El Incubo del Internado Reliquias 2
Fuera del Incubo, existen las reliquias, objetos que ayudaron al demonio a traer caos sexual, esta es la historia de una….
Advertencia: este relato es completamente Ficticio, no tiene nada de real y solo esta para entretener con una buena de dosis de morbo a todos los lectores que gusten…
El Muñeco Maldito
Mi nombre el Marlon, alguna vez fui militar, bien entrenado un miembro de temer en la unidad, pero a causa de una herida en la pierna fui retirado, aunque imagino que esa decisión fue también porque no le agradaba a muchos, pocos eran quienes comprendían mi punto de vista, muerte a los enemigos de nuestra gloriosa nación, en fin, eso por desgracia quedó atrás, y por un tiempo me quedé tranquilo, tengo una pensión así que puedo mantenerme, aparte nunca me case, aunque debo decir que la soledad es muy difícil, por ello busqué un trabajo, soy bueno en varias cosas, supuse que enseñar a la siguiente generación era lo mejor, así que me presente en una escuela como maestro, sabía de historia, ética, matemáticas, geografía, así que no me fue difícil conseguir el trabajo, y gracias a esto me mantuve ocupado, aunque debo decir que los problemas no acabaron ahí, las normas de enseñanza eran diferentes a mi época, aún así me dedique a mejorar, además debo reconocerlo, en ese lugar por primera vez sentí un impulso que había ignorado desde hace años, siendo un hombre mayor a los 50, me mantenía bien físicamente, creo por eso cuando vi a las jovencitas con esas pequeñas faldas correr de un lado a otro, mostrando sus muslos carnosos, y sus pechos en crecimiento a través de sus camisas escolares, supe que estaba en el paraíso, después del infierno que viví, este lugar sería mi nuevo hogar, así como la escuela tiene un internado, ni tardo o perezoso me fui a unir a las líneas del personal residente, disfrutaba de esos pequeños querubines a cualquier hora del día, aunque no querían acercarse a mí, estuve apenas un año y pude notar que las cosas no eran lo que parecían, uno de los que llame “amigos” un guardia de seguridad, era un viejo como de mi edad gordo, que se perdía en el bosque para beber, a veces invitaba a alguna mujerzuela o a las maestras, que debo decir muchas son muy guapas, si tuviera 20 años menos aria lo mismo, ahora cabe decir que como soldado tuve que trabajar en diferentes zonas de riesgo, más que nada iba en cubierto a misiones de exploración, trabajaba para un sector de inteligencia, lo que fuera, por eso era muy bueno en la observación y notaba que en la maldita escuela las cosas no eran lo que parecían, no tarde en indagar con quienes más tiempo estaban ahí para enterarme que el lugar estaba maldito, en un principio no lo creí, pero las cosas se movían, risas siniestras sonaban, se veían sombras, pero había algo más, me faltaba por entender una cosa, sin embargo como uno podría ir a preguntar, aunque soy más listo de lo que muchos creen, les deje a mis alumnos una tarea de investigación de leyendas urbanas, ahí fue como lo descubrí, uno que estaba en el internado termino relatando una leyenda sobre este lugar, era un convento donde realizaron misas negras, las historias de varios crímenes y finalmente lo que daba sentido a todo, un maldito incubo, demasiado bien para mi gusto, pero la verdad no sabía qué hacer, ya tenía una idea de lo ocurrido, aunque eso no me servía de nada, si hubiera algo más sería bueno, acaso lo único que podía hacer era mirar desde lejos a las niñas o jovencitas jugar, no faltaba momento en que no viera unas piernas, calzones o incluso tetillas, era realmente una fantasía que en ocasiones se volvía tortura, porque quería algo más, no solo ver, desde lejos, no sabía cómo cambiar las cosas así que fui con la persona que mejor conocía el lugar, la encargada del mantenimiento del internado, una señora a la que todos le decía La Doña, era si acaso unos años mayor que yo, un poco conservada y de carácter fuerte, me agradaba, pero no lo suficiente, siempre estaba activa y en una ocasión le comenté de la tarea, las leyendas de la escuela, con la excusa de saber si eran ciertas le pregunté, esta me dijo:
