El Vigilante de la Privada 1
Matt es un joven cuya suerte cambiara cuando su abuelo le deje su puesto en la privada donde trabaja, ahí vera verdades sexuales….
Advertencia: este relato es completamente Ficticio, no tiene nada de real y solo esta para entretener con una buena de dosis de morbo a todos los lectores que gusten…
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Matt apenas se había graduado de la academia policial, pero no había conseguido un lugar en el corporativo por falta de influencias, habían tomado su lugar en un acto de corruptela, así que le tocaba buscar trabajo en otra parte, estaba algo desesperado, pues la situación en su casa no le permitía nada, su padre era un borracho peleonero sin remedio, su madre, mejor ni decirlo, tenía un par de hermanos problemáticos, viéndolo bien, era el dolor de cabeza menor en su hogar, aunque cargaba con un carácter muy dominante, así como mucha historia que contar, siendo todo un personaje en el juego de la vida, tenía muchos amigos que de lejos eran para presentar, si por algo lo aceptaban, pues querían ver que le podían sacar, y viceversa. Estaba buscando trabajo, quizás guardia en algún centro comercial donde pudiera coquetearle a las edecanes sexys que viera, pues le gustaban las chicas que usaban esas faldas tan cortas, vestidos ajustados o pantaloncillos cortos que dejaban a la vista sus deliciosas curvas, además poco le molestaban las tallas de tetas, sabia apreciarlas todas por gusto más que tamaños, y no le importaba que fueran, rubia, morenas o pelirrojas, era un hombre de gustos amplios. Estaba pensando en ello cuando la suerte le sonreiría, más de lo esperado, su abuelo cayó enfermo, literalmente, por ir al médico se tropezó y lesionó, seguramente no la contaría, con más de 70 años y muchos vicios, lo había probado todo literalmente, había sido suficiente para el pobre hombre, pero no quería que se perdiera su plaza de trabajo, se trataba de un puesto en un lugar de cierto prestigio, Privada Oasis Azul, así que lo mandó llamar para que le cubriera por unos días, o en el peor de los casos se quedara con el empleo, haciendo énfasis en quedarse ahí, lo cual sonó algo sospechoso.
No era la gran cosa, vigilar una elegante privada con barda perimetral alta, que aparte tenía alberca, juegos y para él un pequeño departamento para quedarse fijo varios días, debía aceptarlo Matt, el viejo fue listo consiguiendo ese puesto, así que se fue a presentar, y el dueño, un viejo engreído de gesto vicioso, fumador empedernido, al menos pareció contento con la idea de cambiar al guardia anciano por uno más joven, así que le dejó quedarse, llegando justo a tiempo, pues se fue a encontrarse con la mudanza de un nuevo inquilino, parecía ser un joven de familia acomodada, quizás en su 25 años, y por su gesto se notaba completamente ingenuo a las realidades de la vida, siendo un idealista o un tonto sin remedio, ni que decir que eso poco o nada le importó, seguramente poco iba a tratarlo, e iba a pasar de largo cuando vio a su lado a una nena de aspecto hermoso, una chiquilla de algunos 4 o 5 años, de piel clarita algo tostada por el sol, cabello castaño hasta los hombros, de rostro precioso, una boquita que cualquiera soñaría con besar, además era bajita, con el cuerpo propio de su edad, quizás algo nalgona, detalle que se daría cuenta Matt cuando al verla ayudar con una caja se agachara, y como traía un vestido se le vería su calzón apretando aquellas masas de carne jugosas, no es que el joven fuera un depravado, pero tenía un gustos muy amplios, y a eso se le unía un detalle en particular, si encontraba bonita a la mujer, sin importar la edad le gustaba, por lo que esa nena le había provocado una buena erección en sus pantalones, haciéndole pensar como se sentiría meterle su carne gruesa en tan pequeña cuevita, pues hasta ahora nunca se había cogido a una nena tan pequeña, aunque después se daría cuenta que no era el único.
