Bailando para desconocidos por dinero

El alcohol y la lujuria hacen efecto en mí..
Hola, amores. Les dejo mi telegram para que me comenten que les pareció el relato y me hablen de sus experiencias.

 

Catalina_relatos

 

Hoy les hablaré de una anécdota con mi novio: sucedió hace 2 años, yo tenía 19. Como ya saben, a él le encanta exhibirme, me pide que use ropa atractiva, sexy y cuando salimos a bailar o a tomar algo sabemos que no pasaré desapercibida.

 

Solemos salir a bares, a jugar al billar, beber algo tranqui y escuchar música, pero a veces también salimos a discotecas, pleno ruido, gente y tragos. Si yo coqueteo estando sobria, imagínense lo que suelo hacer con algunos tragos encima…

 

Esta noche de la que les contaré, fuimos a una fiesta con amigos en una casa, bebimos un poco pero nos retiramos temprano. Siendo honesta nos habíamos ido porque dicha fiesta se estaba apagando un poco y nos estábamos aburriendo, nos miramos y decidimos disfrutar nuestra noche solo él y yo.

 

Esa noche salí con una blusa negra y con un minishort que dejaba la mitad de mis nalgas expuestas como a mi novio le gusta. Él condujo en auto hasta que llegamos a una discoteca a la que solemos ir. Entramos ya algo ebrios, nos reíamos constantemente y la estabamos pasando de lujo. Llegamos a la barra y nos sentamos a seguir bebiendo.

 

Estábamos sentados en esas banquetas individuales que están en las barras. Ya algo alegre me bajaba para realizarle un baile sexy a mi novio mientras lo manoseaba y besaba. Me alejaba de él bailando entre la gente y volvía ante su atenta mirada y sonrisa cómplice. A decir verdad él es tan cachondo que se excita fácilmente cuando me meto entre las personas caminando o bailando de manera sensual.

 

No tardamos mucho en darnos cuenta que a nuestro lado, a unos 10 metros de distancia, había unos 6 caballeros sentados en una mesa, en esos sectores VIP donde debes pagar para utilizarlas, bebiendo whisky y esas cosas. Se notaba que eran algo adinerados por los tragos que consumían. Pero no los habíamos notado por los tragos, llamaron nuestra atención porque le gritaban cosas a mi novio y le hacían gestos de pulgar hacia arriba, gestos que se hacen por «la novia que tenía». Cada vez que yo bailaba o me bajaba de la banqueta comenzaban a silbar, a gritarme y a reírse. Mi novio ya no era el único que disfrutaba mi baile y mis movimientos, ahora ellos también.

 

Con mi novio nos mirábamos y nos reíamos. Él me besaba agarrándome de las nalgas y me colocaba a propósito de espalda a esos señores para que pudieran ver mejor y los escuchábamos aplaudir y silbar. A mi la situación ya me gustaba por demás y mi novio no dejaba de pedir tragos, sin duda la estábamos pasando muchísimo mejor que en la fiesta a la que habíamos ido.

 

Minutos después se acerca a mi lado el mas gordo de los señores, que era el mas alterado, pasado de copas y con un aliento asqueroso a whisky, puso su mano en mi muslo y comenzó a hablarme al oído:

 

Señor: Guapa ¿Por qué no se suman a nuestra mesa?

 

Yo: No, estamos bien acá.

 

Señor: Nos gustaría verte bailar un poco mas de cerca. Sabemos que te ha gustado que te gritemos cosas.

 

Yo: Estoy bailando para mi novio

 

Señor: Uno de los que está sentado en la mesa está en su última noche de soltero, regálale un pequeño baile. Te pagaremos.

 

Mi novio de un lado, del otro un viejo gordo acariciandome la pierna. Me doy vuelta y me acerco a mi novio para comentarle lo que me había propuesto, ya que por la música mi novio no había escuchado nada. Mientras le cuento la situación a mi novio, siento la mano del gordo subiendo a mi nalga y comienza a acariciarla disimuladamente, mi novio nunca se percata de eso, pero yo ya estaba tan ebria que simplemente lo dejé.

 

Mi novio sabe que estas situaciones son las que nos gusta vivir y me dice que es mi decisión, que si le está gustando la idea que haga lo que yo quiera y en el momento en que me sienta incómoda o lo que sea simplemente nos íbamos y listo. Vuelvo a darme vuelta y le digo al gordo para que se vaya de mi lado:

 

Yo: Ok, déjame pensarlo.

 

Seguí bebiendo con mi novio y unos 10 o 15 minutos más tarde comenzaron a pasar unos temas increíbles. Empezaron a poner del reggaeton antiguo, los clásicos, esos temas que encienden a todo el mundo y hace levantar de su silla a todos.

 

Las luces bajaron por completo, me acerqué a mi novio, apoyé mi culo perreando en su bulto besándonos apasionadamente y enseguida noté que el cabrón se estaba excitando. Manoteaba su paquete y estaba creciendo. Ya cachonda por la situación, sin decir ni una palabra, me di media vuelta y me dirigí hacia la mesa, mirándolo de costado con una sonrisa, caminando muy sensualmente le hice la seña de que me acompañara.

