"BIEN HECHO, POR OFRECIDO!"
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Yo, no podía dar crédito a lo que veía..! Desde mi "atalaya" allí en aquella ventanita oscura de la capilla -única edificación en aquel lugar-,en aquella noche de fiesta carnavalera había yo decidido quedarme a terminar ciertos trabajos de nuestro grupo de damas benefactoras de la parroquia,y como única testigo de lo que pude esa noche ahí ver, jamás olvidaré lo que me tocó presenciar sin imaginar sus protagonistas que desde la oscura ventanita estaban siendo vistos, lo que permitió que actuasen sin limitaciones y pudiese yo ver todo lo que ahora aquí voy a contar.
Cercano a la pequeña capilla desarrollásbase un corso carnavalero, y ahí entre la fronda y la penumbra, un grupo de hermosas muchachas apartadas del bullicio que allá en el corso había, estaban plácidamente hablando, riendo, y por momentos bailando al son de la música que desde el corso llegaba.
Casi pegado ahí debajo de la ventanita desde la cual yo espiaba, un chico adolescente de muy hermosa estampa las contemplaba extasiado en una excitación que hasta lo hacía gemir y retorsrse mientras su mano masajeaba su entrepierna en donde su genitalidad estaba, obviamente, candente en virilidad extrema.
Ellas, las muchachas, casi ni lo advertían, continuando en su reunión sin mirarlo practicamente. No notaban, estaba claro, la excitación que aquel chico sentía al mirarlas.
Eran ella exuberantísimas muchachas que en aquella calurosa noche, vestían provocativas prendas que resaltaban la exuberancia de sus femeninas figuras.
De pronto…el chico que, aprovechando la oscuridad del lugar y "sabiéndose libre de miradad ajenas", se desnuda ahí mismo tras un árbol contiguo a la pared de la ventana donde yo adentro en lo oscura estaba, y poseído en erección despampanante, contempla a las muchachas y comienza a masturbarse aunque inmediatamente…detioene su práctica para volver a colocarse el pantalón que vestía, y comienza a caminar de manera que ellas puedad ver su presencia. Obviamente, ésas eran sus intenciones al hacerlo; las muchachas, que sí lo ven, no hacen de ello mayor caso, continuando sus conversaciones y risas en lo suyo.
Entonces…es cuando sucede aquéllo que el chico decide: llamar, a una de aquellas chicas. Ésta acude algo curiosa y sorprendida ante la atención de las demás que ahora sí lo observaban y atendían aquella cita a la que iba su amiga, y ahí, debajo mismo de la ventanita contra la oscura pared de la capilla, el chico así le habla a aquella muchacha, así diciéndole:
-"Por favor…decíle a tus amigas que yo, estoy hirviendo de caliente por todas ustedes…y que si ustedes lo desean, yo me entregaría a todas ustedes para que hagan conmigo lo que hacerme quisieran, que yo me dejo hacer…por favor…decíles éso…y venís y me transmitís lo que decidan…pero por favor decíles que yo, estoy ardiendo de caliente y que me dejo hacer lo que quieran ustedes hacerme…"
En la penumbra del lugar, pude ver el rostro de la muchacha al escucharlo atenta mientras él le hablaba aquéllo…e indudablemente, la mezcla de alegría, sorpresa y maliciosidad, eran un todo en su expresión facial al escucharlo aquéllo decir. Riendo en trabajoso silencio, marchó retornando donde sus amigas la esperaban, para transmitir tan insólito mensaje. El chico queda ahí en ansiosa expectativa contemplando a todas, mientras éstas, enracimadas en compacto grupo, esperaban ansiosas lo que su amiga llevaba como noticia.
No podía obviamente oír aquella conversación entre ellas, pero sí podía oír el brotar espontáneo de sus risitas primero, y risotadas enseguida, y unas y otras, ya soltaban carcajadas, caminaban dando pasos y volviendo, y, obviamente, miraban al chico allá donde él también las miraba.
Vuelven todas a enracimarse hablando entre ellas la resolución a tomar ante la propuesta que habían de él recibido, y entre palabras de todas entre suspicaces risitas y el acuerdo en el que juntas trabajaban, resuelven rápidamente algo, que aquella muchacha que había sido por el muchacho llamada, vuelve hacia él pra transmitirle la respuesta de todas. Riendo en una contenida carcajada, la muchacha a él venía… y ahí, junto a la ventanita, le transmite:
-"Dicen que con mucho gusto…pero que tenés que dejarte atar las manos desnudo aquí mismo, y que aquí mismo vamos a hacerte cosas aquí contra estas dos paredes, en el pasto, y acostado debajo de nosotras haciéndote!"
