Claudia, del vouyerismo al bisexualismo (Parte II)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por MilkyQueen.
Hola de nueva cuenta amigos y amigas de SST, les traigo la segunda parte de esta historia sobre Claudia, la chica que me volvió loca desde pequeña.
Si quieren leer la primera parte, el link está aquí:
http://www.sexosintabues.com/RelatosEroticos-32805.html
Pues bien, continuemos.
Desde aquel día que la espié comencé, sin saberlo, a tener sueños húmedos con Claudia.
Varias veces soñé que usaba ese labial conmigo, y despertaba con mi coño húmedo y muy hinchado, tan sólo de imaginar la sensación de su juguete en mí.
Soñaba que nos besábamos larga y apasionadamente, y que ella inundaba mi boca con su lengua juguetona.
Recuerdo que en esa época vi uno de mis primeros videos lésbicos donde ellas hacían tribadismo, y lo traspolé a mi sueño, visualizándonos a mí y a Claudia frotando nuestros coños salvajemente.
Claudia se volvió más cercana a mí, quizás por lo del incidente con la puerta.
Laura me invitaba mucho más seguido a su casa y yo gustosa aceptaba.
Mi mamá me llevaba y mientras ella y Laura platicaban yo subía a las habitaciones del segundo piso con la excusa de ir al baño.
Pero realmente subía buscando a Claudia.
El espiarla mientras se bañaba, se cambiaba o se masturbaba se me había hecho un vicio, y había adquirido habilidad para que no me atraparan mirándola.
Ni siquiera ella misma se daba cuenta, o tal vez sí y le calentaba que la espiara.
Recuerdo una vez que Laura nos invitó a mi hermano y a mí a su casa.
Para nosotros esa casa ya era como si viviéramos en ella.
Laura me dijo que llevaría a Berenice y a mi hermano al parque, que si yo no quería acompañarlos.
Yo le agradecí pero decliné su oferta, porque iba por mi cotidiana visita con Laura.
Le dije que podía esperarlos mirando una película y Laura me puso la videocasetera con la película de “Volver al Futuro”.
Me dijo que regresarían en un par de horas y que si necesitaba algo le avisara a Claudia, que estaba arriba en su cuarto durmiendo.
Despedí a Laura y a los chicos y rápidamente subí buscando a Claudia, relamiéndome con la esperanza de poder verla disfrutando de su escultural figura.
Cual fue mi sorpresa que conforme iba subiendo, escuché sus gemidos entrecortados.
Me acerqué y miré que la puerta de su cuarto estaba entreabierta.
Con mucho cuidado logré colarme en su habitación, bajo la cama.
Incluso ya había hecho un lugar debajo de ella para espiarla.
Me tiré panza abajo en la alfombra de su habitación y cuando miré mejor, vi que ella estaba tendida en la cama y había alguien arriba de ella.
-No hagas ruido, creo que ya se fue mi mamá, ¿verdad?
-Sí amor, ya se fue, ¿ahora sí podemos coger verdad chiquita?
Resulta que era un chico el que estaba arriba de ella.
Fue hasta ese momento que me enteré que tenía un novio “de manera informal” que la visitaba cuando su madre no estaba, y que aprovechaba las situaciones donde la madre salía para cogérsela.
Siguieron en lo suyo, besándose y acariciándose, y cuando el novio se incorporó, pude ver su miembro erecto, brincando deseoso de estar dentro de Claudia.
Era pequeño comparado con las enormes ganas que tenía él de penetrarla.
-Claudia mi amor, ponte en cuatro, te quiero llenar con mi leche.
-Lo que tú digas Santi, pero no te corras dentro o no volvemos a coger, en serio.
No entendía nada de lo que hablaban, sólo me dedicaba a observar y a no pensar tanto las cosas.
“Santi” sacó una caja pequeña de color negro y de ella extrajo un paquete cuadrado.
Con cuidado rasgó el paquete y sacó lo que parecía ser un globo de color transparente.
Ahí fue cuando aprendí a cómo se debía poner un condón, aunque por los nervios y las prisas Santi falló varias veces, y la verga se le fue poniendo flácida.
Claudia se rió pero Santi se enojó con ella.
-Tú tienes la culpa, te tardas demasiado.
-Ok mi vida, traiga acá esa verga que se la vuelvo a parar.
Volvieron a acomodarse en la cama y yo tuve que esquivar las partes metálicas de la base para que no me aplastaran.
Claudia había colocado un espejo grande y largo frente a su cama, y comencé a verlos por medio del espejo.
Era como si ella supiera que yo iba a verlos y lo había acomodado para que yo disfrutara la función.
Miré que Santi se acostó boca arriba y abrió las piernas, y Claudia se puso encima de él, del lado contrario.
Mucho después me enteré que hicieron un 69.
Miré la cara de Claudia y estaba ruborizada, y acto seguido empezó a mamarle la verga a aquel pendejo caprichoso.
