Comiendote
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por bicho1969.
Me acababa de duchar y con la bata me senté en la terraza al lado de mi mujer. Ese día había hecho calor y aunque anochecía se estaba bien. Ella leía un libro. Llevaba el pelo suelto. Una camiseta blanca larga que le llegaba a medio muslo. No llevaba sujetador. Sus tetas se movian, danzando al compás de sus movimientos. Quizás, pensé, tampoco bragas. Me quité la bata y comencé a masturbarme mirándola. ¿Qué haces?, preguntó. Una paja mirándote. Le dije. Que guarro eres. Pero yo seguí dandole a mi polla poniéndola dura. Con una mano desde el capullo hasta la base y con la otra sobándome los huevos, recien depilados en la ducha. Ella miraba el libro y de reojo mis movimientos. Los pezones se le habían puesto duros y se marcaban en la camiseta.
-¿Llevas bragas?, pregunté.
No. Me las quité antes.
¿Me enséñas el chochito?
Ya lo has visto muchas veces.
No las suficientes.
Le encanta hacerse de rogar. Se levantó la camiseta hasta mostrar su entrepierna. Separó los muslos y se giró de forma que su coño quedó frente a mi. Yo la miraba el chochito mientras seguía masturbándome.
Se te ha puesto muy dura.
Si. Es que estás muy buena.
No. Es que eres un pervertido.
Ella separó los labios de su sexo con un dedo y me miró como seguía meneando mi polla.
Comeme un poquito, me susurro con voz melosa.
A cuatro patas me acerqué hasta su sexo y lo lamí entero. El clitoris gordo y caliente lo atrapé entre los labios y los succionaba provocandole suspiros. Su camiseta cayó al suelo mientras ella se sobaba los pechos. Agarré su culo para pegar mi boca más a su coño metiendo la lengua dentro de su sexo, follándola. Me encanta eso. Ella se mojaba más y más y yo soñaba que se corría regándome la cara. Como aquel día.
Su sexo se derretía entre mis labios y me mojaba toda la cara. Ella suspiraba mientras con los ojos cerrados se retorcia los pezones. Deslicé mi lengua hasta el agujero de su culo y me lo follé con la punta. Ella gemia cada vez que mi lengua la penetraba. Notaba las contracciones de su ano y de su coño y me encantaba. Quería hacerla correr así. Ella cambió la cara y yo supe que se corría en mi cara. Cogí su clitoris con los dedos y la hice correr.
En levanté con la polla dura y me la toqué un segundo hasta que me corrí sobre sus tetas. Ella aún estaba con los ojos cerrados saboreando su orgasmo.
Por favor, méate sobre mi. Me dijo. He sido mala y pensaba en otro mientras me comias. Quiero que me hagas sentir más sucia.
Pero eso es otra historia.
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