaginado. Luego hizo a un lado el hilo, me abrió las nalgas y exclamo, -que rico ese culito rosadito que tienes. wow! y enterró su cara en mi hasta ahora inmaculado huequito, no se como describir lo que sentí cuando su lengua me rozó mi huequito sagrado, wuaoooooo que divinura, me sentí en el cielo.
Luego que me trabajó el huequito un rato con su lengua, me metió un dedo y luego el otro y pensé, coñooo con razón hay tanto marica por allí, esto es bien sabroso y emocionante, luego se levantó y me quito la camiseta y me sobó y beso los pechitos. Aquello fue otro rico descubrimiento. Me quité el pantalón y los zapatos y me quedé solo en medias, liguero y ropa interior. -Wow chamo que divino eres, que cuerpito de hembra tienes. Eres una mariquita perfecta. Entonces me volteó y me dió una nalgada, luego otra y otra, me decía que así se me pondrían las nalgas más suaves y calientes, no joda yo no sabía que tenía las nalgas tan sensibles, después de nalguearme un buen rato, el tipo tenía razón, las sentí calientes y deseosas de ser cogidas por este macho.
Me ayudó a levantarme, lo note con una erección bestial, se desabrochó la correa con cara de sádico, entendí lo que quería así que no lo dejé continuar, me arrodillé frente a él, le desabroché el pantalón y le bajé el cierre. Wow que emocion hacerle esto a un hombre por primera vez y además a un macho bien formado y joven que evidentemente con esa erección me deseaba locamente.
Se notaba bien grande lo que tenía dentro del interior, acerque mi mejilla y se lo comencé a sobar con el cachete y mis manitas temblorosas, sacándole unos suspiros y gemiditos al tipo, y provocándome comprobar lo que tenía guardado: una verga bien gorda tenía este carajo, no demasiado larga, pero si bien gruesa, casi no la podía rodear con la mano. El prepucio se le rodó hacía atrás dejando descubierto un glande rosado bien formado y destilando presemen. El se sentó, y me hizo señas que comenzara a mamársela.
Pronto descubrí que mamarle una verga a un hombre es uno de los placeres más ricos de esta vida. Por internet me había enterado que muchos chicos no saben como hacerlo correctamente y así acaba por no ser divertido, por lo que lo estudié bien antes. Y les voy a decir exactamente como se lo hice.
Me deslice en el suelo entre sus piernas y abrí su bragueta, busqué y palpé su verga. Estaba bien caliente y dura. Mantuve agarrada su verga, subí a su cara y le di un beso de lengua. Su verga reacciono más de lo que me hubiera imaginado. No debo ser el primer chamo que lo besa, así es que ahora si vamos a gozar los dos, me dije para mi mismo.
Sujeté sus bolas peludas en la mano izquierda y la verga en la derecha. Se la apreté poco a poco hacía abajo en dirección a la base del tallo y me dispuse a mamársela. Recorrí mi lengua sobre mis labios para tenerlos listos y húmedos y miré la cara de mi hombre. Noté con placer que él quiere mirar como se lo mamo. ya sabia que a los hombres les gusta mirar eso. Entonces abrí mi boca ligeramente para atormentar y excitarlo y la acerqué a su verga. Respiré sobre ella, le soplé con mi aliento caliente y disfruté su olor erótico de macho. Saqué mi lengua de nuevo y apenas le toqué el pene, sacándole otros gemidos y atormentándolo otra vez.
Aseguré de que mi lengua estaba goteante de humedad, y por fin comencé por la base de su tallo y lamí hacía arriba lentamente. Gire mi cabeza de lado y simulé morderle suavemente colocando mis dientes en su carne. Reaccionó con un gemido fuerte. La verga es especialmente sensible a la presión de los dientes. Se la mojé de nuevo con mi lengua llena de bastante saliva y volví a comenzar del tallo hacía arriba. Una verga húmeda se ve más apetitosa que una seca. Mi mano izquierda entre tanto estaba sobando sus pelotas grandotas seguramente bien cargadas de semen, arañándoselas ligeramente con mis uñas. El estaba extasiado gimiendo y yo de atrevido busque debajo y detrás de las pelotas para encontrar esa área tan sensible justo antes del ano, y se lo acaricié suavemente. El se lo dejó tocar sin quejarse, más bien cerró los ojos. Estaba todo sudado y muy velludo por allí. Que rico estimularlo allí y sentir que lo disfrutaba. Si puedo otro día, voy a meterle un dedo en su ano muy suavemente, ya que el músculo que causa la erección comienza ahí atrás, esto le producirá una reacción buenísima en su verga y lo voy a mariquear a él también para que sepa lo puto que él es.
