Fin De La Inocencia 3
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por bebita17.
Por instrucciones de los administradores escribiré de nuevo mi relato.
Me dieron las razones y me parece justo.
El siguiente relato lo dividiré en 2 partes.
Espero se acerque a mi primera versión.
Con mi tio termino una gran aventura, un final inesperado, mi tia, esposa de mi tio nos sorprendio, hubo gritos, insultos, mi tia gritaba por qué él lo había hecho, estás loco, que te pasa, yo solo lloraba.
Mi tia al correr a mi tio se sento a hablar conmigo.
Me comento que jamás volveria a hacerlo.
Que nunca me dejara tocar por nadie.
Jamas llego a los oídos de mis padres.
Creo que jamas se los dijo.
Paso tiempo después y cuando iban a la casa solo me saludaba de lejos mi tio, mi tia si me saludaba normal.
Pero yo extrañaba esas sensaciones en mi vagina.
Empezaba con mis deditos, pero no era los mismo.
Asi fue hasta segundo año.
En segundo año, la maestra se fue de incapacidad y llego un maestro.
Era medio estricto, nos empezamos acostumbrar con su forma de ser.
Pero con nosotras las niñas era más atento, nos decía mi amor, ternura, bonita.
Yo me sentaba hasta la segunda fila de adelante hacia atrás, pegada a la ventana.
En México nos sentamos en sillas individuales y para escribir nos recargábamos en una tabla llamada paleta.
Enfrente de nuestra fila estaba estante y el escritorio del maestro.
Espero me dé a entender.
Un dia nos había dejado un ejercicio que la verdad no recuerdo, pero nos pasaba uno por uno al escritorio.
Toco mi turno, pero me paso de su lado derecho, pegado al estante, le enseñé mi ejercicio y lo empezó a revisar, pero vi que paso su pierna derecha por atrás de las mias, no lo vi mal, en instante su mano derecha rozo mi pierna, pensé que había sido accidental, pero lo volvió a hacer y volteé a verlo, me sonrio a lo que yo también le sonreí.
Esa sonrisa creo lo tomo que me gustaba.
Incluso me incliné más, me hice más hacia abajo como tratando de decirle que me gustaba lo que me hacía.
En una de esas poso su mano en mis nalgas, por encima de mi calzoncito.
La empezó a pasar de nalga a nalga, hasta parar en la división de mis nalgas, osea en mi raya.
Recordé las mismas caricias de mi tio.
Se acercó a mi cara y en voz baja me dijo que, si me gustaba lo que me hacía, yo le respodi que sí.
Enseguida metio su mano dentro de mi calzoncito, pero trato de meterme su dedo en mi ano, me dolio y me hice hacia adelante.
Ese dia termino asi.
Volvi a sentir esas sensaciones que una vez sentí con mi tio.
Cuando lo vuelves a recordar y lo analizas, el maestro fue precavido y sabia quien se dejaba hacer y quién no.
la segunda ocasión paso como 2 semanas para volvernos a pasar al escritorio, pero esta vez me puso de su lado izquierdo, y me pregunto en voz baja si quería que me lo hiciera otra vez, yo le dije que sí.
El me contesto que el recreo me iba a quedar.
En nuestra escuela parte de la pared era de ladrillo y una parte de tragaluces, en las ventanas en algunos salones tenia cortinas, uno de ellos era el de nosotros, también se cerraba por adentro.
Cuando se escuchó el timbre para salir al recreo el maestro dijo: a los que voy a nombrar se quedan un momento porque estuvieron mal en su ejercicio.
Solo eramos como 3, lo empezó a nombrar, no se tardaba nada, solo les decía al final que se salieran y que cerraran la puerta.
Quede al final, me dijo espera tantito.
Se levantó para cerrar la puerta pro dentro, era muy difícil ver para adentro por los tragaluces.
Me dijo ven bebita, acércate, me acerque y me empezó a preguntar.
¿Te gusta lo que te hice?
Si maestro.
No me digas maestro, dime mejor papito o papa, como tú quieras, pero solo entre nosotros, jamás lo digas enfrente de nadie.
Está bien conteste.
Está bien papito me dijo el maestro.
