Fotógrafo de pollas II
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Guocher.
Mi segundo cliente tardó varias semanas en decidirse a concertar una cita para su sesión de fotos pero por fin un día me llamó y acudí a su casa con mi equipo completo.
Era un chico de unos 35 años no muy alto con la cabeza rapada. De cuerpo atlético bien cuidado y aspecto agradable. Me dijo que se dedicaba a dar masajes y necesitaba unas fotos para sus anuncios en Internet.
Tras una breve charla monté la iluminación en la pequeña habitación que tenía preparada para dar los masajes en la que había una camilla y poco más. Tiré las primeras fotos al chico vestido con un chándal oscuro. Enseguida comprobé que el chaval era bastante tímido y posaba muy mal. Traté de reconducir la situación con ciertos consejos pero no conseguí nunca que cambiara esa expresión de pescado congelado por lo que sugerí empezar con algo más erótico.
Se quedó con el torso desnudo y con el pantalón del chándal. Tiré unas cuantas fotos. Se quitó el pantalón y posó con varios calzoncillos que se fue cambiando. Cada cambio de calzoncillo lo hizo fuera de la habitación de los masajes por lo que todavía no le había visto la polla. Mientras hacía estas fotos en calzoncillos fui animándole para que se estimulara un poco y se le marcara bien el paquete pero no parecía que aquel bultito creciera demasiado Luego se puso una especie de pantalón semitransparente y ya pude ver que tenía una polla bastante normalita de unos quince centímetros, curvada hacia un lado y que no lograba que se le pusiera bien erecta.
Como el tío quería las fotos para sus anuncios de masajista le propuse hacer unas tomas en las que se vieran sus manos masajeando mis piernas para lo que me desnudé y me quedé en calzoncillos, me subí a la camilla. Saqué varias fotos en las que se veía su torso, sus brazos y sus manos recorriendo mis piernas. El masajito que me estaba dando era buenísimo, el tío era un verdadero profesional. En la posición que me encontraba ya no podía hacer más fotos pero yo no quería que dejara de masajearme. El tío subía y bajaba por mis piernas alternativamente pero cuando llegaba a la zona cubierta por mi calzoncillo apenas lo rozaba un poco volvía a mis muslos o pantorrillas. Esos movimientos empezaron a excitarme poco a poco hasta el punto que mi erección ya era más que evidente. Cuando el tío se percató de que mi polla estaba a punto de salirse del calzoncillo me preguntó si me estaba gustando a lo que respondí que me estaba poniendo como una moto y le dije si parábamos un rato con las fotos y me hacía un masaje completo. Enseguida llegamos al acuerdo por el que él me hacía el masaje a cambio de las fotos.
Me dio un masaje espectacular por todo el cuerpo hasta que se empezó a centrar en mis glúteos rozando mi polla y huevos ocasionalmente y me dijo que me iba a hacer un masaje prostático. Colocó una especie de almohadones raros en la camilla, lo cubrió con una tela y me dijo que me tumbara sobre eso boca abajo. La forma de los almohadones levantaba mi cadera de manera que el culo me quedaba en pompa dejando mi ano en disposición de ser manipulado. A partir de ahí ya no vi nada más, solo sentir y tratar de adivinar que me estaban haciendo. Noté que me estaba aplicando algún lubricante en la zona del ano que se sentía muy frío, también, como esos hábiles dedos se recreaban y jugueteaban masajeando mi esfínter. Poco a poco la punta de algún dedo presionaba en la entrada de mi agujero consiguiendo su dilatación. El chico era extremadamente hábil con sus maniobras y yo jamás noté ningún dolor ni molestia, al contrario, cada momento estaba mas a gusto en sus manos abandonado al placer.
Por fin, siento que soy suavemente penetrado por un dedo que se mueve muy sabiamente en mi interior. Noto ese dedo muy dentro de mi, como explora y palpa mi cavidad hasta que encuentra lo que estaba buscando, mi próstata. No tengo ni idea de lo que me estaba haciendo ni como me lo estaba haciendo pero la sensación de placer que yo estaba experimentando era increíble. En ciertos momentos me daba unos toques en un punto que me volvían loco, eran como un calambre eléctrico que me hacía sentir la misma sensación de cuando te vas correr, ese momento de climax previo al orgasmo.
Mientras espero que vuelva a tocar otra vez el punto mágico noto que también me está masajeando la polla. De pronto, vuelvo a sentir ese toque en el lugar preciso que me provoca una especie de latigazo que me lleva directamente a uno de los orgasmos más intensos que he sentido en mi vida. Cuando terminé de eyacular, el tío saco el dedo o los dedos que tenía en mi ano, me dio unos toques por la espalda, el culo y las piernas y me dijo que me quedara así un rato hasta que me relajara.