Después de que hube lamido su tallo un montón de veces y estaba todo húmedo y duro, él comenzó a retorcerse con frustración, pues había estado jugando todo este tiempo con él. Una rápida mirada a su cara me hizo saber que estaba llevando las cosas demasiado lejos y comencé a tomarlo en serio. Entonces le estrujé el tallo y vi como brotó abundante líquido claro preseminal, bañé mi lengua en el liquido y se lo esparcí por todo ese glande enorme caliente que tenía desesperado ya de recibir una buena mamada. Gimió como loco y me pareció fantásticamente erótico. Ahora le mostré cuanto me gustan sus líquidos pre seminales. Me acerqué a la cabeza de la verga como si fuese un helado de crema y metí todo su capullo en mi boca caliente y la cerré. Lo mantuve allí. Lo escuché gemir desesperado por llegar. Entonces continué y metí tanta verga como pudo caber dentro de mi boca. Doblando mi cuello de la manera correcta, pude meterla limpiamente en mi garganta, permanecí así, con la verga dentro de mi boca durante un momento. Esto fue tan exquisito como debería ser tenerla dentro de mi culo, pues la sentí crecer y endurecerse más en mi boca.
Entonces deslicé la lengua por todo su mástil presionándoselo a mi paladar hacía atrás hasta el extremo de la verga y chasqueé mi lengua contra su glande por el frenillo. Él quiso profundizar más en mi garganta. Pero no le dejé imponerse. Tenía miedo que se derramaría y eso no quería yo todavía pues quería disfrutar al máximo mi mamada. Comencé a moverme tan rápido como el pudo aguantar, sin dejarlo derramarse, deslizándome arriba y abajo por su verga como si estuviera cogiéndomelo. Lo sentí divino así, él me pareció muy cerca de derramarse, entonces frené y como la llevé hasta el fondo de mi garganta tantas veces quería descansar así que lo engañé un poco usando mi mano derecha para completar la sensación de tragármela a fondo. Pareció como si la hubiese metido por completo en mi boca y hasta seguro que lo sintió igual. También deslié mis dedos, moviéndolos en forma de O alrededor de su tallo, arriba y abajo con el ritmo de mi mamada. Total le saqué unos gemidos increíbles. El chamo estaba enloquecido de placer y me lo decía. -coño mariquita es la mejor mamada de mi vida, eres increíble. y yo me sentí feliz con su cumplido, pues era mi primera vez mamando a un hombre.
Continué dándole besitos en el glande y se lo lamía, era duro, pero suave a la vez, delicado, pero fuerte, pero lo que más me excitaba era la sensación de estar complaciéndolo, sentir que la mamada lo hacía gemir, luego profundicé la mamada. El me agarró las orejas como manejándome traté de metérmelo todo, pero solo llegué a la mitad, al rato me interrumpió, buscó un condón y una crema, mientras lo hacía me quité el hilo, me miró mi vulva incrédulo -chico eres una nota, te ves fabulosa así, toda una hembrita hambrienta de sexo, le puse el condón y me untó la crema en todo el huequito que se mezcló con su saliva, recuerdo que la cremita estaba fría, se sentó nuevamente con las piernas pegadas y yo me senté en sus piernas de frente a él apoyando las nalgas en la parte frontal de sus muslos, deje que su verga se me alojara en mi raja y la sentí divina allí.
En esa posición nos besamos locamente, fueron besos bien largos y húmedos, me metía la lengua casi hasta la garganta, luego de tanta lengua nuestras bocas se separaron, mientras el jugaba con mis pechitos y me los chupaba con gusto. -que ricura nene, tienes unos pechitos de colegiala, me encantan. Yo asentí feliz de complacerlo y sentir como me los succionaba ávidamente como si le diera un biberón. Me paré sin moverme de mi lugar le agarré la verga pasando el brazo por detrás de mi y la otra mano la apoyé en su hombro, apunté su verga hacía mi virgen culo, él me agarraba por las nalgas pellizcándomelas, me froté su guebo en toda mi entrada y comencé una lenta descendida sobre él.
– Aaaaayyyy, coño yo creo que esta vaina tan grande tuya no me va a entrar. grité asustado.
– Tranquila mami rica, relájate y mételo poco a poco, cógete tu misma, la vaina es que tienes ese hueco demasiado cerrado, ¿desde cuando no te dan lo tuyo?
– No joda chamo estás teniendo el privilegio de estrenarme.
