Doña Carolina
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por SilverRain.
A veces uno se da cuenta de muchas cosas en el mundo, en ocasiones cosas que desearía no haber escuchado. Y yo he escuchado un montón de cosas, algunas veces son casos que no me espero…
Hoy me presento a ustedes para contarles una de las cosas que he escuchado hasta el momento. Algo de lo que me dejo boquiabierto cuando me lo dijeron, pero yo solo no escucho sino que también trato de ver si es verdad. Uno de mis mejores habilidades es tener algo de espía, y así me doy cuenta de las cosas de una forma que sea veraz y de verdad.
En la comunidad donde vivo escuche un chisme de una señora mayor de edad que le encantaba tener relaciones con los adolescentes, ya sea hijo de sus vecinos o algún repartidor de comida a domicilio. Se decía que tenía un diente y un buen ojo para los jóvenes.
Doña Carolina era una señora divorciada y sin hijos, muchos decían que su ex esposo era estéril y algunos dijeron que seguro era ella la que le oculto a su pareja que se había hecho algo en las trompas. Ese dato nunca lo corrobore pero lo de los jóvenes trate de ver si era verdad. Para que tengan una idea Doña Carolina tenía 35 años de edad, es de tez morena y cabello negro, su figura es de alguien que se cuide en el gimnasio, sé que aparte de ir al gimnasio también hacia yoga en casa pero no del normal. Era Yoga al Desnudo y lo hacía en el patio de su casa, me di cuenta de esto una mañana que pase por ahí y entre los arbustos que cubrían su casa vi un hueco y la curiosidad es grande. Cuando fije la vista en ese hueco la vi sentada en la grama totalmente desnuda, en ese momento me fije en sus senos, eran grandes con pezones morenitos, vi su vientre y se notaba que no tenía ninguna muestra de embarazos. Debo admitir que me gusto lo que miraba y cuando se puso de pie para hacer la pose del árbol no tenía ningún solo vello en su zona genital. En ese punto sentí que me excitaba pero no podía continuar ahí porque podría parecer evidente. Hice el movimiento de que agarre una rosa de los arbustos para no levantar sospechas y al mismo tiempo oculte el hueco para que nadie lo usara aparte de mí.
Pasando el tiempo escuche el chisme de que Doña Carolina comenzaba a meter hombres jóvenes en su casa y que salían con una sonrisa, varias veces escuchaba eso y llego hasta los oídos de Doña Carolina pero parecía que no le importaba porque siempre sonreía y se reía y siempre decía algo:
-Digan lo que quieran de acuerdo. Me gusta que hablen de mí solo no malgasten mi nombre.-
Se me puso curioso el caso, Doña Carolina no solo era famosa por los chismes, para mí también lo era por hacer ese tipo de yoga. Pero un día me dispuse a ver si aparte de lo que yo sé de ella era cierto lo que decían o solo era lo que decían las mujeres casadas de la comunidad frustradas por tener mal matrimonios. No podía hacerlo evidente de día así que lo hice ya para el atardecer, me dispuse a vigilar su casa y vi que en efecto salió un hombre joven que tenía al menos 22 años de edad, se veía que era universitario porque se acomodó su gabacha blanca, muestra de que estudia medicina. Note que no dejo bien cerrado la puerta principal que da a la calle y de forma sigilosa me escabulle dentro de la casa.
Lo primero que note al ver su casa fue la ropa interior femenino en el suelo, eran negros trasparentes y muy poca tela por detrás, por delante por acto lo levante y los pase por mi nariz, tenía ese olor a mujer. Decidí guardarlos en mis bolsillos para poder masturbarme más noche. Seguí caminando y encontré más prendas, incluso el sostén que estaba rasgado por el centro… significa que ese hombre tenía antojo de sus senos. Escuche un gemido y camine en silencio a donde escuche el gemido. Ahí la vi a ella, Doña Carolina tendida en la cama boca arriba totalmente desnuda con las piernas abiertas y con muestras de semen saliendo de su entrepierna. Estaba suspirando y se llevó su mano derecha a la entrepierna con la cual se estaba tocando el semen y se lo metía dentro con su dedo. En ese momento estaba excitado pero debía estar oculto así que en silencio me oculte detrás de la puerta de su habitación para poder verla mejor. Continuo metiéndose el dedo con semen dentro de ella por unos minutos más hasta que saco su dedo y se lo lamio, en eso escuche lo que dijo.
-Como adoro el semen de los jovencitos… son tan llenos de vida y tienen tanto semen para darme… adoro ser divorciada.-
Vi que agarro su teléfono celular y luego se puso de pie. Para mi mala suerte se puso contra la puerta y me apretó contra la pared, dolió pero no hice ruido ninguno. Se fue al baño después de estirarse, en ese momento aproveche para moverme y escuche como sonaba el timbre de la casa, en ese momento corrí hasta la sala y me oculte detrás de su sofá. Ella salió con una toalla cubriendo su cuerpo y abrió la puerta que había otro joven, por lo que miraba tenía entre 19 a 21 años de edad porque tenía rastros de acné.
-Llegas temprano Juan.-
-Estoy aquí como soldado Doña Carolina.-
Aun sin entrar por completo a la casa le quito la toalla ahí no más apoderándose con las manos de los pechos de Doña Carolina y su boca con la de ella. La estuvo manoseando en la puerta principal hasta que lo metió dentro de la casa. En ese momento ella se arrodillo y le saco el miembro viril de sus pantalones y comenzó a comérselo por completo. Estaba viendo eso oculto detrás del sofá con una excitación que me estaban dando ganas de masturbarme ahí pero me aguante un poco más… lo que vi fue extraño pero Doña Carolina pudo tragarse el miembro hasta los testículos. ¡Que garganta!
El joven se miraba que no iba aguantar más y se lo saco de la boca. Lo tomo de la mano y se lo llevo a la habitación desnudándolo por completo en el pasillo. Cuando escuche que Doña Carolina comenzaba a gemir y decir cosas como “Méteme tu herramienta hasta el fondo cariño” y “Me encantan los penes jóvenes” me acerque en silencio total a su habitación y la vi que el joven la tenía en la posición perrito y con toda la fuerza penetrándola, le daba tan fuerte que se escuchaba como el abdomen del joven golpeaba los glúteos de Doña Carolina. Me fije como se movía sus senos con violencia, en ese momento me parecía que o Doña Carolina se iba partir en dos o que la cama se rompería.
En ese momento el joven anuncio que estaba a punto de eyacular y ella a gritos pidió que lo hiciera dentro de ella y así lo hizo. Suspiro al sentir como se descargaba el joven dentro y el joven más al sentir un alivio. En ese momento se quedaron pegados un rato más y aproveche para irme de la casa así como entre, en silencio pero con una erección de orden.
Ese día me di cuenta que era cierto que Doña Carolina le gusta tener relaciones con hombres jóvenes y yo me convertí en un espía para verla, también coleccione algunas de su ropa interior que quedaba en el pasillo.
Ay Doña Carolina… debo admitir que por ella me gustan algunas mujeres maduras.
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