Estando en ese lugar notaria un par de cosas, primero es que no era bienvenido, a los pocos días la gente se empezó a portar demasiado arisca con él, no era el buen “abuelito” que todos querían, a quien le tenían confianza como para pedirle encargos extra, y hacia el mantenimiento de muchas otras cosas, de hecho a Matt hasta lo veían con cierta repulsión que no le agrado, como si fuera su culpa que quitaran al su abuelo, o también usaban muy malos modos, pero no podía hacer mucho, luego tendría que aclarar algunas cosas, aunque cabe señalar que su viejo había estado más de 20 años ahí, cuidando o arreglando varios desperfectos. Con el paso de los día todo iba tranquilo, y lo segundo que fue notando era que el lugar tenía una buena cantidad de menores, demasiados chicos que iban de un lado a otro, algunos como Randal, el clásico niño rata que era un total fastidio, Johnny el puberto calenturiento, o Ismael un niño problema que solo buscaba molestar a los demás, algunos otros críos o intento de pandilleros que se sentían tan rudos por vestirse como vagos, o chicas que intentaban ser únicas vistiendo de ciertas modas, pero entre tantos casos, también conoció a un pequeño grupo de ninfas preciosas: Laura, una dulzura de 7 u 8 años, de cabello castaño hasta los hombros, de carita inocente, pero unas piernas que quería alrededor de la cintura cuando la penetrara, también vio a Valeria una tierna rubiecita de cara ingenua, de aspecto juguetón, quizás entre 10 u 11 de edad, quienes sus padres no eran tan listos, pues sus faldas se veían demasiado cortas, seguro la veían muy niña y no notaban su crecimiento, de los mismos años divisaba a Edna, una preciosidad que era promesa de una mujer que iba a matar con el deseo, si ya se le veían unas piernas torneadas además de unos pechos precoces, que no parecían ser manzanitas, sino tal vez toronjas, además para su horror, al menos por el nombre fue conociendo a Bella, odiaba cierta saga de vampiros, y parecía que la madre era fanática, por eso le puso ese nombre a la hija, y la chica resultaba una preciosidad que iba de un lado a otro, de piel clara, larga melena castaña, de ojos castaños, pero con una preciosa figura debido al Ballet, aunque debía reconocer que las otras parecían realizar gimnasia, lo que luego confirmaría, también estaba Jessy, un hermosura de cabello rubio largo de ojos verde, quien parecía hacer trabajos de modelaje, al menos para catálogos de ropa infantil, esta parecía tener entre 5 o 6 años, en general había un gran número de princesitas ahí, pues aparte de ellas podía contar a otras como Carla una castaña de 9, Angie de algunos 11 y Kimmy la única con rasgos orientales mezclados con latinos de algunos 12; maldición se decía Matt viendo ese panorama, si donde alcanzara tenía ganas de meterse a coger, pues no era pervertido, pero le gustaba lo que tenía a la vista y todas esas nenas eran una delicia visual, pues iban caminando de un lado a otro dejando ver sus piernitas, a veces un poco más cuando usaban ajustadas mallas para sus actividades, prendas que parecían una segunda piel, o jugaban en medio del parque antes de ir a sus cursos donde se movían con libertad dejando poco a la imaginación, además, cuando usaban la alberca era demasiado excitante, pues se notaban sus formas perfectamente, o un poco más, si les prestaba la debida atención alcanzaba a ver unas tetillas gracias a un descuido o también esos suaves coños por culpa de un juego travieso, haciéndole soñar que podría meterles toda la verga hasta el fondo.
Los días continuaron, conociendo a la mayoría de las familias que ahí se quedaban, eran varias, al menos unas 20, a quienes con suerte les podía dar algunos saludos, porque en verdad se notaba que tenían prejuicios con él, si querían que hiciera lo mismo que su abuelo, sin decirle nada, como si pudiera adivinar lo que pensaban, aunque los que más le molesto fue un par de tipos con cuerpos de gimnasio que lo miraban, estos en veces hablaban con otros, casi podría jurar que decían cosas malas de él, más no le dio importancia, prefería ver como asegurar su lugar ahí, siendo que debía quedar bien con el jefe, lo cual era medianamente fácil, sólo debía hacer su trabajo sin muchas quejas, aunque en eso recibiría una llamada del hospital, por suerte el abuelo no se había muerto, pero quería verlo. Vaya sorpresa se daría el joven cuando llegó con él, le confesaría la forma en que soportó ese trabajo tanto tiempo, pues aunque era guardia, también le hiso labores de mantenimiento, cosa que no estaba estipulada en ningún contrato, de hecho era un abuso del dueño, pero le permitiría un par de oportunidades interesantes, que seguro gozaría en un futuro cercano, lo que haría que revisara entre sus cosas.
Aunque no lo pareciera el viejo tenía una elegante Laptop, un equipo muy moderno, que no parecía fácil de manejar, de hecho le había puesto una de las contraseñas más difíciles jamás pensadas, una mezcla de letras con números y en minúsculas con mayúsculas, hecho de tal forma al azar que resultaba imposible adivinar, por ello cuando Matt llegó, no pudo abrirla y se rindió tras media hora de intentos, pero valía la pena, pues en esta se encontraban una gran cantidad de material de las niñas en situaciones muy calientes, pudiendo notar como igual que él su viejo les traía ganas a todas, y había conseguido sacarles fotos mostrando sus calzoncitos, y en veces se les corrían de tal forma que se les veían tiernas conchitas lampiñas deseosas de verga, cosa que saboreo, empezando a masajearse caliente, con esas escenas: viéndolas vestirse o desvestirse, empezando a revisar sus cuerpos, haciendo tan erótico aquel momento, sobándose las tetillas, o metiéndose dedos en la entrepiernas, vulvas regordetas y carnosas, que parecían despedir un olor a sensualidad, o despertaban los primeros instintos sexuales, pues las niñas iban descubriéndose, así con solo unos dedos lograban excitarse lo suficiente, llegaban a sus primeros orgasmos, al tocar sus pequeñas vulvas, que no dejaban de enrojecerse igual que sus mejillas.