Con una sensación de bienestar estupenda totalmente relajado me lavé las partes, pasé las fotos al ordenador del chico, me despedí y no le he vuelto a ver más.
Gracias a los anuncios que mantenía actualizados en algunas páginas de internet, mucha gente se ponía en contacto conmigo interesada en hacerse fotos pero casi nunca llegaba a concretar nada pues la mayoría solo buscaba morbo o yo qué sé. Entre otros contacté con una puta a la que hice una sesión muy currada por mi parte con iluminación bien trabajada y atendiendo a sus sugerencias. La putita ésta quería trabajar como independiente y ofrecía sus servicios de ama. Posó con varios atuendos propios de dominatrix con sus cueros negros, botas altas, corpiños, látigos, fustas, etcétera. También hicimos varias tomas con ropa interior y trajes de baño variados. He de decir que la chica me pareció bastante tonta, no decía nada más que tonterías y su actitud personal no era nada sexy, o por lo menos a mi, no me ponía nada.
Además tampoco estaba nada buena. Creo que debía rondar los cuarenta años, su cuerpo se veía bastante machacado y le sobraba algún kilo de grasa mal colocado. Habíamos quedado en que en las fotos no iba a mostrar ni los pezones ni el coño. Me pareció bien pues en los anuncios de prostitución creo que esto debe ser así, no es bueno ser demasiado explícito.
Solo pude ver su coño y sus pezones cuando se cambiaba de ropa durante la sesión. La verdad la chica no valía mucho aunque en las fotos que le hice con los arreos de ama sí que daba el pego y parecía un poco más atractiva.
Al día siguiente en mi casa confeccioné tres o cuatro modelos para los anuncios y se los envié por mail para que eligiera. Me pidió que le quitara las lorzas y demás desperfectos de su cuerpo con el Photoshop. Hice lo que pude pero yo no soy la virgen de Lourdes, no sé hacer milagros. La tía tonta se enfadó muchísimo, me dijo que no le gustaban las fotos, que ya no las quería y que no me iba pagar. La chica llegó a cansarme con sus tonterías, por mucho que retocara su maltrecho cuerpo no podía convertirla en la Venus de Boticcelli por lo que la mandé a la mierda y me quedé sin cobrar por el trabajo que tanto me había costado. Maldito el día que la pava esta me encargo la sesión de fotos. No me pagó el trabajo y ni siquiera logró que me excitara ni un poquito. Eso si, a los pocos día pude comprobar que estaba utilizando las fotos que le envié de muestra en la misma página que yo tenía mis anuncios.
De vez en cuando un señor que parecía bastante simpático me llamaba al teléfono para decirme que le encantaría hacerse unas fotos pero que no tenía dinero. Un día se ve que había conseguido algo de pasta por lo que se iba a dar un homenaje contratando a un chaval jovencito y quería que yo fuera a hacerles fotos mientras follaban y demás.
Accedí a hacerlo gratis pues pensé que me lo podía pasar bien. Esperaba que el joven estuviera bien ya que era un trabajador del sexo, me imaginaba una buena polla y un buen cuerpo y el señor, a pesar de que sabía que era bastante viejo, también podría dar su juego. Al llegar a la casa se cayeron todas mis ilusiones. Abrió el viejo totalmente desnudo y me hizo pasar al salón donde estaba el jovencito también desnudo con una cerveza en la mano. Vaya dos, pensé. El viejo era bajito y feo con un cuerpo arrugado de piel flácida y grisácea con muchas manchas y verrugas, horrible. Tenía una pollita de unos nueve o diez centímetros y unos huevitos casi invisibles. El joven era también bajito, moreno, con una polla un poco más decente que la del viejo pero nada del otro mundo en la que llevaba uno de esos aros que rodean la polla y el escroto por la base.
El viejo me dijo que les hiciera fotos mientras hacían sus mamadas y folladas y que si yo quería podía participar. La verdad es que el panorama que se me ofrecía no era nada tentador pero me puse un pelotas y empecé a tirar fotos.
