Espiando a una pareja de 15 años
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por relatos..
Espiando a una pareja de 15 años
Eran las 8 am, iba a empezar a correr como todos los días desde hace 7 meses.
El sendero era habitualmente bastante desolado y silencioso, así que se me hizo raro escuchar risas cercanas.
Simplemente por curiosidad me acerqué a ver de quienes provenían.
Y era una pareja de adolescentes, más concretamente una chica y un chico.
No les echo más de 15/16 años además que llevaban su uniforme.
Seguramente se estarían saltando las clases.
Estaban jugando revolcándose por el césped.
Cuando me disponía a continuar mi camino, la muchacha empezó a besarlo de manera picante.
Lo que hizo que me quedará un rato más.
– Como le gusta provocar –pensé internamente.
El beso empezó a subir de tono, el chaval que aprovechaba la oportunidad, empezó a acariciar sus piernas.
Lo cual me permitía ver esos muslos formados, y como sus manos desaparecían por debajo de su falda.
La muchacha empezó a moverse encima de él, menuda zorrita, se notaba lo que buscaba.
Sin darme cuenta tenía una erección monumental, que se marcaba debajo de la pantaloneta.
Me acerqué lo más posible, ocultándome tras un árbol.
Justo en el momento propicio, cuando la chica bajó hasta la polla del chico, y parecía que se la empezó a chupar.
No lo podía ver muy bien, aunque estaba contento por ese culito en pompa que me ofrecía mientras se comportaba como una putita mamando verga.
Empecé a frotar mi pene contra la corteza del árbol, pero sin demasiado trajín para que no se dieran cuenta de mi presencia.
Se notaba que el adolescente quería simular algún vídeo porno, porque la agarró de la cabeza con rudeza, introduciéndole más la pija por la boca.
Casi de inmediato ella empezó atragantarse, y la acción cesó.
Estaba muy atento a cuales serían los próximos movimientos de los pubertos que tan cachondo me estaban poniendo.
La cría se abre la blusa y se las muestra a ese novato.
La cara del chaval fue suficiente para deseárselas ver, ya que solo veía su espalda con el sujetador azul que llevaba.
Así que, cautelosamente cambié de sitio, y me coloqué en un árbol muy cerca que quedaba detrás del chico.
Hasta que llegué le estaba magreando las tetas con sus manos, y saboreándoselas sin el sujetador.
Joder menuda delicia, unas tetas medianas y muy firmes.
Juro que podía ver esos pezoncitos rosas durísimos, al igual que mi polla por lo que estaba presenciado.
Tenía el pelo largo, castaño y suelto.
Y una cara de guarrilla inconfundible.
Ella comenzó a tocarse y juntarse las tetas con sus manos, mientras ese chaval se frotaba la cara entre esas suculentas tetas.
Menudo suertudo, volví a pensar internamente.
Después de un rato la chica se pone en pie, y se levanta esa faldita, que por cierto la llevaba algo más corta de lo habitual.
Dejándome ver unas braguitas “culotte” claras y mojadas, que marcaban muy bien esa rica rajita.
El chico cachondo las apartó hacia un lado y metió alguno de sus dedos, lo que hizo jadear a la perrita adolescente.
Mientras yo veía todo el espectáculo sentado, mi mano bajaba y subía por mi polla, con la respiración muy agitada intentado no ser descubierto.
Agarró sus braguitas por la parte baja del coñito e hizo que ese chochito se acercara hasta su cara, este arrodillado le succionó esa conchita.
Lo más excitante es que podía escuchar cuando agarraba, chupaba y soltaba esos labios del coñito.
Me la estaba machacando como un salvaje, pero la situación lo ameritaba.
Mientras esa zorrita gemía como una perra en celo, uuffff demasiado para mí.
También empezó a juguetear con su lengua recorriendo esos lares.
Y tras un momento, el chico se levantó, la agarró de la mano y se dirigieron a mi dirección (el árbol tras el que me mantenía oculto.
) Casi se me sale el corazón al sentirme pillado.
Me quedé totalmente inmóvil, pero al ver que no pasaba nada, me asomé con mucho cuidado, y ella estaba de pie con su faldita, sus medias y con sus pechos al aire, abrazando el árbol.
Como no quería ser descubierto, me limité a escuchar.
– No Raúl, por ahí no – decía la chica.
– No pasa nada tonta, te va a gustar más.
– Que no joder, que me han dicho que duele mucho.
– el chaval que no se daría por vencido tan fácilmente empezó a camelarla besándola.
Mientras imaginaba como subía su falda, y bajaba sus bragas que le caerían hasta los tobillos.
– Abre ese culito, venga- sentenció el chico.
– Y tras unos segundos de silencio, un gritillo agudo.
– Aiiiiih auuuuuu ahhgg ahhhg- con voz ronca comentó la muchacha – Raúl me duele- informó en un hilo de voz.
– SHUUUU –dijo el muchacho tranquilizándola.
Y en un momento los dos empezaron a jadear.
Creo que llegué a sentir como movieron por un momento el tronco, cuando estaban enculado a esa colegiala tan cerca de mí.
– AHHHUUF- bufó el chico terminando la acción.
– Que buena estás-
– ¿Te has corrido dentro? -preguntó la joven recién sodomizada.
El chaval rio con orgullo.
– ¡IDIOTA! – grito ella
– Quiero follarte siempre – y la besó sin darle tiempo a decir más.
– ¿Mañana otra vez aquí? –cuestionó la castaña.
– Claro que sí pequeña – con un beso fugaz, pactaron, se vistieron y se marcharon.
– Mañana a la misma hora – me permití decir en voz alta.
Finalmente me corrí en la parte del tronco donde acababan de romperle el culito a esa putita de 15 años, salpicando con mi lefa todo ese lado.
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