continuación de un relato en el cine XXX
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por sayago19.
Continuación del Relato: “una sesión en un cine xxx”
“Ya viste que no estamos solos” me dice Juan
“si” respondo, dejando de acariciarlo con mis labios “¿te gustaría que nos acercáramos?”
Antes de que me responda, los tacones vuelven a escucharse, giro la cabeza y veo venir a la pareja; ambos desnudos y cubriéndose con la ropa.
Ella es un poco más alta que yo (calculo que mide 1.70 m), cabello castaño hasta los hombros, sus redondos senos están coronados con unos pezones erectos y rosados; se cubre el vientre con su ropa, sin embargo puedo ver un ombligo bien formado en ese estómago plano y blanco.
Él avanza por la butaca de asientos de su derecha, tiene buen porte; estómago marcado (sin llegar a los extremos de un fisicoculturista), seguramente se depila puesto que no hay vello en su cuerpo.
Ella se sienta al lado de Juan y con una sonrisa, luciendo sus labios carnosos y apetecibles, se presenta:
“perdón por interrumpir.
Somos Germán y Janeth, venimos a conocer este lugar porque en Querétaro no hay cines XXX”
Me incorporo poco a poco, dejando de chupar el miembro erecto de Juan, clavo mi mirada en los ojos verdes de Janeth; la cual pasa su lengua lubricando sus labios al ver el duro y circuncidado pene de mi novio.
“Yo soy Juan y ella mi novia Inés, también es nuestra primera vez en un lugar así; a pesar de que ambos somos del Defectuoso”
Germán ocupa la butaca junto a mi, coloca su ropa en el respaldo del asiento de enfrente, se acomoda con las piernas abiertas permitiéndome ver su larga, depilada y firme verga.
“¿Puedo continuar con lo que hacía tu novia?” le dice Janeth a Juan mientras le acaricia las tetillas, mi novio asiente con la cabeza y ella abre la boca para lamer su miembro; su mano derecha soba sus testículos y poco a poco comienza a introducir el poste de carne arañándolo suavemente con los dientes.
Mis ojos van de la cara de éxtasis de Juan, a la glotonería que utiliza Janeth para disfrutar cada momento de la felación que está llevando a cabo, mientras tanto Germán ha comenzado a masturbarse con la imagen de su novia probando a otro hombre.
Sonríe cuando volteo a verlo, mi vagina se está humedeciendo y mis dedos están acariciando mi clítoris; con la lentitud de una gata en celo Janeth deja el asiento (sin suspender el tratamiento que esta efectuando) y se arrodilla entra las piernas abiertas de Juan; su diestra avanza poco a poco para alcanzar mi muslo.
Me sorprende y suspendo mis movimientos, Ella comienza a acariciarme con suavidad desde mi rodilla a todo lo largo de mi muslo moreno; cierro los ojos y tomo su mano, guiándola hacia mi vulva mojada y ávida de caricias (mi mente evoca con rapidez la primera vez que mi tía me enseñó a masturbarme).
Sus dedos acarician mi clítoris humedeciendo, aún más, mi vientre; introduce su índice en mi vulva mojada iniciado un movimiento vigoroso en mi punto G; Germán se aproxima para ver mejor y sopla en mi cuello, causándome un grato escalofrío, comienza a besarme el oído, su lengua juega con mi lóbulo, acariciándolo para después morderlo con suavidad y lentitud.
Sus manos, grandes y fuertes se prenden de mis senos y comienzan a estrujarlos, amasándolos con firmeza haciendo que mis peones se endurezcan con mayor fuerza.
Juan, para no sentirse excluido, toma a Janeth del cabello para controlar la velocidad con la que lo está atendiendo oralmente y me besa en los labios, su lengua juega con la mía, recorre mis dientes, muerde brevemente mi labio inferior y se dirige hacia mi cuello.
Por un momento suspende sus besos (al igual que Germán, quien de mi oído fue a mi nuca) y al sentir la naciente barba de mi novio en mi hombro me hace abrir los ojos; ambos hombres se están besando a un lado mi mejilla.
Intento levantarme y abro la boca para gritar, sin embargo Janeth coloca sus manos en mi cara y me besa furiosamente evitando que deje escapar cualquier sonido; la sorpresa cede su lugar al placer (nuevamente el recuerdo de la primera mujer en mi vida: mi tía, hace su presencia) con maestría su lengua hace una danza con la mía y sus manos bajan a mis pechos.
Sin dejar de besarse Germán y Juan toman, cada uno, mis manos y las llevan a sus respectivos miembros; mi cerebro ya no piensa y mi cuerpo solo se deja llevar por las sensaciones.
Germán esta mejor dotado (más largo y más grueso) que Juan, ambos han suspendido sus caricias y ahora se concentran en mis pechos; con distinto estilo lamen, besan, muerden y estimulan mis pezones, mi respiración aumenta, mi corazón enloquece ya que Janeth dejo un rastro de besos a lo largo de mi cuerpo deteniéndose en mi vagina, la cual devora con deleite.
No puedo evitarlo, mi piel se cubre con una capa de sudor, mi espalda se arquea, cierro con fuerza los ojos y mi vientre comienza con las contracciones de un orgasmo explosivo que entre los tres me han llevado a alcanzar.
“Aaaaaa, hmmmmm” se escucha mi voz con el tono grave del deseo satisfecho y me derrumbo en la butaca.
Durante unos minutos me siento sola, abro los ojos y veo a Janeth siendo penetrada analmente por Juan, mientras Ella le da un beso negro a Germán, el cual se masturba con deseo desenfrenado; ignoro si fue la lengua de su chica jugando a introducirse en su ano o los vigorosos movimientos de su mano los que hacen fluir un río de semen blanco y caliente que me salpica los pechos.
Germán se separa y, arrodillándose ante mí, comienza a lamerme los senos retirando su simiente de mi cuerpo; tomo sus mejillas y beso sus labios, con la lengua retiro la leche de su boca y me la bebo.
Su sabor es un poco más salado que el de Juan, pero muy grato para mi, repetimos la misma operación un par de veces hasta que mi cuerpo está limpio de su eyaculación y yo tengo el gusto de ella en la boca.
Germán se sienta a mi lado, la película ha terminado y puede escucharse a Janeth musitando:
“Si papi, métemela por el culo, cógeme con fuerza, dale su merecido a esta putita caliente; vamos, así, así, lléname el culo con tu leche, si, así, arghhhhhhhhhh”
Como si fuera una rutina ensayada previamente, Ella levanta la cabeza, sus ojos en blanco, los dientes apretados, el sudor escurriendo son las señales de su orgasmo, Juan tiene las venas del cuello hinchadas y un gruñido sale de su garganta:
Él también acaba de terminar.
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