Si yo le contara profesor, esta escuela tiene más de lo que usted escuchó, ciertamente las leyendas están bien, espero que a su alumno le haya dado una calificación excelente, pero le faltaron datos, por ejemplo el culto que se presentó aquí hace muchos años dejó varias cosas, artefactos que espero queden perdidos para siempre, desde hace años algunos maestros, trabajadores y yo, lo hemos estado buscando, pero no hemos tenido suerte…
Yo le cuestioné porque me decía eso, a lo que me indicó que deseaban mi ayuda, yo no me negué, aunque quise dar a entender que era un no creyente, aun así le aseguré que apoyaría, pero en realidad quería ver si de esta manera podía sacar algo para hacer mis mórbidas fantasías realidad, me fui enterando de las llamadas reliquias del incubo, y como se habían perdido, aparentemente los maestros tenían un grupo para buscar los objetos o detener la influencia del demonio, eso me divertía, yo les ayudaba más por el morbo, pues en varias ocasiones encontraba a las alumnas en situaciones tan calientes: por ejemplo hallé a una de 16 en el bosque jugando con su cuerpo, el uniforme no le dejaba exponerse, la chiquilla no era muy guapa de rostro, pero su cuerpo delgado, curvilíneo, de repente quedó expuesto para mí, tenía unos buenos pechos redondos, grandes como naranjas, una cintura breve y unas piernas torneadas que se ocultaban, todo eso quedó revelado mientras se manipulaba ella misma, desnuda en el bosque, se enterraba primero unos 2 dedos, pero llego a meterse 4, mientras su mano estiraba, pellizcaba o amasaba sus senos, llegó el momento en que sus gemidos resonaban, no pude ser tan cruel y la dejé terminar, pero en cuanto se quiso vestir la atrapé, lo mismo paso en una ocasión donde llenaron la alberca, otra chica también de 16, pero rubia, algo bronceada por el sol, todos se habían ido a marchar, pero yo salí a comer algo fuera, cuando la vi, todavía no era tan tarde, pero estaba a oscuras y se me hizo raro verla afuera, que sorpresa la mía cuando la chiquilla ante mis ojos frente a la alberca se desnudaba hasta quedar como llegó al mundo, y se tiraba a dar un chapuzón, algo había en el aire, un aroma que calentaba, y sin que pudiera reaccionar vi como la escena se repetía, la alumna se acariciaba a sí misma, pero a diferencia de la otra, no tocaba sus tetas, sus 2 manos estaban masajeándose de tal forma la entrepierna que daba gusto de verla, sus piernas completamente abiertas, mientras ella gemía fuera de control, hasta que tuvo un orgasmo terrible, al final también la castigue, las cosas mejoraron, pues en una ocasión otra estudiante, de aspecto más serio se masturbo a mitad del salón, había un examen y sólo quedaba ella, así que no hubo testigos aparte de mí, pues ella aprovechó cuando me retiré para ir por un café y al volver ella terminaba de tocarse con la esquina de mi escritorio, a esta también la castigué, aunque en realidad quería chantajearlas, pero siempre llegaba un compañero a arruinar mis planes, por un momento odie eso, aunque después saqué provecho cuando me enteré de las reliquias del incubo, al parecer en un principio dudaron de mí los otros tutores, pero mis constantes desventuras o encuentros accidentales los convencieron de que era uno de ellos, así me fui enterando de todas las herramientas existentes, desafortunadamente había un espejo que fue destruido años atrás, una daga ritual que parecía tener la sangre del incubo que estaba perdida, una botella con jugos de súcubo, que quien tomara de ella se volvería adicta al sexo, también me enteré de un medallón, pero al parecer estaba en manos de gente rica, sólo quedaban 2 cosas, una que no me quisieron decir y un muñeco que estaba extraviado, o casi, me lo describieron como algo horrible, así cuando por petición de una maestra fui a ayudarle a limpiar de papeles en la nueva aula de niños de kínder, que sorpresa me día cuando vi una figura muy fea, que me llevó a lo siguiente:
Qué horror, el dibujo lo hizo Clarence, uno de mis alumnos, es de un muñeco muy feo que estaba aquí, pero creo que lo escondió porque dije que se iban a tirar algunas cosas, como sea, ya no es mi problema…
Aquel dibujo en realidad era un mapa y lo iba a aprovechar para encontrar el muñeco, tenía la sospecha de que era el maldito, por suerte mi entrenamiento y conocimiento del área me ayudarían, salí antes del ocaso, reconocí algunos de los garabatos del niño, un tronco tirado, era una de las partes más lejanas de la escuela, así que fui a ver, que sorpresa la mía, entre la enarbolada de espinas, tan afiladas que me corte un poco, llegando a sangrar, encontré una bolsa de hule, y dentro estaba el muñeco, bastante maltrecho pero seguía bien, aunque lo manché un poco con mi sangre, pude notar que estaba hecho de cuero, por lo que soportaría mucho más que un juguete corriente, pero necesitaba saber más sobre su uso, o eso pensaba cuando me topé con un pequeño cofre de madera, de este al revisarlo saqué una botella curiosa, pues tenía grabados, ¿Por qué estaba ahí? pensé que era una artesanía, ambas cosas me las llevé y que suerte la mía, no tardé en descubrir su uso, era más sencillo de lo que pensé, primero se hacía un pacto, por suerte al sangrar lo había hecho indirectamente, así pude activarlo, para usarlo este en el área del estómago tenía un bolsillo, uno debía meter un objeto de uso personal de la víctima, tomaría el control, pero lo mejor es que si uno metía más de una cosa, podría controlar a varias, o casi, de hecho perdía control, aunque podía hablarle al muñeco para darles ideas a las personas, era bastante interesante, así que intenté algo, mientras daba clases, estando en secundaria, vi que una de las niñas traía un chicle, severo como me conocía, saquéuna servilleta de papel y la obligue a escupirlo, la mocosa lo dejó en el papel y yo fingí que lo tiraba, aunque en realidad lo guardé en mi bolsillo, sabía que esta se quedaba en el internado, así que aprovecharía eso, iría a ver el poder del muñeco cuando todos durmieran.
Era de noche, los alumnos se encontraban en sus cuartos alistándose para dormir, por suerte era verano y hacía un calor infernal, me fui a acercar a los dormitorios femeninos, aunque ignoraba donde o con quien podría estar la alumna, esta era una muchachita blanca de pelo negro, ojos castaños, no sobresalía mucho en calificaciones, pero era linda, su cuerpo se empezaba a formar, dejando a la vista unas pequeñas formas sugestivas que se asomaban tímidas por el uniforme, pero al usarlo llamaba poderosamente la atención de todos los estudiantes, le quedaba muy bien, sin pensarlo mucho, me ubique tras unas macetas ya con el muñeco, di la orden, asómate por la ventana, pero no pasó nada, volví a dar la orden, todo siguió igual, pensé pero que idiota fui por creer estas tonterías, seguramente las reliquias eran falsas, estaba por largarme cuando vi asomarse a la estudiante de un cuarto del segundo piso, miró confundida para todas partes, y alcancé a escucharla decir: no hay nada, pensé ver algo…