Tras ver aquello, Matt no dejó de correrse con tan buen material, era un pequeño tesoro que iba a disfrutar, dándole razones para buscar un juego con aquellas nenas, sin embargo se daba cuenta de algo, aquellas imágenes, una parte de los videos provenían de la conexión con las cámaras de seguridad, sin embargo no todas, algunas estaban ubicadas en lugares privados, desde donde había sacado las tomas, además que las lentes parecían ser de excelente capacidad óptica. Así se la pasaría los siguientes días revisando la zona con calma, descubriendo como podía hacer las capturas, por suerte las chiquillas eran descuidadas, incluso podría hacer un par de tomas de un par cuando jugaban en el parque viéndoles cuando regresaban emocionadas de sus clases haciendo piruetas dejando ver sus vulvitas marcadas en sus ropitas, pero luego descubriría que en las noches, podía prender otros equipos, ocultos dentro de las casas, pues el viejito era mañoso y había ocultado muchas cámaras, incluso en lugares especiales, pues las escondió en los detectores de humo o las luces, por lo que podía ver cada cosa que quería, y al saber eso no dudo en prenderlas para “vigilar” mejor, topándose con una escenita de infarto.
Una nena se estaba bañando, era Valeria, la pequeña rubia de cuerpo delgado, un poco alta para su edad, pero de lindura indiscutible, no se le veían formas voluptuosas, ni siquiera bello en su vulva, solo el jabón sobre su cuerpo, el cual acariciaba su piel dándole una textura delicada y sensual, haciéndole a Matt desear tomarla en ese momento, está se metía en una tina, se tocaba con sumo cuidado, desde sus pequeños pechos, 2 finas puntitas que ya empezaban a sobresalir, pasando por el ombligo, hasta llegar a sus piernitas, pero como estaba en cierta edad, la curiosidad podía más, se veía nerviosa, dijo algo, parecía estar llamando a su madre, pero esta no respondió, y comenzaba a tocarse con más insistencia, como hubiera querido estar ahí para mostrarle lo que era tener a un hombre, y hacerla sentir mujer, pues la chiquilla en su uniforme, en especial cuando le hacían unas coletas, era irresistible, y en ese momento era obvio que jugaba con su cuerpo, descubriendo el placer, algo que le gustaba a Matt, quien pensaba en enviciar a la nena con placer para hacerla suya.
Por otra parte, continuando con la revisión de cámaras, pudo notar como la pequeña Laura jugaba frente al espejo haciendo cosas propias de su edad, pero también, como practicaba gimnasia hacia poses algo sugestivas, usando apenas una playerita de tirante, con un calzoncito abría las piernas dejando ver una concha gorda, seguramente podría recibir una buena embestida, pues levantaba una pierna sobre su cabeza, exponiendo su vulva marcada en su calzoncito blanco, mientras se metía un poco en sus nalgas, que eran redondas, tan apetecibles, Matt quería tomarlas, para gozarlas, además en varios descuidos se le notaban los pezones, realmente era una criatura llena de sensualidad, debía penetrarla. Por otra parte, dentro de su propio cuarto, alguien más hacia ejercicios de gimnasia, usaba lo que parecía un traje de baño, abriendo las piernas, y la prenda se marcaba tanto en su piel como para no dejar nada a la imaginación, se veían perfectamente sus formas, era para volverse loco, siendo la pequeña Edna, quien yacía en el abriendo sus piernas, dándole un deseo de cogérsela en 4 mientras le agarraba las tetas, podía imaginar su cara gimiendo de gusto, o se preguntaba ¿Cómo sabrían sus labios? Era una tentación, si después de esa noche ya no podría ver igual a ninguna de las niñas. También le tocaría disfrutar de una escenita con la dulce Jessy, esperaba sobre la cama a su mami quien iba a ponerle su camisón de dormir, pero jugaba con su calzoncito, dejándole ver su vulva por momentos, lo que seguía causando una fuerte calentura que se notaba en su erección, y no es que Matt fuera tan dotado, pero tenía un excelente miembro para su edad y talla, por lo que todas las chicas con las que salió estuvieron satisfechas, quizás por ello es que sintiendo la leche por salir fue a ver si el nuevo vecino tenía cámaras en su casa y notó con gusto que sí, la pequeña niña acababa de bañarse y corría divertida totalmente desnuda frente a su padre, dejando ver totalmente su cuerpito, un culito redondo, que invitaba a manosearlo con sumo cuidado, como si fuera lo más valioso del mundo, pero también le daban unas fuertes ganas de metérsela por ahí, empalarla en una cogida para hacerla suya, sacarle gemidos como si fuera una puta barata, besarla con pasión, mientras le decía que desde ahora sería solo de él y que debía entregarse a sus deseos, segundos antes de llenarle la concha con su leche, tomar su culito, tallarla para dejarla marcada como su hembrita, al menos esos fueron los pensamientos de Matt antes de que el hombre acabara por atraparla y meterla a su cuarto.
A la mañana siguiente, el hombre, el papá de esa linda nena que vio correr desnuda de forma clandestina, se acercaría para retirarse, llegaba con la niña vestida con ropita de acuerdo a su edad, nada sexoso, esta chiquilla llegaba contenta para saludarlo, diciendo:
Hola señor guardia, buenos días – decía la pequeña contenta.