 

Llegué a la mesa sin que se percataran, me coloqué detras del gordo que me había hablado anteriormente y le pregunté:

 

Yo: ¿Quién es el que está de despedida de soltero? Bailaré lo dure una canción entera y me iré. Y que ninguno grabe ni saque fotos ¿Ok?

 

El gordo les hizo una seña a todos para que liberaran espacio y se colocaron en otro asiento uno al lado del otro, dejando al comprometido en el medio. Mi novio se acercó lentamente, también quería presenciar, le encanta ver de lo que su novia es capaz de hacer y quería dejarme un recuerdo de la locura que estaba por cometer.

 

El sector estaba muy oscuro, solo se veían siluetas de las personas, asi que era perfecto. No recuerdo con exactitud qué canción era la que justo empezaba en ese momento, pero creo que era la que dice «La vecinita tiene antojo», y no soy muy experta en reggaeton pero tiene un ritmo que enciende.

 

No soy gran bailarina la verdad, pero me quería asegurar de ser extremadamente sexy. Comencé de frente a ellos moviendo izquierda a derecha mi cadera, haciéndome la tímida, agarrando mi pelo, los escuchaba silbar, gritar, aplaudir, reírse. Veía que se abanicaban con billetes, de manera burlona para recordarme que me pagarían. Pero en un momento la euforia se apoderó de ellos y me gritaron:

 

Señores: Voltéate, putita. Voltéate de una vez…sabemos que quieres enseñarnos tu culo JAJAJA

 

Reían a carcajadas mientras bebían, pero tenían razón, necesitaba que vean mi culo de cerca. Miré a mi novio y se había colocado mas cerca para tomarme una foto, lo estaba disfrutando con ellos. Yo estaba muy muy cachonda, incluso lo estoy ahora mientras lo escribo.

 

Me giré y escuchando sus guarradas, coloqué mis manos en el asiento, inclinandome hacia adelante, poniendome como de perrita, dejando todo mi culo expuesto, ya que mi short se había subido hasta arriba y comencé a seguir el ritmo de la música. La canción ya había terminado, había comenzado una nueva, pero seguí, queria bailar una canción mas, estaba demasiado caliente y disfrutona.

 

Un flash me iluminó completa, era mi novio con su celular y tenía su sonrisa de oreja a oreja, yo sabía que esa noche él me iba a follar salvajemente porque le encanta verme de esa manera. Eso me encendió tanto que sin dejar de estar de espaldas, miré al que estaba comprometido y le hice un gesto con la mano de «Ven».

 

El pobre estaba tan ebrio que como pudo llegó hacia mi, lo coloqué detrás mío, puse mi culo cerca de su pene y comencé a bailar. Lo veía que le costaba mantenerse parado, agarré sus manos y las coloqué en mi cintura y ante los gritos de los demás, se acercó a mi, quedando completamente pegados y bruscamente comenzó a apoyarme. Yo seguí bailando, miraba a mi novio y ambos reíamos. Luego puso una de sus manos en una de mis tetas y comenzó a embestirme a lo bruto, tanto que casi me levanta del suelo. Me estaba follando con ropa y yo no hacía mas que cerrar los ojos y morderme los labios. Pero luego atinó a meter su mano adelante para intentar tomarme mi vagina que nunca permito que nadie toque excepto mi novio. Tomé su mano con fuerza y de un pequeño empujón lo alejé. Ahí supe que había sido suficiente, me lo quité de encima y el gordo algo enojado con él por su actitud lo tomó del brazo y lo sentó.

 

Siendo honesta, esa follada con ropa me había dejado muy caliente. Para despedirme, me coloqué bien en frente de ellos y comenzaron a buscar en sus billeteras, mientras uno me daba un billete, el de a lado aprovechaba para tocarme una pierna incluso como vieron que yo no decía nada, me agarraban de la nalga dándome apretones y golpecitos. Yo fingía tardar en abrir mi bolso y guardar el dinero para quedarme unos segundos mas con sus manos en mi culo. Uno de ellos me nalgueó tan fuerte que se escuchó a pesar de la música a todo volumen, a lo que correspondí con una sonrisa.

 

Por último cuando nos estábamos por ir, el gordo que evidentemente era el más adinerado, nos hace una seña para que nos acercaramos una vez más y pidiéndome disculpas por la actitud de su amigo, me entrega en la mano unos billetes, que siendo sincera no necesitaba, pero que guardé en mi bolso sin ver cuánto me había dado.

 

Nos fuimos, riéndonos con mi novio por la situación, extremadamente excitados. Necesitamos llegar a su departamento y ya se imaginan cómo culminó nuestra noche juntos.

 

Al día siguiente, como de costumbre, nos duchamos juntos y luego recordamos la noche y me dirigí a mi bolso, tomé los billetes, los puse encima de la mesa y nos dimos cuenta que al final me habían dado nada menos que 1250 euros ¡Una locura! Aunque hasta el día de hoy, ya 2 años después, no hemos vuelto a ir a ese lugar, pero volveré en algún momento y espero disfrutarlo igual o mejor.

 

Espero que les haya gustado tanto como a mi al recordar estas anécdotas. Pronto les traeré más 🙂

 

No me escriban para pedirme fotos porque los bloqueo.

 

Adios <3