¿Funcionó? Tenía que comprobarlo, así que le dije al muñeco, vuelve a salir, esta vez lo hizo de inmediato, yo había susurrado pero lo dije como una orden así que era imposible que me hubiera escuchado, ella salió de inmediato como si alguien le hubiera hablado, parece que alguien estaba a su lado, porque alcancé de escucharle decir: perate me pareció ver algo; y para verificar le ordene decir en voz baja a través del muñeco: se asomó una ardilla; que sorpresa la mía cuando eso mismo dijo a su compañera de cuarto, antes de volver a meterse, aun no estaba seguro que eso fuera posible, en cierta forma me parecía demasiado conveniente, pero lo comprobaría al día siguiente, ella estaba en una de las mesas de mero adelante, casi pegada a la puerta, como suelo caminar por las bancas de atrás, ella pensó que no la vería con el chicle, mañana sería una prueba de fuego para mí y el muñeco, así que antes de ir a clases le di la orden de coquetearme, soy viejo y es imposible que alguien lo hiciera, así que aprovecharía para ver la situación, ahí vi la capacidad del muñeco, la chiquilla no dejó de hacerme ojitos, me habló melosa y en más de una ocasión jugo con sus piernitas llegando a verle un lindo calzón blanco de algodón, era excelente, el muñeco realmente servía, así que pensé en como disfrutarlo al máximo, no sólo eso, debía conseguir otras cosas, objetos para controlar más alumnas, así que planeé algo para el fin de semana, cuando muchas de las alumnas se irían de los dormitorios a sus casas, por suerte no la niña del chicle, y en los días que tuve también conseguí un peine de otra muchacha que dejó olvidado en una banca, esta era de otro grupo, un poquito mayor, de pelo castaño, piel clara, ojos color miel, un poco más llenita sin ser gorda, de actitud muy coqueta, pues su falda solía subirla para llamar la atención, y claro que lo lograba por sus piernas carnosas, y casi por ultimo conseguí un trapo con el que se secó una niña que se quedó castigada, esta consiguió una lata para pintarse el cabello color rosa, era un tinte de larga duración, que se rociaba como spray, estaba contra las reglas de la escuela, que suerte que no había guardias en la escuela, esto me ayudo a castigarla, y es que de las 3, esta era la más linda, de piel clarita, de cuerpo esbelto, algo precoz, pero lo más importante es que sus rostro era como el de una muñeca, con un par de ojos verdes que llamaban demasiado la atención, además con ese color de pelo se veía increíble, el trapo lo use para obligárselo a quitar pero la tinta era fuerte, eso ya no me importaba, tenía a 3 divinas niñas a mi merced, y estarían solas, pues en ese ciclo eran pocos los estudiantes que se quedaban los fines de semana, lo aprovecharía muy bien, llegado el sábado en la noche había arreglado todo.
Por suerte el grupo que buscaba las reliquias del incubo se tomaba un descanso, como maestro interno me dejaron las llaves de muchas cosas, entre ellos de la bomba con la que se llenaba la alberca, tenía una pequeña fantasía, así que la noche anterior la llené sin que nadie se diera cuenta, ya había dado las órdenes precisas: ven a la alberca a media noche, tienes una cita muy importante, debes estar bien arreglada, harás lo que sea por el hombre que te espera; tal como lo imaginé llegaron las 3 niñas juntas, la del chicle venía con una faldita corta rosa y playera negra de tirantes, se veían pequeños túmulos que eran sus senos en desarrollo, sus piernas terminaban en un par de zapatillas, que bien se veían, mientras que su falda a veces no ocultaba su panti blanca, por otra parte la chica del peine iba con un short de mezclilla muy ajustado, tan corto que se le notaban un poco el culito redondo, aparte traía una camisa, que seguro era de cuando estaba más joven, pues no le quedaba muy bien, por lo que se la amarro formando un top, se le veía el ombligo sobre su pancita, y unos senos también en formación, pero lo más delicioso fue notar que no usaba bra, por lo que sus pezones sobresalían sobre la fina tela, finalmente la chiquilla de pelo pintado, venía con unos tenis y calcetas hasta las rodillas, una falda de mezclilla muy corta, que al caminar se le subía, finalmente una playera naranja que por alguna razón le hacía ver su pecho muy rico, estaban las 3 juntas, así que dije:
¿Cómo están niñas? – les dije con cierta coquetería.
Bien profe que se le ofrece – dijo la del chicle.