Buenos días, preciosa, como estas hermosa, pero seguro que te lo dicen mucho, ya van saliendo – dijo Matt con toda la amabilidad del mundo, ruborizando a la nena coqueta, pero eso último iba dirigido al padre.
Sí, señor, yo voy a trabajar y dejo a mija en la guardería, por cierto soy Frank y ella es mi Janet – decía el nuevo vecino.
Por cierto, soy Matt, y no me llame de señor que apenas egrese de la academia policial – dijo el joven dándoles pase.
Policía, oh, eso no lo sabía, pensé que era otra cosa, algunos vecinos están contando cosas sobre usted – dijo Frank algo sorprendido, pero luego calló.
Sí, me he dado cuenta, como prefieren a mi abuelo que estuvo antes que yo, pero es una desgracia, porque está muy enfermo, por eso tomé su lugar – dijo Matt algo triste.
Ah, con que el señor de la otra vez es su abuelo, en verdad estaba muy mal informado – decía el señor apenado rascándose la cabeza.
El abuelito está enfermo – decía Janet sin entender del todo.
Si ternura, el señor que antes conociste es mi abuelito, como está enfermo puede que yo me quede a ayudar aquí, si se mejora regresara, pero si no me quedaré – dijo Matt algo nervioso porque no sabía que diría la princesa.
Mejor que se queden ambos – diría la nena sacando una sonrisa de Matt.
Después de eso ambos padre e hija salieron, y aprovechando algunos otros padres hicieron lo mismo, Matt intentaría saludarles de manera amistosa, pero nadie respondería, hasta pasarían cierto par de tipos de mirada burlona, sospechando que estos tramaban algo, lo cual le molestó, pero poco le importó cuando las ultima en hacerlo fueron un par de chicas que no había notado antes, aunque estaban preciosas, llegaban con su padre en un carro clásico descapotable, quien al ver pasar a los 2 anteriores acertaría a saludar.
Buenos días joven, ¿qué pasa? Ese par de maricas le están causando problemas ¿verdad? O solo son imaginaciones mías – dijo un hombre fornido, un poco mayor, pero bien conservado.
Aunque la mayor parte de la atención de Matt se perdería por momentos con las 2 bellas hijas, unas adolecentes de bonito cuerpo una más carnosa que otra, pero ambas de piel clara con cabello castaño, una de ojos verdes y otra marrones, cuyos uniformes resaltaban lo erótico de sus figuras perfectas, pues parecían hechas para gozar de una noche de sexo intenso, tenía curvas tan preciosas, que llamaban la atención, además sus uniformes resaltaban tanto, parecían unas tentaciones lujuriosa por sus tetas grandes, tan gordas, incitando a chuparlas de manera golosa, los vientres no tan planos, pero lo suficiente, además sus piernas eran torneadas, y sus culos, serían un misterio de momento, pues estaban sentadas, pero lo corto de sus faldas indicaban que podrían gozar con ambas próximamente, pues por segundos parecían que enseñarían todo.
Buenos días, soy Matt, y sospecho que ese par está diciendo cosas de mi – dijo el vigilante algo dudoso, pues no quería verse mal frente al señor.
Lo están haciendo, por cierto, soy Claus, es mote ok, llegué ayer de un viaje de negocios, creo que fue cuando estaba comiendo, por eso ni me vio, aunque aquí entre nos, estaba de vacaciones con mi ex, tengo que darle pensión porque tiene a mi hijo, buen chico, pero solo lo envenena en mi contra, igual que esos maricas a otros, están diciendo que usted es un mamarracho contratado de forma impulsiva porque el viejo guardia “Benito” esta grave, pero yo no soy quien para juzgar, aunque a esos 2 los tengo en mala fe, así que dígame ¿es verdad? O son cuentos de esas locas – decía el hombre con buen humor.
Pues Benito es mi abuelo, me pidió que viniera para cubrirlo, si está enfermo, aparte una caída, de gravedad, la edad, puede que no la libre, y me lo pidió a mi porque estoy desempleado después de graduarme de la academia policiaca, así que usted dirá – decía Matt muy calmado, aunque se hallaba pensando en cómo desquitarse.
Ah, ese par no me caía nada bien para empezar, dicen que porque soy un viejo amargado, que no les doy apertura, pero si no es por eso, eh pasado cerca de su casa y huele raro, para mí que esos 2 son marihuanos, ojala que nos pudiéramos deshacer de esos, aparte que parece que se traen algo con quien se deje, cuidado – dijo molesto Claus viendo a sus hijas, quienes respondieron.
Pues a mí no me importa, yo paso de largo de ambos, por cierto soy Tatiana – dijo la de pelo castaño muy coqueta enseñándome parte de su calzón que marcaba una vulva regordeta.
A mí me incomodan un poco, muy afeminados pero se nos quedan viendo, soy Samantha – dijo la otra dejándole ver un poco más de su escote, con una sonrisa picara.