Lo hacía como una campeona, subía y bajaba la cabeza con rapidez mientras que con la mano lo masturbaba, y veía que ella hacía gestos de satisfacción al sentir que Santi le lamía su concha mojada y babeante.
Guau.
Para mí era super excitante ver que se la cogían, y podía ver todo sin correr demasiados riesgos.
Para ese entonces había adquirido un poco de práctica con la masturbación y llevé mi mano a mis labios que también estaban chorreantes.
Comencé a rozar mis labios con los dedos imaginándome que yo era la que le daba ese placer a Claudia, mientras veía cómo el pene de Santi iba poniéndose rígido de nuevo.
Ella paró y le sonrió, y se giró para besarlo.
Él la quitó.
-No me beses, me da un poco de asco.
-Pero es tu pene, corazón.
-Sí, pero tiene jugos y me dan náuseas.
“¡Qué maldito!” pensé para mis adentros.
Si yo estuviera en esa situación con ella, jamás se me hubiera ocurrido hacerle malos gestos o tratos.
La hubiese tratado como la reina que es.
Pero ella pareció no darle mucha importancia y le puso el condón deprisa, temiendo que a Santi se le volviera a caer el asunto.
Mientras se lo ponía se puso de espaldas al espejo y pude ver su enorme culo reflejado, y me excitó más.
Cómo deseaba haberlo tenido frente a mí para saborearlo.
Finalmente pudo ponérselo y ella se colocó sobre de él, con las piernas abiertas y apuntando el trasero hacia Santi, lo que dejaba sus tetas apuntando de frente al espejo.
Claudia comenzó a moverse de arriba hacia abajo, y podía ver cómo aquella verga entraba y salía del coño de Claudia.
Comenzó a sudar y se agarraba las tetas mientras brincaba.
Cuando la soltaba, sus pechos brincaban, golpeándose entre sí.
Sus tetas eran mi perdición, y cuando veía que brincaban me acariciaba los labios con más fuerza, humedeciéndome a cada brinco que ella daba.
La espalda de Claudia se arqueaba y apoyó sus brazos en las piernas de Santi, dejándome ver su escultural abdomen reluciente de sudor.
Ya no brincaba con tanta fuerza, pero ahora meneaba su cadera frotándose contra la pelvis de Santi.
Probablemente porque la verga de Santi bailaba dentro de ella y ella lo apretaba fuertemente en su coño.
Cuando comenzó a rozarse, Santi comenzó a hablar y a hacer ruidos:
-Aaah que rica estás mamacita, así te quería tener, ¿te gusta mi verga caliente?
-Uuy sí, háblame sucio Santiago, soy tu perra, ¡métemela toda hasta que reviente!
Oírla hablar así de extasiada me hacía sentir tan caliente que no pude aguantar, y entre sus gemidos y mi orgasmo volví a manchar mi ropa interior.
No podría aguantar otro igual, así que me limité a seguir observando.
Esta vez Claudia se giró, mirándolo de frente, y encarrerada comenzó a montar su miembro cual vaquera a un toro salvaje.
Lamenté haber terminado antes pues esa escena se veía suculenta, podía ver su culo y su coño devorando ferozmente el sexo de Santi.
Finalmente Santi comenzó a gritar como desaforado y tuvo un orgasmo bestial, porque Claudia gimoteó también:
-Aaaaw te corriste, ¿verdad amor? Siento tu gordo palpitando dentro de mí.
-Clau, ¿te chorreaste? Siento la entrepierna mojada.
-Creo que sí, se sintió rico.
Santi apenas podía moverse y Claudia lo desmontó.
Aún tenía la verga parada, pero el condón estaba de color blanco, apretando con fuerza el pene de Santi.
Claudia se lo quitó con cuidado y el semen se desbordó por sus piernas y el colchón.
Santi sintió asco y se levantó hacia el baño, mientras ella se quedaba recogiendo las cosas, con la mirada un tanto perdida.
Había gozado a mares el verla cabalgando una verga como una profesional, pero no era justo que aquel cabrón la tratara tan mal.
Me daba rabia que fuera así, y me propuse hablar con ella en cuanto se diera la oportunidad.
Para mi suerte, esto no tardó mucho tiempo.
Seguí visitándola como de costumbre, esperando cada vez que se desnudara y se masturbara.
Ella jamás me percibió, o quizás sí, pero nunca me lo dijo.
Unas semanas después, me enteré que Claudia había entrado en una depresión profunda, pero Laura no sabía qué le pasaba.
Yo sabía que tenía que ver con el idiota de Santiago, así que de inmediato corrí a buscarla.
La amaba tanto que no me importaba lo que pasaría después.
¿Les ha gustado? Pues aún falta un tramo de la historia, ¿qué creen que pase? ¿Será que Santiago le hizo algo a Claudia? ¿Seguiré espiándola a través de los espejos? Espero que me apoyen para subir la última parte de esta historia.
De mi parte, iré a limpiarme, pues la sola memoria de esta historia me hace mojar cada vez que la cuento.
Reciban todos un beso y un abrazo de su amiga MilkyQueen.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!