Primero fueron a la ducha donde se enjabonaron y se lavaron mientras yo fotografiaba la escena. A continuación pasaron a la cama donde el joven se la mamó al viejo y viceversa, hicieron un sesenta y nueve, el viejo se puso en posición y el joven se lo follaba y así pasó un buen rato mientras yo hacía las fotos que podía. En ningún momento me dieron ganas de participar. Por fin, tras arduo trabajo por parte del jovencito, el viejo se corrió expulsando unas gotas de un semen amarillento casi transparente. El jovencillo estaba muy excitado, supongo que le ponían los viejos, se quedó paseando por ahí con su erección y le hice unas cuantas fotos a su polla hasta que en un momento dado alargó su mano y agarró mi polla. Comenzó a tocarme suavemente logrando que poco a poco me fuera excitando hasta que se puso bien dura. Me masturbo con energía unos minutos hasta que le dije que me iba a correr, entonces me la soltó, se puso a cuatro patas y me ofreció su culo. Se la metí de una tacada.
Me corrí al poco rato y ahí acabó todo.
Otro día concerté una cita con un chaval que no estaba interesado para nada en las fotos y lo único que quería era pasar un rato de morbo con otro tío. Era heterosexual y tenía novia pero quería experimentar la sensación de estar con otro hombre y satisfacer sus instintos homosexuales. Quedé con el para ir a unos apartamentos por horas donde podíamos estar un buen rato por poco dinero.
El chico estaba muy nervioso. Me explicó que pronto se iba a casar con su novia pero que siempre le había gustado la idea de tener sexo con otros hombres y nunca había tenido la oportunidad. Le excitaba la idea de posar para mí exhibiéndose, me pidió que yo le fuera dirigiendo, le indicara las posturas y que le tocara la polla y se la posicionara para las fotos.
Le ordené que se quedara solo con los calzoncillos y que adoptara diversas posturas. Llevaba unos calzoncillos grises de algodón tipo pantaloncillo. Al poco rato ya vi que se estaba empalmando y le ordené que se la sacara por arriba sin bajarse los calzoncillos. Yo iba tirando fotos y dando órdenes. Le dije que se quitara los calzoncillos y ya con la polla liberada le hice posar de diversas maneras, de vez en cuando se la tocaba un poco para colocársela lo que le excitaba muchísimo, probé a pajearle ligeramente y el tío se volvía loco. El chaval estaba realmente excitado y bastante nervioso por lo que decidí no tocarle la polla demasiado y disfrutar dándole órdenes haciéndole ponerse en posturas extrañas.
Le pedí que se pusiera a cuatro patas para hacer fotos del culo y la polla y los huevos por detrás. Luego por delante con las piernas abiertas hacia arriba mostrándome bien el ano. En esa postura tiré varias fotos y le toqueteé bastante la polla y los cojones para darle algo de gusto ya que vi que lo disfrutaba bastante. Me gustó mucho la cantidad de líquido preseminal que salía de esa polla. Las gotas del liquidillo viscoso se descolgaban formando un hilillo pendular que brillaba al contraluz por lo que aproveché para tirar una serie de fotos bastante curiosa.
A veces le rozaba ligeramente por la zona del ano y se ponía como una moto hasta que el chaval me pidió directamente que si por favor le podía tocar ahí.
Con un dedo le acaricié suavemente esa zona mientras el se masturbaba emitiendo gemidos y haciendo gestos de placer. Le pregunté si quería que le metiera el dedo, a lo que me contestó que sí, por favor, que le encantaba. Intenté meter la punta de mi dedo índice por ese agujero pero estaba muy seco por lo que le dije que iba a ir por un bote de lubricante de los que había en el apartamento. Saqué de su ano el escaso centímetro de dedo que le había metido, me levanté y me dirigí hacia donde estaban las toallitas, los condones, lubricantes y demás productos para el sexo cuando escucho un enorme gemido de placer. Al girar la cabeza para ver que estaba pasando veo que la polla del tío está expulsando varios chorros de semen moviéndose compulsivamente.
Al parecer mis tocamientos y la pequeña penetración de mi dedo provocaron la corrida espontánea de mi cliente que no pudo evitar la eyaculación ante el enorme grado de excitación que había alcanzado.
Hice algunas fotos de la polla junto al charco de semen derramado en el vientre y dimos por finalizada la sesión.
Como el chaval no estaba interesado en las fotos no tuve que pasárselas ni enviárselas ni nada, me las quedé yo y le pedí permiso para publicarlas en mis anuncios. Me dijo que siempre que no se le pudiera identificar que podía hacer lo que yo quisiera.
Bueno, todavía tengo varias historias más que os puedo contar de mi experiencia como fotógrafo de pollas pero lo dejaré para otra ocasión. No sé hasta que punto os gustan estas historias, aún así yo las voy a contar pues me sirve para recordar esos momentos de excitación para mi tan placenteros. También estoy dispuesto a intercambios de fotos y a realizar sesiones de fotografía con cualquier interesado en el tema sin interés económico.
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