¿Por qué quería vernos? Ya es muy noche – dijo la del peine.
Oiga profe, es importante, es que no me gusta la escuela de noche – dijo la pelo rosa.
Sí, es importante, les daré una lección especial, aunque necesito que hagan todo lo que digo, entienden – dije serio.
Si – dijeron al unísono.
Pero no se asusten – dije tratando de calmarlas.
En ese momento, prendí un par de linternas eléctricas, y les entregué una gaseosa helada, aunque estaba preparada, les dejé una sutil parte de vino, aparte las senté en sillas que traje previamente, ellas tomaron lugar algo extrañadas, me dio gracia pues la del peine le gustó tanto que se acabó rápido su soda, por suerte traía más.
Bien, deben saber que estoy buscando dar clase de ética y moral, por ello necesito de su ayuda para entenderlas, les voy a hacer unas preguntas, me tienen que responder con la verdad, después pasaremos a otra prueba – les dije y las niñas asintieron.
Todas estaban en distintos grupos, de hecho ni se conocían, estaban algo incomodas, por lo que lejos de tratar de hablar bebían, las primeras gaseosas tenían un poco de vino, pero las segundas tenían más y las que seguirían, tenían mesclado un licor fuerte, así comencé primero con preguntas normales, edad, gustos, aspiraciones, sueños, estupideces para que se tomaran las cosas con calma, pero en su momento les dije: bien me dicen que no tienen novio, pero se han besado con alguien…
No – Chicle.
Si – peine.
No, pero me gusta alguien – la rosa.
Ya veo, pero deben tener cuidado, del beso se pasan a las caricias y después a más, así llegan los embarazos, díganme, ya tienen la regla – dije astuto.
No – dijeron las 3 al unísono.
Se pusieron rojas por la pregunta, no esperaban que preguntara algo tan íntimo, pero no podían resistirse, además se notaban que estaban empezando a embriagarse, viendo su apertura, comencé a preguntarles cosas más personales, experiencias sexuales, toques, travesuras, en verdad las niñas conocían todo eso, pero no lo habían practicado, eso me gustaba, así que iría a la siguiente parte.
Bien niñas, muy bien, ahora haremos un ejercicio de actuación, esto sí que es lo que vale, ustedes jugaran a que están solas en la calle, yo llegaré con ustedes para abordarlas, les aviso que no hay errores o aciertos, quiero ver como se desenvuelven en esa situación, ¿entendido?
Las niñas asintieron, y arreglamos el área, ellas quitaron las sillas, yo antes había prendido la caldera de la alberca además que jale una enorme manta para estar cómodos, una vez puesto ellas se ubicaron bajo una de las lámparas a manera de poste de luz y me acerque a ellas.
Buenas noches, pero que tenemos aquí, un trio de hermosas mujercitas – dije.
Ellas sonrieron, pero ninguna se animó a decir nada.
Pero que veo, es muy tarde, no deberían estar en la cama – agregue al juego.
Sí, pero se nos hizo tarde – dijo la del peine.
Estábamos en una fiesta – dijo la del chicle.
Ya veo, pero es peligroso que 3 encantadoras damitas estén solas, podría llegar algún desconocido y hacerles algo – dije actuando.
Es que no pasa el taxi para volver – dijo la del peine.
Ese es un problema – respondí.
Lo sabemos – añadió la pelo rosa.
Y el problema es que están algo alejadas de la ciudad, no creo que les alcancé el dinero para irse hasta halla, la hora es peligrosa para seguir, así que bueno, no mejor no, que podrían decir – dije actuando.
¿Qué pasa señor? – dijo la del peine.
Bueno, yo vivo aquí cerca, y ustedes son encantadoras, podría invitarlas a mi casa para que estén al salvo, incluso tengo alberca, ¿Qué dicen? Vienen conmigo – esperé respuesta.
