Fiesta en la playa
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por mzabo.
Prefiero no dar datos del lugar, por si se reconoce.
Nos invitaron a una comida en una casa cerca de la playa. Era por pura casualidad, ya que apenas conocíamos a alguien. Sólo aquella pareja que cada verano veíamos en la playa y con la sólo cruzamos unas pocas palabras. Pero nos invitaron a una fiesta de fin de verano y fuimos.
El sitio era precioso: una casa grande junto a la playa, con espacios diáfanos, todo en una planta y una gran piscina. Las conversaciones durante la comida relajadas e interesantes. La gente bastante elegante, aunque vestía de playa. Después de comer la gente se bañaba y muchos ya no llevábamos nada de ropa, algo habitual en la zona, con muchas calas nudistas. Sirvieron copas cerca de la piscina y junto a la orilla, donde hacíamos corrillos de conversación. Había música. Ni rastro de la pareja que nos invitó.
Mar empezó a picarme, como hace siempre, provocando pequeños roces, tocándome, acariciándome. Había gente cerca. Empezamos a bailar y ella se apretaba contra mí. Cerraba los ojos como si quisiera olvidar que había gente cerca. Yo miraba una pareja que se revolcaba a unos 20 metros de nuestro grupo. Otros nos miraban a nosotros.
Poco a poco fuimos a más. Y nos empezamos a tocar sin disimulo, junto al agua. Mar no abría los ojos. Se agachó, se puso a cuatro patas y me pidió que la diera por detrás, en su posición favorita. Nos despreocupamos de la gente. Al fin y al cabo no les veríamos nunca más, casi seguro…
Mar se calentaba y me pedía más empuje. Clavaba sus dedos y sus pechos rozaban en la arena. Paró por un momento en sus demandas, se tumbó boca arriba, me coloco de rodillas por fuera de su cuerpo, y empezó a sacudírmela junto a su boca, mirándome a los ojos y luego buscando la complicidad del grupo de 10 o 12 personas que nos observaba. Ahora ya no cerraría más los ojos.
Con voz de falsete, como fingiendo que no quería que nos oyeran pero asegurando que su volumen era suficiente, dijo: "Estoy muy caliente".
Se levantó ligeramente y yo descabalgué. Sabía que quería que la diera más en perrito. Llevábamos mucho rato, o al menos eso creíamos, y poco nos podíamos aguantar ya. Nada más metérsela se corrió. Yo seguí dando porque a mí me faltaba muy poco. Miré a mi alrededor y vi como algunos se masturbaban a unos 5 metros. Una pareja se tocaba. Otra estaba tumbada cara a nosotros. Me corrí a la vez que la segunda vez de Mar.
No quería terminar. Parece mentira, pero discretamente no deslizamos hacia el agua mientras el grupo se "descomponía". Nos bañamos entre risas y abandonamos el lugar.
Aún nos reímos pero tememos que algún día aparezcan fotos…
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!