Buscando a Chayo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
BUSCANDO A CHAYO
Como cada sábado, fui al ya desaparecido Cine Arcadia, para ver si podría obtener algo de diversión. Me senté como a la cuarta línea del pasillo hacia abajo en la parte baja del cine. Era el intermedio de las dos películas, aún con permanencia voluntaria, y noté que una pareja iba bajando por el pasillo, se detuvieron en la entrada de mi fila, y se sentaron a mí izquierda.
Antes de que las luces se apagaran, la dama cruzó su pierna derecha sobre la izquierda. ¡Ufff…que rica se veía! Sus piernas eran blancas, lisas y bien torneadas. En cuanto se apago la luz, pasé mi mano izquierda sobre el brazo que dividía nuestras butacas. Esperé un rato y estiré poco a poco los dedos de mi mano. Cuando rocé suavemente su piel con una de mis yemas, casi me vengo, se sentía algo fría y rica. Empecé a acariciar su pierna de arriba a abajo, únicamente con las yemas de mis dedos. Después de disfrutar su piel con mis dedos; estiré y abrí mis dedos hasta que la palma de mi mano se posó en su pierna. ¡Mmm… que sensación tan cachonda!
Una vez con la palma extendida, recorrí desde su rodilla hasta el nacimiento de su minifalda, pegada y blanca con puntos negros. La recorría varias veces, y cuando alcanzaba su falda, la subía lentamente. Levanté su faldita hasta que se asomó su pantaleta entre sus piernas y su falda levantada. ¡Que vista tan sexy!
La dama descruzó su pierna su pareja puso su mano derecha sobre su pierna izquierda. Ahora la dama tenía una mano sobre cada rodilla. A discreción, cada uno recorría una pierna. Ya bien caliente, llegué hasta su monte de Venus, lo acaricié por encima de su calzoncito, y lo hice a un lado para empezar a dedear aquel rico bizcocho. Primero lo tocaba por encima de sus labios mayores, luego lo metía y sacaba de su panocha, para terminar sobando su clítoris. Se escuchó claramente y en bajito que la dama decía,”Si, así, as”. Estaba deleitándome con esa papaya, cuando sentí la mano de su pareja junto a la mía. ¡Solo se escuchaba el chis, chis de nuestros dedos en su pucha! Entre los dos le hemos dado tremenda dedeada que la hicimos venirse en unos cuantos minutos.
Durante la función, varios hombres intentaron tocar a la dama; pero su pareja les quitaba las manos y solo la dejó para nosotros dos. ¡Que suerte la mía!
Salimos del cine, y les pedí su teléfono. Mientras buscaba una pluma, otro hombre intentó abordarlos; pero otra vez, su pareja lo alejó. Les ofrecí a llevarlos en mi Pointer blanco y ellos aceptaron. Durante el trayecto la dama me dijo que se llamaba Rosario. Los lleve a la Central de Autobuses del Norte y me despedí de ella con un beso en la mejilla, cerca de su boca. Semanas después me hablaron y quedamos de vernos en el cine. Pero; no llegaron.
Rosario me encataría algún día volver a verte.
Cualquier comentario a mi correo electrónico: pajarogaviota@hotmail.com
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!