Le conteste está bien papito.
Me pregunto si alguien más me había hecho eso antes.
Yo me quede callada.
No le conteste.
Me dijo que le dijera, sin miedo, que él no iba a decir nada a nadie.
Que sería nuestro secreto.
Le conteste que mi tio, pero que lo había descubierto mi tia y que ya no me hacía nada.
¿Y quieres que te haga lo mismo y más?
Moví la cabeza diciendo que sí.
Entonces trae tu cuaderno y te enseño donde estas mal.
Fui por mi cuaderno.
Él estaba en su silla, al regresar se hizo atrás, me dijo que me quedara enfrente de él, entre el escritorio y el.
Le di la espalda y se hizo ahora hacia adelante.
Me dijo que me recargara en el escritorio.
Coloque mis brazos en el escritorio, quedaba inclinada, con mis nalguitas paradas.
No voltees me dijo.
Sentí sus manos en mis piernas, las acariciaba, sentí lo mismo que con mi tio.
¿te gusta? Le dije que sí.
Ahora sus manos las acerco hacia mi vagina por encima de mi calzoncito.
Acariciaba mi vagina por encima de mi calzoncito, seguía con sus dedos mis labios vaginales aun no desarrollados de arriba hacia abajo.
Sentía rico, delicioso.
Me dijo al oído que iba a bajar mis calzoncitos.
Yo no dije nada.
Los empezó a bajar lentamente.
Me los bajo hasta los tobillos, o más bien allí quedaron.
Se paró de la silla y me dijo que me recargara ahora en la silla, que apoyara mis brazos en la silla, quedaron paradas mis nalguitas.
Alzo completamente mi falda y quedo en mi espalda, era el segundo hombre que me veía desnuda.
Acerco su cara a mis nalguitas y les dio un beso.
Ay hijita, te ves bien rica.
Abrió mis nalguitas con su mano y empezó a pasar su lengua en raya, paro en mi ano y su lengua me daba unos piquetitos, sentía demasiado rico.
Más que con mi tio.
Estuvo asi como 3 minutos.
Después se levantó, pero no dejo que yo levantara.
Asi quédate hijita.
Lo voltee a ver y se desabrocho el cinturón, después su botón del pantalón y por ultimo bajo su cierre.
Me dijo ya lo conoces, no te asustes.
Bajo su pantalón y su pene ya estaba parado.
Hizo su calzón a un lado y salió su pene súper erecto, era más grande que el de mi tio.
Me dijo que agachara mi cabeza otra vez, su pene lo pasaba de una nalga a otra, después la paso por toda mi rayita.
Sin meterlo.
Abrió otra vez mis nalguitas y puso su pene en la entrada de mi ano, lo trataba de meter, pero muy despacio, pero le decía que no, que me dolía.
Tranquilita hijita, te quiero echar mi leche en tu anito.
Hacia el movimiento de hacia atrás hacia adelante.
Pero se detuvo, yo creo para que no se viniera tan rápido.
Se hizo hacia atrás y me dijo que me sentara en la silla, quedaba muy abajo y no me alcanzaba a penetrar.
Me cargo y me sento en el escritorio, vi su pene, estaba súper ancho, grande.
Coloco su pene en la entrada de mi vagina, abrió con sus dedos mis labios vaginales trato de penetrarme, pero le dije que me dolía.
Entonces solo coloco su cabeza de su pene en mi vagina y empezó el movimiento de atrás hacia adelante.
Él me decía: uy hijita, que rica, eres toda una putita.
Me encantas.
En eso vi sus ojos en blanco, sentí tibio en mi vagina y el líquido blanco, se había venido.
Una parte la sentí dentro de mi vagina, escurría de ella la leche y mojé el escritorio.
Súbete tus calzoncitos.
Yo escurría, pero obedecí.
Ya puedes salir al recreo hijita.
Y recuerda que este será nuestro secreto.
De aquí en adelante, todo fue perversión, fue un maestro de mis más bajas pasiones o perversiones.
Era una niña, pero me moldeo a su gusto.
Vuelvo a repetir.
No aliento la pedofilia, mientras y no sea forzada.
bien