– ¿Coño mami en serio? No te creo esa vaina, ya tú eres mi tercer culito desde que trabajo aqui, pero eres el primer cero km. que me cojo, tranquila linda que te voy a meter un buen kilometraje hoy, jajaja primer cero Km. que bota la segunda jajaja, entonces mejor vuélvete a recostar en el escritorio.
– Ok rata, pero mosca que tu vergota me duele.
Me volví a recostar en el escritorio pies en el piso y codos en el escritorio dándole una buena vista, se acercó y comenzó a frotarme el huequito con su verga, luego apoyó la punta y empezó a empujar.
– Coñoooo como duele esa vaina, huyyy no jodas marica me vas a romper el culo, dale suave.
– Bueno como andas mariqueando, buscando macho, ahora te aguantas, no llores, compórtate como un machito.
– Jajaja rata pelúa, aaaaayyyy desgraciadoooooooooo, eso duele.
Empecé a sentir como la cabeza se abría paso dentro de mi huequito, traté de aguantar como un buen macho, pero hasta se me aguaron los ojos del dolor, ya no apoyé los codos, me dejé caer por completo, pecho y cara contra el escritorio, él continuó empujando, pero con lo gruesota que era su verga no estaba nada fácil, pero poco a poco mi culo demostró lo marica que era cediendo poco a poco con cada empujón, fue entrando más y más dentro de mi, separé las piernas más para que le fuera más cómoda la entrada, hasta que sus grandes bolas peludas se encontraron con mis nalgas haciéndome la colita como dicen. Entonces se recostó encima de mí y me metió la lengua en la oreja, me sentí protegido, frágil, usado, divino. Dejó esa tranca enorme un rato adentro sin moverla mientras se babeaba en mi cuello y yo me acostumbré a tenerla dentro, luego se incorporó y empezó un mete y saca divino de su verga en mi culo.
-Oh qué rico me la metes chamo Oh si me gusta así papi.
– Viste como si te entró mami, que culo tan rico tienes, así apretadito, me encantan tus nalgas suavecitas.
Yo que quería dármelas de macho, pero no aguanté y comencé a gemir como una propia puta dándole el gusto al rata este que ya me tenía bien clavado, el muy hijo de puta sabía lo que hacía, me lo sacaba casi hasta la punta y luego me lo mandaba hasta el fondo, mi culo se derretía con cada empujón y yo ya no sabía nada de dolor, era un placer infinito lo que sentía. Me volvía loco de placer.
– Ahhhhh, coñooooo ahora si que me mariquiaste no jooooda, ahora voy andar pendiente todo el tiempo de una verga, ayyy que vaina tan buenaaaaaaaa tienes chamo. Es divino. Dame más, no pares chamo, dame duro que ahora es riquísimo. Me encanta papi, soy tuya todita, dame más, siiiii, maaaasss! Y yo ya me movía a su ritmo aumentándome el placer de esa cogida fabulosa.
– Coño mariquita que culo tan bueno te gastas, se deja coger bien sabrosito. Es una sedita.
Cuando más rico me estaba dando me lo sacó, me sentí abandonado casi huérfano, moví la cola hacía atrás instintivamente buscando su verga desesperadamente, el culo lo tenía abierto y baboso de lubricante, entonces comenzó a meterme la cabeza del guevote fácilmente, me la sacaba, me la volvía a meter hasta el fondo y la volvía a sacar.
– Jaja coño es que este culo tuyo me lo tengo que gozar a fondo mariquito y tu también goza esa vaina, putico mío. Me dijo con lujuria.
Me lo volvió a mandar hasta el fondo, se detuvo. Me lo dejó bien adentro, palpitando, me ayudó a incorporarme y me abrazó fuerte, yo apoyé una mano en el escritorio y la otra la apoyé encima de uno de los brazos que me abrazaba, jugaba con los vellos del antebrazo, fue un momento único cargado de intimidad, me besaba el cuello y me chupaba la oreja me decía que nunca se había cogido un mariquita tan rico y cosas así, yo no podia creer que yo le dejaba cogerme y hablarme asi, pero era divino como me hacía sentir.
Estuvimos un rato así y después me lo sacó, me volteé de frente y nos volvimos a besar apasionadamente. Su pecho musculoso rozaba mis pezones erectos y duros, me puso su mano en mi hombro y empujó hacía abajo, me arrodillé ante él, le quité el condón, en esa posición me sentía más puto que nunca, se lo agarré por la base y le chupé las bolas luego pasé a su verga me lo metí lo más que pude mientras se lo pajeaba, lo miré y le dije:
– Avísame cuando vayas a acabar chamo.
– Si mami tranquila que yo te aviso, no te lo saques de la boca, sigue así, trata de metértelo más al fondo. me lo mamas riquísimo.