Las niñas se vieron, debían seguir mis indicaciones, por orden del muñeco, pero que aceptaran era otra cosa, por eso las había emborrachado, su ánimo era muy juguetón, así que aceptaron entre algunas risilla nerviosas, el juego había funcionado, así que fingimos que íbamos a una casa, mientras ellas hablaban entre sí, yo saqué un par de botellas que tenía escondidas y les serví un poco de licor, después las hice recostarse en la sabana, para continuar con el juego:
Sean bienvenidas a mi casa… – seguí con la estupidez del juego indicando las cosas, ellas solo se reían nerviosas, mientras les servía mas licor.
Bonita casa – decía la del peine.
Me gusta mucho – se burlaba la del chicle.
Gracias por invitarnos – añadió la pelo rosa.
Pero que digo, siéntanse como en su casa, miren allá esta la alberca y el agua esta deliciosa – dije actuando.
La del chicle se acercó y tocó el agua de la alberca, al hacerlo se inclinó tanto que me dejo verle su calzón delineando sus formas, en especial de su gorda vulva, notando que no estaba helada como esperaba, así que le invite a darse un chapuzón, pero en eso dijo:
Lo siento, es que no traigo bañador – dijo nerviosa.
Ese no es problema, mira y sígueme – dije confiado.
En ese momento frente a todas me saqué la ropa, camisa, pantalón, calcetines zapato, todo, quedando desnudo antes de lanzarme al agua que estaba muy a gusto, las chiquillas se me quedaron viendo sorprendidas, rojas de la impresión, ahora vería si realmente servía el muñeco, me seguirían o escaparían, grande fue mi sorpresa al ver a la niña del chicle sacarse su top, dejando libre sus pequeños pezones, luego caería la falda y segundos después el calzón, en un movimiento se deshizo de las zapatillas, antes de seguirme para ponerse a mi lado, ahí la tenía, como llegó al mundo, se veía como un angelito, que iba a profanar,sin decir palabras la acerqué a mí, ella se sorprendió, pero no intento nada, la tenía justo donde quería, vi a esta niña muchas veces, notaba que más de un alumno babeaba por ella, solo eran críos, pero ahora iba a ser mía, la bese, y al hacerlo le metí mi lengua en su boquita, saboreando su saliva dulce, ella por momentos se sorprendió, pero no se resistía, con mi mano la fijaba a mi lado, con la otra acariciaba sus hermosas nalgas, ella no sabía qué hacer, estaba completamente ida, así que prácticamente podía hacerle cualquier cosa, y con malicia, mi dedo pulgar lo enterré en su ano, mientras mi dedo índice fue a entrar en su vulva, ella quiso gritar de sorpresa, pero mi boca se lo impidió, aquel toque era extraño, pero no tardó en acostumbrarse, tenía experiencia y ella no, así que fui jugando con su intimidad hasta que esta se corrió, pude notarlo porque se estremeció antes de desvanecerse, y al soltar su boquita ella exhalo como si no pudiera respirar.
Te gusto ¿verdad? – pregunté.
Si – apenas dijo la niña del chicle.
Hey, quieres sentir así – le dije a la del peine que sin darse cuenta se tocaba su pucha.