Un placer conocerlas, pues ya saben, desde ahora, si todo sale mal, estaré trabajando para ustedes, pero descuiden que no soy lo que esos idiotas dicen – aseguró Matt haciéndole un gesto alegre, dejándoles pasar.
Después de eso la familia se fue, dejando solo a Matt, quien estaba viendo cómo lidiar con esos 2, pues ahora sabía que si ese par de vecinos maricas estaban causando problemas, algo estarían tramando , además que podrían afectarle, aunque igual pensó que podrían solo ser unos mañosos, sin embargo ¿Por qué estaban en su contra? era obvio que escondían algo, y quizás podría haber usado la llave maestra que tenía para averiguarlo, pero no era su estilo, así que pensaba como arreglar algunas cosas cuando recibió la visita de sus amigos, por decirlo de alguna manera. Se trataban de un par de idiotas que solo querían ver si podían meterse a robar, por lo que les corrió, diciéndoles que eso se hacía al menos un año después, porque si no les iban mal a todos, pero esos tarados eran verdaderos drogos sin cerebro, por lo que se fueron molestos, dejándoles unas cervezas que si no bebió ninguna, era porque sabía que estarían adulteradas con tanta cochinada que tiraría a un búfalo de un trago, si bien conocía a sus compañías.
Estos se marcharían, con la supuesta promesa de dejarlos entrar a robar dentro de un año, lo cual era falso, además que conociéndoles, seguramente se les olvidaría el asunto en una semana, después de eso todo marcharía relativamente bien, pasando unos días en los que saludaría a las hermanas gemelas, quienes se notaban algo inquietas a su lado, mientras que el padre era de los pocos en hablarle, lo cual llamaría la atención de otros, sin embargo con ayuda del abuelo, empezaría a ver como acercarse con los demás miembros de la zona residencial, disfrutando de una inesperada sorpresa, pues en una tarde aburrida del fin de semana, mientras un par de señoras estaban en sus cosas, platicando, llegaría una de las hermanas para saludarle y pedirle un favor, algo muy sencillo, pues los detectores de humo requerían baterías nuevas, pero ellas no alcanzaban, necesitaban de Matt, quien iría con escalera, llamando la atención de todas las tipas presentes. No sería una gran molestia, o siquiera un problema, sólo fue cuestión de minutos, y aprovechó para revisar las cámaras ocultas, viendo que podía mejorar las tomas, esperando marcharse mientras las chicas se hallaban en sus cuartos pensando que eran muy confianzudas para dejarle moverse libre, cuando al terminar se iba a despedir, pero ambas le dirían que las esperara en la sala, por lo que tuvo que aguantar unos largos minutos sentado sin hacer nada.
Perdón la tardanza – decía Samantha llegando aún con su uniforme puesto.
Es que teníamos que hablar con mamá – agregó Tatiana igual vestida.
Ambas llegaban para sentarse frente a él, iban con sus ropas de colegio puesto, aunque no traían calcetas ni zapatillas, se veían inquietas, lo cual le hizo hervir la sangre a Matt, quien las miraba con cautela, pensando si tendría una oportunidad con ambas chicas, quienes se mostraban tan interesantes, quería violarlas si era posible haciéndolas tragar tanto semen como le fuera posible.
Y bien ¿Qué necesitan? Saben que les ayudaré en lo que pueda – decía amable el guardia.
Si, es con respecto a tu abuelo, veras, es que era alguien muy apreciando por ambas, lo queríamos mucho, y necesitamos saber qué pasa con él – decía la Tatiana sonriente, algo inquieta, dejando que sus tetas se vieran entre la camisa.
Pues sigue malo, la edad ya no le ayuda nada – aseguró Matt algo incomodo por el tema.
Eso lo sabemos, pero no te ha dicho, no sé, es que es importante, mm, queremos saber si volverá o te quedarás en su lugar – aseguró Samanta y súbitamente dejó que su falda subiera dejando ver una tanga rosa debajo de su corta falda.
Pues no lo sé, pero ustedes, ¿Por qué tan ansiosas? No es como si fueran a morirse si no vuelve – decía Matt tanteando un poco.
No era tan brillante Matt, aunque estaba recordando algo, había carpetas de todas las chicas en la Laptop, prestó mucha atención en las nenas, pero apenas revisó que estaba una carpeta de Gemelas, sin embargo ambas actuaban sospechosas, y para qué negarlo, las 2 eran calienta pollas, de esas chicas que jugaban a exhibirse con los hombres, hasta que alguno les hiciera caso, aunque nunca le daban entrada, seguramente querrían algo de acción o burlarse de él, más no iba a dejarse. Una buena follada en su vulva jugosa, quería penetrar a tan precioso par, o eso estaba tanteando, cuando súbitamente se le ocurrió someterlas, pues se veían algo sumisas, sus caras eran inquietas, juguetonas, pero no eran tan aguerridas, así que dijo:
Mm, y cuál es el problema con el abuelo, porque si no puede cumplirles con algo, seguro que yo sí – acertó a decirles Matt.