Me concentré en la mamada tratando de que no me dieran arcadas hasta que su verga me llegó al fondo de la garganta. En ese momento el muy desgraciado me echó un chorro de leche y me agarró por detrás de la cabeza de manera que no pudiera quitarla y se descargó completico en mi garganta. Al terminar con su último chorro me soltó, y yo seguí mamándoselo hasta dejárselo limpio de leche.
– Eres una rata pelúa, de vaina me ahogo. Le dije.
– Coño es que mamas demasiado rico chamo y no aguanté más, jajaja.
Cuando me di cuenta yo había acabado tambien de la pura emocion y tenía mi clitoris babeado.
-Coño nenita te botaste, mira como te pusiste tu solito. Me dijo viendo mis fluidos bajar por mis nylons. Cuando quieras más pasa por aquí.
-Mira chamo si me consigues un trabajo aquí me vas a ver todos los días y cogerme cuando te guste.
-En serio quieres un trabajo aquí, y que sabes hacer además de putear?
-Bueno soy ingeniero civil y trabajo en proyectos y cálculos en una empresa de construcción prestigiosa de Caracas.
-En serio, aquí hay varios contratistas que puedo contactar, dame tu currículum, se los entrego y hablamos.
-OK te lo traigo mañana.
-Bueno me encuentras hasta el mediodía en la oficina principal de la vigilancia en el 4 piso, ahora me tengo que ir, pues tengo guardia comenzando ya.
Nos terminamos de vestir y arreglar y salimos de la oficina, no sin antes darnos un beso de despedida.
Yo me sentía en el cielo, divino, deseado, satisfecho, pero hambriento y sediento. Quería tomarme un trago, almorzar y si era posible volver a coger y mamar. Este macho había despertado algo en mi que siempre quise probar y ahora sabia que me gustaba y quería más.
Sentí mi culito, ahora convertido en mi vagina también, adolorido pero divino, caminé meneándome las caderas buscando donde comer. Entonces recordé que en el sótano había un bar restaurant de dudosa reputación nocturna y bajé a ver si servían almuerzo. Efectivamente halé la puerta de madera y se abrió revelando un ambiente oscurito y acogedor, caminé al bar donde había dos hembrones sentadas conversando y me senté como a dos puestos de ellas. Vino el barman y me miro lascivamente, -que te puedo dar nenita. Le contesté coqueteando con él, -un vermuth bien preparado por ti. -¿como te gusta? -con todo lo que tu sabes ponerle.- te voy a dar lo que puedo ahora, lo demás te lo debo, – esta bien dámelo que tengo sed, -te doy un vaso de agua primero, -si mi amor. ¡¡¡Wow!!! me sentí excitadísimo después de eso y me bajé los pantalones y subí la camiseta al máximo revelando mis tiritas y mariposita, y sacando mis pechitos que no podían competir con los pechugones de las chicas de al lado, pero si mi cinturita y picón de nalgas.
Total me sirve el agua y el trago, los estoy saboreando y entra un hombre, me pasa al lado, me toca la cintura al pasar y va a saludar una de las chicas y se la lleva a una mesita a conversar a solas. Bueno me subió y bajó la emoción. En eso entra un hombre alto bien trajeado, viene hacía a mi, me va a pasar al lado cuando siento sus ojos en mis tiritas y mariposita. Se detiene y me dice al oído: -hola nene, ¿que haces aqui? – tengo hambre y sed, -mmmmm, yo te puedo complacer si tu me dejas, -por supuesto que me dejo, le contesté coqueteándole.
-Vente nene vamos a almorzar en aquella mesa. Me paré, él puso su mano en mi cintura acariciándome la nalguita con la mariposa y me guió a la mesa. Disfrutamos de un almuerzo y una conversación increíbles con vino finísimo que yo reconocí. Yo me fijé en su Rolex de oro y fino traje italiano. Al terminar, me dijo -tienes clase nene, ¿me complaces con el postre?, -claro que si, el que a ti más te guste, -¿cuanto me cuesta?, con la mayor naturalidad y como si lo hiciera siempre le conteste coqueteándolo, -cien la hora, -esta bien quiero dos horas. -Vente nené y me llevo a su lujoso Mercedes Benz de ultimo modelo, allí una vez sentados en sus sillones de cuero, me dió un calido beso y me abrazó, poniendo él mi mano sobre su abultado paquete. Yo me estremecí totalmente de emoción y mientras nos besábamos no dejaba de acariciarle su bulto. -mmmmm, que rico besas, exclamé. -tu me excitas muchísimo, me contestó y arranco el auto lo demás se los dejo a imaginación jjeeje
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