-"Sí…acepto!" respondió el chico con voz temblorosa por la bestial calentura que tenía, y la muchacha exclamó hacia las demás:
-"Vengan…acepta!!!" Y en un suspicáz coro de femeninas risitas, corriendo, vinieron todas.
Entre las más cochinas risitas de todas y ya ayudándolo a desnudarse, comenzaron a maniatarlo con las medias que rápidamente una de ellas se quitó de sus pies.
Las exclamaciones y risas se daban en todas al ver su genitalidad en tan extrema excitación, y casi sin preámbulos, comenzaron en él la más procáz de las manoseadas cosquilleándolo enteramente entre el reír a carcajadas de todas y la desesperación atróz de él ya indefenso y en manos de todas. Había comenzado, la más insólita violación con el consentimiento previo que él mismo había propusto. En las muchachas, verdad es decirlo…no había culpa ninguna!
Aquello era un continuo manoseo de todas en él entero; disputábanse su enorme chorizo mamándolo unas y otras con desaforada pasión lujuriosa, mientras ya unas refregaban por la cara de el sus anatomías todas y él gemía y bramaba poseído en placeres desesperados.
Pronto los gemidos y suspiros de él se entremezclaban con los gritos que delataban el orgasmo invasor, y las carcajadas de ellas anunciaban la llegada del semen que ya una u otra recibía en sus rostros, boca o vallla a saberse dónde.
Todo transcurría en orgiástica manera, y aquel chico era un continuo objeto de aquellas muchachas que en número de siete, no tenían límites para el desenfreno y se sentían siempre insatisfechas deseando poder cada una hacerle más….más….y más. Una y otra vez le hacían ellas llegar los orgasmos y era él un verdadero juguetito de todas.
Y surge, de pronto, aquella idea de una de ellas que así ahí a todas les propone:
-"¡Chicas…este macho es un verdadero semental por lo que estamos viendo…dejarlo ir es un verdadero desperdicio, y bien podríamos llevarlo hasta nuestra finca de paseos donde podríamos tenerlo como prisionero erótico para nuestra diversión, y allí gozarlo más ampliamente tranquilas y cómodas…¿no les parece buena mi idea???"
La aclamación de las demás fue instantánea en medio de las más puercas risas de todas, con el muchacho allí oyendo aquéllo y sin poder incidir en absolutamente nada lo que él pensase de aquéllo.
-"Noooo, no por favor éso nooo!" Exclamó el chico en medio de la euforia de ellas que nada les interesaba lo que él dijese, y mientras ya una llamaba a una amiga para que hasta allí viniese con su camioneta para llevárselo,gastándole mil sornas y continuando en el hacer de cosquillas y obscenidades mil, continuaron con él la orgía, mientras aguardaban a esa amiga que rápidamente les había respondido que en minutitos, allí estaría.
Como una zaeta, pude ver el acercarse de aquella camioneta que todas celebraron con las más eufóricas exclamaciones de algarabía y aplausos mientras acercándose rauda, otra muchacha a las risas hasta ahí mismo llegaba exclamando su beneplácito por tan gorda captura y el destino por todas planeado.
-"¡Métanlo rápido y vámonos de aquí enseguida!!!" Exclamó la recién llegada desde el volante y a las risas, a lo que todas al instante cumplieron actuando con la más rápida y eficáz celeridad. Gimiendo y chillando como un bicho capturado el muchacho aquel era metido en la camioneta a donde rápidamente todas también subieron, y en un coro de carcajadas de todas y el ruido de las ruedas acelerando en la rápida marcha la partida, de allí con él salieron perdiéndose en la lejanía de la ruta allá paralela al desfile donde el corso transcurria su fiesta.
Absorta y perpleja, ahí quedé encerrada en mil pensamientos..!
En algún lugar, valla a saberse dónde, varias muchachas se dieron suculento festín con aquel muchacho que ardiendo en calenturas insólitas, se había regalado a ellas para que con él, hiciesen lo que ellas hacerle quisieran.
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