Pues eso es lo que queremos saber – aseguró Tatiana.
Si, no sabemos si podrías ayudarnos tú – agregó Samanta.
Pues adelante, solo díganme que pasa, porque entre sus juegos, no sabré que ocurre – decía algo impaciente Matt, viendo a las 2 chicas.
Bueno, es que es personal, algo que no se dice abiertamente – aseguró Samanta.
Si, necesitamos saber si estas al tanto de lo que pasa, mm – añadió Tatiana.
Tu abuelo siempre nos ayudó con cosas personales – agregó Samanta un poco nerviosa.
No es como si podamos contar de nuestras cosas a un extraño – decía Tatiana.
Mientras estuvo hablando no dejaron de mostrarse inquietas, se notaban algo asustadas, mirando a la calle, como si no quisieran que nadie las viera, por lo cual notando aquello, Matt entendería que necesitaban privacidad, pues pese a no ser tan listo, entendía rápido las señales, además se veían acaloradas, algo les molestaba, pero sus cuerpos no dejaban de mostrarse como si tuvieran una especie de urgencia. Cerró las persianas, y luego de ello las chicas se relajaron un poco, parecía que hizo lo correcto, y este siguió buscando alguna respuesta, pues se dio cuenta que todo era una especie de juego, tenía que dar alguna clase de clave para seguir adelante, lo cual le emocionaba poco, pues se daba cuenta que algo traían entre manos.
Mm, oigan y a qué horas llega su papá, porque no quiero problemas – dijo después de un rato sin avances, sin imaginar lo que seguía.
Pues el regresará hasta muy tarde – aseguró Tatiana.
Si, podemos hacer lo que quiera – agregó Samanta.
Y en ese momento ambas sonrieron de manera viciosa, lo cual parecía indicar alguna clase de señal que esperaban, pues ambas se sentaron mal, dejando ver sus entrepiernas apenas cubiertas por deliciosas prendas cortas, así que agregó.
Mm, entonces ¿qué? Quieren jugar algo, porque parece que ya lo están haciendo – decía un poco ansioso el joven viendo a ambas colegialas, quienes perdían interés.
Mm, no se – agregó algo molesta Samantha.
Ah, aburrido – señaló Tatiana sentándose mal.
Aquello era un fastidio, había alguna clase de juego con su abuelo, uno muy secreto e intimo, Matt se daba cuenta, y recordando lo que pasaba con la cámara de video, ambas estaban al tanto de todo, por lo cual se fastidio bastante, necesitaba una maldita clave que ignoraba, además que era hombre de acción, no de esos mugres juego, eso era cosa del abuelo, así que pensó que no iba a seguir las reglas del viejo, él quería disfrutar de ambos culos, y los iba a tomar, a fin de cuentas, ambas eran solo un par de golfas listas para meterles la polla.
Bien, ya estuvo, no sé cual sea el maldito juego que tienen con el abuelo, pero no es mi asunto, ya me prendieron lo suficiente, pequeño par de putitas – decía con fastidio Matt.
El calor de la sangre lo enloquecía, desde que las vio en el coche clásico de su papá quiso violarlas, y se puso frente a ambas, las atrajo hasta el sillón, donde las pudo ver mejor, estaban riquísimas, parecían bañadas, pero usaban sus uniformes sucios, sin pensarlo mucho les abrió las camisas de un jalón, dejando ver sus pechos apenas cubiertos por los sujetadores, que tenían partes transparentes, era delicioso, y las hizo caer sobre él para empezar a chuparles las chichis como si fuera un bebe recién nacido.
Espera, ¿qué haces? mm – dijo Samanta sorprendida.
Ah, eso no es parte de – agregaba Tatiana incrédula.
No es el juego del viejo, yo no soy ese, ustedes son un par de calienta pollas, y las voy a hacer mis putitas desde ahora – acertó a decirles Matt.
En ese momento comenzaría a devorarles las redondas tetas, disfrutando del sabor que mixto, eran carne de primera, tan jugosa y sabrosa, no había nada mejor, se desvivía lamiendo, chupando o mordiéndolas, mientras las chicas desconcertadas iban despertando un deseo dentro de ellas, no podían escaparse, aunque estaban asustadas, pero la lujuria devoraba sus mentes, sintiendo como es que las manos del joven pasaban de sus cinturas a sus culos, sometiéndolas, sobándolas de manera firme, apegando sus vientres contra el chico, mientras se quejaban, pero sin poder hacer o decir nada como para detenerle, pues dentro de ellas nacía el deseo de ser sometidas por aquel macho fiero que las reclamaba como suyas, haciéndolas gemir como putas en celo, mientras iban sintiendo unos dedos irrumpiendo entre sus nalgas, logrando que ambas se sintieran acaloradas, mordiéndose los labios para contener los gemidos.
Si con un buen par de putas, seguro que el viejo ya las estaba trabajando, pero él no podía hacer mucho, seguro que me buscaron para tener nuevo domador – acertó a decir en un arranque de malicia mientras prácticamente les arrancaba las tangas.
No digas eso de tu abuelo, mm – apenas dijo Tatiana por la excitación.