Esta solo se acercó al borde de la alberca, y yo a ella, sin miramientos le baje su short y este vino con todo y su calzón azul claro, dejando a la vista su pubis, le quité todo dejándola desnuda de la parte baja, la hice sentarse en el borde, sólo para comenzar a comerle el coño, ella era la mayor de las 3, y se notaba porque una pelusilla se le marcaba, de todas manera saboree su entrepierna, era una mezcla entre orines de niña, loción de bebe y sexo por volverse mujer, pero lo mejor era que ella por si misma arqueaba su espalda pues se dejaba hacer todo, se tapaba la boquita para no ser escuchada, lo que era un alivio pues sus gemidos ahogados por sus manos parecían gritos de excitación, mientras tanto la del chicle miraba con los ojos bien abiertos, al igual que la de pelo rosa, fui disfrutando de ese manjar, la chamaca se iba retorciendo de placer, era un deleite verla, finalmente esta se terminó por correr casi ahogándome con sus jugos, eso me levanto los ánimos, ella por miedo o que se yo se trataba de alejar un poco, pero no lo suficiente, estaba perdida tras ese orgasmo, así que me salí de la alberca, y sin pensarlo mucho la bese, más que nada para bloquear su boquita, fui difícil maniobrar, pero mientras lo hacía apunte mi herramienta a su vulva, primero empecé a rosársela, pero una vez que tuve la confianza de que iba a entrar, se la clave de un movimiento, ella trató de chillar, pero mi boca la detuvo, puso sus ojos en blanco, mientras yo me acostumbraba a la presión, era delicioso, nunca en mi vida había sentido algo así, antes había desvirgado a un par de muchachas, pero nunca una tan joven, pude sentir su sangre recorrer mi miembro por unos momentos, ella estaba muy tensa, así que con mi mano le fui dando un pequeño masaje en su botoncito, quería volverla a estimular o esto no sería agradable para ambos, ella poco a poco se fue relajando, y al notar que se calmó empecé a embestirla con calma, para que se acostumbrara, me tomaba mi tiempo, la disfrutaba, una vez que comenzó a gemir, ya no tuve que besarla para mantenerla en silencio empecé a darle más fuerte, disfrutando la fricción de nuestros sexos, era increíble, pesaba como 40 kilos más que ella, y la movía con cada embate, ella se estremecía y gemía, esto me preocupó, mientras le daba su merecido, agarre su panti y se la puse en la boca para tapársela, así pude disfrutar mejor, era un misionero de en sueño, pero me levantaba un poco para acariciar su pecho, ella se perdía en el placer, y con sus manos se aferraba al suelo para mantenerse fija, sin duda lo estaba gozando, pero sabía que no era para siempre, ya no era un joven, así que antes de darme cuenta saqué toda mi carga sobre su tierno coño, del cual chorreo mi semilla, ella quedaba tirada cansada y perdida, por mi parte estaba exhausto pero contento, lo había logrado, cogerme a una alumna, disfrutarlo como siempre fantasee, aunque las cosas no terminaban, aún estaba la del chicle viéndome, y aparte no había tocado a la pelo rosa, maldita sea mi suerte, de ser 30 años más joven podría seguir, pero mi condición decaía, o eso pensé, una risa malvada resonó en el aire, lejos de asustarme mi miembro se revitalizó con una magnifica erección, que apuntaba a la chiquilla, así que la jalé de la mano y la puse de espaldas a mí, estaba casi sentado en el borde de la alberca, pero me acomodé mejor, y antes de disfrutarla plenamente, fui probando su culito, estaba limpio por la alberca, igualmente ella lo disfrutaba, trataba de penetrarla con la lengua, hacía que se quejara un poco, pero le gustaba, pues no trataba de quitarse, incluso gemía con timidez, eso hasta que pude sentir como su conchita reaccionaba, creo estaba a punto de correrse, ahí la solté, pero no había terminado, antes que pudiera reaccionar, la manejé a mi antojo, y la hice caerse sobre mí, clavándosela casi por un acto fortuito, fue extraño, un poco doloroso, pero tan placentero, mi miembro se le metió hasta el fondo, y ella casi grito si no fuera porque alcancé a taparle la boca, eso había sido increíble, me sentía como un chamaco, y comencé a violarla, perfore su coño que sangraba por su himen roto, debo admitir que hasta gruñía de lo emocionado, que buena cogida le estaba dando a la mocosa, como siempre lo desee, la sujetaba de la cinturita, pero podía sentir todo su pequeño cuerpo vibrar, su coño lampiño me abrazaba la verga, aunque parecía que se iba a romper, ella estaba llorando pero no dejaba de quejarse de manera que se confundía con algunos gemidos, era delicioso, finalmente tras unos minutos me volví a correr, llenándole su tierno coño con mi semilla, pensé que sería todo, pero mi cuerpo seguía listo para continuar con la faena, así que me dirigí con la pelo rosa, sin embargo no esperaba ver la siguiente escena:
Frente a mis ojos ella estaba atrapada contra un árbol, su ropa había sido retirada, aunque permanecían sus tenis y calcetas, todo lo demás ya no estaba, su pequeño coño lampiño, estaba expuesto y hasta abierto, dejando libre un aroma a mujer difícil de soportar, mientras sus piernas como brazos permanecían atrapados por unas ramas que parecían garras, estaba completamente vulnerable, y su rostro enrojecido dejaba escapar algunos leves gemidos, mientras veía como unas enredaderas habían subido a su cuerpo, no alcanzaba a verle el culito, aunque parecía que algo le molestaba, pero mientras sus pequeños y nacientes pechos eran atrapados por las enredaderas, una más gruesa se le metía por la boca obligándola a chuparle como si fuera un verdadero falo, carajo estaba siendo violada por plantas, o eso creía, pero su coño seguía intacto, o casi, parecía que una rama se disponía a romperle el coño, pero no lo permitiría, me acerque, haciendo a un lado todo, metí mi estaca en su gruta, la pelo rosa gimió por su himen roto, mientras yo solo sonreía por el goce del momento,y la fui embistiendo con todas mis fuerzas, ya no me importaba nada, sólo quería metérsela, incluso me aferré a su culito, sintiendo lo que parecía una enredadera entrar a su recto, no me importó, pues lentamente parecía que nos sincronizábamos para embestir a la mocosa, esta trataba de gemir, pero el falo vegetal no le dejaba y antes de siquiera decir algo, un líquido verde le inundaba la boquita, volviéndola más fácil de manejar, no sé cuánto duré, la sensación era increíble, no sé qué me daba más morbo, si estarme cogiendo a una niña, o que todo esto fuera una erótica situación paranormal, al final me corrí, llenándole el coño, al igual que esos tentáculos vegetales, dejando a la chiquilla en un charco de jugos viscosos, finalmente mi ímpetu acabo, me sentí como el viejo que era, las 3 chamacas estaban tiradas, impregnadas en mi semilla, las miré complacido y sabía que esto no podía acabar así, con muñeco en mano les ordené que tomaran sus cosas para volver a la cama, les prohibí hablar de esto, y así lo hicieron.
Después de tremenda faena, me di cuenta que realmente algo extraño pasaba en esa escuela, las leyendas del incubo eran ciertas, y las disfrute como pude, tanto que en su momento me descubrieron, y por ello tuve que causar “accidentes” acabando con algunos maestros que deseaban detenerme, de hecho todo me fue bien hasta que llego una nueva maestra, su nombre era Kim, estaba recién divorciada, que mujer tan bella, es justo mi tipo, al tratar de dominarla, cometí mi error final, la vieja encargada de los dormitorios, a la que le dicen la doña me descubrió sin que pudiera hacer nada, así que tuve que esconder muchas de las cosas que use para mis delitos en un maletín en el bosque, cuando la policía me atrapó estaba tratando de huir, pero gracias a mi suerte no pudieron comprobar nada. Pudiendo salir después de 2 años, aunque ya no regresaría a la escuela, eso me molestó, de hecho debo admitir que en la prisión fui víctima de sueños espantosos, por fin entendí el horror del incubo, por ello tampoco quise volver al internado, pero la verdad es que estoy podrido, con mi pensión puse un local en el pasillo perdido del centro comercial para atraer jovencitas, ahí podría ser libre de hacer lo que quiera, a distancia de ese maldito demonio, al fin y al cabo aún tengo el muñeco maldito, el cual escondo ahí mismo, pues si lo tengo conmigo todo el tiempo, horribles pesadillas me dan que hasta rompen mi mente, así que de momento lo dejo lejos para estar tranquilo, y cuando sea necesario, si encuentro un par de jovencitas lindas, lo aprovecho para divertirme un poco…
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