El era un gran amo, maestro, mm, ahhh – decía excitada Samanta.
Vaya par de putitas, defendiendo al viejo, pero tienen razón, el abuelo era muy bueno, pero yo soy mejor – les aseguró Matt mientras les penetraba con sus dedos tanto vulva como culo.
Logrando con ello una especie de penetración doble que hacía perderse en el deseo a ambas chicas, quienes jamás imaginaron sentir algo similar, empezando a gemir de manera acalorada, mientras se perdían en esas nuevas sensaciones, si bien que el joven no era listo, pero si tenía su maña para el sexo, sabiendo que si lograba calentarlas lo suficiente, como para dejarlas fuera de sí, sería fácil manipularlas, si su bisabuelo dijo: no hay pozo seco, hay brutos que no llegan tan hondo; palabras que significaban que todo tenía su forma, y para tener a las putas dominadas solo hay que llegar hasta lo más profundo de sus vulvas, tal como lo estaba haciendo en su momento Matt, quien se detendría súbitamente.
Bien eso es todo par de putitas – decía casi como amenaza.
Ambas chicas lo vieron desconcertadas, querían mas, nunca sintieron algo tan placentero, los juegos con el abuelo no eran tan intenso, y sentía sus vaginas palpitar, así que no se quitaron del joven, mirándole inquietas, diciendo:
Espera, no, quiero más – decía Tatiana empezando a darle besos en el cuello.
Yo también, estoy caliente – aseguró Samanta siguiendo a su hermana.
Pues el juego se acabó, yo tengo mis reglas, no soy mi abuelo – decía más astuto Matt, sabiendo que hacerles saber que no tendrían mas era lo mejor, un dato que ningún libro lo daría.
No espera, jugaremos como digas – se apresuró a decir Samanta aferrándose.
Si, tu juego, tus reglas, dinos ya – agregó Tatiana respirando acalorada.
Así está mejor, pero levántense, que sus tetas gordas no me dejan respirar – decía casi humillándolas, lo que curiosamente les calentaba más.
Ambas chicas lo hicieron, se veían geniales, los uniformes a medio caer, camisas abiertas dejando ver las tetas porque los sostenes estaban desacomodados, faldas arrugadas, que enseñaban sus bragas, ambas olían a deseo, y una vez de pie, esperaban que este les dijera algo.
Bien, si parece que mi abuelo las estaba entrenando, así que ahora siguiendo con el juego, quiero ver lo que me voy a comer, desnudas y una vez hecho eso me dicen que quieren ser mis putas – decía dominante Matt, mientras miraba a ambas chicas no sin antes abrirse el cinturón, dejando ver su verga erguida.
Ambas chicas parecían acostumbradas a eso, y se sacaron con facilidad tanto la camisa como las faldas, quedando en conjuntos de lencería bien cuidados, uno rosa otro blanco, pero igual ninguno quedó fijo por mucho tiempo, y antes bien dejaron ver un par de coños afeitados, que enseñaban sus vulvas jugosas, tan carnosas, que despedían un olor a sexo duro, como si ansiaran una buena verga metida dentro, aunque notó algo especial Matt, cuando escucharía:
Soy tu puta – decían ambas al unísono, algo avergonzadas.
Sin embargo en ese momento, el vigilante comenzaría a tocarlas ahí debajo, metiendo sus manos con un deseo bastante libertino, ansioso por alcanzar aquellos tesoros de carne caliente, con sus dedos las iba sobando de tal forma que se enrojecían, sintiendo la humedad escurrir por culpa de esas caricias tan inquietas, tanto así, que empezaron a jadear mientras cerraban los ojos, aunque se volvería a detener porque notaba algo especial.
Carajo, no lo esperaba, son vírgenes, son un par de putitas vírgenes, pensé que el abuelo ya se las había tronado, que buena suerte – decía Matt sonriente viéndolas a ambas con sorpresa.
Es que el solo usaba juguetes – señaló Tatiana sonrojándose.
No es su culpa, ya lo dijiste, esta viejito – agregó Samanta apenada.
Pues que par de putitas vírgenes, menuda suerte tengo, pero eso se les acabó, desde ahora son mías, y pretendo estrenarlas, me voy a quedar con todo de ambas, si se resisten las voy a violar, y saben ¿Qué? Les va a gustar tanto que volverán por más, si después de esto me ofrecerán sus coñitos cuando quieran – dijo Matt mientras se sacaba la ropa, estaba dispuesto a cogerse a ambas y llenarlas de su leche.
Las gemelas no sabían qué hacer, pero antes que se dieran cuenta estaban siendo jaladas, y con la verga iba a elegir entre las 2 cuevitas, que contrario a lo que ellas deseaban, empezaban a escurrir sus mieles sexuales, por lo que frotó sobre una la punta de su verga, sintiendo un calor especial, además que la chica ahogaba sus gemidos, logrando que esta se ruborizara, sabiendo que no podría escaparse, habían jugado todo este tiempo, pero ahora las iban a hacer hembras, y aunque no lo planearan, lo deseaban. En su interior (el de ambas) estaban ansiosa por sentir esa barra de carne entrar y ser la puta de aquel joven, tragar todo lo que le diera, sentirse humillada, pero llena de placer carnal, así cuando les penetró apenas dieron un gemido, mientras se miraban como perdían entre las embestidas sus virgos, ahí el guardia comenzaría a darles con todo, quería verlas ahogarse en aquel movimiento, y por las dudas colocó la televisión pues no debía dejar que fuera se dieran cuenta de lo que hacía, les planeaba destrozar la vulva con su verga.
Ahora si par de putitas, me tienen bien calientes y ahora las hago mías – decía Matt agarrando a la primera del culo, pues no quería que se moviera de más, notaba que esta se quejaba un poco, si un hilillo de sangre corría entre sus muslos, pero el dolor se acabó tan pronto por su caliente estado, ya que al saberse violada le éxito, igual que a la hermana.
Ah, por favor tranquilo me rompes – mm, dale más duro, mi hermana es una puta – ah, sí soy una puta, pero no dejes de darme – dale duro, pero no me olvides – rómpeme, esto es delicioso – mm acaba para que me des a mi también, mm…
Decían las hermanas mientras embestía a una de estas, la cual se corrió casi de manera abundante por aquella fricción, lo cual le dio chanza a Matt para tomar a la otra, acomodándola a un lado, para empezar a cogérsela con toda la libertad, pues en esa sala, nadie vería lo que pasa, era libre de cogerlas, así que embistió a la segunda, llegando al fondo, metiéndole tan dentro como podía, sintiendo como es que se abría paso en el interior de la vulva jugosa, la cual parecía recibir con gusto su virilidad, destrozaba cualquier rastro de su virginidad, logrando un fuerte gemido, y quizás pudo haberse portado mejor, pero la sangre le hervía al guardia, la penetraba contra el sillón, en medio de la sala, y podía gozarla cuanto quería, alcanzaba sus tetas, que eran grandes, redondas, tan suaves, olían a placer, una mezcla de perfume juvenil, sudor con mieles de sexo, sentía la figura de aquella chica devorar su verga, y gozaba, porque la hembra que penetraba tenía un cuerpo joven y delirante, como el de las mejores putas de internet, si parecía hecha para follar, además que escurrían sus jugos hasta empapar su entrepierna, dejándole ver cuán caliente era.
Qué rica estas, ambas, no las voy a dejar ir jamás – decía Matt mientras aumentaba el ritmo de sus caderas, sintiendo que iba a correrse.
Mas no perdería la oportunidad de hacerlo, aunque antes pasaría algo, antes de soltar su carga, la colegiala tendría su orgasmo potente, sacudiendo todo su cuerpo mientras una mezcla de sus mieles con sangre terminaban saliendo de su vulva, lo cual fastidio un poco a Matt, pues quería correrse al mismo tiempo, pero antes de ello se soltaría, ambas lo harían, aún así vería como las 2 actuarían de manera inesperada, acercándose a lamer la verga que tanto placer les dio, dándole una mamada doble que necesitaba para disfrutar de aquel miembro, su sabor y olor, misma que estaba cubierta de su sangre, la cual parecía darle un gusto especial.
Mm, que buenas putas, y son todas mías – decía Matt contento.
Ambas por otra parte le vieron como si eso fuera una especie de broma, parecía que algo ocultaban, y se les notaba en la cara, aún así lamieron hasta que se corrió, llenándoles la cara con su leche, la cual escurrió por sus labios, llegando a sus tetas, dejándolas a las gemelas cubiertas de semen, el cual ellas mismas con sus lenguas se irían limpiando y lo devorarían.
nueva saga, espero que les guste, esta historia sera similar a la de Familia Corrupción y Sexo, así que estan avisados, nos vemos…
Esta muy buena, ya espero la siguiente parte 👍🏼
ya estoy trabajando en ello, tu tranquilo, suelo subir los viernes las continuaciones, y me alegro que te guste…
Excelente relato, una lastima que no es tan cómodo comentar en esta pagina, pero debes saber que hay gente pendiente de tus relatos siempre, espero con ansias los siguientes, ojala incluyendo a las madres .
que bueno que te guste, si he notado que hay pocos comentarios, pero me conformo con las estrellas, así que cuando hay comentarios, suelo responder, muchas gracias por tus palabras, eso me alienta a seguir, por cierto, no pensaba en tomar en cuenta a las madres, pero ya que las mencionas agregaré capítulos especiales con estas, ojala que los disfrutes…
Hola excelente relato esperando que se llegue a coger a las otras nenitas pequeñas o vea por las cámaras como se las cogen su papá, tío, primo, amigos de la familia o vecinos o algún maestro particular y también les de verga y que se gane la confianza de los padres
gracias por tu comentario, espera y veras, porque muchas de esas nenas son inocentes, pero tienes razón, no faltará que algún listillo quiera pasarse con ellas, aunque Matt es mas bravo, además que voy a agregar algunas cosas con capítulos especiales…
Excelente interesante historia excitante con morbo y lujuria.